Buques logísticos y de apoyo

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Las tareas de estos buques de apoyo han sido muy poco publicitadas; sin embargo su acción resultó muy importante para el desarrollo de la guerra.
Los británicos los tuvieron como blancos preferenciales, causándoles fuertes pérdidas. Su trabajo fue una epopeya silenciosa, un servicio sin descansos, una misión con un final inevitable, aunque aceptado por sus tripulaciones: ser bombardeados y hundidos. Estos heroicos buques fueron:
A continuación se presenta un resumen de la actuación de las unidades navales citadas, varias de las cuales yacen en el fondo del mar por haber cumplido heroicamente con su deber hasta el final.


ARA Bahía Buen Suceso



Buque de 102,5 m de eslora y 5.200 toneladas de desplazamiento, incorporado en el año 1950 y pertenecía al Servicio de Transportes Navales de la Armada.
Desde principios de la década del 70 venía realizando una serie de viajes regulares a las Malvinas, trasladando equipos, materiales y hombres para diversos fines; como la construcción del aeropuerto y la estación de combustibles de la localidad principal del archipiélago.

Participó en el conflicto del Atlántico Sur desde sus inicios, pues fue el encargado de llevar a la isla San Pedro (Georgias del Sur) al personal del comerciante argentino de chatarra Constantino S. Davidoff, para desmantelar una estación ballenera situada en Puerto Leith.

Posteriormente regresó al continente, mientras se iban desarrollando los acontecimientos que culminarían el 2 de abril de 1982 con la recuperación de las Malvinas.

En esa época el buque estaba llegando al fin de su vida útil, pues se había planeado radiarlo del servicio en ese mismo año. El 8 de abril recibió la órden de suspender sus reparaciones y partir rumbo a Puerto Argentino con el comando civil del capitán de ultramar Osvaldo M. Niella y el capitán de corbeta Héctor E. Zukowski como comandante militar. Finalmente arribó a la capital de las islas el 11 de abril, transportando importantísimos pertrechos como material de artillería antiaérea, munición, minas, equipos, vehículos y 160 toneladas de víveres. Hasta el 23 de abril permaneció en el muelle del Apostadero descargando materiales y sirviendo inicialmente como buque cuartel y central de comunicaciones.

Cuando abandonó el muelle para dejar lugar a otros buques, fondeó en medio de la bahía de Puerto Argentino. Junto al ARA Isla de los Estados realizó innumerables tareas para alijar los buques mercantes de mayor porte, que por su calado no podían tomar muelle.

El 29 de abril zarpó hacia el sur de las islas y posteriormente hacia el estrecho San Carlos, para protegerse del inminente ataque inglés. Así estuvo navegando y fondeando en distintos lugares para transferir carga a otros buques logísticos, que por su calado podían atracar fácilmente en Puerto Mitre (Howard) o Bahía Fox. Además hay que resaltar que el buque operaba en zonas que controlaba el enemigo, sin medios de defensa, alerta, ni mucho menos elementos de cifrado o contramedidas electrónicas.

A la tripulación del Buen Suceso le cabe una mención, no sólo por el trabajo cumplido y el ingenio demostrado por sus hombres, sino también porque lo hizo en condiciones precarias, pues el estado general del buque hacía muy penosa la navegación. Así la carencia de un destilador de agua dulce y sus escasas reservas lo obligaron a dirigirse a Bahía Fox, donde atracó el 10 de mayo y se reaprovisionó en forma precaria con el agua de un pozo surgente natural y el agua de lluvia.

El 12 de mayo un temporal violentísimo hizo pivotar el viejo barco sobre el improvisado muelle de Bahía Fox, arrancando las amarras de proa. El Buen Suceso se varó del centro hacia popa sobre la banda de babor, por lo que la hélice y el timón de ese lado quedaron imposibilitados de moverse. Entonces el Monsunen procuró sacarlo de la varadura, lo que no logró por su escasa potencia.

En la madrugada del día 16, el barco fue sobrevolado por un helicóptero británico, que se retiró por haber sido atacado por el fuego de fusilería del personal en tierra. A las 10:00 un Harrier realizó una pasada rasante y a las 13:30 se produjo el ataque al Río Carcarañá, surto en la costa de enfrente. Como se esperaba que el próximo ataque fuera sobre el Buen Suceso, se dispuso el abandono del barco, quedando sólo la guardia de máquinas y de radio. La medida resultó acertada, pues 2 Harrier lo atacaron 15 minutos después de haber desembarcado sus tripulantes. El fuego de cañones de los aviones le causaron ligeras averías y 2 heridos por esquirlas; además se produjeron daños en algunas casas del poblado, un incendio en el muelle y heridos entre el personal del Ejército.

Como ya no se justificó vivir a bordo, el personal se alojó en unos galpones ubicados a 100 m de la costa, concurriendo diariamente a bordo para hacer funcionar los generadores y la cámara frigorífica durante algunas horas.
Como el buque estaba imposibilitado de zarpar, continuó en esa situación durante muchos días. El 18 de mayo a las 15:00 dos Harrier atacaron las proximidades del buque con bombas Beluga y el día 26 a las 00:30 soportó un bombardeo naval que se prolongó hasta la 04:30. En esas circunstancias, falleció, el marinero primero Juan Ramón Turano. El 30 y el 31 de mayo se produjeron nuevos bombardeos navales, que también se repetirían el 5 y 6 de junio.

Ante la orden de cese el fuego, el 15 de junio se procedió a la destrucción de la radio y de la documentación clasificada, se inundaron los tanques y se arrojaron al mar las armas y municiones. Finalmente a las 10:00 el personal de la fragata HMS Avenger se hizo cargo de lo que quedaba del buque.


