Reflexiones de un Zorro Singular

En memoria de un grande de verdad:cheers2:

Feldmariscal Erwin Rommel



Nacido en Heidenheim,en cercanías de la antigua y académica ciudad de Ulm (Würtemberg), en 1891.

"A principios de febrero de 1941 un oficial del Mando Supremo del Führer me comunicó que debería interrumpir mi permiso y presentarme inmediatamente al Feldmariscal von Brauchitsch y al mismo Führer.
El 6 de febrero, el Feldmariscal von Brauchitsch me confió una nueva misión.
Dada la situación terriblemente crítica de nuestros aliados italianos, era preciso mandar a Libia, en su ayuda, dos divisiones alemanas, una ligera y otra acorazada. Se me había designado para ocupar el mando de este Cuerpo Expedicionario, con la orden de trasladarme lo más pronto posible a Africa a fin de adquirir un conocimiento directo del terreno.
Mis primeras tropas llegarían a mediados de febrero; el traslado de la división ligera terminaría hacia la mitad de abril, y el de la División Acorazada 15, a fines de mayo.
Condición sine qua non para la concesión de esta ayuda era que el Gobierno italiano se comprometiera a organizar la defensa de Tripolitania en la zona del golfo de Sirte, a lo largo de una línea que se extendía al sur de Buerat el-Hsun, a fin de asegurar el espacio necesario para el empleo de la Luftwaffe y renunciando con ello a su plan anterior que se limitaba al mantenimiento de la línea de defensa de Trípoli. Las fuerzas motorizadas italianas en el Norte de Africa debían ponerse a mis órdenes, en tanto que yo estaría bajo la dependencia del mariscal Graziani. Por la tarde me presenté al Führer, quien me hizo una exposición detallada de la situación en Africa, y me informó que me habían recomendado como el hombre que mejor sabría adaptarse a las condiciones, totalmente distintas, del teatro de operaciones. El ayudante de campo del Führer, teniente coronel Schmundt, me acompañaría en mis primeros reconocimientos. Se me aconsejó que empezara con concentrar las tropas alemanas en torno a Trípoli, de modo que udieran entrar en acción conjuntamente. Por la noche, el Führer me enseñó unos cuantos diarios ilustrados ingleses y americanos que describían el avance del general Wavell en Cirenaica; el detalle más interesante que onían de relieve era la perfecta coordinación que existía entre las fuerzas acorazadas de Tierra, la Aviación y la Marina."





6 de febrero de 1941


Queridísima Lu:

Aterrizado en Staaken a las 12,45. He estado con el Ob. d. H. (comandante en jefe del Ejército), quien me ha asignado una nueva misión, y después con el F. (Führer). Los acontecimientos apremian. Mi equipaje está llegando aquí. Puedo llevarme conmigo el mínimo indispensable. Quizá logre expedir pronto el resto. Es inútil que te digaque me da vueltas la cabeza por todo lo que se ha de hacer. Serán necesarios algunos meses para que todo se concrete.
Como ves, se ha acortado de nuevo "nuestro permiso". No te entristezcas, no se podía hacer otra cosa. Esta nueva empresa es muy importante.



7 de febrero de 1941


Esta noche he consultado con la almohada mi nueva misión. Será una manera como cualquier otra de curarme el reumatismo. (La esposa podría deducir de esto que la nueva empresa se desarrollaría en Africa). Tengo mucho que hacer para reunir todo cuanto me hace falta en las pocas horas que dispongo.





