Accidente Submarino K-141 Kursk

Rusia recuerda a la tripulación del submarino siniestrado ‘Kursk’

Hace 12 años dos estallidos en el compartimento de torpedos ‘condenaron’ a muerte a 118 marineros



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EL DIA QUE PUTIN EVITO LA 3º GUERRA MUNDIAL

AREA X (Especial para Urgente24) – El submarino nuclear cazaportaviones K-141 «Kursk», orgullo de la Armada rusa desde su botadura en 1994 y uno de los navíos de guerra más sofisticados de su tiempo, acabó sus días bajo el gélido mar de Bárents el 12 de agosto de 2000. Un documental ruso da cuenta que en ese entonces el ex agente de la KGB y flamante presidente, Vladimir Putin, ocultó información que comprometía a dos submarinos estadounidenses implicados en el incidente, evitando así que se desencadenara la 3era Guerra Mundial.
Llevaba doble casco e iba armado con 24 misiles de crucero “Granit” y una decena de torpedos. Estaba bajo el mando del capitán Guennadi Liachin y arrastró en su naufragio a los 118 miembros de la tripulación, algunos de los cuales tuvieron una agonía lenta y angustiosa.
Fue el primer problema serio para el recién elegido presidente Vladímir Putin. El trágico accidente puso de manifiesto que, pese a contar con un poderoso armamento, las Fuerzas Armadas del país se encontraban en un estado lamentable por la falta de presupuesto. Los fondos disponibles no alcanzaba para pagar los sueldos a los militares ni para dotarles de viviendas dignas. Tampoco para adquirir elementos tan básicos del equipo de un submarino como trajes de buzo en cantidad suficiente.
Hoy día sigue habiendo mandos de la Marina rusa que creen que el Kursk fue hundido por el sumergible norteamericano Memphis. Estiman que aquello fue una “advertencia” de USA para que Rusia no vendiera a China torpedos Shkval, los más rápidos que existían entonces. Dicen también que aquel 12 de agosto el mundo estuvo al borde de una guerra nuclear y que el Kremlin tuvo que mirar para otro lado y hacer oídos sordos a fin de evitar un conflicto a gran escala. Todo eso está en el libro del historiador y capitán de la Marina rusa, Vitali Dotsenko, titulado “¿Quién mato al Kursk?”.
Putin extrajo dos conclusiones cruciales de aquella crisis: que tenía que modernizar sus ejércitos, algo todavía pendiente, y que la libertad de prensa es un temible enemigo para los estados opacos, corruptos y antidemocráticos. Como se vería en años posteriores, actuó en consecuencia.
Las maniobras de la Flota del Norte en el mar de Bárents cumplían ya su segunda semana. Era el mayor operativo naval desplegado por Rusia desde la desintegración de la URSS. El tiempo era inestable, pero durante la primera mitad de aquel sábado 12 de agosto, lució el sol y las aguas, de no ser por el fragor de los ejercicios, podían considerarse tranquilas. El objetivo de todo el montaje era probar los “Shkval”, tras su última mejora, engatusar a la Marina china para que lo comprara y, de paso, mostrar una vez más los dientes a USA.
Pero, a las 11,28, fue percibida una explosión en las profundidades. Dos minutos y medio después se produjo otra mucho más fuerte. Se perdió el contacto por radio con el “Kursk”. El buque insignia, el crucero “Pedro I el Grande”, dio la alarma y el comandante en jefe de la Flota del Norte, el almirante Viacheslav Popov, se trasladó a tierra en helicóptero para reunirse con el resto de los mandos de la Armada y del Ministerio de Defensa. No se emitió ningún comunicado. Ese día, Putin comenzó tranquilamente sus vacaciones en el balneario de Sochi, a orillas del mar Negro.
Las primeras informaciones sobre la catástrofe del “Kursk” aparecieron dos días después, el lunes día 14, y se mintió al decir que el hundimiento tuvo lugar el domingo. Luego rectificarían con otra mentira, diciendo que el domingo fue cuando lograron encontrar al submarino, tras 30 horas de supuesta búsqueda.
Según se pudo averiguar gracias a documentos de la investigación posterior, en todo momento se supo la ubicación exacta del “Kursk”. Al estar a una profundidad de sólo 108 metros, era perfectamente visible para los aviones. Hubo también engaño cuando se dijo que no había armas atómicas en su interior. Tras su desguace, año y medio más tarde, se admitió que algunos misiles “Granit” llevaban carga nuclear.
El vice-almirante, Mijaíl Motsak, dijo aquel lunes a la prensa que alguien había quedado con vida por que se escuchaban golpes en el casco del submarino en la zona de popa, en donde se encuentra una de las escotillas de salvamento. Desde el martes 15, la Marina rusa llevó a cabo siete intentos fallidos con sus batiscafos de abrir la escotilla y extraer a los supervivientes. Pero sí vieron que el Kursk tenía completamente destrozada la proa, en donde se alojan los torpedos, y una gran grieta longitudinal.
Los desperfectos convencieron a la cúpula de la Marina rusa que el Kursk colisionó con otro submarino sin descartar incluso que hubiera podido ser atacado. Dotsenko sostiene que fue alcanzado por un torpedo norteamericano Mark-48.
Durante las maniobras en el mar de Bárents fue detectada la presencia de varios barcos de la OTAN, entre ellos los sumergibles norteamericanos Toledo y Memphis. Washington no lo negó, pero sí su implicación en la catástrofe del “Kursk”. Se barajaron otras hipótesis: fuego amigo de un torpedo lanzado desde el “Pedro I el Grande” y la que se convirtió finalmente en oficial, la inflamación fortuita del combustible de un torpedo del sumergible ruso, que provocó una reacción en cadena e hizo que estallaran los demás torpedos en la proa.
Putin, que seguía sin interrumpir sus vacaciones, se rindió por fin a la evidencia y aceptó la ayuda internacional, cinco días después del hundimiento y cuando habían cesado ya los golpes en el casco de la nave. El viernes 18, el presidente dio por primera vez la cara ante la prensa y enseguida llegaron a la zona los dos navíos noruegos de salvamento, el Normand Pioneer y el Seaway Eagle, con el batiscafo británico LR5 y un equipo de buceadores. Ellos sí pudieron abrir la escotilla, pero para constatar la triste noticia de que no había quedado nadie con vida.
El 27 de agosto, después de 11 días recibiendo críticas a diestro y siniestro y tras regresar precipitadamente de Vidiáyevo de una tormentosa reunión con los familiares de la tripulación del submarino, que puso al descubierto sus precarias condiciones de vida, incluyendo a la viuda del capitán Liachin, Putin concedió una entrevista a la televisión dirigiendo el grueso de sus diatribas contra los magnates mediáticos, Borís Berezovski y Vladímir Gusinski. “Es curioso que entre los más resueltos defensores de los marineros se encuentren aquellos que, durante largo tiempo, favorecieron el hundimiento del Ejército, la Armada y el Estado, haciéndose, al mismo tiempo, millonarios”, les recriminó.
En octubre de 2000, pudieron ser recuperados los primeros doce cadáveres del “Kursk”. En dos de ellos fueron encontradas notas escritas a ciegas antes de morir. Uno de los autores, el teniente de navío, Dmitri Kolésnikov, contaba que el personal de los compartimientos 6,7 y 8 se reunió en el 9, él ultimo de popa. Eran en total 23 personas. Un año después, se reflotó el navío, salvo la proa que fue aserrada y volada con explosivos. Se sacaron el resto de los cuerpos, las bombas nucleares y los dos reactores. Lo que quedó fue desguazado.
En el documental, probablemente financiado por militares rusos que abrigan la teoría del ataque estadounidense, se da cuenta de un posible ocultamiento del presidente Vladimir Putin para evitar un encontronazo que podría haber desencadenado la 3era Guerra Mundial. Rusia aún no estaba preparada.
URGENTE 24
 
