Asuntos Antárticos.

DSV

Colaborador
Nueva política antártica
09|07|17

La aceleración de estos tiempos posmodernos es el extremo opuesto a la paz y el silencio inmenso que marcan los días en la Antártida. Pero es en los espacios frenéticos del mundo urbano donde se decide su futuro. Ante los cambios que comienzan a registrarse en las relaciones de poder internacional, la elección en mayo del uruguayo Albert Lluberas como el primer latinoamericano en ocupar la secretaría general del Tratado Antártico, es una oportunidad para que Argentina reformule su estrategia con relación a la Antártida.

Durante varias generaciones el país ha dado un claro gesto de su intención de tener presencia efectiva en el continente blanco, siempre dentro de las normas internacionales y llevando adelante actividades científicas. Desde 1947 a la fecha ha desplegado 14 bases permanentes y 60 refugios la mayoría de los cuales, lamentablemente, no ha sido utilizados en forma permanente y son criticados por el mal estado de conservación y la contaminación ambiental que producen.
En 1939 se diseño un plan nacional con base en la Armada; y en 1947 se concretó el despliegue de naves y aeronaves con la instalación de destacamentos y refugios. Se hacen las primeras cartas náuticas, balizamiento, registros de mareas, entre otras cosas. En los años 50 se suma el Ejército con acciones propias que tuvo su hito más importante con la llegada al Polo Sur en la década del 70 de la expedición comandada por el general Jorge Leal. En los años 60 el entonces Capitán de Fragata Hermes Quijada es el primer argentino en llegar al Polo Sur. Luego se sumó la Fuerza Aérea, con vuelos de reconocimiento comandados por el vicecomodoro Mario Olezza quién también llegó al Polo en 1965; y la última vez que se llegó fue en enero de 2000, con el grupo encabezado por el teniente coronel Víctor Figueroa.

Pero el esfuerzo que hizo el país fue sin coordinación, creando compartimentos estancos dentro del accionar de cada fuerza en perjuicio de una actividad integrada. Con la creación del instituto Antártico, en 1951, por el coronel Hernán Pujato, se generó un organismo científico-técnico independiente y centralizador que años más tarde pierde esa independencia al ser subordinado a la Dirección Nacional del Antártico, dependiente del Ministerio de Defensa, para darle orden y coordinación a las acciones.

Los convulsionados años 60 significaron un retroceso de ese plan al tiempo que otros países comenzaron a darle importancia a sus objetivos antártico. Hasta la promulgación plena del Tratado Antártico, en 1961, la Argentina, es decir el Ejército y la Armada, concentró su esfuerzo en el despliegue y la ocupación del espacio, logrando objetivos importantes en cada época. Pero esa posición privilegiada se fue diluyendo por las inestabilidades institucionales internas, por posiciones inconsistentes en foros internacionales y por fallas de adaptación e interpretación de los acelerados procesos en todos los ámbitos, a lo que hay que sumar el factor Malvinas, después de 1982.

En líneas generales, desde 1961 hasta 1984 las Fuerzas Armadas desarrollaron sus propias estrategias antárticas bajo la denominación de políticas de Estado pese a que se generaban, con frecuencia, con bajo nivel orgánico de los antárticos. Mientras tanto, muchos países se lanzaron a realizar acciones de prestigio y con poder tecnológico afectando directamente a la Península Antártica y a las islas Shetlands del Sur, incluso superponiéndose a la posición de los tres reclamantes del área como lo son Argentina, Chile y Gran Bretaña. Ya no se trata solo de ocupar y patrullar el territorio antártico, acciones que fueron útiles décadas atrás. Hoy se vuelve necesario reformular una estrategia como país adoptando una única política de estado que despliegue acciones de permanencia y continuidad en foros y grupos de trabajo gubernamentales y no gubernamentales, y con centralización en el Poder Ejecutivo. En síntesis, los principales temas de una nueva política antártica deben incluir los siguientes aspectos:
La política antártica debe ser una política de Estado de largo plazo aprobada por ley y ejecutada por el Poder Ejecutivo, dependiendo de la Jefatura de Gabinete e implementada desde la Cancillería.
La actual ley 18.513 que rige las actividades antártica es inadecuada y esta desactualizada. Es necesario sancionar una nueva ley que elimine los compartimentos estancos y centralice la gestión.

Hay que desplegar una política activa en foros internacionales para evitar, por ejemplo, que Gran Bretaña relaciones a Malvinas con posibles derechos antárticos. Es necesario profundizar la relación con Chile en defensa de los intereses comunes antárticos desde una división latinoamericana. Desarrollar planes científicos que respondan a los intereses nacionales. Redefinir la conducción y la función de las instalaciones terrestres ocupadas en forma permanente, transitoria, o a ser desactivadas. Desarrollar programas de energía alternativa no contaminante. Capacitar al personal en función del cumplimento de los planes científicos a desarrollar y a implementar del Protocolo de Madrid sobre protección del medioambiente. Abrir la participación del proyecto antártico argentino a todos los ciudadanos, adecuadamente capacitados, para construir consciencia nacional. Integrar en todos los niveles educativos la realidad antártica y la posición argentina. Instalar estratégicamente a Ushuaia como la puerta de entrada a la Antártida. La Argentina accionó con intensidad en la Antártida desde 1947 con diversos altibajos pero fue perseverante y logró importantes logros. Pese a las posibilidades, a los presupuestos asignados, y a los esfuerzos realizados, los resultados no se vieron reflejados en un adecuado posicionamiento del país en el tema. Y lo es en gran medida por la puja de intereses internos que subordinó los objetivos antárticos a los de política doméstica. Por este se ha perdido protagonismo internacional.
Los años venideros plantean nuevos desafíos internacionales sobre el futuro antártico. Y la Argentina debería ir analizando y resolviendo entre otras cosas la variación de las presiones externas y si los cambios geopolíticos afectan o no los intereses del país. Se está a tiempo de recuperar protagonismo.