"El día 11 de febrero por la mañana me presenté al general Guzzoni, segundo jefe del Estado Mayor, en Roma, donde el plan de trasladar la defensa de Tripolitania al golfo de Sirte fue aceptado sin condiciones. Se dieron también instrucciones al general Roatta, jefe de estado Mayor del Ejército italiano, para que me acompañe a Libia. Por la tarde me acerqué en avión a Catania, donde encontré al general Geissler, quien estaba al mando del X Fliegerkorps de la Luftwaffe. Las noticias más recientes de Africa eran bastante inquietantes. Las tropas de Wavell habían tomado Begasi, destruyendo la última división acorazada italiana al sur de la ciudad, y se disponían a avanzar sobre Tripolitania. Lo cierto es que muy difícilmente opondrían los italianos una resistencia eficaz. Y no sería nada extraño que en unos días las vanguardias del Ejército inglés alcanzaran los alrededores de Trípoli. Puesto que la primera división alemana en Africa no estaría completa hasta mediados de abril, su ayuda llegaría demasiado tarde si el enemigo continuaba su avance; or lo tanto, si queríamos detener a los ingleses era necesario pasar inmediatamente a la ofensiva. Por esta razón le pedí al general Geissler que ordenara para aquella misma noche, una incursión aérea sobre el puerto de Bengasi, y que la mañana siguiente enviase los bombarderos al ataque de las columnas inglesas al oeste de la ciudad. Al principio Geissler no quiso saber nada sobre el asunto; era evidente que los italianos le habían pedido que, en lo posible, respetara Bengasi, pues numerosos oficiales y funcionarios italianos tenían allí casas de su propiedad. Eso me impacientó y, por ello, aquella misma noche, el coronel Schmundt se puso en comunicación con el Mando Supremo del Führer y recibió autorización para actuar. Pocas horas después despegaron los primeros bombarderos para cumplir su misión, cuyo objetivo era interceptar los abastecimientos ingleses en Bengasi..."



Parte 1
Fuente: la vieja e inmejorable Enciclopedia de la Segunda Guerra Mundial de Edit. Rizzoli
 




7 de febrero de 1941


A la mañana siguiente (12 de febrero) despegamos de Catania y fuimos directamente a Trípoli, para un reconocimiento in situ. Mientras sobrevolábamos el Mediterráneo, a baja cota, encontramos numerosas escuadrillas de Junkers que volvían de allí, probablemente se trataba de aparatos que ya por entonces abastecían a las fuerzas aéreas alemanas en Africa. Hacia mediodía aterrizamos en Castel Benito, al sur de la ciudad. El subteniente Heggenreiner, que era el oficial de enlace del general alemán en Roma (general von Rintelen) con el Mando Supremo italiano en Africa del Norte, nos anunció, al recibirnos, que el mariscal Graziani había dejado el Mando Supremo, comunicando las directivas al general Gariboldi, comandante del Ejército 5. Heggenreiner me describió brevemente el orden de batalla de las fuerzas italianas en Africa y me habló de algunos desagradables incidentes que se habían producido durante la retirada, o, mejor dicho, durante la derrota en que se transformó aquel repliegue.
Hacia las 13 me encontré con el general Gariboldi y le puse al corriente de mi misión. Mostró escaso entusiasmo por la intención de establecer la defensa en Sirte. Yo, con la ayuda de un mapa, le expliqué en líneas generales mi plan de defensa de Tripolitania, cuyos puntos esenciales eran: no retroceder ya ni un solo paso, poderoso apoyo de la Luftwaffe y volcar en la defensa del sector sírtico todos los hombres disponibles, incluyendo, apenas hubiesen desembarcado, los primeros contingentes alemanes. Estaba convencido de que si los ingleses no encontraban resistencia, lo más probable era que continuasen su avance, mientras que si se percataban de que habían de empeñarse en otra batalla, no atacarían... -como hubiera sido su deseo-, sino que se verían forzados a esperar refuerzos. Esperaba poder aprovechar el tiempo ganado de esta forma organizando nuestras tropas, de modo que fuesen lo bastante fuertes para resistir el asalto enemigo.
Gariboldi alimentaba muchas dudas sobre todo lo que le había expuesto. Estaba profundamente descorazonado por la derrota, y me aconsejó que, en primer lugar, diese una ojeada a la zona de la Sirte, pues suponía que yo, como acababa de llegar, no tendría una idea precisa de las dificultades de este teatro de operaciones.
"No necesitaré mucho tiempo para conocer el país... -concluí-. Realizaré un vuelo de reconocimiento esta misma tarde y esta noche informaré al Mando Supremo."



