Bonilla. "El gobierno sabe quiénes son los interlocutores válidos"
Políticos y militares rechazan dichos del general Fernández
Opiniones de Saravia, Penadés y Pasquet,
En Artigas. Un Consejo de Ministros prolífico. Inmediatas aunque disímiles fueron las respuestas desde el ámbito político que despertaron los comentarios realizados por el general (r) Manuel Fernández, presidente del Centro Militar, quien señaló que con el presupuesto destinado a Defensa, el gobierno persigue el "aniquilamiento de las Fuerzas Armadas".
Algunas de ellas, provinieron del sistema político.
Otras, del propio ámbito militar.
El comandante en jefe de la Fuerza Aérea, general del aire José Bonilla, dijo que las expresiones del general Fernández, "no reflejan los hechos que en la realidad están llevando adelante los comandantes en cada Fuerza". "Nosotros tenemos que seguir nuestro trabajo, con la conciencia muy tranquila, y fundamentalmente a lo que hace el deber cumplido", indicó.
Descartó que las mismas afecten el relacionamiento con el gobierno porque éste, dijo, "sabe quiénes son los interlocutores válidos". En ese sentido, agregó, "yo me hago cargo de todos los oficiales en actividad de la Fuerza Aérea" y "no de los retirados". Bonilla sentenció que "la sociedad misma está pidiendo" una transformación de las FFAA y afirmó "una de las premisas que va a llevar el Estado Mayor de Defensa, es tener unas FFAA más pequeñas, y más profesionales, más eficientes, más eficaces, y por supuesto, mejores pagas". También representantes de los diferentes partidos políticos hicieron conocer sus opiniones. El senador Jorge Saravia (Espacio 609) comentó que "habría que estudiar sus expresiones y evaluar si no cabe una denuncia penal en su contra". Reclamó acciones de parte del Ministerio de Defensa contra aquellos militares en actividad que hayan participado de la reunión del Centro Militar y entiende que "el comandante del Ejército no puede perder el don de mando" si es que participaron efectivos en esa instancia, e incluso Saravia manejó la hipótesis de mayores sanciones disciplinarias para los actuales responsables del Ejército. El senador nacionalista Gustavo Penadés aseguró que "si bien compartimos la preocupación sobre el rubro presupuestal, no compartimos la forma en que se expresó" el general retirado. Entiende que "seguir planteando al Estado y las Fuerzas Armadas como enemigos es un grave error (pero) es una mirada que siempre tuvieron sobre este tema los militares y la izquierda".
El representante colorado Ope Pasquet, dijo que se trató de un discurso "absolutamente anacrónico, de pronto, esto escuchado hace muchos años hubiese generado preocupación y alarma, por ese tipo de manifestaciones provenientes del ámbito castrense, pero, hoy por hoy, ni siquiera eso", puntualizó. "Es simplemente la constatación de un anacronismo, evidente, grueso". Y reiteró que "este tipo de declaraciones pertenecen a otra época, que ni siquiera debe alarmarnos". En su discurso pronunciado el lunes en el Centro Militar ante presidentes de todos los centros sociales y cooperativas de las FFAA, Fernández cuestionó la política presupuestal que el actual y también el pasado gobierno destinaron a Defensa; le dedicó un pasaje a la oposición política calificándola de "timorata", y ubicó en condición de "enemigos" a las actuales autoridades ministeriales del área porque, según el militar retirado, buscan para las Fuerzas Armadas su "postración y disolución". "No nos debe extrañar esto porque es de puro puño leninista, y se enmarca dentro de un proceso de desgaste, hostigamiento y finalmente destrucción de los actores de las FFAA", afirmó.
la republica
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HACE 10 AÑOS ERA ARRESTADO
No es la primera vez que Fernández ocupa algunos centímetros en la prensa uruguaya. En 2000, y por orden del entonces presidente Jorge Batlle, el general Manuel Fernández fue arrestado durante 10 días a rigor y removido de la jefatura del Estado Mayor Conjunto (Esmaco) tras haber manifestado que "tarde o temprano los militares van a tener que pelear de nuevo contra la izquierda".