*Geólogo, Doctor en Ciencias Naturales, ex director del Instituto Antártico Argentino (1983-2001), autor de Mitos y verdades en el desierto blanco.

Carlos Rinaldi*

http://www.perfil.com/columnistas/nueva-politica-antartica.phtml
 
Noche polar en la base antártica Belgrano II, foto tomada por el Servicio Meteorológico Nacional.

 

El INTA Santa Cruz desarrolla un módulo para producir verduras en la Antártida


La Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz a través del Área de Investigación Forestal Silvopastoril, trabaja en la realización de un sistema hidropónico que permita cultivar verduras de hoja en la Antártida. El Proyecto surgió a partir de la demanda del Instituto Antártico Argentino y se realiza con la articulación del Gobierno de Tierra del Fuego, el Gobierno de Santa Cruz y el Centro Regional Catamarca del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).

Por Carlos Surraco y Jorge Alberto Birgi
Lunes, 8 Mayo, 2017





La Estación Experimental Agropecuaria Santa Cruz a través del Grupo ärea del Investigación Forestal Silvopastoriles, trabaja en la realización de un sistema hidropónico que permita cultivar verduras de hoja en la Antártida. El Proyecto surgió a partir de la demanda del Instituto Antártico, que apunta a evaluar la factibilidad técnica de producir productos frescos (lechuga, tomate y diversas verduras de hoja) en condiciones extremas de viento, luz y temperatura, para que sean consumidos por quienes desarrollan actividades en las bases científicas. Las actividades se realizan en articulación con el Gobierno de Tierra del Fuego, el Gobierno de Santa Cruz y el Centro Regional Catamarca del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).

Los obstáculos para el desarrollo de la iniciativa son múltiples. Además de enfrentar las limitaciones naturales también se deben respetar estrictas normas en lo que hace a las actividades que se pueden desarrollar en el lugar a fin de garantizar la preservación de medioambiente, que incluyen la imposibilidad de utilizar el suelo y el correcto tratamiento de los residuos generados por los cultivos.

“No se puede producir utilizando suelo llevado desde el continente y hay que tener un especial cuidado en lo que hace al manejo de los residuos, por eso consideramos que la técnica hidropónica es la más adecuada”, explicó el Ing. Jorge Birgi, integrante del área, responsable del proyecto. Destacó que una de las ventajas de la Hidroponia es que “el uso del agua es más eficiente que en los sistemas tradicionales y los desechos del sistema productivo pueden ser reciclados, por lo que se reducen en forma sustancial la eliminación de residuos”.

Las especies seleccionadas para la experiencia responderán a la demanda de alimentos de la base y para su producción se utilizaran semillas tratadas de especies (o variedades) con una resistencia menor a las bajas temperaturas. El crecimiento y desarrollo de las plantas será basado en un sistema hidropónico en NFT (Nutrient Film Tchnique), ya que se lo considera una alternativa en zonas con baja disponibilidad de agua para riego o en lugares con suelos pobres que impiden la realización de un cultivo tradicional. El sistema además se ensamblará de manera modular con la utilización de contenedores marítimos de 5,90 metros para facilitar su traslado e instalación.

El modulo se construirá con materiales similares a los utilizados en las pruebas de cultivo hidropónico realizadas por el INTA y la UNPA en el invernáculo de la Unidad Académica Río Gallegos de la UNPA: Caños de PVC, sistema de conducción en polipropileno, llaves de paso plásticas, mangueras flexibles de color negro, bombas centrífugas y tanques plásticos.

Debido a las condiciones extremas de producción, en el módulo se controlarán las condiciones de luz y temperatura. Para ello se instalarán una combinación de lámparas fluorescentes y luces LED, que regularán el fotoperiodo (períodos de luz-oscuridad) y la intensidad de la luz en función de los requerimientos de cada cultivo en particular.

Para mantener una la temperatura adecuada el módulo cuenta con un complejo sistema de aislamiento tricapa, y calefacción a base de energía eléctrica. Para propiciar un rápido crecimiento de las especies hortícolas se contará con un programa que regule la temperatura simulando las condiciones óptimas del día y la noche según corresponda.

Los parámetros productivos serán manejados a través de un panel de control que además posibilitará el monitoreo a distancia por parte de los profesionales de la EEA Santa Cruz. El reciclado de las soluciones nutritivas y la aplicación de tecnologías de gestión al proceso productivo estarán a cargo de los profesionales del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, quienes además colaboraran con el seguimiento del sistema.

El Ing. Birgi explicó que “ya se culminó con la etapa que incluye el diseño de las instalaciones y el plan de producción” y adelantó que “la próxima etapa será la de aprobación del proyecto y presupuesto para el armado y mantenimiento del equipo”.