En vista de la tensa situación y de la indolencia del Mando italiano, yo había ya decidido no atenerme a las primeras instrucciones, según las cuales debía limitar mi acción al control del sector, sino que procuraría asumir el mando del frente en cuanto me fuera posible; lo más tarde tras la llegada de las primeras tropas alemanas. El general von Rintelen, a quien había insinuado mis intenciones durante la conversación sostenida en Roma, me lo había desaconsejado, pues, según él, era el modo más seguro de perder honor y reputación.
Por la tarde, el coronel Schmundt y yo, a bordo de nuestro He-111, sobrevolamos el territorio libio. Después de haber inspeccionado los trabajos de fortificación y los profundos fosos contracarros al este de Trípoli, se presentó ante nuestra vista una franja arenosa que, a juzgar por su aspecto, parecía un terreno difícil para el movimiento de vehículos, tanto si eran de ruedas como de cadenas, y por ello, constituía un excelente obstáculo natural ante Trípoli. El vuelo continuó sobre la zona de colinas entre Tarhuna y Homs, tampoco muy apta, por lo que vimos, para los movimientos de las fuerzas motorizadas; en cambio parecía indicadísimo para ello el llano uniforme entre Homs y Misurata. La vía Balbia serpenteaba como una cinta negra a través del paisaje desolado, en el que, hasta perderse de vista, no se vislumbraban árboles ni malezas. Dejamos a nuestras espaldas Buerat el-Hsun, fortín en el desierto con un par de cabañas alrededor, y una pista de aterrizaje, y finalmente volamos sobre las blancas casas de Sirte, donde divisamos las posiciones italianas al este y al sudeste de la población.
Cuando por la noche me entrevisté con el general Gariboldi para referirle los resultados del reconocimento ya había llegado el general Roatta, portador de las nuevas directrices del Duce. En lo sucesivo ningún obstáculo se opondría a la ejecución de mi plan.
Al día siguiente, el Cuerpo de Ejército X italiano, formado por las Divisiones "Brescia" y "Pavia", recibió la orden de avanzar hacia Sirte y Buerat el-Hsun y guarnecer la línea defensiva. Le seguía la División "Ariete", que por entonces sólo disponía de 60 carros de combate de modelo anticuado (eran demasiado ligeros, y años atrás se habían utilizado en la persecución de los indígenas de Abisinia), la cual debía establecerse al oeste de Buerat el-Hsun. Por el momento eran las únicas fuerzas que podíamos reunir. Y aun así su traslado representó una gran complicación para el Mando Supremo, pues los italianos no tenían suficientes aviones de transporte y la carretera de Trípoli a Buerat el-Hsun tenía una longitud de más de 400 km.
No podíamos esperar, por lo tanto, que las divisiones italianas llegasen rápidamente a la línea de fuego; lo que significaba que la única fuerza inmediatamente disponible para detener al enemigo eran -además de la débil guarnición italiana situada en Sirte- los aparatos de nuestra Luftwaffe. En consecuencia, pedí a su comandante en Africa, el general Frölich, que asumiese esta misión, después de haberle convencido de su fundamental importancia para el futuro del teatro de operaciones africano; en tanto que el comandante del X Fliegerkorps de la Luftwaffe quedó encargado de proporcionar el apoyo necesario. Con los limitados medios de que disponían, de día y de noche, hicieron cuanto les fue posible para ayudarnos a salir de la difícil situación. Y lograron su objetivo, pues las tropas de Wavell se detuvieron en El-Agueila.
Pocos días después me trasladé en avión a Sirte para inspeccionar las unidades italianas situadas en las líneas defensivas.En su totalidad eran, aproximadamente, un regimiento, bajo el inmejorable mando del coronel Grati y el comadante Santamaría. Esta unidad constituía la única fuerza que podíamos oponer en aquel momento a los ingleses, y de ahí nuestra comprensible inquietud ante la situación. El resto de las tropas se encontraban hacia el oeste, a más de 320 km de distancia...
Como resultado de mi insistencia, la primera división italiana se puso en marcha hacia Sirte el 14 de febrero. Aquel mismo día llegaron al puerto de Trípoli las primeras divisiones alemanas: el III batallón de exploradores y un batallón contracarro. Considerando lo peligrosa que era nuestra situación, presioné para que desembarcaran rápidamente y solicité que las operaciones de descarga continuasen incluso de noche, con luz artificial, aceptando, por motivos de fuerza mayor, el riesgo de una eventual incursión aérea enemiga.
La descarga de este barco de transporte de 6000 toneladas, que duró toda la noche, constituyó un récord para el puerto de Trípoli... A los soldados se les entregó el equipo especial para la zona desértica a las primeras horas de la mañana y a las 11 en punto formaban ante el palacio de gobierno. De su aspecto irradiaba la más completa fe en la victoria, y este cambio de atmósfera no pasó inadvertido en Trípoli. Después de pasar revista rápidamente a las unidades, el barón von Wechmar (comandante del III batallón de exploradores) salió de Trípoli al frente de sus hombres, y veintiséis horas después llegó al frente sírtico.
El 16 de febrero, algunos destacamentos alemanes que operaban con la columna de Santamaría realizaron la primera acción contra el enemigo. En aquel momento asumí el mando del frente. Por su parte, el coronel Schmundt hacía varios días que había regresado al Mando Supremo del Führer...






