Argentina: Noticias del Ministerio de Defensa

Derruido

Colaborador
Es algo que, tarde o temprano, va a tener que hacerse. La vida del militar nunca es fácil en ese sentido, siempre hay cambios de destino.
Si, claro que sí, pero al Gobierno no lo veo metiendo mano y ampliando el presupuesto para eso.

Besos
PD: Están tratando de meter tijera. Que pasó con la Escuela de Mecánica cuando la sacaron de CABA. Cuanta gente decidió seguir.......... o empezar en el nuevo emplazamiento.
 
Más allá del gran esfuerzo de logística y desembolse de dinero que implica el traslado de unidades que se detalla en el texto de arriba, hay una pregunta que me queda dando vueltas en la cabeza.

¿Que se haría con las instalaciones de unidades que se dejarían atrás?

Se me ocurren algunas ideas/suposiciones espero no tan descabelladas.

-Se continua su uso pero de manera limitada
-Se venden los terrenos...
-Se utilizan las edificaciones remanentes para la realización de ejercitaciones, entrenamiento de combate en localidades o simil

-Ceder aquellas bases ubicadas en zonas estratégicas fronterizas para su uso por GNA

Creo que eso sería preferibles a que queden en un total estado de abandono..




Aunque claro todo esto es en potencial ya que todo esto aún es apenas una idea en borrador, pero asumo que algo ya se estará pensando a futuro respecto a esto. O eso espero (?
 

El-comechingón

Fanático del Asado
El otro pequeño detalle que no se está teniendo en cuenta. Es el caso en donde los miembros de las fuerzas, tengan hijos y las esposas tengan un trabajo establecido, ya sea en la propia administración pública o en la actividad privada.

Ergo, mover o sacar todo eso, y reunirlos en un solo lugar. Creo que más de uno va a poner el grito en el cielo, y tal vez comparando contras con pros........... terminen pidiendo la baja o el retiro. Los números no les van a dar. Más si acá tienen una casa, propia, o alquilada............ los contratos de alquiler (quien se va hacer cargo de pagar)

Besos
PD: Van hacer mudanzas en masa, no en forma individual. Incluso los Soldados Voluntarios, muchos viven en las casas de sus padres o familiares. Van cumplen los turnos y luego retornan al hogar. Si los mandan a 2000 kilómetros de distancias, van a tener que ofrecer algo más tentador $$$$$$$.
Creo que cualquier proyecto de Estado tiene su costo económico y/o social.
Hacer un dique quizá implique mudanzas, pero el objetivo es energía para la Nación.
El tema sería si es momento de asumir esos costos o derivar el $ a medios.
Por que gastaríamos plata en estructuras nuevas, si hay viejas, y a la plata la necesitamos en SdAs?
 

rojo

Desde el Nacional
Colaborador
Diría que serían en su mayoría destinadas a mitigar el problema habitacional, pero muchas de ellas pueden tener otro uso dentro del Estado.
Pero si tierra es algo que no nos falta, ni que fueras Japon
 

Derruido

Colaborador
Creo que cualquier proyecto de Estado tiene su costo económico y/o social.
Hacer un dique quizá implique mudanzas, pero el objetivo es energía para la Nación.
El tema sería si es momento de asumir esos costos o derivar el $ a medios.
Por que gastaríamos plata en estructuras nuevas, si hay viejas, y a la plata la necesitamos en SdAs?
El tema, es cuanto está dispuesto a invertir el Estado, para hacer eso.................

Besos
PD: Convencido de que Campo de Mayo sale a la venta.
 

Derruido

Colaborador
Déficit habitacional hay en los sectores bajos, medios no en los altos, para negocio inmobiliario te lo tomo
Es que con lo recaudado, primero debería volver a la Fuerza Para Reinvertir.

Si va a viviendas sociales, a la Fuerza la descapitalizas, no le entra ni un peso y ésto ya se hizo en muchos casos. Ahora bien, no querés que vaya guita a la fuerza. Con lo que se recauda en una hectarea, podés hace varias veces más casas sociales, que lo que harías si las construirias en esos terrenos valiosos.