Fuente: http://inta.gob.ar/noticias/el-inta...modulo-para-producir-verduras-en-la-antartida.
 

argie

Fernet Lover
Colaborador
Se desprendió un iceberg de más de un billón de toneladas
13/07/2017 | 06:38 | El témpano, de unos 5.800 kilómetros cuadrados –25 veces mayor que Capital Federal–, es considerado uno de los desprendimientos más grandes del continente blanco.


Un iceberg de unos 5.800 kilómetros cuadrados, uno de los más grandes de la historia, se desprendió del segmento Larsen C de la Antártida, informaron este miércoles los científicos que vigilan su evolución.




En un comunicado, los expertos del proyecto Midas de la universidad galesa de Swansea indicaron que el desprendimiento se produjo entre el 10 y el 12 de julio, cuando el iceberg se separó del segmento Larsen C del continente blanco.

El iceberg, que se espera sea denominado A68, pesa más de un billón de toneladas, según Midas, y su superficie equivale aproximadamente a 25 veces la Ciudad de Buenos Aires (230 kilómetros cuadrados).
http://www.cadena3.com/contenido/20...g-de-mas-de-un-billon-de-toneladas-187589.asp
 

Fotaza la del Twin Otter, que paisaje!
La ARA trató de hacer la medevac con el Aviso Islas Malvinas pero la densidad del hielo sólo le permitió llegar hasta el norte de la isla Laurie y por eso un Twin Otter de la FAA aterrizó en la base Orcadas y lo realizó.


Otra fotito, del tuiter de la FAA, que me corrige el "aterrizó" con un "el Twin Otter anevizó en la Base Orcadas sobre el glaciar adyacente".

 
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EL DESMANTELAMIENTO DE LA BASE G Y LA DURADERA PRESENCIA BRITÁNICA EN LA ANTÁRTIDA


Antes de la Estación Antártica Comandante Ferraz (EACF), hubo otra base establecida en la península Keller, bahía Almirantazgo o Lasserre. A pocos metros del lugar donde hoy se encuentra el asentamiento brasileño, el Reino Unido erigió la base G (https://www.bas.ac.uk/about/about-b...esearch-stations-and-refuges/admiralty-bay-g/, en inglés), donde se realizaban estudios de geología, meteorología y glaciología. Abierta en el verano de 1947, permaneció cerrada el invierno siguiente y luego siguió funcionando ininterrumpidamente hasta enero de 1961, cuando fue abandonada.



Durante la Segunda Guerra Mundial, supuestamente preocupados por la presencia alemana en las aguas del Atlántico Sur, pero queriendo también reafirmar sus pretensiones de soberanía sobre las tierras australes, los británicos pusieron en acción la Operación Tabarin (1943-45 –https://es.wikipedia.org/wiki/Operación_Tabarín), que resultó en la construcción de cuatro bases antárticas (A, B, C1 y D –durante muchos años los británicos designaron sus establecimientos por letras). Después del fin de la guerra, ya con las estaciones y expediciones antárticas en manos de personal civil, el Reino Unido siguió posicionando asentamientos por la península antártica e islas adyacentes. En menos de 20 años (de 1944 a 1961), cerca de 20 bases han sido establecidas, generalmente de pequeño porte, además de refugios. Muchas de ellas no duraban muchos años y no se usaban todas simultáneamente. La mayor parte de las instalaciones de esta época está cerrada hoy en día.

Ese número expresivo de bases era parte de una dinámica de competencia por la ocupación de espacios en la región de la península antártica, protagonizada por británicos, argentinos y chilenos. La existencia de la base G debe comprenderse en un contexto de tensiones crecientes anterior al Tratado de la Antártida, de 1959 –ha sido la firma de ese acuerdo que suspendió el contencioso sobre las reivindicaciones territoriales en la Antártida, consagrando el continente a la paz y a la ciencia.

El Reino Unido más tarde dejó de lado la estrategia de ocupación y empezó a concentrar sus esfuerzos en dos puntos estratégicos (estaciones Halley y Rothera, además de Signy, que opera solo en el verano), situados en los límites del territorio que reivindica, mientras que Argentina y Chile no demuestran que pretenden disminuir su presencia en el continente helado. Sin embargo, la herencia británica en la Antártida se va preservando de una manera no siempre recomendable.

Hoy en día, buena parte de las antiguas bases se convirtió en sitios históricos, lo que las hace algo como complejos arquitectónicos de interese cultural, que no pueden ser demolidos, aunque pueden ser conservados o restaurados. De las ocho instalaciones en esta situación, cuatro están abandonadas, en vías de ruina (bases B, E, W y Y –islas Decepción, Stonington, Detaille y Horseshoe); una de ellas en realidad pertenece a otra nación (en la isla Laurie, la Omond House de la expedición escocesa de Bruce fue vendida a Argentina en 1904 –https://es.wikipedia.org/wiki/Omond_House); y sólo tres (A, o Port Lockroy, F "Wordie House" y DP, o Damoy Point) son de hecho conservadas por el Reino Unido. La base C2 (cabo Geddes) fue abandonada y, por lo que se sabe, sigue en pie, pero no se la considera un "edificio histórico". Otras cuatro estaciones fueron transferidas a otras naciones: D (bahía Esperanza), F "Faraday" (islas Argentinas), T (i. Adelaida) y V (View Point, bahía Duse) –hoy son las estaciones Elichiribehety (Uruguay), Vernadski (Ucrania) y Carvajal (Chile) y el refugio Boonen Rivera (también de Chile), respectivamente. Además, cinco bases ya no existen: G, J, N, O y P. La base G es el objeto de este post. La base N (i. Anvers) se incendió y los escombros sólo fueron retirados 20 años después, por los norteamericanos de la vecina estación Palmer. La pequeña estación P (también conocida como C1 –bahía Sandefjord) fue abandonada, pero sus ruinas continúan en el local. Según consta, los propios británicos removieron solamente las estaciones J y O (Prospect Point y isla Danco), además de algunos refugios (uno de ellos, el refugio CR –Cape Reclus– fue desarmado y se encuentra en exposición en el museo de las islas Malvinas). Acá hay un inventario de las antiguas bases británicas, en inglés: https://www.bas.ac.uk/about/about-bas/our-history/british-research-stations-and-refuges/.