Parte 2
 



14 de febrero de 1941

Queridísima Lu:
Todo marcha lo mejor que se podría desear. Espero que lograré alcanzar la victoria. Yo estoy muy bien y no hay nada por lo que debas preocuparte. Estoy hasta la coronilla de trabajo. Ya he echado una ojeada a todo.


17 de febrero de 1941

Todo marcha maravillosamente para mí y para mis hombres bajo este sol resplandeciente. Estoy en relaciones más que óptimas con el mando italiano y no podía esperar una colaboración mejor.
Mis muchachos ya están en el frente, que se ha desplazado unos 500 km al Este. Por lo que a mí respecta, ahora puedo incluso verte.




Mis vuelos cotidianos entre Trípoli y el frente me permitieron conocer muy bien Tripolitania a vista de pájaro y empecé a sentir una gran admiración por los resultados de la obra colonizadora de los italianos, cuyos signos eran evidentes, sobre todo en los alrededores de Trípoli, Tharuna y Homs.
Ahora se trasladaban diariamente hacia el frente columnas italianas y alemanas. Pese al parecer contrario de los italianos, el jefe de los servicios del Afrikakorps (comandante Otto) organizó el transporte de los pertrechos a lo largo dela costa, con pequeñas embarcaciones, aligerando así muchísimo el trabajo de nuestras columnas de camiones, de por sí nada fácil. Por desgracia, los italianos no habían pensado nunca en construir una línea ferroviaria costera, que en aquel momento habría sido de enorme utilidad...



Parte 3
 

g lock

Colaborador
E - X - C - E - L - E - N - T - E

Stormnacht, muy bueno...

Espero el resto...

Un abrazo
 

EA41

Colaborador
Muy recomendable un excelente libro sobre la vida de Rommel. El Rastro del Zorro de David Irving.
Saludos
 
Gracias muchachos, un personaje de tal magnitud merecía un párrafo aparte. Por cierto excelente libro. Cuando me haga un tiempito sigo, aún no volví a casa. Estimados saludos!
 


Para dar la impresión de ser más fuertes de lo que éramos y a fin de inducir a los ingleses a la máxima prudencia, hice fabricar, en los talleres que había en los alrededores de Trípoli, un gran número de carros simulados, que se montaron sobre Volkwagen y parecían totalmente auténticos.



El 17 de febrero notamos signos de intensa actividad por parte del enemigo, y temí que los ingleses estuvieran a punto de reemprender su avance sobre Trípoli. Mi imprensión se vio reforzada el 18 de febrero por la presencia confirmada de nuevas unidades británicas entre El-Agueila y Agedavia. Entonces, para dar también nosotros la sensación de una actividad más intensa, decidí hacer avanzar el III Batallón de exploradores, reforzado por el Batallón Santamaría y el XXXIX Batallón contracarro agregado a su mando, hasta la zona de El-Nofilia, con la orden de tomar contacto con el enemigo.


El 24 de febrero se produjo el primer encuentro entre las tropas inglesas y las alemanas en Africa.




Los nuestros destruyeron tres vehículos acorazados de reconocimiento, un camión y un automóvil, e hicieron prisioneros a tres soldados enemigos, entre los cuales se hallaba un oficial, sin tener que lamentar por nuestra parte pérdidas de material o heridos. Mientras tanto, afluían al frente, conforme el plan previsto, otras unidades de la División Ligera 5.
Teníamos todavía sospechas sobre la finalidad de los movimientos ingleses, y para aclarar la situación, el comandante de la citada División Ligera, que había asumido el mando del frente, se trasladó el 4 de marzo al estrecho paso de El-Mugtaa y lo barreó con campos de minas. Durante la acción no advirtió ninguna señal de actividad por parte del enemigo.



