@Suriyakmaps
Comenzaron las primeras conversaciones entre Rusia y EEUU para el fin de la guerra en Ucrania.
Las declaraciones de Trump sobre la gestión del conflicto por parte de Zelenski dejan mucho que desear sobre el presidente estadounidense y su compromiso con Ucrania.
Sin embargo, Washington ya señala al presidente ucraniano como un obstáculo para la paz, no solo por el uso ineficiente de los fondos enviados a Ucrania, sino por la responsabilidad de haber provocado la muerte de miles de ucranianos en lugar de llegar a un acuerdo. En mi opinión, estas declaraciones de Trump no solo cargan contra Zelenski sino con la presidencia de Biden y la Unión Europea en su política agresiva contra Rusia.
La reunión entre las dos potencias militares en Riad refleja una voluntad de volver, como mínimo, a la situación anterior a 2022 (si no a enero de 2021) y a una reordenación de las esferas de influencia en Europa del Este que satisfaga a ambas partes.
Después de que Rusia fracasara en su intento de derrocar al gobierno ucraniano en la “Operación Militar Especial”, unas posibles elecciones en Ucrania para derrocar al impopular Zelenski podrían satisfacer a Moscú en su búsqueda de un gobierno ucraniano neutral que aceptara las concesiones de un tratado de paz. Hay que tener en cuenta que la guerra impide la celebración de elecciones en condiciones normales.
Sin embargo, la permanencia de Zelenski en el poder sólo aumentará el riesgo de luchas internas en el ejército y la política que provoquen un movimiento para imponer la opción abandonista por otros métodos no democráticos. Esto aceleraría el proceso de paz, pero sus consecuencias para el país serían difíciles de medir.
En estas negociaciones, la Unión Europea es la principal perdedora, pues su política de sanciones y su retórica belicista no han podido frenar a Rusia en el campo ucraniano, demostrando que no existe un proyecto exterior común y serio que haga de Europa un actor geopolítico predominante.
La nueva política estadounidense debería ser un estímulo para cambios importantes en Bruselas, pero los líderes europeos seguirán dependiendo de Estados Unidos a medida que sigan perdiendo estatus a nivel global frente a las potencias regionales y emergentes.
En definitiva, la guerra, lamentablemente, no se detendrá por el momento; seguiremos siendo testigos de duros combates en las líneas del frente en los que seguirán muriendo miles de rusos y ucranianos.