Se percibe que el Reino Unido fue muy eficiente en esparcir estaciones por la Antártida, pero es extremadamente relapso para remover sus escombros. Esta actitud, a la verdad, es común también a otros países de presencia antigua en el continente. En general, fue sólo en 1991, con el Protocolo de Madrid (que rige la protección al medio ambiente en las actividades antárticas), que estos países pasaron a tratar el asunto con más seriedad.

Con el advenimiento del Protocolo de 1991, el transporte en la Antártida tiene que ser pensado en términos más amplios. Lo que ya no era simple, en función de las grandes distancias y de la pequeña disponibilidad de buques, queda aún más costoso y complicado por la necesaria logística inversa. El costo de cualquier bien durable que se enviará allá puede ser multiplicado varias veces, porque incluirá los valores de los fletes de ida y vuelta.

Hay varias decenas de instalaciones abandonadas en lugares remotos por la Antártida, muchas de ellas ya inaccesibles o incluso desaparecidas en la nieve. Algunas, construidas sobre la barrera de hielo, ya fueron tragadas por el mar; otras quizás sean objeto de estudio arqueológico algún día. De las que quedaron, algunas realmente son lugares de importancia histórica, pero la gran mayoría son amontonados de basura.

Así, frente a una inercia de treinta y cinco años de la parte del Reino Unido, entre julio de 1995 y febrero de 1996, Brasil efectuó el desmantelamiento de las ruinas a las que se redujo la base G. Permanecieron sólo las fundaciones del edificio principal, sobre las cuales fue instalado el módulo de radio de emergencia de la EACF en 1999 (https://antartidabrasileira.blogspot.com.br/1999/12/modulo-base-g-radio-de-emergencia.html, en portugués). En las inmediaciones también quedaron las sepulturas de dos británicos fallecidos en los años 1950, además de dos cruces en homenaje a compatriotas suyos, a las que se añadieron otras dos, en memoria de los militares brasileños que perecieron en el combate al fuego de 2012.
















Publicado originalmente en https://infraestruturaantartica.blogspot.com.br/2017/07/desmantelamento-da-base-g-dismantling.html.
 
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ELEGIDO EL PROYECTO DEL FUTURO EDIFICIO DEL CENTRO ANTÁRTICO INTERNACIONAL EN PUNTA ARENAS


Jueves 10 de Agosto del 2017​

Un proyecto cuya imagen evoca un iceberg a la deriva resultó ganador del concurso internacional de anteproyectos de arquitectura del futuro Centro Antártico Internacional (CAI), que se estima, se comenzará a construir el año 2019 en el sector de Punta Arenosa, y que implicará una inversión de $35 mil millones.

El jurado, de forma unánime, se inclinó por el anteproyecto que presentó el arquitecto Alberto Moletto Rodríguez, que según los expertos, muestra un edificio distintivo e icónico que ayudará a consolidar la posición de Punta Arenas como la principal puerta de entrada a la Antártica.

El intendente Jorge Flies, destacó el proyecto ganador por la capacidad de evocar el paisaje antártico. “Se trata de un diseño icónico que refleja atractivamente los hielos antárticos y el viento. Su elección nos tiene muy emocionados, con mucha esperanza por materializar este sueño magallánico de tener un edificio que potencie aún más a Punta Arenas como capital antártica del mundo”.

Ayer, el propio Flies se encargó de comunicarle el resultado al ganador del concurso. Moletto desde Santiago reaccionó bastante sorprendido con la noticia, e indicó que junto a un equipo de tres arquitectos asociados, apostaron a tener una visión del estrecho de Magallanes tanto del interior como del exterior y para ello hicieron una doble conformación, de un edificio dominado por los científicos y donde además sucederían variadas actividades, y para ello por ejemplo, consideraron lo relacionado a los requerimientos energéticos, entre otras características”.

En relación al proceso, la directora nacional de Arquitectura y presidenta del jurado del concurso, Claudia Silva, sostuvo que la elección del proyecto ganador respondió a que “cumplió con las exigencias establecidas en cuanto a los espacios que requiere el CAI. En su interior facilita la relación e interacción entre los usuarios, permitiendo que todos los recintos como el bosque antártico y los acuarios puedan verse desde diferentes partes. Además, su imagen representa de manera sutil el paisaje antártico y su luminosidad, resultando armonioso con el entorno”.


