Gran aporte, especialmente porque da por tierra lo de la ayuda francesa bajo cuerda para la integración del binomio SUE/Exo y el mito del ingeniero de Aerospatiale que cobró una hacienda por el trabajo.
Gracias por el interés. Lo que redacté surge de una conversación informal, pero tengo pensado hablar con mi papá en más detalle para que me cuente cómo fue exactamente el proceso para hacer funcionar el misil, y así poder compartir esa parte también con ustedes.
A continuación, comparto una anécdota sobre su primera participación en la base.
En enero de 1982, mi papá fue convocado por la Armada, lo recibió el capitán, que acababa de volver de Francia con la Escuadrilla y le entrego varios manuales en francés, repletos de sellos de “Top Secret”, que detallaban la información técnica sobre los aviones recién llegados de Francia. Mientras la mayoría del personal se encontraba de vacaciones, él quedó a cargo del hangar y de los aviones dentro de la base, y se dedicó a estudiar ese material en profundidad.
Durante ese mes, se le acercó el comandante de la base con un problema: el combustible de los aviones, unos 20.000 litros, podía estar contaminado con sal por haber sido transportado en barco, y no se podía usar. Le dijo: “Esto no lo podemos tirar a la calle”. Entonces, mi papá empezó a consultar qué se podía hacer y finalmente, decidió donar ese combustible para la calefacción de las escuelas de la zona. Tuvo que encargarse de todo: conseguir camiones cisterna, ver cómo financiarlos y coordinar toda la logística.
En febrero, la situación cambió de golpe. Cerraron completamente el hangar y le comunicaron que tenía una nueva misión: hacer funcionar el misil. Le entregaron una caja con uno de ellos y le informaron que ya no podían pedir asistencia técnica a los franceses. Hasta ese momento, él solo había visto los aviones y leído los manuales, recién entonces entendió que se estaba gestando algo mucho más grande, aunque todavía no sabía exactamente qué.