Besos
 

rojo

Desde el Nacional
Colaborador
Ojo que no digo que esté en contra siempre lo dije las FAA son una pata del estado todos sus bienes son de la Nación y si hay terrenos que no se usan o quedaron obsoletos por ubicación no veo mal mientras los muevan a instalaciones modernas y acordes se vendan.
 

rojo

Desde el Nacional
Colaborador
Es que con lo recaudado, primero debería volver a la Fuerza Para Reinvertir.

Si va a viviendas sociales, a la Fuerza la descapitalizas, no le entra ni un peso y ésto ya se hizo en muchos casos. Ahora bien, no querés que vaya guita a la fuerza. Con lo que se recauda en una hectarea, podés hace varias veces más casas sociales, que lo que harías si las construirias en esos terrenos valiosos.

Besos
Con lo que se puede recaudar no solucionas el problema de las FAA y estás no se tienen que manejar como una inmobiliaria
 

Derruido

Colaborador
Con lo que se puede recaudar no solucionas el problema de las FAA y estás no se tienen que manejar como una inmobiliaria
Pero las propiedades son de las Fuerzas Armadas, tampoco se puede seguir desvistiendo al santo. Si vas a vender, hay que sacar lo máximo que se pueda.

Besos
 

Derruido

Colaborador
Con lo que se puede recaudar no solucionas el problema de las FAA y estás no se tienen que manejar como una inmobiliaria
Pero las propiedades son de las Fuerzas Armadas, tampoco se puede seguir desvistiendo al santo. Si vas a vender, hay que sacar lo máximo que se pueda.

Besos
 

Derruido

Colaborador
Con lo que se puede recaudar no solucionas el problema de las FAA y estás no se tienen que manejar como una inmobiliaria
Pero las propiedades son de las Fuerzas Armadas, tampoco se puede seguir desvistiendo al santo. Si vas a vender, hay que sacar lo máximo que se pueda.

Besos
 

rojo

Desde el Nacional
Colaborador
Con lo que se puede recaudar no solucionas el problema de las FAA
Pero las propiedades son de las Fuerzas Armadas, tampoco se puede seguir desvistiendo al santo. Si vas a vender, hay que sacar lo máximo que se pueda.

Besos
No las propiedades son de Nación es como decir que las comisarías son de la policía o los hospitales son de los médicos o las FAA se manejan como entes privados e independientes?
 
Comparto una nota bastante interesante, con la cual adhiero en algunas cosas y disiento en otras, la primera y la ultima parte es un prefacio sobre las consecuencias del caso ARA San Juan, pero yo elijo destacar más esta segunda parte, y elijo algunas lineas en particular en negrita.

Acá la nota entera, por Segio G. Eissa.

http://elestadista.com.ar/?p=13650

Las PRIoridades de la defensa nacional

Muchas realidades, más allá de las miserias humanas, desnuda esta tragedia, las cuales pueden resumirse en el PRI.

La primera P simboliza la ausencia de Política y Planeamiento. En primer lugar, el accidente desnuda la falta de conducción política de la defensa nacional. Como sostenían tanto Carl Von Clausewitz como Georges Clemenceau, la guerra (parafraseando en términos contemporáneos, la defensa) es un asunto muy serio para dejarlo en manos de los militares. Hace mucho que los estadounidenses, de la mano de Samuel Huntington y Morris Janowitz plantearon el problema del control civil de los militares: este es un problema inherente a las Fuerzas Armadas. Samuel Huntington se preguntaba como maximizar la seguridad sin afectar la democracia. Este no es un problema de los militares, sino de los civiles que no se han hecho cargo en su mayoría, de la conducción civil de las Fuerzas Armadas: no es achacable al actual Ministro ni a la anterior gestión, sino a todas, salvo algunas excepciones. Es un problema de los civiles, de nosotros que elegimos estos políticos, que desde 1990 se han desentendido de la política de defensa. Pero asimismo, para ejercer la conducción civil, no alcanza la voluntad política, se requiere un Ministerio de Defensa profesionalizado. Nuestro Estado, salvo algunas excepciones, carece de profesionalismo, y el Ministerio de Defensa se encargó de expulsar, encima, a los profesionales en relaciones internacionales y defensa que trabajaban allí. ¿Esto se va a revertir? Todos los años entre 20 y 30 argentinos realizan la Maestría en Defensa Nacional de manera gratuita .Cuando egresan su destino es volver a sus actividades personales, públicas y privadas, que nada tienen que ver con la defensa. ¿Cuánto sale una maestría? ¿Cuánto le sale a los argentinos esta maestría? ¿Por qué no ingresan esos profesionales al Ministerio como en el caso del ISEN? Asimismo, hoy la mayoría de los académicos expertos en defensa no trabaja en el Ministerio. El hecho que la Armada centralice las comunicaciones sobre el accidente y no lo haga el Ministerio, es una muestra de la ausencia de conducción civil, o como dicen los militares, de falta de unidad de mando.

