El 30 de enero, la Fuerza Aérea de Alemania (Luftwaffe) confirmó que desplegó sus cazas a fin de verificar e interceptar una aeronave no identificado que se acercaba al espacio aéreo de la isla Rügen, ubicada en la costa del Mar Báltico. Desde la fuerza, a través de una publicación en redes sociales informó que se trato de una aeronave de inteligencia de señales (SIGINT) de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa. Más precisamente, un Ilyushin Il-20M, designación OTAN “Coot-A”.

Siguiendo lo reportado a finales de enero, los radares del sistema de defensa aérea de Alemania detectaron un contacto, el cual volaba sin del transpondedor encendido, en un curso de aproximación al espacio aéreo de Rügen, la mayor de las islas alemanas ubicada en la costa del Mar Báltico. Automáticamente, la Luftwaffe activó el protocolo de respuesta rápida involucrando el lanzamiento de sus cazas, presumiblemente Eurofighter, a fin de interceptar e identificar a la aeronave no colaborativa.

La aeronave en cuestión se trató de un Ilyushin Il-20M, variante del Il-18, empleado por las Fuerzas Armadas de Rusia en misiones de inteligencia de señales (SIGINT), el cual se acerco al espacio aéreo alemán, sin ingresar él, provocando el despliegue de los cazas de la Luftwaffe, los cuales, una vez arribados lo escoltaron hasta que cambiara su curso de aproximación.

Esta clase de “encuentros” entre aeronaves de la OTAN y las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa son habituales. En mayor o menor medida, estos buscando tantear las capacidades de respuesta a la presencia de aeronaves las cuales vuelan con o sin sus transpondedores encendidos en vuelos no colaborativos. Al día de la fecha, desde que se produjera el hecho el 30 de enero, desde la Fuerza Aérea de Alemania no han brindado mayores detalles sobre este episodio que se suma a una larga lista de eventos que tiene que como marco a los cielos del Mar Báltico.

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