AR670: La Tormenta Perfecta

Pocos conocen que la película “La Tormenta Perfecta” está basada en un hecho real, la naturaleza en muchas oportunidades genera fenómenos muy especiales capaces de provocar el hundimiento de un barco o incluso la destrucción de una aeronave en pleno vuelo. Y esto último fue lo sucedido el día 8 de Diciembre de 1957, cuando un frente frío con actividad severa se desplazaba por la provincia de Buenos Aires a una velocidad de 70 a 80 km por hora hacia el Este. El frente tenía una extensión de 10 a 15 kilómetros y cubría la línea imaginaria entre Villa Dolores, Pehuajó, Bolivar y Tres Arroyos.

Según los reportes de la época, el frente tenía una masiva formación frontal de cumulus nimbus con una base de 150 metros y que se elevaban hasta los 10.000 metros. Era de color negruzco, con ráfagas de viento variables de 70 a 120 Km/h, lluvia intensa a muy intensa, abundantes descargas eléctricas, granizo y turbulencia estimada en corrientes de una velocidad de 20 metros por segundo. La visibilidad en las proximidades del fenómeno se reducía a 100 metros, con abundantes torbellinos de polvo. Ni Hollywood pudo imaginar algo así.

Increíblemente hacia dicha tormente se dirigía un Douglas DC-4 de Aerolíneas Argentinas con 61 ocupantes abordo. El vuelo AR670 que unía Ezeiza con San Carlos de Bariloche, había despegado a las 15:54 horas, contando los pilotos con un parte meteorológico emitido a las 9:00 horas, o sea información con un atraso de casi 7 horas. El despegue lo efectuó en forma normal. Los pilotos efectuaron las comunicaciones de rutina con la torre de control del Aeropuerto y el Control de Aproximación hasta la localidad de Lobos -Prov. de Buenos Aires (AR)- donde informó que se encontraba a 2100 m. ascendiendo para 2400 m. y fue autorizada a trabajar en telegrafía. A partir de ese momento no se tuvo más información de la aeronave.


La investigación posterior comprobó por abundantes testimonios, que la aeronave desde aproximadamente 35 a 40 Km. antes del lugar del accidente, volaba a una altura que se estima no superior a los 100 a 150 m. en vuelo directo, con buena visibilidad y viento del sector NE, no acusando los motores anormalidad alguna, desplazado de la ruta prevista 21 Km. a la izquierda. Esto indica que los pilotos divisaron el frente de tormenta y trataron de esquivarlo, volando a una demencial altitud para un avión del tamaño de un DC-6 y desplazándose a la izquierda de la ruta prevista para evitar la tormenta.

Según declaraciones de un testigo presencial, el avión penetra la tormenta por la parte más activa, y rápidamente sube la nariz de un modo muy pronunciado. Luego el testigo pierde de vista al avión aunque escucha una fuerte aceleración de los motores y luego vé como el DC-6 cae en picada, impacta contra el terreno, se desintegra y finalmente se incendia.

Según determinó la posterior investigación, guiándose por algunos relojes de los pasajeros fallecidos, exactamente a las 16:45 horas el avión impactó contra el suelo, a unos 21 kilómetros al Sudeste de la localidad de Bolívar. El informe técnico permitió reconstruir la secuencia del accidente: más de un metro del ala izquierda se deformó hacia arriba y hacia atrás, para luego desprenderse e impactar de lleno en la cola del avión, provocando el desprendimiento de la deriva y los estabilizadores. Sin parte del ala izquierda y sin cola, el DC-6 impactó en tierra en un ángulo de 35 grados e inclinado ligeramente hacia la izquierda, a más de 400 km/h. Los restos se desplazaron a lo largo de 5.500 metros. De los 61 ocupantes, todos perecieron en el acto, aunque dos cuerpos fueron encontrados a más de 250 metros de los restos principales, estimándose que al desintegrarse la parte trasera del fuselaje del avión, cayeron al vacío.


El piloto tenía 45 años de edad, más de 10.500 horas de vuelo y había cubierto la ruta Ezeiza-Bariloche en más de 40 oportunidades. Nadie entendió porqué se apartó de la ruta tratando de esquivar la tormenta y al no lograrlo, volvió a intentarlo en un arriesgado vuelo rasante que llegó al avión el punto de mayor actividad de la tormenta con ráfagas superiores a los 20 metros por segundo, velocidad que excedió los límites estructurales de las alas.



Para la Junta de Investigación de Accidentes, las causas del mismo consistieron en la Desintegración de la aeronave en vuelo ocasionada por rotura de la semiala izquierda y posterior desprendimiento del conjunto de cola, al haber sido sometido el material a esfuerzos superiores para los cuales fuera fabricado; como consecuencia directa de la decisión del piloto al intentar cruzar un frente frío de superficie con turbulencia extremadamente violenta, siendo causas concurrentes:

La imprudencia del piloto al descender en ruta muy por debajo de la altura de seguridad para este tipo de operación.

No contar en su Plan de Vuelo con un pronóstico que reflejara la intensidad del fenómeno meteorológico que encontró, y

Deficiente despacho operativo de la aeronave.

Las enseñanzas del accidente del AR670, nunca se vieron reflejadas. A menos de 4 años del hecho relatado, en Julio de 1961 y casi en el mismo lugar, nuevamente un DC-6 de Aerolíneas Argentinas con 67 ocupantes, se desintegró en vuelo al romperse la semiala derecha por volar dentro de una zona tormentosa de extrema turbulencia. Algo similar a lo sucedido con el Austral 901 sobre el Río de La Plata en 1981. A las tormentas perfectas, hay que respetarlas.
 

KF86

Colaborador
Exelente relato Claudio, espero que nos deleites con mas de estos.

Ahora, por alguna razon, ¿no tendrás el accidente del Concorde?:rolleyes:
 
M

MIGUEL

Excelente el informe, algo recuerdo que comentaba mi padre acerca de los accidentes de los dos aviones de Aerolineas.
Un si digo. Creo que se te deslizó un error, ya que en la primera parte mencionas un DC4 y mas adelante un DC 6...

Atte.-

Miguel
 
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