En segundo lugar, la política de defensa requiere un plan de largo plazo. La Ley de Reestructuración de las Fuerzas Armadas Nº 24.948 se aprobó en 1998 gracias amplio consenso que impulsó entonces Horacio Jaunarena. Dicha ley previó algunos lineamientos para la reestructuración de las Fuerzas Armadas y su artículo 27 establecía un aumento gradual del presupuesto. Lamentablemente fue derogado por el Presidente Fernando De la Rúa en el 2001 y la ley permanece a la fecha sin reglamentar. El Presidente Néstor Kirchner puso, mediante el Decreto 545, en marcha el proyecto “La defensa nacional en la agenda democrática”, que contó con el auspicio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Como resultado de dicho debate se reafirmaron consensos preexistentes (la no utilización de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo) y se completó el entramado institucional de la defensa, reglamentando la ley de defensa nacional luego de 18 años, y aprobando un Ciclo de Planeamiento. El primer ciclo produjo el “Plan de Capacidades Militares 2011” que establecía un plan de mediano plazo para recuperar capacidades militares. ¿Se aplicó dicho plan? No, ni antes ni después. Mientras seguimos recurriendo a los parches.

La R se refiere a la falta de una profunda reestructuración, lo cual nos lleva nuevamente la Ley Jaunarena. Dicha ley no preveía solamente un aumento presupuestario, sino que sabiamente establecía criterios para una reforma de la estructura orgánica que preveía reducción de unidades operacionales y de estructuras administrativas que desdibujan la estructura piramidal transformándola en una romboidal (muchos caciques y pocos indios); un cambio en el despliegue que dista de la década del ´60 cuando las hipótesis de conflicto eran Chile, Brasil y el enemigo ideológico interno; una modificación en la Ley de Personal Militar para modificar la distribución presupuestaria que concentra el 80% de los recursos en sueldos y pensiones; el establecimiento de unidades conjuntas porque en la actualidad poseemos tres Fuerzas Aéreas (la de la Armada, la del Ejército y la Fuerza Aérea en sí), tres Comando Antárticos, una base de la Armada en Ezeiza, una Brigada en Moreno pero una base en Río Gallegos, y podríamos seguir; y criterios de adquisición y, por supuesto, el ya señalado aumento paulatino del presupuesto. Nuestras Fuerzas Armadas podrían ser graficadas como un monstruo con una cabeza enorme y con un cuerpo raquítico. Sin estos cambios profundos a los que las Fuerzas se vienen oponiendo, cualquier aumento presupuestario será una pérdida para el erario pública. Por ello, la nota de La Nación del 27 de noviembre es auspiciosa porque implicaría aplicar estos lineamientos por primera vez.

La I se refiere a la nula inversión en adquisición por compra o fabricación de sistemas de armas y en operaciones/adiestramiento. Nuestro país invirtió en defensa en el año 2016, de acuerdo al Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI, 2017), 6.164 millones de dólares, es decir, un 1% del PBI; mientras que Chile destinó 4.583 millones de la misma moneda, lo cual representó un 1,9% del PBI. El promedio regional entre el 2000 y el 2016 fue del 1,35% del PIB, de acuerdo a la misma fuente, con picos del 1,5% durante el boom de precios de las materias primas que le permitieron a mucho de los países de Suramérica actualizar sus sistemas de defensa, a excepción de Argentina. Pero mientras Chile destina a las inversiones y operaciones el 32,9% del presupuesto; nuestro país solo utiliza el 19,2% (Red de Seguridad y Defensa de América Latina, 2016). Con este esquema presupuestario, ningún incremento producirá ningún cambio significativo.
 

