LA HAZAÑA DE LOS " MARRANOS " ITALIANOS EN ALEJANDRIA

Luiggi Durand de la Penne, Capitan de Corbeta de la Armada Italiana, escribió a su madre en los últimos días del año 1941
" Madre querida: Cuando leas estas líneas yo estaré muerto. Me ofrecí para una peligrosa misión que fracasó. . . ."
Gracias a Dios la carta contenía dos errores, no fracaso en la misión ni tampoco perdió la vida en la misma, llegando a mostrar toda la entidad de caballero, tal que incluso sus adeversarios circunstanciales terminaron honrandolo.-

Aquí inserto un relato de la misión en cuestión:

" El capitán de Corbeta Junio Valerio Borghese, selecciono seis hombres, al mando del capitán de corbeta de la armada italiana Luigi Durand de la Penne, para un desigual ataque al poderío naval británico concentrado en Alejandría. Enfrentando hombres de 75 kg. a acorazados de 32.000 toneladas, estaba destinado a conquistar una victoria memorable y la admiración de su victima principal. Winston Churchill, dijo de su hazaña: “un ejemplo singular de valor e ingenio”.

La misión encomendaba a De la Penne consistía en hundir los buques principales de armada británica desplegados en el Mediterráneo en un momento critico histórico, recuérdese que los ingleses acababan de perder un acorazado y un portaaviones a manos de los submarinos. Los dos acorazados que les quedaban en el Mediterráneo se habían puesto al refugio de la rada de Alejandría. De la Penne y los voluntarios que le acompañaban debían introducirse en el puerto viajando montados a horcajadas en submarinos-enanos, llamados por los italianos “cerdos”, y atacar allí a los navíos de guerra.

Cada mini submarino tenia 6,5 metros de largo y 50 centimetros de diámetro, los impulsaban motores eléctricos silenciosos que les daban una velocidad de tres a cinco km por hora, y un radio de acción máximo de 15 km, y llevaban una carga desmontable de 300 kg de explosivos.( Siluri a Lenta Corsa - SLC (Maiale)

En el año 1935, cuando la amenaza de una guerra con Gran Bretaña se hace latente, en la Regia Marina resurge la idea de las lanchas MAS y del torpedo de Rosetti. Los oficiales de marina Teseo Tesei y Elios Toschi retoman la idea del Mignata, fabricando un torpedo con carga explosiva removible, propulsión eléctrica y tripulado por dos hombres. Al proyecto lo llama "Siluro a Lenta Corsa" o torpedo de marcha lenta o simplemente SLC, pero después se hace famoso con el nombre de "Maiale" (Cerdo).

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Las fotos están tomadas en el Museo Naval de Venecia.

El plan era sencillo , una vez en la rada, los tres equipos de dos hombres debían fijar las cargas explosivas a los cascos de los buques y tratar de escapar.
Las probabilidades que tenían de volver de la misión, eran escasas. De la Penne y sus hombres tuvieron que hacer testamento y preparar su equipajes con sus pertenencias para que las enviasen a sus familiares en caso de que no volvieran de tan arriesgada misión. Ninguno de los componentes del grupo debía ser casado, pero a De la Penne no le seducía la idea de abandonar este mundo sin dejar sucesor. En consecuencia, propuso matrimonio a Valeria Tutti, y después de casarse con ella secretamente se incorporo a su unidad.

El 18 de diciembre los tres equipos estaban a bordo del submarino “Sciré”, que descansaba en el lecho del mar frente a la rada de Alejandría. Los últimos informes del servicio secreto confirmaban que en el puerto se hallaban los acorazados “Valiant” y “Queen Elizabeth”. De la Penne y el contramaestre Emilio Bianchi, que formaba pareja con el atacarían al “Valiant”, el capitan de corbeta Antonio Marceglia, con Spartaco Schergat, al “Queen Elizabeth”. El capitán de corbeta Vicenio Martellosa y Mario Marino atacarían el petrolero “Sagona” de 16.000 tm y después desparramarían bombas incendiarias flotantes con la esperanza de que el petróleo del buque tanque prendiera fuego a toda la rada. Una vez terminada su tarea las tres parejas ganarían a nado tierra firme y robarían un barco pesquero para irse a encontrar el día 24 de diciembre con un submarino italiano.