ARA Isla de los Estados



Este buque de 3.900 toneladas y 81,4 m de eslora, también pertenecía al Servicio de Transportes Navales de la Armada.

Es de destacar que esta nave se compró ante la necesidad de contar con un buque de carga que mantuviera una línea regular entre las Malvinas y el continente, para cumplir con los acuerdos diplomáticos entre Gran Bretaña y la República Argentina.
Para ello, se adquirió el buque español "Trans-Bética", que fue incorporado en 1980 y se rebautizó como "Isla de los Estados".

En cumplimiento de tales acuerdos, este barco llevaba maderas a las islas y traía ovejas al continente; y en marzo de 1982 había hecho su último viaje comercial. Por todo esto, el capitán civil Tulio N. Panigadi conocía muy bien la zona del Apostadero Naval Malvinas.

El 28 de marzo de 1982 zarpó de Puerto Deseado rumbo a las Malvinas bajo el comando militar del capitán de corbeta Alois Esteban Payarola, transportando material del Ejército. Participó de la Operación Rosario que reconquistó las Malvinas, integrando el grupo de tareas 40.2. El 4 de abril llegó a Puerto Argentino y a partir de allí sus actividades se tornaron intensas.
El Isla de los Estados, entre otras tantas cosas, trasladó personal para tomar Pradera del Ganso (Pradera del Ganso (Goose Green)), Darwin y Bahía Fox.

Entre el 15 y el 17 de abril regó minas en las aguas circundantes a la capital de las islas, improvisando un sistema casero pero efectivo, ya que no era un buque minador. Estas minas habían sido transportadas por el ARA Bahía Buen Suceso y en las operaciones colaboró el Forrest.
Durante estas maniobras, debido a los rolidos provocados por el mal tiempo imperante, una de las minas se desprendió de la pluma y cayó sobre las restantes; pero afortunadamente no explotó por acción de los seguros.

Posteriormente emprendería tareas de abastecimiento a los distintos destacamentos diseminados por las islas. En su larga travesía navegó desafiando a los submarinos nucleares y soportando rolidos del orden de los 25 y 30 grados; sus 20 tripulantes hicieron de todo a puro corazón, desde realizar las tareas de navegación interisleña hasta trabajar de estibadores. Operó en estrecho contacto con gente del Ejército, cuyo personal, vehículos y pertrechos en gran parte fueron transportados por este buque. Así su misión logística se cumplió perfectamente por su capacidad de transporte y su calado adecuado para los puertos de las islas.

El 8 de mayo amarró en Puerto Rey al costado del Río Carcarañá, para realizar su alije en conjunto con el Yehuin, el Forrest y el Monsunen.

El 10 de mayo por la noche mientras navegaba rumbo a Puerto Mitre fue iluminado por una granada estrella en las proximidades de la isla del Cisne. Inicialmente se supuso que provenía de fuerzas propias, pues no se había detectado ninguna presencia británica y se estimaba que era poco probable que el enemigo navegase por las estrechas aguas del canal San Carlos.
Sin embargo, inmediatamente fue atacado por la fragata HMS Alacrity, que produjo varios impactos directos sobre la obra muerta del buque.

A pesar de las maniobras evasivas intentadas, se recibieron nuevos impactos de cañón que provocaron una rápida escora a estribor y un incendio de grandes proporciones, hasta que repentinamente una gran explosión destruyó el puente del Isla de los Estados, haciendo desaparecer a las personas que lo ocupaban.
La destrucción del barco continuó acelerándose, pues a bordo había munición del Ejército y 5.000 litros de JP1 (combustible para aviones), y finalmente la nave terminó hundiéndose en medio de la noche.

De la tripulación de 27 hombres, sólo 4 personas pudieron escapar del buque y alejarse apreciablemente, pero 2 de ellas murieron al dirigirse a la costa. Finalmente el marinero Alfonso López y el capitán Payarola alcanzaron una isla en medio del Estrecho San Carlos. Allí debieron soportar bajas temperaturas; y sobrevieron comiendo lo que encontraron y bebiendo agua de lluvia, hasta que el 16 de mayo fueron rescatados por el heroico Forrest.


ELMA Formosa



Este buque zarpó de Punta Quilla el 18 de abril transportando importantes materiales para el Ejército y la Fuerza Aérea, con el comando civil del capitán Juan Gregorio y el capitán de fragata Héctor D. Bianchi como comandante militar, arribando a las islas el día 20 luego de burlar el bloqueo.

La maniobra de descarga se complicó pues el muelle del Apostadero Naval Malvinas no tenía el calado suficiente para este buque de 20.700 toneladas. Entonces fondeó en Puerto Groussac, al noreste de la capital, para ser alijado por otros barcos del Apostadero. El día 26 el capitán Bianchi fue reemplazado por el capitán de corbeta Juan C. Iannuzzo y el 28 de abril pudo atracar al muelle luego de una difícil maniobra.

Posteriormente aparecieron complicaciones notables durante la descarga del material en el puerto. No había vehículos suficientes para el traslado de los pertrechos, faltaba utilaje adecuado, los guinches no podían soportar el peso de los bultos y al ser desembarcados con los elementos de a bordo se iban amontonando en el muelle, restando espacio para maniobrar. La situación se tornaba muy peligrosa, pues entre el material manipulado había grandes cantidades de municiones y combustibles. Además como los contenedores no podían ser trasladados, debían ser abiertos y vaciados en el muelle, transportándose su carga en entregas fraccionadas.

Ante la inminencia del ataque enemigo, el Formosa abandonó Puerto Argentino en la madrugada del 1º de mayo, sin haber completado su descarga. Ese mismo día a las 11:00 fue atacado por aviones Harrier que no le provocaron daños. A las 17:30 un avión no identificado lo atacó con bombas y cañones cuando estaba por el través de la isla Pelada.