Se entendió que esas manifestaciones ponían obstáculos a la intención de aquel gobierno en pretender limar las asperezas entre civiles y militares y "sellar la paz". Con aquellas declaraciones, Fernández quedó totalmente a la intemperie. No logró ecos ni de la oficialidad ni de los integrantes de la llamada Legión de Tenientes de Artigas.
Los entonces comandantes de las tres Armas, Juan Geymonat (Ejército), Francisco Pazos (Armada) y José Malaquín (Fuerza Aérea), se reunieron con Fernández para sancionarlo y, tal como ocurrió en estas horas, por aquel año 2000 fuentes militares señalaban que el pensamiento de Fernández no representaba el de la mayoría de las Fuerzas Armadas.
Algunos otros comentarios hechos públicamente por Fernández en 2000 tenían que ver con que visualizaba la llegada al gobierno de la izquierda, a la que ya calificaba de "enemiga". "Los enemigos no han cesado en su lucha y ellos que no pudieron obtener el poder por las armas, ven que se les acerca el momento en que lo pueden obtener por la vía del sistema republicano democrático de gobierno al cual combatieron, contra el cual se alzaron", había dicho. Fernández entendía que "ya la cosa está pasando de claro a oscuro (porque) la enseñanza está entregada, están todos los gremios en manos del enemigo, así que esto es caótico". Sobre los detenidos desaparecidos, Fernández sostuvo que "hay muchos que están vivos". "El enemigo puede llegar por la vía del Frente Amplio y si ese sector ganara, los militares deberán movilizarse y no sólo militarmente. La guerra en este momento no es sólo el ruido de armas, está en todos los campos: político, psíquico, social y económico", comentó. "El enemigo no va a cejar en su empeño de un revanchismo".
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HACE 10 AÑOS ERA ARRESTADO
No es la primera vez que Fernández ocupa algunos centímetros en la prensa uruguaya. En 2000, y por orden del entonces presidente Jorge Batlle, el general Manuel Fernández fue arrestado durante 10 días a rigor y removido de la jefatura del Estado Mayor Conjunto (Esmaco) tras haber manifestado que "tarde o temprano los militares van a tener que pelear de nuevo contra la izquierda".
Se entendió que esas manifestaciones ponían obstáculos a la intención de aquel gobierno en pretender limar las asperezas entre civiles y militares y "sellar la paz". Con aquellas declaraciones, Fernández quedó totalmente a la intemperie. No logró ecos ni de la oficialidad ni de los integrantes de la llamada Legión de Tenientes de Artigas.
Los entonces comandantes de las tres Armas, Juan Geymonat (Ejército), Francisco Pazos (Armada) y José Malaquín (Fuerza Aérea), se reunieron con Fernández para sancionarlo y, tal como ocurrió en estas horas, por aquel año 2000 fuentes militares señalaban que el pensamiento de Fernández no representaba el de la mayoría de las Fuerzas Armadas.
Algunos otros comentarios hechos públicamente por Fernández en 2000 tenían que ver con que visualizaba la llegada al gobierno de la izquierda, a la que ya calificaba de "enemiga". "Los enemigos no han cesado en su lucha y ellos que no pudieron obtener el poder por las armas, ven que se les acerca el momento en que lo pueden obtener por la vía del sistema republicano democrático de gobierno al cual combatieron, contra el cual se alzaron", había dicho. Fernández entendía que "ya la cosa está pasando de claro a oscuro (porque) la enseñanza está entregada, están todos los gremios en manos del enemigo, así que esto es caótico". Sobre los detenidos desaparecidos, Fernández sostuvo que "hay muchos que están vivos". "El enemigo puede llegar por la vía del Frente Amplio y si ese sector ganara, los militares deberán movilizarse y no sólo militarmente. La guerra en este momento no es sólo el ruido de armas, está en todos los campos: político, psíquico, social y económico", comentó. "El enemigo no va a cejar en su empeño de un revanchismo".