DSV

Colaborador
Juan Battaleme: “Nadie pondría a trabajar a un periodista con una Commodore 64, pero hacemos eso irresponsablemente con nuestra defensa”
“Nuestra aviación es de museo”, afirma este especialista que, en entrevista con Infobae, describe no sólo el desarme material sino también el "psicológico" que sufrieron nuestras Fuerzas Armadas
Por Claudia Peiró 2 de diciembre de 2017

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"La lógica menemista era 'ramal que para, ramal que cierra'; la kirchnerista, avión que no puede volar, avión que no se reemplaza", sostiene Juan Battaleme.

Y parece que sólo frente a la emergencia y la tragedia se debaten en Argentina temas que deberían estar en un lugar prioritario de la agenda. En especial los que necesitan políticas de largo aliento. "La defensa de 2030 se empieza a construir en el 2017", dice.

Qué misión darles a las Fuerzas Armadas, cómo devolverles capacidades y modernizarlas y cómo superar una larga etapa de "desarme psicológico", durante la cual se intentó destruir el ethos militar, su misma razón de ser, son algunos de los temas abordados en este diálogo con Infobae por el politólogo Juan Battaleme, profesor en Ciencias Políticas de la UBA, especialista en defensa, política exterior y ciberseguridad.

— Como suele pasarnos, son las crisis, o conmociones como la pérdida del ARA San Juan, las que nos conminan a debatir temas estratégicos que deberían estar en agenda; en este caso, el papel de las Fuerzas Armadas y qué defensa debe tener la Argentina. ¿Cuál es su análisis al respecto?

— Una de las cuestiones más importantes es volver a trabajar la misión de las Fuerzas Armadas en la República Argentina. Y esa misión está centrada principalmente por lo que entendamos en términos de integridad territorial. Esto es: espacio marítimo y espacio aéreo principalmente, que son las dos grandes vulnerabilidades que no se atendieron y que hoy quedan muy claras. Son crisis que también implican oportunidades, porque van a permitir repensar la modernidad tecnológica y el salto profesional necesarios para recuperar las capacidades que hemos ido perdiendo. El Ejército terrestre también debe repensarse en función de que hoy por hoy vivimos una paz sudamericana y tenemos una excelente relación con los vecinos; eso permite poner la prioridad en la Armada y en la Fuerza Aérea, los dos componentes militares más importantes en la actualidad.

— Podríamos decir que no existe sobre la Argentina una amenaza inmediata de invasión territorial. Pero sí existe, por ejemplo, depredación de nuestro mar, de nuestra riqueza ictícola, sobre lo cual tenemos poco control y ni siquiera está claro si tenemos información. ¿A eso se refiere, a cuidar nuestra riqueza?

— Sí, no solamente cuidar nuestra riqueza sino justamente saber lo que pasa en el fondo marítimo, quién transita, y también en nuestro espacio aéreo. Hoy hay capacidades tecnológicas aéreas que, si entran, no las detectamos por ejemplo. Y no hablo solamente de avionetas, que comúnmente se utilizan para el contrabando, sino por ejemplo de la capacidad de determinados aviones para hacer inteligencia electrónica. Nuestros vecinos, entre los que incluyo a Gran Bretaña, tienen la capacidad de recoger señales de las comunicaciones en la República Argentina de la que no tenemos conciencia plena. Es importante saber qué pasa y estar alertas a nuestro entorno. Los aviones P8 que trajo Estados Unidos son lo más moderno en términos de capacidades submarinas. Los utilizan para monitorear submarinos chinos, rusos… En este momento nos están ayudando a buscar el ARA San Juan. Pero si nosotros hubiésemos tenido lo que se conoce como capacidad antisubmarina, no digo el P8 porque es un avión caro, pero los seis P3 que en algún momento tuvimos, en condiciones operativas, tal vez hubiéramos podido tener nosotros una idea más rápida de lo que pasaba. Algo central para la defensa.