De esta forma se aseguró un sector bastante importante y se reforzó nuestra posición. Los pantanos salobres de Mugtaa el-Chebrit se extienden, desde este punto, a lo largo de unos 33 km al sur de la vía Balbia y son impracticables para los vehículos, salvo en unos pocos puntos que, desde luego, nos apresuramos a minar. Habría sido relativamente fácil rechazar un ataque frontal que pretendiera forzar el paso, y era improbable que los ingleses quisieran intentar una maniobra de envolvimiento que los habría obligado a realizar una larga marcha sobre un terreno arenoso y plagado de dificultades.




En El-Mugtaa estábamos ya a cerca de 800 km al este de Trípoli. Para los abastecimientos que no llegaban por mar habíamos asegurado el pequeño puerto de Ras el-Ali, el cual, como todos los lugares semejantes de nombre altisonante, era en realidad un agujero desolador y miserable donde comenzaron a afluír inmeditamente los artículos de primera necesidad.



Parte 4
 

Leutnant

Colaborador
Colaborador
Rommel, exelente oficial, tactico - estratégico, exelente persona. Como muchos otros alemanes que no pelearon por Hitler ni por el nazismo, sino por Alemania.
Una pena que el mayor de los criminales de la historia germana lo mandara a matar.

Saludos!!!
 
5 de marzo de 1941


Erwin johannes Eugen Rommel tras su participación en la IGM


Lucie Maria Mollin, esposa de Erwin Johannes Rommel

Queridísima Lu:
Acabo de llegar de un viaje -o, mejor, de un vuelo- de dos días al frente, que ahora se encuentra a 750 km hacia el Este. Todo va bien.



Hay mucho trabajo. De momento no puedo ir a verte porque no podría garantizar nada en mi ausencia. Dependen de mí y de mi iniciativa demasiadas cosas. Espero que hayas recibido alguna carta mía.
Mis soldados están avanzando. Aquí la única cosa importante es la rapidez. Me adapto al clima plenamente. Esta mañana incluso he dormido demasiado, hasta después de las seis...
... Hoy hemos tenido un espectáculo de gala con la proyección de "Victoria en Occidente" (una película de propaganda sobre la campaña alemana de 1940 en Francia). Al recibir a los invitados -llegados en gran número, algunos en companía de sus esposas-, he expresado la esperanza de que algún día podremos proyectar también "Victoria en Africa"...



Rommel, sus asistentes y oficiales alemanes e italianos en zona del puerto de Trípoli

El resultado de nuestras operaciones en El-Mugtaa fue la retirada inglesa al Este, lo que hacía suponer que el grueso de sus fuerzas se encontraba en las cercanías de Agedabia y a lo largo de la costa, hacia Berna.



En esta fase, los intentos enemigos de paralizar nuestros abastecimientos mediante acciones navales en el Mediterráneo e incursiones aéreas sobre Trípoli no lograron resultados agradables.



El 11 de marzo desembarcaron en Trípoli los últimos elementos del V Regimiento Panzer; se le dio en dotación 120 carros de combate, pero sólo 60 de ellos eran del tipo mediano (Panzer III y IV). Además, la División italiana "Ariete" avanzaba con 80 carros de combate, todos los que en aquel momento estaban en condiciones de entrar en combate. Este despliegue de fuerzas, con material entonces modernísimo, causó mucha impresión entre los italianos


Parte 5
 
¿El libro de las memorias de Rommel no se llamaba Krieg Ohne Hass?

Sin dudas, el Gran Héroe de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial... había un escritor inglés que decía que Rommel no había sido el mejor general, sino el mejor soldado de toda germania.

Y justo me acabo de fijar... hoy, 14 de Octubre, se cumplen 64 años de su fallecimiento.

Descansa en paz...


 
Así es Arminio, hoy su triste aniversario. Iba a hacer renglón aparte, pero colocar su foto me daba bajón, no lo sé, un tipo así no merecía eso. Igualmente muy bueno de tu parte. Salute!
 
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.223Rem

Sin dudas en mejor soldado al servicio del tercer Reich, la pesadilla de los enenmigos del imperio Germano!
 
