Al final de la Segunda Guerra Mundial, la Armada de los Estados Unidos había construido más de cien portaaviones, entre flotas, ligeros y de escolta. Estos dominaron la Guerra del Pacífico y fueron decisivos para asegurar la victoria.
La mayoría fueron desguazados, unos pocos fueron devueltos para servir en Corea y Vietnam, y algunos sobreviven hoy como museos flotantes: gigantes de acero reducidos a fantasmas...
Fuente: @ustonymc en X