En esta última acción tampoco se produjeron bajas ni daños mayores, pero con asombro se descubrió que en la bodega se había alojado una bomba argentina de 250 kg sin detonar y con la espoleta desprendida, por lo que se dedujo que el avión atacante era propio, como se confirmó después de la guerra.

Ante esta situación crítica, el capitán Iannuzzo y dos voluntarios procedieron a trincarla con sumo cuidado, para que al llegar a puerto pudiera ser desactivada por personal especializado.
Tras una navegación muy tensa y sin ningún tipo de protección, el Formosa llegó al continente el 7 de mayo, con su peligrosa carga sin explotar.


ELMA Río Carcarañá



Este buque de 180 m de eslora y 10.200 toneladas, zarpó de Buenos Aires el 22 de abril con el comando civil del capitán de ultramar Edgardo Dell Elicine y el capitán de corbeta Daniel E. Robelo como comandante militar, transportando 934 toneladas de carga. Luego de quebrar el bloqueo, fondeó en Puerto Groussac el 26 de abril, encontrándose con las mismas dificultades que se describieron anteriormente para efectuar la descarga en el muelle del Apostadero. Así fue alijado por el Isla de los Estados hasta el día 29.

Durante el ataque del 1º de mayo fue ametrallado por un avión enemigo que erró el blanco. Después de dicho incidente se dirigió a zonas teóricamente menos peligrosas en el sur de la isla Soledad. Este buque tampoco tuvo protección, medios de defensa ni comunicaciones adecuadas y su tripulación se vió expuesta a numerosas situaciones de tensión.

El 3 de mayo recibió órdenes de zarpar hacia Puerto Rey y al día siguiente traspasó 68 tambores de combustible al Monsunen. El día 5 entregó víveres al Forrest y 2 cocinas de campaña y 5 contenedores al Yehuin. Las maniobras de alije por parte del Isla de los Estados, el Forrest y el Monsunen se prolongaron hasta el 10 de mayo, en que se completó su descarga.

El día 16 a las 10:00 fue sobrevolado por un avión británico y a las 13:30 recibió el ataque de 2 Harrier con bombas y fuego de cañón. Si bién los daños parecían ser leves, se efectuó el desembarco del personal. Posteriormente el infatigable Forrest trasladó a la tripulación hasta Bahía Fox.

El día 20 una comisión se destacó a Bahía Rey para evaluar el estado del Río Carcarañá, concluyéndose que no podía navegar. Se supone que el buque abandonado fue finalmente hundido en los ataques del 23 y 24 de mayo.


Yehuin



Este buque de 1.000 toneladas perteneciente a la compañía Geomater operaba como sostén logístico de la plataforma petrolera General Mosconi. Su diseño lo hacía especialmente apto para tareas de alije y transporte de contenedores. Tenía 53 m de eslora y 11 de manga, llegando a desarrollar 8 nudos de velocidad máxima.
El 29 de abril zarpó de Río Gallegos con el capitán de corbeta Eduardo A. Llambí como comandante militar, arribando a las islas el 1º de mayo, siendo así la última unidad naval en romper el bloqueo.

Como consecuencia de los ataques aéreos de esa fecha, se desplazó hacia Puerto Aventura hasta el 3 de mayo, en que una alerta aérea lo obligó a dirigirse a Puerto Yeguas. Finalmente el día 4 arribó a la capital de las islas.

A principios de junio, para proporcionarle algo más de protección, se pintó el casco de color negro y se le adosaron dos ametralladoras de 7,62 mm.
Al igual que los demás buques del Apostadero, desarrolló muchas travesías logísticas en situaciones de alto riesgo y con las serias limitaciones descriptas con anterioridad.


Forrest



Este buque de 250 toneladas de desplazamiento y 8 nudos de velocidad pertenecía a la Gobernación colonial y realizaba tareas para la Malvinas Islands Company. Fue requisado y puesto bajo el mando del teniente de navío Rafael G. Molini el 14 de abril y obviamente soportaba todas las limitaciones que se indicaron para los casos anteriores. Para disimular su presencia se cubrió su color rojo original con pintura negra.

Inicialmente se lo destinó para tareas logísticas, pero con el desarrollo de las acciones también remolcó a otros buques, exploró espacios marítimos, alijó, rescató naúfragos, recorrió las distintas bases dispersas por las islas y hasta sostuvo un duro combate contra un helicóptero artillado británico. En resumen, fue un verdadero comodín multipropósito.

En las operaciones de regado de minas ayudó a situar la posición de los artefactos y actuó como cortinador acústico antitorpedos, para lo cual se colgaron cadenas en los costados del buque, se pusieron en marcha todos los motores y se ordenó a la tripulación que golperara el casco para atraer hacia sí los posibles torpedos destinados al buque minador, con el consiguiente peligro que esta acción tenía.

El 1º de mayo participó en el primer combate aeronaval de la guerra de las Malvinas. Ese día, el Forrest se hallaba fondeado en la caleta Riñón junto con el guardacostas GC82 Islas Malvinas, cubriendo una guardia de vigía radar y esperando una oportunidad para ingresar a Puerto Argentino.

A las 16:40 avistó un helicóptero enemigo tipo Sea Linx que volaba al encuentro de ambos buques. En esa circunstancia el teniente Molini ordenó alistar toda su tripulación que estaba armada con sólo 13 fusiles automáticos FAL. A una distancia de 400 m el helicóptero inició el ataque sobre el Forrest, al que le produjo daños menores en la banda de babor.
El enemigo se dirigió posteriormente al guardacostas que estaba a 100 m del primer buque. El GC82 contestó el fuego con sus ametralladoras de 12,7 mm, pero sus piezas se trabaron luego de los primeros disparos, mientras uno de sus hombres resultaba herido de gravedad, y la nave sufría averías generales.

