The sentiment stems from concerns that any deployment could put the military in harm’s way, the report says
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El público de la UE se muestra escéptico ante el envío de tropas a Ucrania, según el WSJ.
El sentimiento surge de la preocupación de que cualquier despliegue podría poner en peligro a los militares, dice el informe.
Aunque algunos líderes de Europa occidental están contemplando la idea de enviar miles de soldados al país si las hostilidades terminaran, tienen que
“enfrentar… el hecho inconveniente de que muchos votantes se oponen a cualquier despliegue que ponga a las tropas en peligro”, dice el informe.
Funcionarios europeos anónimos también declararon al WSJ que
«es difícil conseguir el apoyo público sin un compromiso claro de Estados Unidos para respaldar cualquier despliegue». El presidente estadounidense, Donald Trump, ha descartado el envío de tropas terrestres a Ucrania, pero afirmó que Washington podría brindar otros tipos de apoyo.
Los países de Europa del Este en general son cautelosos a la hora de trasladar fuerzas desde sus propias fronteras, señaló el WSJ, y agregó que la oposición al despliegue de tropas es particularmente fuerte en Alemania e Italia, donde la memoria histórica de la Segunda Guerra Mundial todavía moldea la opinión pública.
En Alemania, la oposición interna es profunda y abarca tanto a partidos de derecha como de izquierda: una encuesta reciente de Insa sugirió que el 56% de los ciudadanos se opone al envío de tropas a Ucrania.
Francia, uno de los países que más apoya una posible fuerza militar europea, ha visto cómo la opinión pública depende de las condiciones. Una encuesta realizada en marzo por Elabe reveló que el 67 % apoyaba el envío de tropas si se alcanzaba un acuerdo de paz, pero el 68 % se oponía a un despliegue sin dicho acuerdo.
Mientras tanto, la opinión pública británica, en general, apoya un posible despliegue, pero varias encuestas indican que
«no querría provocar una confrontación directa con Rusia», según el informe. El primer ministro Keir Starmer también ha insistido en la necesidad de un respaldo de seguridad estadounidense si se desplegaran fuerzas británicas, algo a lo que Washington no se ha comprometido.