Poco antes de las nueve de la noche, los expedicionarios se pusieron sus ajustados trajes de caucho. Botadas al agua sus minúsculas embarcaciones, las tres parejas navegaron lentamente hacia el faro de Ras El Tin, que se divisaba confusamente a kilómetro y medio de distancia. A horcajadas sobre los “maranos”, no dejaban sobresalir más que las cabezas.
Había que sincronizar las espoletas de acción retardada, que debían hacer explosión a las 5,55 de la madrugada contra el buque petrolero, a las 6,05 contra el “Valiant”, y a las 6,15 contra el “Queen Elizabeth”. Los atacantes tenían todavía tiempo para comer…quizá su ultima comida. De unos receptáculos minúsculos sacaron pollo frío, pan y pequeñas botellas de champaña.
Había llegado el momento de aproximarse a la red de acero que protegía la boca de la rada. Los pequeños sumergibles llevaban cizallas neumáticas, pero estas hacían mucho ruido y las redes están frecuentemente festoneadas de cargas explosivas. Mientras De la Penne meditaba sobre lo que convenía hacer, el faro y el puerto se iluminaron repentinamente. ¡ llegaban unos barcos! Y apenas se abrió la red para darles paso. De la Penne dijo a sus compañeros : “!sigámoslos”!. De entre las sombras aparecieron tres destructores, y los tres “marranos” los siguieron dando bandazos en su estela.