La casa de los antarticanos

Durante el análisis de los 54 anteproyectos que se presentaron al concurso, el jurado contó con la asesoría de científicos de la Universidad de Magallanes (UMAG), del Instituto Nacional Antártico Chileno (INACH), y del connotado Premio Nacional de Historia, abogado e historiador, Mateo Martinic, quienes aportaron algunas ideas que ayudaron a enriquecer el debate para deliberar el proyecto ganador.

Edgardo Vega, subdirector del INACH, manifestó que fue un proceso bastante estimulante con muy buenas propuestas.

“En realidad este es un momento importante para los antárticos de Chile y del mundo. Punta Arenas es la puerta de entrada a la Antártica y creo que con este tipo de iniciativas nuestro país y la región asume responsablemente la oportunidad que la naturaleza nos brinda al ser el país más antártico”.

Vega destacó que el proyecto ganador es muy potente y que invita a explorar. “Si uno lo piensa, quienes habitan esta ciudad, quienes van a la Antártica son y somos exploradores y este es un edificio a mi juicio que juega con ese concepto invitándote a explorar con un sinnúmero de potencialidades que habrá que trabajar en sus diseños de ingeniería, y espero y estoy convencido que esta será la casa de los antarticanos, de quienes vivimos, soñamos y estamos comprometidos con el territorio antártico”.

Recordar que el CAI es una de las principales iniciativas del Plan Especial de Desarrollo para Zonas Extremas y cuando entre en operaciones, su gestión estará a cargo del INACH y la UMAG.

Su objetivo será poseer una infraestructura de primer orden que posibilite el desarrollo de la ciencia antártica de excelencia y que sea el soporte logístico indispensable para la realización de expediciones al continente blanco.

El CAI proporcionará más de 20 laboratorios y logística para atender a 500 científicos al año. Además, el recinto poseerá un área destinada a visitantes, con espacios interactivos, salas climatizadas que revivirán las condiciones del Polo Sur, grandes acuarios, un parque de dinosaurios, una reproducción del bosque antártico existente hace millones de años y un auditorio para 600 personas, los cuales aportarán a un mayor conocimiento de la Antártica entre la comunidad y los turistas.


Fuente: http://laprensaaustral.cl/cronica/m...-edificio-del-centro-antartico-internacional/.


El CAI aparece en el borde derecho del mapa abajo:












Más imágenes en: http://www.plataformaarquitectura.c...atico-centro-antartico-internacional-en-chile.
 
EL NUEVO L'ASTROLABE Y LAS TIERRAS AUSTRALES Y ANTÁRTICAS FRANCESAS



EL NUEVO L'ASTROLABE Dos años después de la firma del contrato, el buque polar logístico y de patrulla L'Astrolabe (número de casco P800) ya está al servicio de Francia. Bautizado el 12 de julio en la ciudad francesa de Concarneau, será recibido en su base en la isla de Reunión (Océano Índico) en septiembre, y realizará su primera misión antártica de abastecimiento en el verano de 2017-18.

A un costo de € 50 millones, la embarcación fue diseñada por Marine Assistance y construida por el astillero Piriou, ambos franceses, con consultoria de Aker Arctic (Finlandia). El casco fue hecho en el astillero polaco Crist y después transferido a Francia, donde el barco fue terminado. Tiene 72 m de eslora, 16 m de manga y desplaza alrededor de 4.000 t, con una capacidad para 1.200 t de carga. Tiene una grúa para 35 t, está equipado con hangar para un helicóptero y tiene capacidad para hasta 60 personas a bordo, incluida la tripulación. Dotado de casco certificado por el Bureau Veritas como icebreaker 5, el vaso fue hecho para navegar continuamente en una capa de hielo de 60 a 80 cm de espesor. Tiene autonomía para una misión de 35 días, a una velocidad de 12 nudos. La propulsión es diesel, con cuatro motores Wärtsilä 8L20 que generan 1.600 kW cada uno, conectados a dos ejes con hélices de paso variable.















El astillero Piriou también es responsable del mantenimiento del buque, que se realizará en la isla de Reunión durante los tres años siguientes a la entrega. Además, debe proporcionar entrenamiento para las dos tripulaciones que se revezarán en la operación de la nave. Los equipos serán habilitados para la navegación en aguas congeladas por la marina francesa.

La nueva unidad sustituirá a dos embarcaciones: el patrullero de alta mar Albatros (P681, 1966-2015), y un otro vaso también llamado L'Astrolabe (barcos de expediciones francesas históricas han hecho famoso este nombre). Este su homónimo perteneció al armador P&O Maritime Services y, entre 1988 y 2017, fue anualmente fletado por TAAF (Terres australes et antarctiques françaises, Tierras Australes y Antárticas Francesas) e IPEV (Institut Polaire Français Paul-Émile Victor). Fue utilizado en las misiones de suministro de la base antártica Dumont d'Urville y en el apoyo científico de las otras estaciones de IPEV ubicadas en las islas australes.

El nuevo L'Astrolabe será compartido por tres instituciones, bajo un régimen peculiar: propiedad de las TAAF, será operado por la Marine nationale y fletado al IPEV. Teniendo el puerto australiano de Hobart como base temporal, el instituto polar utilizará la embarcación 120 días al año (entre octubre y marzo) para apoyar las operaciones francesas en la Tierra Adélia, Antártida. Durante los 245 días restantes del año (de los cuales alrededor de 110 en el mar), la armada utilizará el buque en misiones de patrulla, principalmente monitorizando la pesca en la gran zona económica exclusiva (ZEE) de Francia en el Océano Índico.