La zona de búsqueda del ARA San Juan
— En cuanto a las Fuerzas Armadas, en los 90 se terminaron las rebeliones y hubo una importante subordinación y hasta integración a la sociedad. Pero del 2003 para acá se reinstalaron los años 70 y hubo un arco de actitudes que fueron de la indiferencia al desprecio por parte del poder político…

— No toda la política despreció a las Fuerzas Armadas. Por otro lado, parte de las Fuerzas Armadas, un grupo de oficiales, se identificó con un proyecto político determinado. Eso fue negativo y le dio una gravitación mayor al Ejército…

— ¿Usted se refiere al último período del kirchnerismo?

— Sí. Eso también traccionó gastos. O sea, le dio relevancia al Ejército siendo que técnicamente tenemos un orden territorial relativamente establecido en detrimento de la Armada y la Fuerza Aérea. Alguien podría decir que la última gran compra de la Armada fueron cinco buques rusos, usados, porque seguimos con esta lógica de usados, pero lo cierto es que eran para la campaña antártica porque veníamos con serios problemas de comunicaciones. Pero más allá de eso, la preeminencia la tuvo el Ejército, algo a discutir en esta nueva etapa.



El submarino ARA San Juan fotografiado en Tierra del Fuego
— ¿Hay conciencia de la necesidad de esta discusión?

— Creo que hay un grupo importante de políticos dentro del Congreso y en el Ejecutivo nacional que entienden para qué están los militares. La pregunta es qué grado de prioridad les dan. Eso es lo relevante. Tal vez esta desgracia del ARA San Juan permita discutir prioridades, porque en la Argentina ha habido una mala discusión, una pobre discusión, acerca de las prioridades en materia de políticas públicas. La defensa está integrada a la política exterior. Y la inserción internacional de la Argentina está vinculada a la defensa.

La década en la que más se ajustó no fueron sólo los 90, sino la que siguió, cuando consumimos todo el stock de capital militar​
— ¿Es cierto que Argentina tiene el tercer presupuesto en defensa de América Latina? ¿Tenemos un problema de presupuesto o de atribución del gasto?

— Es un error de lectura porque las fuentes que se suelen tomar sobre gasto militar incluyen a Gendarmería y Prefectura. Casi la mitad de ese gasto informado, que es del orden de los 7 mil millones de dólares, corresponde a esas fuerzas de seguridad. Desglosado eso, son menos de 4 mil millones de dólares de presupuesto. Entonces, punto número uno, hay un problema de recursos, ese 0,9 por ciento del presupuesto total no es suficiente. Punto número dos: hay un gasto que se puede optimizar, y algo de eso dijo el ministro de Defensa, Oscar Aguad, al decir que no puede haber lugar para dos fuerzas aéreas; hay que tratar de optimizar el gasto. Pero que esa racionalización no signifique ajuste. Hay que decir que la época en la que más se ajustó no fueron sólo los 90, sino la década que siguió, cuando nos consumimos todo el stock de capital militar. El kirchnerismo tuvo la misma lógica menemista: "ramal que para, ramal que cierra" fue avión que no puede volar avión que cae y no se reemplaza. Eso es malo para nosotros como país y es una mala imagen en términos de poder blando.



Juan Battaleme: “Nuestros pilotos vuelan piezas de museo”
— ¿Es real, como dijo el ex ministro de Defensa Julio Martínez, que se perdieron cien aviones durante la etapa kirchnerista?

— Totalmente.

— ¿Qué significa exactamente, están parados, fueron desguazados?

— Que la Fuerza Aérea no tiene los recursos para ponerlos a volar. Y aun cuando los pusiera a volar está poniendo a volar piezas de museo. ¿Puedo dar un ejemplo muy concreto? Muchos se acordarán de las viejas computadoras Commodore 64, con las que nos iniciamos en el mundo de la informática. Bueno, yo puedo conectar cincuenta Commodore 64 y decir que tengo cyberdefensa. Todos sabemos que son piezas de museo. Del mismo modo, puedo tener volando un Spitfire, o un Gloster Meteor, pero siguen siendo piezas de museo. Nuestra aviación es pieza de museo. El A4, el benemérito A4 que es orgullo de la Fuerza Aérea, y que en 1982 junto con el Super Etendard y los Mirage fueron el dolor de cabeza de los británicos, hoy no tendría chances contra un solo Eurofighter. Eso hay que comunicarlo bien, no tienen chances, nuestros pilotos vuelan piezas de museo. Eso atenta contra el profesionalismo de nuestros pilotos, impide darle a alguien que tiene la vocación por esta carrera la posibilidad de entrenarse con lo mejor. Nadie pondría en una redacción a trabajar a un periodista con una Commodore 64 que no se puede conectar a internet. Bueno, nosotros hacemos eso de manera irresponsable con nuestra estructura de defensa.