Una vez dentro del puerto, los saboteadores se dedicaron a localizar sus objetivos. De la Penne se acerco al “Valiant” y tropezó con una red protectora de acero que rodeaba el navío. No había más que una solución: tratar de pasar con su pequeño sumergible por encima del borde superior de la red y procurar que no los descubrieran. La maniobra salio bien, con gran alivio de ambos y volvieron a sumergirse.
El mejor lugar para colocar los explosivos era debajo de la torre de fuego nº1. Para hacer la comprobación final de la posición, De la Penne subió a la superficie, desenrollando una bobina de alambre que le guiaría de nuevo al “marrano” en su descenso. Cuando volvió a las profundidades del mar, el motor de la pequeña embarcación no arrancaba. Sospechando que el alambre pudiera haberse enredado en la hélice, se volvió hacia donde estaba Bianchi para hacerle seña de que lo desenredara. Pero Bianchi había desaparecido. De la Penne puso manos a la obra por si solo.
La carga explosiva estaba todavía a 30 metros de la posición debida. Trabajando con las ateridas manos desnudas, De la Penne empezó a arrastrar centímetro a centímetro aquella carga de 300 kg sobre el fondo lodoso. Al cabo de casi una hora de intensos esfuerzos, la carga quedo al fin en la posición debida. Pero de la Penne estaba demasiado exhausto para fijarla en el casco. Sin embargo, como el explosivo estaba en el fondo a solo un metro y medio del buque, tenía la seguridad de que cumpliera su misión. Eran las tres de la madrugada. Faltaban unas tres horas para la explosión.
Casi a punto de desvanecerse subió a flote, pero no sin causar un leve chapoteo. Este fue suficiente para que el vigía de cubierta del “Valiant” se pusiera sobre aviso. Instantáneamente le ilumino con un reflector. Hubo una lluvia de balas. Viendo cerca una boya, De la Penne nado hasta ella en busca de amparo. ¡Detrás estaba Bianchi! El equipo de respiración le había fallado y había perdido el conocimiento, subió a flote inconscientemente, volvió en si en la superficie y nado hasta la boya.
Pronto llego un bote que hizo prisioneros a los dos italianos y los llevo a bordo del “Valiant”. A las tres y media de la madrugada los interrogo en el alcázar el segundo de a bordo. Aparte de declarar sus grados y números correspondientes, ambos prisioneros se negaron a divulgar información alguna. Los separaron y De la Penne fue encerrado en un pañol de la bodega del “Valiant”, casi directamente sobre el explosivo. Vigorizado con un vaso de rom y un paquete de cigarrillos que le dio un marinero compasivo, De la Penne fue contando los minutos: las 5,30 a.m, las 5,35, las 5,40…
Se oyó un rumor sordo en la lejanía. Martellosa y su compañero habían volado el buque petrolero. La explosión le había arrancado toda la popa, y además había averiado al cazatorpedero HMS “Jervis” fondeado a su costado, pero las bombas incendiarias no produjeron el resultado previsto. Eran ya 5,53..faltaban solo 12 minutos. De la Penne comenzó a golpear en la puerta de su celda y pidió que le llevaran inmediatamente ante el comandante del acorazado, capitán de navío Charles Morgan.
-Su buque va a volar en diez minutos-le previno-.No quiero matar gente innecesariamente. Le recomiendo que reúna a toda la dotación sobre cubierta sin perder tiempo.
-¿Dónde ha colocado el explosivo?-pregunto Morgan-. Si se niega a decírmelo, tendré que enviarle otra vez a la bodega.
De la Penne se negó a revelarlo, pues si Morgan llegase a saber que la carga estaba suelta en el fondo del mar, sacaría al “Valiant” instantáneamente de allí y lo alejaría del peligro. Mientras le llevaban otra vez a su confinamiento, el sistema de altavoces del acorazado ordenaba que todos los tripulantes acudieran prontamente a cubierta para proceder a su evacuación.
De la Penne mantenía los ojos fijos en su reloj. Era muy probable que los minutos que iban pasando fueran los últimos de su vida, su pensamiento se dirigió hacia la bella Italia, a su esposa, una pregunta le asalto ¿habría dispuesto bien la espoleta de tiempo?, ya que en la oscuridad era imposible ajustarla al asegundo exacto.
