A través de diversos anuncios recogidos por medios de prensa norteamericanos, se dio cuenta que el nuevo B-21 Raider, desarrollado por Northrop Grumman como el bombardero furtivo de próxima generación para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, ha completado nuevos vuelos de prueba el pasado miércoles, 17 de enero, en la Base de la Fuerza Aérea de Edwards, ubicada en California.

El B-21 Raider de sexta generación, apodado “Cerberus”, está diseñado para ser un bombardero de largo alcance altamente resistente que puede operar en diversas condiciones. Siguiendo con esta línea, Ann Stefanek, portavoz de la USAF, destacó que las pruebas de vuelo de esta aeronave son: “un paso crítico en la campaña de pruebas gestionada por el Centro de Pruebas de la Fuerza Aérea de EE.UU. (Air Force Test Center) y la Fuerza de Pruebas Combinadas B-21 del Ala 412 para proporcionar capacidades de ataque penetrante de largo alcance y supervivencia para disuadir la agresión y ataques estratégicos contra los Estados Unidos, aliados y socios”.

Cabe recordar que el primer vuelo de pruebas registrado del nuevo B-21 Raider fue en noviembre del año pasado, partiendo desde la Base Aérea de Edwards. Y si bien no hay datos oficiales de otros vuelos realizados desde ese momento hasta la fecha, Stefanek expresó, en declaraciones brindadas a Defense News, que desde su arribó a Edwards la aeronave viene realizando vuelos de forma sostenida. Aunque la portavoz no proporcionó más detalles al respecto, aclarando que resguardaba la información por cuestiones de seguridad operativa. 

Asimismo, es importante destacar que esta aeronave está destinada principalmente a la realización de misiones de ataque profundo y penetrantes contra enemigos estratégicos. En este sentido, las pruebas de vuelo tienen como objetivo comprobar sus capacidades para disuadir el accionar agresivo que, como hemos mencionado, puede llegar a producirse no sólo contra Estados Unidos sino también contra otros países aliados. Para lograr esto, durante las pruebas se evalúan y se analizan los sistemas, los componentes y las funciones del B-21 contribuyendo por un lado, a la disminución de riesgos y por el otro lado, a la mejora de su efectividad operativa y de su diseño. Lo que es más, la aeronave es capaz de transportar equipos de armamentos convencionales y nucleares. 

Por otra parte, se anticipa que el nuevo B-21 Raider reemplazará en un futuro a los antiguos B-1 Lancer y B-2 Spirit y se espera que, siendo la primera aeronave de combate de sexta generación a nivel mundial, mejore ampliamente las capacidades estratégicas de la USAF. Además, como se ha informado por este medio, será uno de los tantos componentes de una familia más amplia de sistemas destinados a la fuerza de ataque convencional de largo alcance de la USAF, “la cual además incluirá inteligencia, vigilancia y reconocimiento (…) como así también podrá desplegar armamento nuclear, siendo concebido para ejecutar operaciones tripuladas o no tripuladas; empleando una amplia gama de municiones de ataque directo y a distancia”. 

Retomando con lo expresado por Ann Stefanek, vale mencionar por último que la USAF planea la posesión de una flota que esté compuesta como mínimo por cien B-21 y, se supone que cada uno de ellos tendrá un costo promedio de adquisición aproximado de 692 millones de dólares. Con lo cual, es esperable que en 30 años, el programa B-21 tenga un costo total aproximado de 203 mil millones de dólares.

*Fotografías empleadas a modo de ilustración.

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