Alemania, el mayor exportador de armas de la Unión Europea, que duplicó sus ventas al exterior en un año alcanzando los 2.100 millones de euros, no puede ahora probar ante su ciudadanía que las armas no han sido usadas para reprimir y asesinar civiles en países que violan los derechos humanos.
Soldados entrenando con los fusiles alemanes G-36
Si bien la mitad de los ingresos fue a países dentro de la OTAN, la otra mitad tuvo como principal comprador a Arabia Saudí, un país donde la represión oculta está en aumento, ante el temor de una “primavera árabe” en el país.
El gobierno de Angela Merkel dijo que para vender armas hay una evaluación “exhaustiva de argumentos de política exterior, seguridad y derechos humanos”.
Sin embargo el problema no surge por la venta de aviones, buques o tanques de combate (como los 200 Leopard de última generación vendidos a Arabia Saudí), sino porque los “paquetes” bélicos incluyen armas empleadas usualmente para represión. El gobierno informó que se había investigado lo suficiente para garantizar que “el armamento alemán no sería utilizado en países con violaciones a los derechos humanos, ni contribuiría al recrudecimiento de conflictos”.
Del dicho al hecho
Sin embargo la reciente aparición de fusiles de asalto G-36, en manos de los rebeldes libios, fusiles que habían sido vendidos a Egipto, así como decenas de armas cortas exportadas a Costa Rica que aparecieron en manos de narcotraficantes en México en diciembre último, denuncian serias irregularidades de control.
“Las armas cortas son las verdaderas armas de exterminio de nuestro tiempo y las alemanas están presentes en cualquier guerra de este mundo”, reclamaron los parlamentarios de la izquierda alemana, exigiendo al gobierno que prohiba definitivamente las exportaciones.
Soldados entrenando con los fusiles alemanes G-36
Si bien la mitad de los ingresos fue a países dentro de la OTAN, la otra mitad tuvo como principal comprador a Arabia Saudí, un país donde la represión oculta está en aumento, ante el temor de una “primavera árabe” en el país.
El gobierno de Angela Merkel dijo que para vender armas hay una evaluación “exhaustiva de argumentos de política exterior, seguridad y derechos humanos”.
Sin embargo el problema no surge por la venta de aviones, buques o tanques de combate (como los 200 Leopard de última generación vendidos a Arabia Saudí), sino porque los “paquetes” bélicos incluyen armas empleadas usualmente para represión. El gobierno informó que se había investigado lo suficiente para garantizar que “el armamento alemán no sería utilizado en países con violaciones a los derechos humanos, ni contribuiría al recrudecimiento de conflictos”.
Del dicho al hecho
Sin embargo la reciente aparición de fusiles de asalto G-36, en manos de los rebeldes libios, fusiles que habían sido vendidos a Egipto, así como decenas de armas cortas exportadas a Costa Rica que aparecieron en manos de narcotraficantes en México en diciembre último, denuncian serias irregularidades de control.
“Las armas cortas son las verdaderas armas de exterminio de nuestro tiempo y las alemanas están presentes en cualquier guerra de este mundo”, reclamaron los parlamentarios de la izquierda alemana, exigiendo al gobierno que prohiba definitivamente las exportaciones.