La explosión se produjo a las 6,06 am. El “Valiant” se estremeció y se lleno de humo. De la Penne salio despedido a través de la celda y perdió momentáneamente el sentido. Cuando lo recobro, vio que la explosión había arrancado la puerta. Subió a cubierta sin llamar la atención y observo fijamente el “Queen Elizabeth”, que se hallaba próximo. A las 6,15 a.m. hubo una atronadora explosión. Sus otros compañeros habían colocado la carga justamente debajo de la sala de maquinas del acorazado, de cuyas chimeneas broto un surtidor de aceite que llovió sobre la rada y sobre el “Valiant”. Como el mar tenia allí poco calado los tres navíos tocaron fondo, pero se mantuvieron derechos.
En aquel momento la armada italiana era dueña absoluta del Mediterráneo y, con la protección que sus cruceros podían prestar, no tendría problemas insolubles para abastecer a las tropas italianas y alemanas del Norte de África. Sin embargo, los cruceros nunca se aventuraron a salir…por una razón sorprendente. Las fotografías de reconocimiento aéreo tomadas al día siguiente fueron interpretadas acertadamente por los especialistas del servicio secreto italiano: el “Valiant” escoraba a babor, el “Queen Elizabeth” estaba hundido de proa, a las claras se veía que estaban claramente averiados.
Pero Mussolini sabía mas que sus técnicos. Afirmo que los buques no habían sufrido daño alguno. Y como sus decisiones eran indiscutibles, la flota italiana permaneció en puerto y desperdicio su magnifica ventaja.
Los ingleses hicieron cuanto les fue posible por dar visos de verdad al desatino monumental de Mossulini. Mientras bajo la superficie del mar se hacia una frenética labor de reparación de las vías de agua de mas de 12 metros abiertas en los cascos de ambos navíos, en la cubierta reinaba la calma. Los dos buques se las arreglaron para mantener el fuego en sus calderas. Sobre su cubiertas se celebraban conciertos a cargo de las bandas a bordo y recepciones de todo tipo. Pero había de transcurrir mas de un año antes que ninguno de los dos estuviera en disposición de volver a entrar en acción.
Los seis hombres rana italianos cayeron prisioneros. De la Penne fue enviado al Cairo y de allí a Palestina, desde donde logro escapar a Siria. Capturado nuevamente, se le puso a bordo de un buque que se dirigía hacia India. En la India volvió a fugarse, y una vez mas se le capturo.
En su prisión de vez en cuando le llegaba alguna carta de su esposa. En una ocasión, esta le hablaba con gozo evidente de las diabluras que hacia Renzo. Renzo era el hermano menor del prisionero, y De la Penne concibió serios temores por el equilibrio mental de su esposa. No sabia que tenia un hijo de un año al que también se había dado ese nombre.
De la Penne fue repatriado poco después de hacer Italia la paz con los aliados en 1943. Inmediatamente se puso al lado de estos y ayudo a frustrar los planes alemanes en retirada por obstruir el puerto de Spezia. En compañía de otros se introdujo sigilosamente en la rada y echo a pique, antes de que pudieran sacarlos hasta la boca del puerto, los buques con que los alemanes pensaban obstruirlo.
Un día de 1945 se celebro una ceremonia extraordinaria. El príncipe heredero Humberto de Italia se disponía a prender la Medaglia d ´Oro, la mas elevada condecoración de su país, del pecho De la Penne. De entre los invitados se adelanto un hombre: EL Vicealmirante Sir Charles Morgan, comandante de las fuerzas navales británicas del Mediterráneo y antiguo comandante del “Valiant”. Gracias al aviso dado por De la Penne no se había perdido ni una sola vida entre la tripulación de 1.700 hombres del “Valiant”. Morgan se aproximo al príncipe Humberto y dijo:
-¿me permite el honor de prender la condecoración sobre el pecho de este valeroso caballero?, cuadrándose marcialmente ante De la Penne."