ZEE Y PLATAFORMA CONTINENTAL – La zona económica exclusiva corresponde al límite de 200 millas náuticas (unos 370 km) contados desde la costa hasta la alta mar. Sólo la respectiva nación costera tiene derecho a gestionar y explotar los recursos naturales vivos o no vivos dentro de esa zona. Si se cumplen determinados requisitos, el país interesado también puede pleitear la extensión del área del fondo del mar que le corresponde, más allá de las 200 nm y hasta 350 nm sobre la plataforma continental, obteniendo así acceso exclusivo a los recursos no vivos del lecho y del subsuelo y a las especies sedentarias vivientes. Además de toda la pesca, del petróleo y del gas natural, hay muchos otros recursos naturales en el mar, y ya se están llevando a cabo polémicos proyectos de minería oceánica para extraer los llamados "nódulos polimetálicos" del lecho marino.

Teniendo en cuenta un radio de 200 nm, cualquier isla oceánica, por más pequeña que sea, tendrá a su rededor una zona económica exclusiva con más de 400.000 km2, desde que no exista superposición con otra ZEE, y aun existe la referida posibilidad de extensión de la plataforma continental. Sin embargo, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM/UNCLOS) de 1982 estipula que los islotes que no puedan ser habitados o explotados económicamente no tendrán ZEE, ni tampoco les será assignada área de fondo de mar, aunque el dominio sobre ellos no esté en discusión. Entre otras razones, es por eso por lo que hoy en día hasta islas muy pequeñas están sujetas a la soberanía de algún Estado y, dependiendo de su ubicación, son efectivamente ocupadas.

A pesar de la pequeña área emergida de las posesiones francesas en el Océano Índico (menos de 8.000 km2), la zona económica exclusiva correspondiente es de más de 2,27 millones de km2, una parte expresiva de los casi 11,7 millones de km2 que forman toda la ZEE francesa, la más grande del mundo.



La ZEE francesa es la mayor del mundo



La ZEE francesa en la región del Océano Índico y en la metrópolis, en verde


LA ACTUAL PRESENCIA FRANCESA EN EL OCÉANO ÍNDICO Y EN LA TIERRA ADÉLIA Las Tierras Australes y Antárticas Francesas (TAAF) son un vasto territorio de ultramar que se extiende por el Océano Índico y la Antártida, con climas que van desde el polar hasta el tropical. El territorio comprende cinco distritos diferentes, a saber: (1) Tierra Adélia (el único distrito antártico y la única parte no insular de las TAAF, que corresponde a la reclamación francesa sobre la Antártida); (2) las islas Kerguelen y (3) el archipiélago Crozet, ambos situadas en la zona subantártica; (4) las islas subtropicales de San Pablo y Amsterdam; y (5) las islas Dispersas del Océano Índico (Europa, Bassas da India, Juan de Nova, Gloriosas y Tromelin), de clima tropical. Estos lugares no tienen población permanente, pero se mantienen ocupados por personal científico o militar – todos, exepto Bassas da India. La República Francesa también tiene los departamentos ultramarinos de Mayotte y Reunión en las proximidades de las islas Dispersas.



En rojo, las Tierras Australes y Antárticas Francesas; en azul, los dos departamentos de ultramar en el Océano Índico


Más de un millón de personas viven en los departamentos de Reunión y Mayotte. Además de la policía militar (Gendarmerie nationale), esos lugares tienen una presencia significativa de las fuerzas armadas. En el archipiélago de Mayotte hay un destacamento de la Legión Extranjera (260 hombres), además de 38 miembros de la Marine nationale, que operaban tres embarcaciones pequeñas en 2016. En la isla de Reunión hay un regimiento de paracaidistas de la infantería de marina y un destacamento de la fuerza aérea francesa, que opera dos aviones de transporte Casa CN-235.

La ciudad de Le Port, en la Isla de Reunión, alberga un puerto multifuncional, el único en Francia que combina las funciones de terminal de ferry, puerto comercial (para contenedores y para graneles secos y líquidos), puerto pesquero, marina para yates y base naval. Además de ser el puerto de matrícula del nuevo L'Astrolabe, es donde la Marine nationale mantiene las fragatas Floréal y Nivôse (2.950 t de desplazamiento), el patrullero de alta mar Le Malin (1.300 t), el flamante buque multimisión Champlain (2.300 t) y otros buques más pequeños. Le Port es también la base de operaciones del buque oceanográfico Marion Dufresne 2, que, de forma similar al viejo L'Astrolabe, es armado por la empresa Louis Dreyfus y arrendado por el gobierno francés (por las TAAF, para la logística de las áreas insulares, y por el IPEV, para investigación oceanográfica).

