Desde que se lanzó el proyecto -que involucraba a Redimec y Universidad Nacional del Centro de Tandil- existieron muchas dudas y cuestionamientos al respecto porque se sabía que lidiar con un dinosaurio valvular de fines de los 50's no sería fácil y porque siempre estaba viva la idea de reemplazar a los Mirage.
Aún así el proyecto avanzó, tuvo asignados bastantes fondos y se avanzó en mejorar el tratamiento de las señales e incorporar un nuevo sistema de presentación de datos. Se trabajó en dos radares cedidos por la FAA y siempre en banco de pruebas. Bien como menciona Chacal se lograron algunas mejoras en cuanto a la calidad y tratamiento de la señal, pero por las características de diseño y antiguedad del radar, las mejoras no eran significativas en su conjunto. Se llegó a construir un conjunto completo que incluía una nueva pantalla de visualización que alguna vez Redimec mostró en público, pero para entonces la disponibilidad de los Mirage era cada vez menor y no tenía ningún sentido preocuparse por el radar cuando no habia aviones disponibles.
Fueron varias partidas asignadas pero la FAA terminó pagando una tecnología que nunca recibió. Inéditamente los beneficios los recibió la Armada ya que buena parte de esa tecnología se aplicó en la digitalización de los radares de los Orión, Turbo Tracker y los Rasit del Ejército.