Espero les guste, siempre me despertó mucha admiración esta proeza, y hace unos 27 años mehubiese gustado repetirla en Gibraltar o mejor en la Isla Ascensión o incluso aunque sea en algun puerto deportivo sobre el Tamesis.-

Habituales saludos.-

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AHORA QUE LO VEO ELEVADO ADVIERTO Q

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AHORA QUE LO VEO ELEVADO ADVIERTO QUE EN EL CUADRO CHIQUITO DEL TITULO POR ERROR DE TIPOGRAFIA HAZAÑA PERDIO LA HACHE.- COMOS E CORRIGE UN TITULO? POR FAVOOOOORRRRRRR?
 

Halcon_del_sur

Colaborador
Colaborador
Uuuhh, los famosos "maiale", en el museo naval de Tigre hay uno igualito.
Muy buen relato, se agradece. :)

Saludos.
 
J

JULIO LUNA

Espero les guste, siempre me despertó mucha admiración esta proeza, y hace unos 27 años mehubiese gustado repetirla en Gibraltar o mejor en la Isla Ascensión o incluso aunque sea en algun puerto deportivo sobre el Tamesis.-

Habituales saludos

OPERACION ALGECIRAS -

1982 ALTO SECRETO


La Operación Algeciras fue una operación militar argentina de tipo comando encubierto y extraoficial, llevada a cabo durante la Guerra de las Malvinas (1982) en territorio español y británico, cuyo objetivo táctico (inconcluso) era hundir con minas submarinas un navío de guerra británico cualquiera en la Base Británica de Gibraltar, e impedir su marcha hacia las Islas Malvinas, escenario del conflicto bélico. El objetivo ya mencionado se llevaría a cabo mediante la actuación de buzos tácticos "hombres rana" y la utilización de minas submarinas de origen italiano.
El protagonista de esta historia es Máximo Nicoletti, un ex integrante de la organización Montoneros, cuya habilidad como saboteador le había tocado probar en carne o, mejor dicho, en metal propio a la Armada Argentina. A pesar de ser un terrorista para el estado, Máximo Nicoletti fue solicitado por las fuerzas militares argentinas con el fin de sacar provecho a sus conocimientos y experiencia referentes a la lucha armada encubierta, y es que en el amor y en la guerra todo vale.
Nicoletti nació en Puerto Madryn, ciudad costera de Argentina. Allí se convirtió en un experto buzo. Ya en los años 70 comenzó a militar en la agrupación armada argentina Montoneros. Esta desarrolló su mayor actividad, en forma de atentados y secuestros entre 1970 y 1977 y Nicoletti participó en algunos de ellos. Sus virtudes como buzo se prestaron a la realización de dos atentados bastante famosos. Por un lado, el 1 de Noviembre de 1974, colocó una carga de explosivos accionada por control remoto en la embarcación de recreo del Jefe de la Policía Federal Argentina, el Comisario General Alberto Villar. La explosión mató a Villar y a su esposa. El otro atentado fue contra un buque de la Armada Argentina. El 22 de Septiembre de 1975, mientras se encontraba en los astilleros de Río Santiago ultimándose su construcción, el destructor ARA Santísima Trinidad sufrió una explosión a causa de cargas colocadas en su base por buzos. Si bien esto no impidió su finalización, si le acarreó problemas futuros. Y es que se podría decir que a Nicoletti el tema de atacar embarcaciones de forma inusual le venía de familia, al haber participado su padre en el proyecto de torpedos humanos de la Regia Marina italiana. Esto haría pensar que Nicoletti no era una persona demasiado querida por la Armada Argentina, y así era. Fue capturado por el Grupo de Tareas 33/2 de la Escuela de Mecanica de la Armada (ESMA) a finales de la década, pero en lugar de recibir un escarmiento, logró serle útil a sus captores, delatando y facilitando la detención de sus compañeros mientras los identificaba en patrullas callejeras que realizaba junto al personal de la Armada. A partir de ahí, sus relaciones con la autoridad argentina mejoraron, hasta el punto de que se le encomendó la misión de realizar un ataque similar al perpetrado contra la fragata Santísima Trinidad, pero en este caso, contra un buque chileno. Esto se debió a las crecientes tensiones con el país vecino a causa de las discusiones por el Canal de Beagle durante 1978; no obstante, la mediación papal evitó el conflicto armado y el ataque fue cancelado. Más tarde fue enviado a Venezuela para realizar labores de inteligencia para la Armada. Fue descubierto y ahí terminaron sus actividades… por el momento. Habiendo saldado su deuda con la Armada, viajó a Estados Unidos quedándose en Miami. El 2 de Abril de 1982, se enteró a través de los noticieros de la recuperación de las Malvinas por parte de Argentina. Esa misma tarde llama a Buenos Aires suponiendo que es probable que le necesiten y le informan que ya están analizando una posible acción. Al día siguiente le llaman ordenándole regresar a Argentina. Con el conflicto desatado, la Armada comenzó a evaluar la posibilidad de atacar un objetivo inglés en Europa. La idea era mostrarle a Europa los riesgos de tener a una parte importante de la flota de la OTAN tan lejos de casa. La operación Algeciras estuvo desde su inicio bajo el mando directo del Almirante Jorge Isaac Anaya, integrante de Junta como jefe de la Armada y mentor de la recuperación del archipiélago. El 22 de abril Anaya convocó a su despacho del edificio Libertad, en la zona de Retiro, al almirante Eduardo Morris Girling, titular del Servicio de Inteligencia Naval (SIN).
-Lo que propongo es golpear en Europa- dijo Anaya.
-¿Exactamente con qué fin? -preguntó sorprendido Girling.
-Si tenemos éxito en la operación, los europeos advertirán que los buques destinados a protegerlos, por ejemplo de los rusos, están a miles de millas, cerca del Polo Sur, y presionarán para que regresen.
El ataque planeado por Anaya consistía en hundir un buque inglés en Europa, y para aumentar el impacto del incidente, este debía ser un buque de guerra, evitando así además, posibles condenas internacionales por atacar un navío civil. En cuanto a la elección de la base, no era factible una en Reino Unido, ya que unos argentinos levantarían demasiadas sospechas, por lo que se perfiló como idónea la ubicada en la colonia inglesa de Gibraltar. Además, la elección de ésta ofrecía la ventaja de un entorno mucho más favorable al operar el comando desde España, un país donde no tendrían problemas de idioma y llamarían mucho menos la atención. Aún así, la operación no se presentaba fácil, y la Armada no dudó a la hora de escoger a Nicoletti para la arriesgada misión. Además de tener gran experiencia en ese campo, al ser un antiguo guerrillero y no un miembro de las fuerzas armadas argentinas, en caso de ser descubierto, el gobierno Argentino podría negar cualquier implicación. Respecto a la organización del comando, Anaya confió esa tarea al Almirante Eduardo Morris Girling, que incluyó en el mismo a otros dos ex-montoneros; Antonio Nelson Latorre alias “el Pelado Diego”, otro experimentado guerrillero y a “el Marciano”, que también tenía experiencia como buzo. Como enlace y acompañando al comando se encontraba el Capitán Hector Rosales.