Las condiciones en el frente




El 13 de marzo trasladé mi puesto demando a Sirte. En un principio había tenido la intención de llegar a la localidad en avión, a bordo de un "Ghibli", y con mi jefe de Estado Mayor. Pero, tras el despliegue, cerca de Tauorga, nos vimos envueltos en una tempestad de arena, y el piloto, haciendo caso omiso de mis instigaciones a seguir, invirtió el rumbo y me obligó a hacer el viaje en automóvil desde el aeródromo de Misurata. Sólo allí comprendimos que no teníamos la menor idea de la terrible violencia de esas tempestades. Nubes inmensas de polvo rojizo impedían totalmente la visibilidad y reducían la velocidad del automóvil a un lento caminar... La arena corría a ríos, como agua, por el parabrisas, y apenas podíamos respirar a través de los pañuelos con que nos habíamos cubierto la cara. El sudor nos brotaba por todos los poros a causa del calor insoportable. Se trataba del temido "guibli"... De corazón di mis excusas al piloto. Precisamente aquel mismo día un oficial de la Luftwaffe se estrelló con su aparato a consecuencia de la tempestad.



El 15 de marzo, un destacamento mixto italiano y alemán, al mando del conde Schwerin, abandonó Sirte con dirección a Murzuch, a unos 720 km más al Sur. El Mando Supremo italiano nos había pedido que emprendiésemos esta acción porque las tropas del general De Gaullecomenzaban a hostigar en Libia meridional. Sin embargo, por lo que a nosotros concernía, nuestro principal objetivo era adquirir experiencia a base de largas marchas y, sobre todo, comprobar si nuestro equipo se adaptaba a las condiciones africanas. Poco después llegó a la línea de El-Mugtaa la División "Brescia" completa, y la División Ligera 5 quedó disponible para llevar a cabo acciones rápidas.




Parte 6
 
El 10 de marzo me trasladé en avión al Mando Supremo del Führer para informar y recibir nuevas instrucciones. El Führer me condecoró con las "Hojas de Roble" por la actuación de la División Panzer 7 en Francia. El comandante en jefe del Ejército (von Brauchitsch) me informó que no se preveía una decisiva acción ofensiva en África para un próximo furuto y que por el momento no debía esperar refuerzos. Añadió que después de la llegada de la División Panzer XV, a fines de mayo, debería atacar y poner en fuga al enemigo en el sector de Agedabia. Quizá sería posible entonces reconquistar Bengasi. Le hice notar que no debíamos limitarnos a tomar Bengasi, sino que sería necesario volver a ocupar toda la Cirenaica, por cuanto la zona de Bengasi no se podía contener militarmente sola. No me gustó la insistencia, por parte del Feldmariscal von Brauchitsch y del teniente general Halder, para mantener tan reducidos los contingentes de tropas enviados a África, abandonando a su suerte el futuro de este teatro de operaciones. Habría sido necesario aprovechar con el máximo empeño la temporal debilidad inglesa en este sector para asegurarnos definitivamente la iniciativa.



En mi opinión, otro error fue el de no afrontar el riesgo de un desembarco en Inglaterra en 1940-41. La única probabilidad de triunfo, suponiendo que la operación lo hubiera alcanzado, se habría presentado en el momento en que el Cuerpo Expedicionario británico acababa de perder su armamento y equipo. A partir de entonces las dificultades aumentaron constantemente, y, sin embargo, la invasión era obviamente necesaria si queríamos ganar la guerra contra Gran Bretaña.
Antes de partir había ordenado a la División Ligera 5 que preparase un ataque contra El-Agueila, fijado para el 24 de marzo; el objetivo era la conquista del aeródromo y el fortín, y capturar a la guarnición inglesa. Resultaba que poco antes, el oasis de Marada, situado algo más al Sur, había sido ocupado por un destacamento mixto ítalo-alemán, que ahora debía ser aprovisionado, y nuestras columnas de víveres eran hostigadas sin tregua por las unidades inglesas de El-Agueila.





Tras mi regreso a África, el III Batallón de Exploradores ocupó, según se había previsto, el fortín, los pozos y el aeródromo de El-Agueila en las primeras horas del 24 de marzo. La guarnición inglesa, compuesta por pocas fuerzas, había minado toda la zona y, cuando desencadenamos el ataque, llevó a cabo un hábil repliegue.
Después de la conquista del El-Agueila parecía que las avanzadillas inglesas -según el informe de la Luftwaffe- se habían retirado a la garganta del Marsa el-Brega...




Parte 7
 
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