Entonces el Islas Malvinas zarpó hacia la capital, mientras que el Forrest marchó decididamente al encuentro del atacante, disparando todos sus fusiles cuando se aproximó a 100 m de la aeronave. Mientras el buque trataba de acercarse y disparar a un blanco tan móvil, el helicóptero aparecía y desaparecía detrás de los accidentes del terreno, abriendo fuego en cada oportunidad favorable. Luego el helicóptero emprendió la retirada hacia la bahía de la Anunciación, posiblemente para aterrizar en la isla de los Pájaros. El Forrest marchó en su persecución con la esperanza de que la aeronave tuviese averías, pero al hacerlo el helicopteró huyó hacia el este en dirección de la flota enemiga.

Finalmente digamos que el relato de las peripecias corridas por la tripulación de este buque han ido conformando una verdadera tradición oral entre los miembros del Apostadero.
Así, su presencia se tornó familiar en cuanto incidente naval se presentaba en las islas y su desempeño fue un ejemplo de esfuerzo, tenacidad y trabajo silencioso...
Sus aventuras fueron tantas, que sería muy largo detallarlas una por una. Sin embargo, algunas se describen en los apartados correspondientes a los demás buques del Apostadero Naval Malvinas.

Tras de la caida de Puerto Argentino, fue una verdadera pena ver que este valeroso buque fuese tripulado por integrantes de la Royal Navy ...


Monsunen



Este buque pertenecía a la Malvinas Islands Company y desarrollaba una velocidad de 7 nudos. Fue requisado y puesto bajo el mando del teniente de navío Jorge A. Gopcevich Canevari. Sus plumas y su capacidad de transporte lo hicieron muy útil para las tareas logísticas, desarrolladas en condiciones muy adversas.
Cumplió 19 misiones de alerta temprana y transportes diversos, muchos de ellos vitales hasta para los habitantes de las islas, pues se realizaban principalmente para la provisión de alimentos.

El 2 de mayo se embarcó el mayor Jorge Monge para buscar los cañones del GADA 101 que estaban a bordo del Rio Carcarañá. Como medida de seguridad se instalaron dos ametralladoras MAG, una a proa y otra a popa, más por efecto moral que por su eventual eficacia ante un ataque naval o aéreo.

Luego de unos días con continuas alertas de ataques aéreos y tormentas, ya en el estrecho se procedió al trasbordo de los 8 cañones y 16.000 proyectiles que se hallaban por entonces a bordo del Isla de los Estados. Esta operación se realizó de noche, con mucho viento y continuos rolidos. Cuando regresó a Puerto Argentino, recibió una alerta de ataque naval, posiblemente de un submarino, que lo obligó a permanecer inmóvil durante 8 horas.

En otra misión, el 21 de mayo zarpó de Bahía Fox hacia la capital de las islas, llevando 250 bolsas de harina y 150 tambores de JP1. En la madrugada del día siguiente fue sobrevolado por un helicóptero inglés, hallándose en el estrecho que separa la isla Bounganville de la isla Soledad. A los pocos minutos recibió una intimación de rendición por radio. El helicóptero regresó a los 15 minutos, siendo recibido con fuego reunido de fusilería y una MAG cedida por el Ejército, lo que provocó que la aeronave se alejase con aparentes daños.

Al poco tiempo se detectaron dos ecos grandes a 8 millas que se acercaban rápidamente. Entonces el Monsunen buscó refugio cerca de la costa, pero cuando los barcos llegaron a 3 millas abrieron fuego con bengalas y munición trazante. Ante esa situación el teniente Gopcevich Canevari decidió embicar la nave contra la costa, en las proximidades de caleta Foca, interumpiéndose el ataque enemigo por falta de contacto radar.

Para abandonar el buque se arriaron 3 balsas inflables, lo que resultó complicado por las olas presentes, la oscuridad reinante y la reanudación del fuego naval sobre la zona de desembarco. Durante esta maniobra nocturna se produjo la caída al mar del último cabo que debía descender. Esta circunstancia sólo fue advertida por el conscripto Bazán, que resueltamente se lanzó al mar para rescatarlo con éxito de los peligrosos remolinos que lo habían succionado.

Al amanecer el enemigo se había retirado y se escuchaba el ruido del motor del Monsunen aún en marcha. Al acercarse se vió que la nave había zafado de su varadura, por lo que se la abordó nuevamente y se constató que no había sufrido daños en el casco pero sí en la hélice o en su eje. Cuando se intentó zarpar, la hélice se enredó con la cuerda de amarra, siendo inútiles los esfuerzos para solucionar el inconveniente.

El 23 de mayo el Forrest se presentó en el lugar para remolcar al buque averiado, utilizando la cadena del ancla del Monsunen. Luego de muchas vicisitudes ambas embarcaciones pudieron arribar a Darwin y atracaron en el muelle de Pradera del Ganso. El 24 de mayo se trapasó toda la carga al Forrest, que partió hacia Puerto Argentino, mientras que el Monsunen quedó al aguardo de ser reparado.

A pesar de la odisea pasada, su valerosa tripulación no bajó los brazos y solicitó ser incorporada a la dotación que defendía la localidad. En consecuencia se le asignó una posición en la playa y en el muelle donde había quedado el buque. Entonces se construyeron los pozos de zorro para la defensa y se minó la costa con pequeñas bombas subácuas.

El día 26 la proa del Monsunen recibió el impacto de los cañones enemigos, sin causar averías mayores.

Durante la defensa de la plaza, el teniente de navio O. Vázquez, Segundo Comandante del Monsunen, con un cañón del Ejército, hizo fuego sobre dos fragatas británicas que hostigaban la localidad. Como resultado de ese cañoneo, las naves enemigas tuvieron que alejarse.

