A finales del pasado mes de septiembre, el Cuerpo de Marines de EE.UU. celebró la ceremonia de despedida de sus antiguos vehículos blindados anfibios AAV-7A1, poniendo fin a un historial de servicio que se extendió por mas de cinco décadas en la institución. Se trata de una plataforma que ya está siendo paulatinamente reemplazada por los nuevos modelos 8×8 ACV de BAE Systems, los cuáles son desarrollados por la compañía BAE Systems y cuya primera unidad fue entregada a inicios del año 2024, mientras que los blindados recientemente retirados podrían terminar en manos de las Fuerzas Armadas de Grecia y Rumania.

Recogiendo algunos detalles sobre el evento, podemos mencionar que este tuvo lugar en la Escuela de Anfibios de Asalto de Camp Pendleton, misma que se sitúa en el estado de California. Durante el desarrollo del mismo, se realizó un pequeño desfile de los AAV-7A1 que también incluyó como curiosidad a un efectivo disfrazado de “caimán”, apodo que los blindados a oruga en cuestión han tenido mientras prestaron servicio en la institución; siendo “amtrac” otra de las denominaciones con las que era posible referirse a los vehículos de este tipo.
Durante su discurso alusivo el coronel Lynn W. Berendsen, quién se desempeña como comandante de la Escuela de Anfibios de Asalto, manifestaba: “El AAV-P7 ha sido muchas cosas: un conector de barco a tierra, un vehículo blindado de combate, un transporte de tropas, una plataforma logística e incluso, en ocasiones, un barco de rescate. Lo más importante es que estuvo en un lugar donde los Marines dejaron su huella en combate, en servicio y en sacrificio (…) El AAV proporcionó a los Marines movilidad y protección blindada, permitiéndoles acercarse al enemigo y tomar objetivos rápidamente. En el desierto, al igual que en las playas del Pacífico décadas antes, demostró que era más que un simple conector: era un vehículo de combate esencial para la Fuerza de Tarea Aeroterrestre de los Marines.“

Cabe recordar en este punto, que el blindado ingresó al servicio durante el año 1972 con la denominación original LVTP-7, sucesor de menor tamaño y mayor alcance para los LVTP-5 que eran empleados desde la década del 50. En aquel entonces, el modelo resultaba innovador por incorporar en su parte trasera un sistema de tubos destinados a lanzar potentes chorros de agua que facilitaran el desplazamiento del ejemplar en el mar, lo que anteriormente dependía únicamente de las propias orugas. Además, se caracterizaba por incorporar una ametralladora M85 calibre .50 colocada en la parte superior del casco, mientras que también contaba con variantes destinadas al mando y control y a la recuperación de vehículos.
Para inicios de la década del 80, la flota de LVTP-7 del Cuerpo de Marines recibió también una importante serie de modificaciones como parte de un proyecto de modernización, mismas que incluyeron un motor renovado, un nuevo sistema de transmisión y actualizaciones en las bombas del sistema anteriormente mencionado; fue en aquel momento que recibió como tal la denominación AAVP-7. En fechas posteriores, el diseño original también veía sustituida su ametralladora original por las variantes M2 y por lanzagranadas de 40mm Mk.19. Ya en la década del 90, los blindados recibieron los llamados Kits de Blindaje de Aplicación Mejorada (EAAK), aumentando con ello su protección frente a fuego de armas pequeñas y metralla; también se sumaron nuevas mejoras el el sistema de propulsión.

Por otra parte, su historial de servicio también presenta un amplio abanico de antecedentes, tanto en el propio USMC como en fuerzas de otras naciones. Entre ellos, podemos identificar la participación de los blindados en operaciones multinacionales de mantenimiento de la paz en el Líbano a principios de los 80, como así también durante la intervención estadounidense a Granada den 1983; en su variante de exportación, también formaron parte de las plataformas argentinas desplegadas para la Guerra de Malvinas de 1982. Además, el modelo vio acción en la Guerra del Golfo de 1991, en las contemporáneas operaciones de los EE.UU. en Somalia y en Irak durante el año 2003, donde protagonizaron un accidente de fuego amigo junto a aviones A-10 Warthog.
Su retiro finalmente concretado en fechas recientes, ya comenzaba a vislumbrarse durante la década pasada, con intentos fallidos (por sus altos costes) de reemplazarlos con los nuevos Vehículos de Combate Expedicionarios (EFV); para 2018 se decidía adquirir el antes mencionado ACV. Mientras que durante el curso del año 2020, un trágico accidente que costó la vida de nueve efectivos estadounidenses le significó al AAVP-7 perder poco después la autorización necesaria para participar de operaciones en el mar, con la excepción de operaciones de respuesta a emergencias. El propio ACV comenzó en paralelo a ganar un mayor protagonismo en despliegues internacionales, tal y como pudo observarse en Japón durante el 2024.

De cara al futuro, los AAVP-7 retirados por los EE.UU. tienen por el momento dos potenciales oportunidades para seguir prestando servicio en naciones aliadas, las antes nombradas Fuerzas Armadas de Grecia y Rumania. En el primero de estos casos, ya fue emitida en 2023 la correspondiente autorización por parte del Departamento de Estado para que pueda concretarse la venta de hasta 63 ejemplares, en una operación que representaría una inversión de USD 268.000.000 para Atenas. Por su parte, en el segundo caso, Rumania obtuvo la misma autorización también en 2023, aunque tan sólo por un lote de 16 ejemplares a cambio de unos 120.500.000 millones de dólares.
*Imágenes empleadas a modo ilustrativo
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