— La formación, ¿sigue siendo de un nivel aceptable?

— La formación de los pilotos sigue siendo buena. Algo interesante que ha hecho tanto la Escuela de Guerra aérea, como la del Ejército, es tratar de mantenerlos informados de por dónde va el mundo. Por supuesto veo muchas limitaciones. Además, en la década pasada se trató de destruir el ethos militar. En esta pelea, por decirlo de algún modo, entre (Samuel) Huntington y (Morris) Janowitz -que son los pensadores de las relaciones cívico militares- se trató de bajar la idea del soldado profesional y pasar a la del soldado ciudadano, que era la idea que tenía la gente que rearmó los planes de estudio. Igualmente los militares supieron encontrarle la vuelta para poder seguir actualizados, saber qué estaba pasando en el mundo. Una de las grandes cuestiones que lograron conservar fue la de enviar oficiales, aunque en menor medida, al extranjero, a actualizarse.

— Recuerdo un dato extravagante: la funcionaria que reelaboró los programas de formación de los militares durante la gestión de Néstor Kirchner era una antropóloga…

— Exactamente. Un excelente académico argentino, Alejandro Corbacho, escribió sobre el desarme psicológico. Y justamente lo que intentó hacer esta gente, esa antropóloga [N. de la R: Sabina Frederic], fue romper con el ethos militar, vaciarlo de sentido. O sea, primero decirles "ustedes son malos por naturaleza". Luego, dentro de ese nivel de ideologización de la política de defensa, el decreto 727 decía que los militares tenían que prepararse para una amenaza externa de origen estatal y al mismo tiempo que no había hipótesis de conflicto; por lo tanto los vaciaban de sentido. Fíjese la contradicción: no hay hipótesis de conflicto pero hay que prepararse para una amenaza externa. Entonces para qué los están preparando. Intentaron con fórceps vaciar el ethos militar, decir "ustedes no son militares, son ciudadanos que portan uniforme". Desgraciadamente gente que no sabía, pero que estaba orientada ideológicamente, trató de romper la estructura militar. Algunas cosas las lograron hacer, otras por suerte quedaron a mitad de camino.



Enrique Balbi, el vocero de la Armada, fue el encargado de la comunicación durante esta crisis (foto: Adrián Escandar)
— Si se quisiera reequipar y modernizar a las Fuerzas Armadas, ¿cuánto tiempo se necesitaría? ¿Cuánto para que estén en condiciones de cumplir una misión?

— Es la pregunta clave, porque no solo es una cuestión de qué compro sino en qué tiempo lo tendré operativo. El hecho de que el sistema internacional nos ayude y que nuestra posición geográfica nos ayude nos permite ganar tiempo. De todos modos hemos perdido mucho tiempo; el fin de la Guerra Fría o el post 11 de septiembre han sido oportunidades para la modernización. Ahora nos encontramos con un sistema que cumple con la misión primaria de manera muy, muy, limitada. Creo que existe la intención de tener lo que antes eran fragatas, patrulleros de alta mar; eso lleva tiempo, son políticas de Estado porque, desde que uno decide incorporar, asignar el presupuesto, tener los buques, recibirlos, etcétera, no hablamos de menos de quince años. Para tener, digamos, cinco buques modernos. Por poner un número, pero es el poder político el que debe fijar el número, asesorándose con los mismos militares.

— ¿Qué es lo más urgente?

— Volver a tener transporte pesado, que aparte es importante para misiones de paz, para asistencia a los desafíos climáticos. La aviación de transporte. Como los helicópteros de transporte pesado que se perdieron en Malvinas, los Chinook. Algo de eso se hizo. La Fuerza Aérea fue inteligente, logró recuperar los MI17. Eventualmente tener un buen reactor de combate polivalente, porque ya no es solamente superioridad aérea o ataque a tierra, que es un poco lo que a mi criterio se hace con esta compra del Super Etendard, pero que no terminará satisfaciendo a nadie: estamos, de vuelta, ni siquiera recuperando una capacidad, apenas incorporando algo para que los pilotos vuelen, una especie de transición.