Políticos y militares rechazan dichos del general Fernández
Opiniones de Saravia, Penadés y Pasquet,
En Artigas. Un Consejo de Ministros prolífico. Inmediatas aunque disímiles fueron las respuestas desde el ámbito político que despertaron los comentarios realizados por el general (r) Manuel Fernández, presidente del Centro Militar, quien señaló que con el presupuesto destinado a Defensa, el gobierno persigue el "aniquilamiento de las Fuerzas Armadas".
Algunas de ellas, provinieron del sistema político.
Otras, del propio ámbito militar.
El comandante en jefe de la Fuerza Aérea, general del aire José Bonilla, dijo que las expresiones del general Fernández, "no reflejan los hechos que en la realidad están llevando adelante los comandantes en cada Fuerza". "Nosotros tenemos que seguir nuestro trabajo, con la conciencia muy tranquila, y fundamentalmente a lo que hace el deber cumplido", indicó.
Descartó que las mismas afecten el relacionamiento con el gobierno porque éste, dijo, "sabe quiénes son los interlocutores válidos". En ese sentido, agregó, "yo me hago cargo de todos los oficiales en actividad de la Fuerza Aérea" y "no de los retirados". Bonilla sentenció que "la sociedad misma está pidiendo" una transformación de las FFAA y afirmó "una de las premisas que va a llevar el Estado Mayor de Defensa, es tener unas FFAA más pequeñas, y más profesionales, más eficientes, más eficaces, y por supuesto, mejores pagas". También representantes de los diferentes partidos políticos hicieron conocer sus opiniones. El senador Jorge Saravia (Espacio 609) comentó que "habría que estudiar sus expresiones y evaluar si no cabe una denuncia penal en su contra". Reclamó acciones de parte del Ministerio de Defensa contra aquellos militares en actividad que hayan participado de la reunión del Centro Militar y entiende que "el comandante del Ejército no puede perder el don de mando" si es que participaron efectivos en esa instancia, e incluso Saravia manejó la hipótesis de mayores sanciones disciplinarias para los actuales responsables del Ejército. El senador nacionalista Gustavo Penadés aseguró que "si bien compartimos la preocupación sobre el rubro presupuestal, no compartimos la forma en que se expresó" el general retirado. Entiende que "seguir planteando al Estado y las Fuerzas Armadas como enemigos es un grave error (pero) es una mirada que siempre tuvieron sobre este tema los militares y la izquierda".
El representante colorado Ope Pasquet, dijo que se trató de un discurso "absolutamente anacrónico, de pronto, esto escuchado hace muchos años hubiese generado preocupación y alarma, por ese tipo de manifestaciones provenientes del ámbito castrense, pero, hoy por hoy, ni siquiera eso", puntualizó. "Es simplemente la constatación de un anacronismo, evidente, grueso". Y reiteró que "este tipo de declaraciones pertenecen a otra época, que ni siquiera debe alarmarnos". En su discurso pronunciado el lunes en el Centro Militar ante presidentes de todos los centros sociales y cooperativas de las FFAA, Fernández cuestionó la política presupuestal que el actual y también el pasado gobierno destinaron a Defensa; le dedicó un pasaje a la oposición política calificándola de "timorata", y ubicó en condición de "enemigos" a las actuales autoridades ministeriales del área porque, según el militar retirado, buscan para las Fuerzas Armadas su "postración y disolución". "No nos debe extrañar esto porque es de puro puño leninista, y se enmarca dentro de un proceso de desgaste, hostigamiento y finalmente destrucción de los actores de las FFAA", afirmó.
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HACE 10 AÑOS ERA ARRESTADO
No es la primera vez que Fernández ocupa algunos centímetros en la prensa uruguaya. En 2000, y por orden del entonces presidente Jorge Batlle, el general Manuel Fernández fue arrestado durante 10 días a rigor y removido de la jefatura del Estado Mayor Conjunto (Esmaco) tras haber manifestado que "tarde o temprano los militares van a tener que pelear de nuevo contra la izquierda".
