El procesador que vino del frío: el Elbrus-8CB es una CPU octa-core que aspira a competir con los micros de Intel y AMD (esto salió en noviembre del 2020)
La propuesta de la empresa rusa se llama
IcepeakITX Elbrus-8CB, y además del procesador cuenta con una configuración de memoria RAM que puede ser de 8 o de 32 GB de memoria DDR4-2400.
En este proyecto llama la atención de
sensores de presión, de humedad o la de un giroscopio y un sensor GPS que hacen que se pueda convertir en la base de aplicaciones embebidas y probablemente industriales.
Su conectividad, eso sí, no está a la altura de los tiempos, y
cuenta con una ranura PCIe 2.0 x16 (justo cuando empezamos a ver la popularización de PCIe 4.0) además de dos conectores M.2 para unidades SSD y de cuatro conectores SATA para unidades de almacenamiento que acepten este tipo de interfaz. Contamos con conectividad Gigabit Ethernet, dos puertos HDMI 2.0 y hasta cinco puertos USB 3.0.
Los responsables del desarrollo aseguran que la placa cuenta además con un
firmware x86-64 que permite ejecutar código de esta arquitectura con una sobrecarga mínima para el sistema, lo que en teoría permitiría utilizar esta placa y su procesador para instalar sistemas operativos como Windows 10 o distribuciones Linux funcionales, aunque de momento no hay datos de compatibilidad software específicos.
El procesador Elbrus-8CB cuenta con 3.500 millones de transistores, tiene un TDP de 90 W y está fabricado con tecnología de 28 nanómetros. Con esos datos parece lógico pensar que
tiene difícil competir con lo último de Intel y AMD, mucho más avanzados en procesos de fabricación y con muchas tablas en el ámbito de sus microarquitecturas.
En Tom's Hardware explican que el rendimiento es previsiblemente muy inferior a procesadores con los que quiere competir. Un buen ejemplo es la familia EPYC de AMD; que en el caso de sus modelos modernos de 8 núcleos logra 2,3 TFLOPS de rendimiento,
cerca de diez veces más lo que prometen esos Elbrus-8CB que eso sí, funcionan a 1,5 GHz frente a los 3,7 - 3,9 GHz de los EPYC.
Hay otra curiosidad más: a diferencia de las propuetas propietarias de Intel y AMD con las que pretende competir, MCST
ofrece tanto el compilador C/C++ propietario de la empresa rusa (pero no su código fuente), su gestor de arranque y el código fuente para los esquemas de la placa, las especificaciones de diseño y comentarios de ese proceso de diseño.
Anteriores modelos de placas similares de MSCT rondaron
los 1.000 euros, lo que hace también que su precio sea un obstáculo para muchos.
Parece por tanto que estamos ante una propuesta curiosa no tanto por su (aparentemente) modesto rendimiento
sino por lograr plantear una alternativa en un mercado absolutamente dominado por Intel y AMD. Sea como fuere, habrá que seguir estando atentos a estos procesadores venidos del frío: puede que algún día logren plantear una alternativa mucho más seria en este segmento.