La angustiante espera de los familiares de los tripulantes del submarino ARA San Juan
— ¿Se refiere a esta última compra a Dassault?

— Exactamente, cinco aviones que les van a permitir a los pilotos volar un avión a reacción pero que están lejos de ser el estado del arte. Pensemos que estos aviones fueron reemplazos por los Rafale y los últimos Super Etendard que entraron en misión fueron los de la operación franco británica en Libia en 2011. Creo que el Ejército será la fuerza menos prioritaria en un futuro. No es que esto lo va a afectar, pero va a tener que operar en lógicas diferentes. Por ejemplo, hay que revisar la idea de modernización de los tanques, tal vez necesitamos vehículos de transporte oruga 8×8; no sé, estoy reflexionando con usted. Pero ciertamente esta recuperación deberá ser escalonada. Hay que ser inteligentes para no generar rispideces, aunque ninguno de nuestros vecinos debería preocuparsepor nosotros porque como otras naciones democráticas se modernizaron también nosotros entraremos en un proceso de modernización muy grande y muy interesante siguiendo una premisa básica, liberal y sana, que las democracias pueden no guerrear entre sí pero tampoco se van a desarmar. Que es lo que hizo la Argentina, un experimento raro para el tipo de país que somos.

LEA MÁS: "Argentina dejó de ser una fuerza militar competente"

— Ahora bien, suponiendo que se tome la decisión política hoy, ¿necesitamos 20 años más o menos?

— La defensa del 2030 se empieza a construir en el 2017, 2018.

Durante diez años hablamos de drones, todas las fuerzas los desarrollaron y no tenemos ninguno operativo construido por nosotros​
— Los avances tecnológicos, los drones por ejemplo, ¿abaratan o encarecen una modernización?

— Depende. Una de las cuestiones hacia donde están yendo todos los ejércitos occidentales, inclusive nuestros vecinos, es la conectividad aire – mar – tierra, cómo las unidades de mar, de aire y de tierra se conectan entre sí. Eso va a demandar una mejor conciencia de nuestro entorno, de nuestro ciberespacio y del rol de la defensa dentro de ese ciberespacio. Ahora, hay sistemas que son caros, como el (avión de combate) F35. Ninguna fuerza aérea está abandonando los aviones con pilotos. En un futuro relativamente cercano, 2030, eso puede cambiar, y de hecho aparecen los UCAV [N. de la R: vehículo aéreo de combate no tripulado], pero es una discusión que para Argentina parece ciencia ficción, como la de transferirle o no a los robots la capacidad de matar… Ahora bien, la Argentina podría hacer patrullaje marítimo con drones de mediana altitud. Pero durante diez años hablamos de drones, todas las fuerzas desarrollaron drones, y no tenemos ninguno operativo construido por nosotros.



Carteles de aliento y solidaridad en la Base Naval Mar del Plata (Reuters)
— ¿Por qué, no tenemos esa capacidad?

— Porque se habló demasiado y se hizo poco. Y porque aunque teníamos una capacidad eventual de hacer drones y unirnos con otros países, como Israel que domina el tema ciberespacio, Estados Unidos, Francia, incluso con Rusia que también maneja tecnologías robóticas, resulta que, increíblemente, hace dos o tres años, parte de la intelectualidad le mandó una carta al entonces ministro de Defensa Agustín Rossi para desalentar la construcción o el armado de drones en la República Argentina. Esa clase de pensamiento, esa academia, lo único que quería era mantener un status quo que fuera desfavorable a las Fuerzas Armadas. Porque en algún punto desconfiamos de la fortaleza institucional de nuestra democracia. Y eso es malo porque nuestra democracia es sólida en la actualidad.

— ¿Existe voluntad y capacidad para resolver el tema?