El 28 los británicos volvieron a atacar al buque, sin que se produjeran daños. En ese día se inutilizaron los aparatos esenciales del Monsunen ante la inminente caida de la plaza. Sin embargo, el enemigo posteriormente pudo recuperarlo para su uso.


Penélope



Esta pequeña goleta también pertenecía a la Malvinas Islands Company, tenía 25 m de eslora y apenas desarrollaba 4 nudos de velocidad. Fue requisada el 7 de mayo y puesta bajo el mando del teniente de navío Horacio González Llanos. Colaboró en las tareas logísticas ya descriptas con las serias limitaciones indicadas.

Al igual que en el caso del Forrest, sus numerosas peripecias se han tornado casi legendarias entre los veteranos del Apostadero Naval Malvinas.

Así en su última travesía procedió a alijar al ARA Bahía Buen Suceso en Bahía Fox, embarcando 30 tambores de JP1 para llevarlos a Puerto Argentino. La Penélope zarpó de Bahía Fox a fines de mayo y encontró muchas dificultades en su navegación, debido a la neta supremacía del enemigo en las aguas malvinenses, que la obligaba a ocultarse y a moverse con mucho cuidado. Además su reducida velocidad provocaba que los cruces le demandaran muchas horas, con el consiguiente peligro de ser detectada.

Así transcurrieron penosamente los días hasta que en la primera semana de junio irradió su última comunicación, en la que informaba que se encontraba al oeste de la isla Bougainville, que su sonda estaba fuera de servicio y que le quedaba combustible para sólo 2 días, lo que resultaba insuficiente para llegar a la capital.

Sin embargo pudo arribar a Puerto Argentino unos días antes de su caída, pues en una de las incontables caleteadas para ocultarse de los británicos, se avistó un casillaje en tierra en el que se encontraron algunos tambores de gasoil.

Guardacostas GC82 Islas Malvinas y GC83 Río Iguazú
Estas dos lanchas patrulleras de la Prefectura Naval Argentina de 90 toneladas y 28 m de eslora, estaban armadas con sólo 2 ametralladoras de 12,7 mm, pero eran modernas y podían alcanzar 22 nudos de velocidad.

El 11 de abril zarparon de Puerto Deseado hacia las islas, cargadas al máximo de su capacidad. Cabe resaltar que este cruce de casi 700 km se realizó al límite de su autonomía máxima y atravesando un mar abierto para el que no resultaban muy aptas. Llegaron a Puerto Argentino el 13 de abril luego de burlar el bloqueo británico y superar un mar 8.

Inmediatamente se procedió a pintar las embarcaciones con un camuflaje apropiado. Inicialmente se destinaron a sus tareas específicas, pero al poco tiempo debieron emprender numerosos trabajos propios de la marina de guerra.

Junto con las otras embarcaciones menores del Apostadero, se turnaron para patrullar todas las vías de aproximación a Puerto Argentino durante la noche, con lanzamiento de cargas subácuas antipersonales confeccionadas por los Buzos Tácticos para prevenir la eventual acción de buzos provenientes de submarinos enemigos.

También era habitual que transportasen diversos grupos comando que descendian en diversos puntos de las islas para contrarrestar las eventuales incursiones enemigas. Así en una travesía a la isla de los Leones Marinos, el GC83 desembarcó una veintena de infantes de marina que hallaron depósitos de combustible de aviación y dos precarias pistas de aterrizaje en cruz, una de 800 m y otra de 400 m.

El 22 de mayo el GC83 Río Iguazú, al mando del subprefecto Eduardo A. Olmedo, se encontraba en el seno Choiseul transportando 2 obuses de 105 mm y 20 hombres del Ejército para Darwin. A las 08:30 de ese día fue atacado por 2 ó 3 aviones Harrier. El fuego del enemigo fue contestado con ambas ametralladoras, una de las cuales era operada por el cabo segundo Omar Benítez, quién cayó abatido al recibir un impacto de 30 mm en pleno tórax.
Los dos tripulantes que disparaban con la otra ametralladora recibieron heridas de esquirlas.

En ese momento el cabo segundo José Raúl Ibañez se encontraba achicando una vía de agua que pronto se tornó incontenible. Al subir a cubierta para dar aviso, se encontró con el compañero muerto. A pesar de no contar con ninguna instrucción como ametralladorista, inmediatamente tomo su lugar y comenzó a operar la ametralladora de 12,7 mm con la que logró hacer impacto en una aeronave enemiga que se aproximaba por popa y luego cayó en las proximidades de Darwin.

Sin embargo, el severo ataque británico continuó, hasta obligar al comandante de la pequeña nave a embicarla en la costa debido a los irreparables daños que sufrió. La tripulación desembarcó y buscó refugió en tierra, pudiendo posteriormente rescatar los obuses y luego regresar a salvo a Puerto Argentino.

Por su parte, el GC82 Islas Malvinas, al mando del oficial principal Jorge C. Carrega, el 1º de mayo sufrió el ataque de un helicóptero británico, como se relató anteriormente.

Al momento de la rendición, las tripulaciones de los dos guardacostas se hallaban a bordo del GC82. Entonces procedieron a destruir equipos y claves secretas, pero no pudo concretarse la destrucción de la nave.

Otras unidades menores

Además de los buques mencionados, en Puerto Argentino había un conjunto de unidades menores agrupadas en la denominada Dotación de Lanchas, que comprendía un pequeño remolcador de dársena de nombre Lively, dos lanchas de desembarco tipo EDPV y una chata de combustible sin propulsión propia.