Se entendió que esas manifestaciones ponían obstáculos a la intención de aquel gobierno en pretender limar las asperezas entre civiles y militares y "sellar la paz". Con aquellas declaraciones, Fernández quedó totalmente a la intemperie. No logró ecos ni de la oficialidad ni de los integrantes de la llamada Legión de Tenientes de Artigas.
Los entonces comandantes de las tres Armas, Juan Geymonat (Ejército), Francisco Pazos (Armada) y José Malaquín (Fuerza Aérea), se reunieron con Fernández para sancionarlo y, tal como ocurrió en estas horas, por aquel año 2000 fuentes militares señalaban que el pensamiento de Fernández no representaba el de la mayoría de las Fuerzas Armadas.
Algunos otros comentarios hechos públicamente por Fernández en 2000 tenían que ver con que visualizaba la llegada al gobierno de la izquierda, a la que ya calificaba de "enemiga". "Los enemigos no han cesado en su lucha y ellos que no pudieron obtener el poder por las armas, ven que se les acerca el momento en que lo pueden obtener por la vía del sistema republicano democrático de gobierno al cual combatieron, contra el cual se alzaron", había dicho. Fernández entendía que "ya la cosa está pasando de claro a oscuro (porque) la enseñanza está entregada, están todos los gremios en manos del enemigo, así que esto es caótico". Sobre los detenidos desaparecidos, Fernández sostuvo que "hay muchos que están vivos". "El enemigo puede llegar por la vía del Frente Amplio y si ese sector ganara, los militares deberán movilizarse y no sólo militarmente. La guerra en este momento no es sólo el ruido de armas, está en todos los campos: político, psíquico, social y económico", comentó. "El enemigo no va a cejar en su empeño de un revanchismo".
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No es la primera vez que Fernández ocupa algunos centímetros en la prensa uruguaya. En 2000, y por orden del entonces presidente Jorge Batlle, el general Manuel Fernández fue arrestado durante 10 días a rigor y removido de la jefatura del Estado Mayor Conjunto (Esmaco) tras haber manifestado que "tarde o temprano los militares van a tener que pelear de nuevo contra la izquierda".
Se entendió que esas manifestaciones ponían obstáculos a la intención de aquel gobierno en pretender limar las asperezas entre civiles y militares y "sellar la paz". Con aquellas declaraciones, Fernández quedó totalmente a la intemperie. No logró ecos ni de la oficialidad ni de los integrantes de la llamada Legión de Tenientes de Artigas.
Los entonces comandantes de las tres Armas, Juan Geymonat (Ejército), Francisco Pazos (Armada) y José Malaquín (Fuerza Aérea), se reunieron con Fernández para sancionarlo y, tal como ocurrió en estas horas, por aquel año 2000 fuentes militares señalaban que el pensamiento de Fernández no representaba el de la mayoría de las Fuerzas Armadas.
Algunos otros comentarios hechos públicamente por Fernández en 2000 tenían que ver con que visualizaba la llegada al gobierno de la izquierda, a la que ya calificaba de "enemiga". "Los enemigos no han cesado en su lucha y ellos que no pudieron obtener el poder por las armas, ven que se les acerca el momento en que lo pueden obtener por la vía del sistema republicano democrático de gobierno al cual combatieron, contra el cual se alzaron", había dicho. Fernández entendía que "ya la cosa está pasando de claro a oscuro (porque) la enseñanza está entregada, están todos los gremios en manos del enemigo, así que esto es caótico". Sobre los detenidos desaparecidos, Fernández sostuvo que "hay muchos que están vivos". "El enemigo puede llegar por la vía del Frente Amplio y si ese sector ganara, los militares deberán movilizarse y no sólo militarmente. La guerra en este momento no es sólo el ruido de armas, está en todos los campos: político, psíquico, social y económico", comentó. "El enemigo no va a cejar en su empeño de un revanchismo".