Otro F-16 ucraniano derribado: aumentan las pérdidas de aviones de combate en plena escasez de pilotos
El pasado sábado 12 de abril, fue derribado un nuevo avión de combate F-16 perteneciente a la Fuerza Aérea de Ucrania. La pérdida fue confirmada en primera instancia por fuentes vinculadas al gobierno ucraniano y luego ratificada por el Ministerio de Defensa de Rusia. De acuerdo con diversas versiones, el responsable del derribo habría sido un sistema de defensa aérea S-400, aunque otras fuentes apuntan a que se trató de una acción de pilotos de caza rusos.
Esta representa la segunda baja confirmada de un F-16 ucraniano. El primero habría sido abatido por fuego amigo en agosto de 2024. En marzo de este año, también circularon informes sobre la caída de otro caza en la región de Sumy, aunque dicha información no fue verificada oficialmente.
La situación plantea interrogantes sobre cuántos F-16 quedan realmente operativos en manos de las fuerzas ucranianas. Aunque se prometieron más de 80 unidades a Kiev en el marco del apoyo internacional, solo unas pocas decenas han llegado efectivamente al país, y al menos la mitad de ellas están siendo utilizadas como fuente de repuestos.
Sin embargo, el problema más grave no sería la pérdida material de las aeronaves, sino la muerte de uno de los escasos pilotos entrenados, en un contexto marcado por la limitada disponibilidad de personal capacitado para operar estos complejos sistemas de combate.
Cabe destacar que, durante su transferencia a Ucrania, los F-16 fueron presentados por la propaganda local como una “arma milagrosa” capaz de alterar el equilibrio del conflicto. Hoy, un año después, el debate gira en torno a las pérdidas sufridas y no a sus supuestos logros operativos.
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