Fuente: http://www.geocities.com/Pentagon/Barracks/4333/hist004.htm
 
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MUNSUMEN

Este buque de 30 m de eslora de origen noruego pertenecía a la Malvinas Islands Company y desarrollaba una velocidad de 7 nudos. Fue requisado y puesto bajo el mando del teniente de navío Jorge A. Gopcevich Canevari. Sus plumas y su capacidad de transporte lo hicieron muy útil para las tareas logísticas, desarrolladas en condiciones muy adversas.

A partir del 14 de abril cumplió 19 misiones de alerta temprana y transportes diversos, muchos de ellos vitales para los habitantes de las islas, pues se realizaban principalmente para la provisión de alimentos.

El 1º de mayo, mientras se hallaba en cercanías de la punta Celebroña, fue sobrevolado por un Harier enemigo que no lo llegó a atacar, presuntamente por entender que se trataba de un buque tripulado por isleños.
Al día siguiente se embarcó el mayor Jorge A. Monge, para buscar los cañones del GADA 101 que estaban a bordo del Rio Carcarañá. Como medida de seguridad se instalaron dos ametralladoras MAG, una a proa y otra a popa, más por efecto moral que por su eventual eficacia ante un ataque naval o aéreo.

Luego de continuas alertas de ataques aéreos y tormentas, el 3 de mayo se procedió al trasbordo de los 8 cañones y 16.000 proyectiles que por entonces se hallaban a bordo del ARA Isla de los Estados anclado en el estrecho de San Carlos. Esta importante operación se realizó de noche, con mucho viento y continuos rolidos. Cuando el Monsunen regresó a Puerto Argentino, recibió una alerta de ataque naval, posiblemente de un submarino, que lo obligó a permanecer inmóvil durante 8 horas.



He aquí la historia de un Veterano, contando su vivencia en Malvinas, a bordo del Monsunen...

EL día 6 de mayo de 1982 me encontraba con mi sección de apoyo de combate de la Compañía "C" del RI 4 de Monte Caseros, en Monte Wall, recibiendo la orden del Jefe de Compañía Capitán Marpegan, que dos soldados y yo, con una ametralladora MAG, dos cajones de munición me presentara por orden del Gral. Parada en Puerto Argentino en el sector de muelles.

Al llegar allí, queda un solo soldado debiendo el otro regresar al regimiento. La misión que yo pensaba que era la de defender una posición por la adyacencia del puerto, no fue así. Me ordenaron embarcar en un pequeño buque, anclado en el muelle nro. 4, y qu emi misión era la de dar defensa antiaérea en todo los viajes que realizara hasta su regreso a Puerto Argentino.



El Monsunen en Pradera del Ganso

Al presentarme a bordo, me recibe el 2do Comandante, el Tte. de Navío Oscar Vazquez, dándome un lugar como integrante de la tripulación. Ese mismo día, zarpamos con una sección del RI 5, llevando a bordo, cañones 105 mm, munición y alimentos hacia Puerto Howard.

Dos día pasaron. En calma, pero con temor de un ataque naval o aéreo.

Comenzando a integrarme con la tripulaicón del Monsunen, recibiendo su afecto y cordialidad, como si fuera yo un integrante más de la Armada, llegando a tener con ellos una amistad que va más alá de los años. Amistad que se fue fortaleciendo con el correr del tiempo, tanto en las buenas como en la smalas. Amistad que se logra con personas que dieorn todo, que donde el sufrimiento del otro era el de uno mismo. Valentía, el desinterés por el riesgo propio, puesto de manifiesto en cada una de la shoras que transcurrieron hasta nuestro regreso al continente, fue moneda corriente, con un solo objetivo: el de cumplir con nuestra misión.

Después de tres días de viaje, llegamos a Puerto Howard, donde desembarca la sección del RI 5.



En Puerto Howard

Comenzamos el regreso a puerto Darwin, donde cargamos, del buque Bahía Buen Suceso, combustible para avión JP1 y munición con destino a Puerto Argentino, al cual nunca llegaríamos.

Corriendo el día 23 de mayo, siendo aproximadamente las 0230 hs de la madrugada, teniendo un viaje en calma, el comandante de la nave, el Teniente de Navío Jorge Gopcevich Canevari, da alerta amarilla (ataque de helicópteros), preguntando quien se encontraba en la ametralladora, asentuando a viva voz, que yo era el que allí se encontraba, me indica que se aproximaba al buque, un helicóptero enemigo. La noche era clara, se veían las siluetas de los cerros en el horizonte, tomo la ametralladora de MAG y ordeno al soldado clase 62, Ramón Orlando Godoy, que era mi abastecedor de munición que girara conmigo a mi derecha cuando apareciera el helicóptero.
En la proa del buque sentía a lo lejos que el enemigo se aproximaba hasta que lo vimos. Comenzando a abrir fuego sobre el aparato y viendo como las balas trazantes se apagaban dentro del fuselaje, hasta que hizo un giro buscando la costa y se vio un resplandor en el cielo que iluminaba la noche.
Teniendo incertidumbre por lo que nos sucedería, no faltó la respuesta de las Fragatas que se encontraban dentro del Estrecho abriendo fuego de luces de bengala para poder ubicar la posición del buque. Continuando con fuego de cañones y misiles que no dieron en el blanco, gracias a la valentía y coraje de nuestro Comandante, que hacía al buque zigzaguear para evitar que nos dieran con la artillería de sus naves.
Nos informaron por alta voz del buque, que nos prepararamos para envicar en la costa.

Se encontraba en la proa del buque junto con el soldado clase 62 Godoy y yo, después de que abriera fuego al helicóptero, el Teniente de Corbeta Héctor Lehman. El fuego del enemigo era constante, nosotros en busca de la costa para poder desembarcar hasta que en un momento dado, el buque se clava con su proa en la costa, la cual se encontraba llena de rocas al momento de iniciar el desembarco, tirando balsas salvavidas al mar.