— Soy optimista. Creo que voluntad hay. No es solamente función del Ejecutivo, el Legislativo también tiene una responsabilidad, el Congreso debe sentarse y preguntar por qué asignamos los recursos que asignamos. Lo que pasa es que hay otra mala idea ahí y es que la defensa no da votos. Pero si tenemos ochenta mil hombres en armas, ¿cuántas familias viven de esos programas, cuántas unidades militares ayudan a la territorialización de la Argentina y cuántas contribuyen también al desarrollo? ¿Cuándo se acuerdan de la defensa de los gobernadores y de los intendentes? Cuando se dice "vamos a cerrar tal base". Entonces ojo, porque los militares, el Ministerio de Defensa, tienen algo que decir en la territorialización de la Argentina. No hay que mirarlo tan de costado y creo que el gobierno entendió eso. Quiero verlo en términos optimistas. De las tragedias la Argentina ha mostrado una capacidad de aprendizaje y por eso confío tanto en la fortaleza institucional de la democracia más allá de las falencias que tenemos.

— Un tema espinoso: ¿las Fuerzas Armadas deben participar en el combate contra el narcotráfico?

— No, cuando nos llevan a ese terreno, tanto por derecha como por izquierda, están cambiando la función principal de las Fuerzas Armadas. ¿Por qué pasa eso? Porque en los 90 y en los 2000, al no saber qué hacer con los militares, se les asignaron funciones secundarias. Para esa tarea tenemos una buena Gendarmería.



Los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan
— ¿Y sobre la posible restauración de alguna forma de servicio no militar?

— No lo comparto. Creo que el servicio militar voluntario tal cual está debería ser algo atractivo para la sociedad en términos de oportunidad de carrera, para aquellos a los que les gusta la profesión de las armas. Más interesante es la función de las reservas. En Occidente, Gran Bretaña es un buen modelo, Canadá es otro; están tratando de tener reservas activas que eventualmente son llamados…

— ¿Qué sería, retirados o gente que hace un entrenamiento y luego queda stand by?

— Pueden ser en algunos casos retirados que tienen una expertise y pueden integrar la reserva por una equis cantidad de tiempo o bien ofrecer a quienes les interesa la profesión militar pero no quieren estar full time, una formación y la posibilidad de salir cada tanto al terreno. A mucha gente le gusta la profesión de las armas pero no la quiere convertir en su carrera.

— Usted da clases en ciencias políticas en la UBA. ¿Qué clima percibe en los estudiantes respecto de este tema?

— En general, más bien desconocimiento y mito, mito construido y en algunos casos muy negativo. Pero tengo la honra de dar una materia optativa sobre cuestiones de seguridad internacional vinculadas con lo tecnológico y hay mucha hambre por conocer lo que está pasando. Y cuando se conoce, se aprecia. Esto nos da la oportunidad desde las aulas de difundir, discutir, la historia militar de nuestro país que claramente tiene su pasado negro pero no se puede vivir atado a él. Hace poco hicimos un ejercicio en el que gente del Colegio Militar junto a gente de la Universidad hicieron un manejo de crisis que ocurría en el año 2023 y salió muy interesante.

El militar no muerde​
— El modelo que planteó el kirchnerismo de volver a fabricar el Pucará, por ejemplo, ¿tiene sentido?

— Así como lo plantearon no sirve: nos hablaron de cuarenta aviones y creo que produjeron cuatro. Después dijeron que iban a construir helicópteros con China, no se construyó ninguno. Así no sirve. ¿Tiene funciones la estructura militar nuestra? Sí, integradas a otras cadenas de valor militares, de Occidente, de donde el poder político quiera, pero hay que integrarlas a las cadenas de valor. Algo de esto hay en la idea de que la Argentina sea parte del KC 390, el avión de transporte que está generando ahora Brasil, Hay que ver bien qué capacidades tenemos. Por eso digo pensar a futuro. Tenemos una industria aeronáutica muy buena, ingenieros muy buenos. Trabajemos con drones e integremos defensa con las facultades de Ciencias Exactas de las universidades y con otros países que tienen la capacidad por ejemplo de subir sensores a drones. Tal vez ahí haya un nicho de mercado cívico y militar. Pero hay que hacerlo en serio, integrando el mundo universitario con el tecnológico y el militar. El militar no muerde.

https://www.infobae.com/politica/20...s-eso-irresponsablemente-con-nuestra-defensa/
 
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