El IPEV posee cinco bases científicas permanentemente ocupadas en la región. Una de ellas, Concordia, está situada en el Territorio Antártico Australiano, en la meseta antártica, pero las otras están localizadas en las Tierras Australes y Antárticas Francesas: Dumont d'Urville (en la Tierra Adélia), Port-aux-Français (en las islas Kerguelen) Alfred-Faure (en el archipiélago Crozet) y Martin-de-Viviès (en la isla de Amsterdam, también conocida como "Nueva Amsterdam"). Las denominadas "Tierras Australes" (islas Kerguelen, Crozet, St. Paul y Amsterdam) son muy remotas y accesibles sólo por mar, pero Francia mantiene pistas de aterrizaje rudimentarias y estaciones meteorológicas en todas las otras islas que integran las TAAF, excepto en el atolón Bassas da India, imprestable para la ocupación. Las islas Dispersas albergan pequeños destacamentos militares provenientes de la Reunión y de Mayotte: los paracaidistas de la infantería de marina están presentes en las islas Europa y Juan de Nova y las islas Gloriosas están guarnecidas por la Legión Extranjera. Tromelin suele recibir solamente personal científico.

Las Tierras Australes y Antárticas Francesas son una persona jurídica con autonomía administrativa y financiera. Subordinada directamente al gobierno francés, su administración central tiene sede en Saint-Pierre, Reunión (quedaba en París hasta el año 2000). Cada uno de sus cinco distritos es una circunscripción desconcentrada de la entidad: la respectiva capital es la propia estación de investigación, existiendo un representante de las TAAF en cada distrito (chef de district), a quien se delegan funciones legales y administrativas –la excepción son las islas Dispersas, cuyo jefe se encuentra en Saint-Pierre.

Sin embargo, la soberanía francesa sobre gran parte de estos territorios del Índico y de la Antártida es ampliamente controvertida. La pretensión sobre la Tierra Adélia, cuyo contencioso está suspendido por efecto del Tratado Antártico de 1959, es reconocida sólo por cuatro países (Reino Unido, Noruega, Australia y Nueva Zelanda). El departamento de Mayotte es reclamado por las Islas Comoras. Las islas Dispersas también son disputadas: Europa, Bassas da India, Juan de Nova y Gloriosas son reclamadas por Madagascar, mientras que Tromelin es reivindicada por la República de Mauricio. Como se ve, de toda el área de las TAAF y de los departamentos del Océano Índico, solo no se discute la posesión de las islas de Reunión, Crozet, Kerguelen, St. Paul y Amsterdam.


LOGÍSTICA A PARTIR DE LA ISLA DE RÉUNION – La situación de Francia en el Océano Índico suroeste se asemeja a la presencia británica en el Atlántico Sur. Ambos son países del hemisferio norte, con un histórico de dominación colonial y pretensiones territoriales sobre la Antártida, ocupando territorios que son reclamados por sus vecinos menos poderosos, pero hay diferencias fundamentales entre ambos casos. Francia no tiene algo como la línea Ascensión-Santa Elena-Tristán de Acuña-Malvinas, toda poblada (aunque escasamente) y actualmente equipada con tres aeropuertos e importantes instalaciones militares y de comunicaciones. Los dominios franceses ocupan un área más compacta, y su entorno estratégico no es conturbado como el de su equivalente británica. Sin embargo, la nación está realmente presente en el hemisferio sur: Reunión, un departamento con más de 800.000 habitantes que será la base del nuevo buque, así como la cercana Mayotte, con alrededor de 200.000 personas, son parte de la República y por lo tanto integran el Estado francés de forma plena –lo que no ocurre con los territorios británicos de ultramar.

Por otro lado, los territorios franceses están mucho más alejados de la estación de investigación Dumont d 'Urville que las Malvinas están de la base Rothera (1.850 km) o aun de Halley VI (3.040 km). La isla de Reunión se encuentra a unos 5.000 km del punto más cercano de la Antártida –no parece ser tan lejos cuando se piensa que la Ciudad del Cabo está a unos 4.000 kilómetros de la Tierra de la Reina Maud Land o que Christchurch y McMurdo están separados por 3.830 km. Sin embargo, el local de interese directo de Francia en la Antártida está a más de 7.600 km de distancia.



La base Dumont d’Urville


La Tierra Adélia (La Terre-Adélie) es la más pequeña de las reclamaciones sobre el continente meridional –una franja estrecha entre los meridianos 136º y 142º E, que se extiende desde el litoral hasta el Polo Sur, con unos 432.000 km2. Fue en esa costa que el navegante francés Dumont d'Urville desembarcó en 1840, a pocos kilómetros del sitio donde hoy se encuentra la estación científica que lleva su nombre, la cual funciona continuamente desde 1956. Los franceses han ocupado la región desde 1950, con el establecimiento de la base Port Martin, destruida por un incendio en 1952, y más tarde construyeron la estación Charcot (1957-60), en el interior del continente, pero la reivindicación territorial se había establecido en 1924.



La Roca del Desembarco (Rocher du Débarquement) es actualmente un sitio histórico antártico (HSM-81)


La logística en la Tierra Adélia está profundamente limitada por la imposibilidad de que la base Dumont d'Urville reciba vuelos intercontinentales (en los años 1980-90 hubo un malogrado intento de construir una pista de aterrizaje, gravemente dañada por un tsunami meses antes de que se completara). El transporte marítimo es el único medio adecuado para el transporte de cargas pesadas o sobredimensionadas, además de ser ampliamente utilizado en el movimiento de personal técnico y científico.