http://www.taringa.net/posts/info/1876683/Malvinas---Operación-secreta-Algeciras.html
 
Muy interesante aporte Julio, fijate que en este mismo Foro esta la discusión " Atentado contra el ARA Santisima Trinidad ", donde se debate sobre la operación Algeciras.-
Gracias - Saludos.-
 

bagre

2º inspector de sentina
estimados foristas
amén de conocer personalmente a alguno de los nicoletti, tuve la inmensa satisfacción de trabajar con Albericcio Faedo uno de los incursori sobreviviente que tuvo una pequeña empresa de demolicion subacua en argentina, contaba este genio que aparte trabajo para AFNE, que después de la tremenda peripecia de la ww2, cruzando en bote de remos con su mujer y su hijo un canal en venecia para embarcar hacia argentina casi lo pasa por arriba un mercante a toda máquina, donde estés albericio...que vueles todo cuanto se te presente!
saluti
pesce catto
 
Creo que el viejo de Nicoletti fue instructor en la ARA de Buzos Tácticos , un dato bueno, es que a excepción de los explosivos, las armas que llevaban los del grupo Algeciras, permanecieron hasta 1993 en la agregaduría militar de Madrid, ya que fueron devueltas a la embajada argentina.
 

Procer

Colaborador
Uno de los hechos poco conocidos pero para los que hacìan falta un par de huevos enoooormes.
Hay un artìculo mio dando vueltas por ahi..despues lo busco, sobre el antecedente en la Primera Guerra Mundial, sobre el hundimiento de un acorazado austrìaco, el Viribus Unitis.
 

coruño

Forista Sancionado o Expulsado
Excelente relato Garand.Ojala hubiera huevos de hacerlo en el peñon.Ojala a los Argentinos les hubiera salido bien la operacion Algeciras, que harian los ingleses, no me creo que se comieran el verso de que un aliado de la URSS o alun grupo Arabe (que ya los habia),fueran los saboteadores.Ya sabian que los nuestros estaban en España.

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La historia de Durand de la Penne hace poner de manifiesto que Italia no eran ni los cobardes ni los traidores que se hablaba, el mal de los italianos en toda guerra en la que se metieron , fue sus problemas politicos internos, que siempre acababan dividiendo al pais.Esta historia me hace recordar la de un submarinista italiano, un capitan de submarino, que hundia a los buques de guerra enemigos y despues intentaba poner a salvo a su tripulacion,TODARO,¿puede ser?.Hasta renuncio a hundir a un Transatlantico que hacia las veces de transporte de tropas y que iba lleno de soldados aliados, que iban a combatir contra las fuerzas italo-alemanas.El motivo, que seria matar gran cantidad de hombres sin darle la posibilidad de combatir.Uno de los ultimos submarinos botados por italia lleva su nombre TODARO.
 
Nicoletti: vendido, alcahuete (a la fuerza es cierto), incompetente (lo agarraron 3 servicios: argentino , venezolano y español zafando apenas del francés) y homicida ( de aalguien que debería haberlo acompañado en el box de acusados pero homicida al fin. Y no olvidar la esposa)
Anaya: evaluación digana de un atrasado mental (con perdón de ellos que no tienen la culpa de su trisomía). 1. Que un hundimiento, salvo portaaviones, pueda causar esas consecuencias es idiota. 2. que se podia negar la implicación argentina (con Nicoletti hablando, describiendo contactos, lugares, teléfonos y la mar en coche!), ********. 3. Que unos argentinos pasan desapercibido cerca de Gibraltar hablando "argentino", comprando cash, pescando, viendo bases como si nada (no quiero pensar comiendo asado y quizas tomando mate)...*******. No sé si Nicoletti hablaba italiano, hubiera sido mucho mas creible.
"Nuestros" famosos buzos tácticos?
En defensa general hay que decir que en estos asuntos hay mas metidas de pata que exitos sino acordarse de la operacion Rainbow Warrior con los super Service Action frances que no duraron libres ni 24 hs en Nueva Zelandia.
En estas operaciones los "h...." no alcanzan.
 
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