El soldado Godoy decide lanzarse desde lo alto del buque hacia las rocas pegando con su chaleco salvavidas en ellas e hiriéndose en una pierna.
Yo me arrojo en una balsa que se encontraba en la popa. Cayendo dentro de ella. Mientras que el resto del personal trataba de salvar su vida bajo el fuego enemigo. Teniendo en cuenta la carga, era por más peligrosa.
Escucho que del buque preguntan quien se encontraba en la balsa de popa, contestando yo, y siento caer arriba mío una persona a la cual ayudo a entrar, siendo el Cabo Bruneti.

Desde la costa a viva voz preguntan quien hay en la balsa de popa, contestando los dos, nos dicen que la corriente nos llevaba mar adentro, y con el el peligro de ser atrapados por la rotación de la élice del buque, la cual seguía girando. Comenzamos a remar con las manos que empezaron a morarse por el frió del agua. No teniendo resultados, decidimos tirarnos al mar y nadar hacia la costa en una distancia aproximada de 50 metros, que se hacían eternos por el frío que comenzábamos a tener. Llegando a tomarme de una roca, siento que alguien me ayudaba a subir, porque me patinaba por el musgo.
Una vez reunidos, tomo al soldado Godoy, el cual se encontraba herido. Todos comenzamos a abandonar el áerea, siempre bajo fuego enemigo, realizando un alejamiento rápido hasta un lugar donde nos pusimos a salvo.

Pasado los minutos, el fuego enemigo paró. Sintiendo a lo lejos como ametrallaban las balsas que se fueron a la deriva.

El enemigo continuó con su ataque hacia la costa, teniendo en cuenta que no podrían dar con el buque, debido a que se encontraba barado frente a rocas que hacían rebotar las ondas del radar.
Comenzamos a retirarnos tierra adentro, para evitar el fuego del cual eramos objeto.
La madrugada del 23 de mayo, transcurrió teniendo mucho frío, llegando casi al límite de la hipotermia, debido a que todos nos encontrábamos mojados. Llegando a juntarnos para poder mantener el calor unos con otros.
Al amanecer, comenzamos un grupo a dirigirnos al buque para ver si se podría recuperar, si es que el mar no lo hubiese llevado, otro grupo fue a realizar un reconocimiento por los alrededores.

Recuperación del buque:
Al llegar nos encontramos con el buque desencallándose debido a que la marea comenzaba a crecer, y el Comandante decide junto con el Cabo Bruneti, el Suboficial Cabana y el conscripto clase 62 Bazan, tratar de llegar y subir por una cuerda que se encontraba atada al buque, para poder recuperarlo. En el intento queda enganchado en la soga el Suboficial Cabana, el cual cae al agua y es rescatado por el conscripto Bazan.
El Cabo Bruneti logra llegar, y tirando una balsa al agua comenzamos a hacar pasajes de tierra al buque, hasta que logramos recuperar la nave.
Al ser revisada, se descubre que una amarra se había enrrollado en la élice y no podríamos seguir viaje.
Comunicándose por radio el Comandante para ver si podían venir a rescatarnos, se logra al entrar la tarde la llegada del buque Forest, para remolcarnos hasta Pradera del Ganso.
En todo ese recorrido estabamos a merced del enemigo, teniendo que agradecer a Dios que no ocurrió nada.

Día 25 de mayo al mediodía: se da un alerta roja. Ataque de aviación teniendo que ir precipitadamente a nuestra posición en tierra, cuando los Harrier abrían fuego al buque.

Día 27 de mayo: comienza el ataque inglés a Pradera del Ganso, comenzando en la primera línea, la cual se encuentra desbordada; comienza el repliegue y se realizan enfrentamientos con el resto del grueso de las unidades destacadas, librándose combates cruentos de artillería y armas pesadas hasta el día 29 de mayo, logrando que el enemigo retrocediera más de una vez, por encontrarse con defensas sólidas por el ímpetu y el coraje de los que nos encontrábamos defendiendo nuestra tierra del invasor.

Madrugada del día 29: Hay un alto al fuego. Se comenta por las líneas de tropa propia que había posibilidades de una rendición, las cuales yo no entendía. Llega la orden más amarga que tuve que cumplir en toda mi carrera como soldado, la de rendirme.


Quisiera agradecer en esta pequeña reseña que he escrito, a mis camaradas de la Marina, los cuales me consideraron en todo momento como un marino más, sintiéndome hasta el día de hoy un integrante más de la Marina, un amigo de todos ellos.
Amigo que va a sguir siéndolo por toda la vida.


Gracias MONSUNEN...

DEFENSA ANTIAEREA DEL A.R.A MONSUNEN DEL EJERCITO ARGENTINO
SARGENTO PRIMERO DE INFANTERÍA EA
RUBÉN OSCAR MARCHETTI

SOLDADO CLASE 62 EA
RAMON ORLANDO GODOY

TRIPULACIÓN DEL MONSUNEN

TENIENTE DE NAVIO JORGE GOPCEVICH CANEVARI
TCCDNA VAZQUEZ OSCAR GUILLERMO
TCCDNA LEHMAN HECTOR RODOLFO
SSMQ CABANA LUCAS
SSMQ MAMANI ADOLFO BLAS
CPEN GRAMAJO RAUL
CIEL PEDRAZA JOSE ANTONIO
CIMA RIVERO CARLOS JAVIER
CSMA BRUNETTI CARLOS ALBERTO
CSMA CALIZAYA ZERPA JESÚS
CC62 BAZAN ROMUALDO IGNACIO
CC62 AVILA JOSE DULCILLO
SARG INF EA MARCHETTI RUBEN OSCAR
SOLD C 62 EA GODOY ORLANDO RAMON
 

Accrochage

Colaborador
Colaborador
Muy buen informe estimado!!!!