El antiguo L’Astrolabe atracado cerca de la base Dumont d’Urville. En los últimos años, debido al espesor del hielo marino, el buque se vio obligado a descargar varios kilómetros lejos de la base a principios de verano


La larga distancia entre Réunion y la Tierra Adélia hace que la cadena logística sea aun más compleja. En principio, los franceses tendrían dos opciones: a) entregar la carga directamente desde Reunión, o desde Francia, utilizando un gran buque, para efectuar un solo viaje de suministro, o como máximo dos; o (b) buscar otro puerto más cercano a la Antártida para ser utilizado como puesto avanzado; en ese caso, un buque de tamaño mediano tendría que realizar varios cruceros para abastecer la base Dumont d'Urville.

El programa antártico japonés ofrece un ejemplo de la primera alternativa: partiendo de Tokio, el rompehielos Shirase realiza un único gran viaje, en un crucero que dura aproximadamente seis meses. El buque hace escala en Fremantle, Australia Occidental, sólo para la compra de alimentos frescos, siguiendo desde allí a la Antártida. Fremantle es la "puerta de entrada" secundaria de Australia a la zona austral, y hace tiempo que los japoneses hacen su última parada antes de la estación Syowa en ese puerto.



El Océano Índico meridional y el Océano Antártico


El IPEV, sin embargo, ha utilizado la segunda opción desde los años cincuenta, operando a partir de Hobart, Australia, a unos 8.600 km de distancia de la Reunión ya unos 2.700 km de la estación Dumont d'Urville. La mayor parte de la carga se envía por adelantado a Australia a través de la navegación comercial, y el barco francés es responsable de cuatro a cinco cruceros de suministro (rotations) durante la campaña de verano, entre finales de octubre y marzo. Las grandes cantidads de carga transportadas también están destinadas a satisfacer las necesidades de la estación franco-italiana Concordia, ubicada en el interior del continente, a 1.100 km de la base francesa. Con la entrada en operación del nuevo L'Astrolabe, Hobart se convertirá en una base temporal, en lugar de permanente, para el buque utilizado por el programa antártico francés.



El antiguo L'Astrolabe en Hobart, su puerto de matrícula, con los rompehielos Aurora Australis, de Australia, y posiblemente Kapitan Dranitsyn, de Rusia, en el fondo


UN BUQUE FRANCÉS PARA USO DUAL – Como se ve, el nuevo L'Astrolabe será tanto una embarcación de patrulla como una nave de logística polar. A diferencia de otros buques polares nuevos o en construcción (https://infraestruturaantartica.blogspot.com.br/2016/05/novas-embarcacoes-polares.html), la nueva embarcación no está diseñada para combinar aplicaciones científicas y logísticas; en realidad es un vaso militar que también se utilizará en la Antártida. Eso se puede afirmar no solo porque la embarcación será operada por personal militar, sino principalmente por el motivo de que ella permanecerá armada con ametralladoras la mayor parte del tiempo (dentro del espíritu del Tratado Antártico, no se espera que ninguna embarcación entre transportando armas en el paralelo 60° S) –en tal sentido, se parece más al barco patrullero británico HMS Protector (A173). El nuevo L'Astrolabe también podría ser comparado con los patrulleros chileno Marinero Fuentealba (OPV-83) y colombiano ARC 20 de Julio (PZE-46) –buques de guerra que también se utilizan en el continente austral, aunque no sean dirigidos a la logística de la misma manera.

La utilización dual del L'Astrolabe optimizará los recursos destinados a las Tierras Australes y Antárticas Francesas, permitiendo a la metrópolis vigilar sus posesiones, especialmente en lo que respecta a la explotación de los recursos pesqueros, y también pondrá un barco moderno a disposición del instituto polar –un logro muy importante para Francia.

Entre 1951 y 1988 los franceses no poseían un buque de su propia bandera para llegar a la Antártida, y tuvieron que alquilar buques noruegos, daneses y canadienses. La entrada del antiguo L'Astrolabe en servicio fue aclamada como un acto de afirmación de la soberanía, pero la embarcación cambió de propietario algunas veces a lo largo de los años, terminando en manos británicas, lo que llevó al adquirente P&O Maritime a crear una filial francesa para mantener el contrato con el gobierno. Esa es la razón por la que el arreglo jurídico relativo al nuevo buque ha excluido el recurso a armadores privados, impidiendo así que en el futuro Francia vuelva a caer bajo la dependencia de extranjeros para tener acceso a las tierras que reclama.


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Publicado originalmente en https://infraestruturaantartica.blogspot.com.br/2017/08/o-novo-lastrolabe-e-as-taaf-new.html. Fuentes principales:

- https://en.wikipedia.org/wiki/L'Astrolabe_(2016_icebreaker)

- http://www.cargos-paquebots.net/Flotte_francaise/FICHES/L_ASTROLABE.htm

- http://navaltoday.com/2017/07/13/french-navy-receives-icebreaker-and-patrol-vessel-lastrolabe/

- http://www.navyrecognition.com/index.php/news/defence-news/2017/july-2017-navy-naval-forces-defense-industry-technology-maritime-security-global-news/5388-piriou-delivers-french-polar-logisitcs-support-patrol-vessel-l-astrolabe.html

- http://www.colsbleus.fr/articles/8695

- http://horizon.documentation.ird.fr/exl-doc/pleins_textes/pleins_textes_5/b_fdi_20-21/27052.pdf

- https://fr.wikipedia.org/wiki/Terres_australes_et_antarctiques_françaises
 
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