Hace unos dias casualmente termine de leer "Compilacion Malvinas" de Joaquín Bocazzi, el cual si bien es una compilación de otras fuentes y de todas las ramas de la FAA, tiene detalles muy interesantes de las operaciones de estos buques ya que el autor tuvo acceso a los libros de navegacion de algunos de los barcos.
Saludos
 

bagre

2º inspector de sentina
estimados foristas
quiero rendir un pequeño tributo a los tripulantes civiles del yehuin: el nene, el gato, el yacare, pescadito, el zapo y el lobo, compañeros de mareas y heroes poco conocidos de la marina mercante, en su accionar durante el conflicto.
saludos
bagre
 
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3-A-202

Gente, me alegro que les haya gustado..!!
Es lo menos que podemos hacer por estos heroes que muchas veces no son tan reconocidos por no "haber entrado en combate".

saludos
 
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3-A-202

ELMA Río de la Plata




Un espía en la Marina Británica

Carlos Benchetrit : Capitán de marina mercante.
A comienzos del mes de abril de 1982, Benchetrit comandaba el ELMA Río de la Plata, en un viaje por el norte europeo.
El 5 de abril, navegando en aguas internacionales próximas a la costa inglesa, captó una transmisión de la televisión británica mostrando la salida de los portaaviones Invincible y Hermes. Gran parte de la flota reunida por los ingleses se concentró en la Isla Ascensión.
El 19 de abril, el Río de la Plata navegaba hacia Buenos Aires, cuando recibió un telegrama cifrado de ELMA, el cual decía que debía ir a la Isla Ascensión para hacer avistajes. Además debía mantenerse alrededor de 18 kms. de distancia por su seguridad.
El 23 de abril, el Río de la Plata llegó a la isla. Había alrdedor de 15 buques, y ninguno advirtió la presencia del mercante argentino. Como los barcos ingleses tenían un alcance largo en sus comunicaciones, entraron en la banda VHF, donde se podían escuchar las conversaciones de barco a barco. También colocaron un grabador para poder grabar lo que decían, y de esa forma se pudo saber que es lo que hacían.
En aquella travesía el marino no estaba solo, lo acompañaba un segundo oficial, Armando Busto, quien conocía sobre buques de guerra y su hija.
Habiendo enviado un mensaje cifrado con todos los datos, Benchetrit dirigió su nave a Buenos Aires. Pero la historia no había terminado.
Tras haber dejado la isla, el capitán recibe un nuevo telegrama de ELMA, donde se le ordenaba regresar a la isla para obtener nuevos datos de los buques británicos, y de ser posible, fotografiarlos.
Esta vez debían estar más cerca que antes. Por eso trataron de camuflar el Río de la Plata para que pensaran que era un pesquero.
Se acercaron hasta 4 kms. de los buques ingleses, donde fotografiaron todo lo que pudieron. Entre otras vieron a la fragata Antelope, al Sir Galahad, al Sir Tristan, al Canberra, que era sobrevolado continuamente por los helicópteros Sea King.
Más tarde los helicópteros comenzaron a sobrevolar por encima de ellos.
Cuando se advirtío la presencia del Río de la Plata, los ingleses dieron la alarma general. Los helicópteros sobrevolaban sobre ellos, por lo que Benchetrit, recogió todos los materiales y datos que habían recopilado en una bolsa dispuesto a fondearlos ni bien aborden el barco.
Al retirarse, con la preocupación de ser atacados, marcharon rumbo a Montevideo.
Luego se dirigió a Buenos Aires, donde entregó el material recolectado.
El departamento de Inteligencia Naval de la Armada le entregó un plato con una inscripción y un diploma, en reconocimiento de su gran tarea.

:banghead:Aunque parezca mentira, Benchetrit y sus acompañantes no fueron reconocidos como veteranos de la guerra de Malvinas. :banghead:
 
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3-A-202

CUADRO GENERAL DE LOS BARCOS MERCANTES DURANTE LA GUERRA DE MALVINAS SEGÚN SU FUNCION y ZONA DE OPERACIONES


TAREAS LOGISTlCAS
ABASTECIMIENTO LOGISTICO A LAS ISLAS MALVINAS




TRANSPORTES LOGISTICOS y DE PERSONAL A PUERTOS PATAGONICOS



BUQUES TANQUES. ABASTECIMIENTO DE COMBUSTIBLE A PUERTOS y BASES PATAGONICAS.

Petroleros:



BUQUES TANQUES INCORPORADOS A LA FUERZA DE TAREAS 79 PARA ABASTECIMIENTO DE UNIDADES DE LA ARMADA



TAREAS DE INTELIGENCIA
BUSQUEDA, EXPLORACION, LOCALIZACION E INTERCEPTACION




CARGUEROS DE ELMA EMPLEADOS EN TAREAS DE INTEL/GENCIA

(generalmente desviados de sus rutas normales de navegación para desplazarlos a proximidades de la Isla Ascensión ya otros puntos o zonas de interés en los que podía obtenerse información sobre el enemigo, por Observación directa o escucha de su tráfico radioeléctrico)



Pesqueros:
G.T 17-3 (Latitud 33° 55' S, Longitud 30° 35' Oste)



Grupo de Tareas formado por el COLCO (Comando Local de Control Operativo) Posición 48° S54° 30' Oeste (3oo millas al noroeste de Malvinas)



Otros pesqueros de altura convocados



TAREAS DE APOYO
SERVICIO DE APOYO AL TRAFICO MARITIMO DE LA COSTA PATAGONlCA




SERVICIO DE PRACTICOS



CONTROL DE TRÁFICO EN EL RIO DE LA PLATA Y REPATRIACION DE PERSONAL



http://www.histarmar.com.ar/Malvinas/MMArgenMalvBase.htm
 
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