en un documental que vi hace un tiempo (por supuesto, norteamericano) barajaban la posibilidad de un incendio por reacción del propelente de los torpedos (justamente.....casualidad?) por su "mala fabricación" y reacción con el óxido de hierro de la corrosión incipiente de la carcasa....y la propagación de la reacción con llamas, por el ducto de ventilación superior, que superó las mamparas de bloqueo entre secciones, hasta el estallido de los siguientes topedos. Incluso, hicieron una analogía con un submarino inglés que tuvo el mismo accidente en los ´60 con menos muertos, por supuesto. Por supuesto, la verdad se encierra bajo siete llaves.....algún día podrá saberse la verdad
 

Sebastian

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Rusia conmemora decimotercer aniversario de la tragedia del submarino "Kursk"

12/08/2013, 19:59 EFE
Rusia recuerda hoy el decimotercer aniversario de la tragedia del submarino nuclear "Kursk", que se hundió en 2000 en el mar de Bárents, en el Ártico ruso, con 118 marineros a bordo.

Numerosas misas conmemorativas se han oficiado en las iglesias ortodoxas en Sevastopol, Kursk, Severodvinsk y otras ciudades donde yacen los cuerpos de las víctimas del que es considerado el segundo accidente más grave en la historia de los submarinos rusos.

La capital zarista de San Petersburgo acogió hoy el mayor rendimiento de honores militares a los fallecidos, sobre todo en el cementerio Serafímovskoye, donde está enterrada la mayor parte de los tripulantes del buque.

La vecina Bielorrusia también recordó a las víctimas de la tragedia, algunas procedentes de exrepúblicas soviéticas, con una misa en la Iglesia de Todos los Santos de Minsk, donde hoy se colocó un fragmento del revestimiento del submarino.

El "Kursk", uno de los submarinos estratégicos más potentes de la Armada rusa, se hundió en el mar de Bárents el 12 de agosto de 2000 durante unas maniobras navales por la explosión de sus torpedos, según la versión oficial.

Conforme a la Fiscalía rusa, el hundimiento no se habría producido si el mando naval no hubiese cometido el error de enviarlo a las maniobras sin antes descargar sus torpedos y misiles de combate.

El submarino se fue a pique después de que una primera detonación hiciera estallar toda su dotación de torpedos, destruyó la proa y el puesto de mando y abrió un enorme boquete en el casco.

Sin embargo, muchos expertos ponen en duda la versión oficial e insisten en que el buque se hundió torpedeado erróneamente por un submarino de la OTAN, lo que el presidente ruso, Vladímir Putin, supuestamente ocultó para evitar un grave conflicto con Estados Unidos.
http://rusiahoy.com/noticias/2013/0...sario_de_la_tragedia_del_submarino_31041.html
 

Sebastian

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15 años de la tragedia del submarino Kursk

12 de agosto de 2015 Ekaterina Sinélschikova, RBTH
Hace 15 años, el 12 de agosto de 2000, el submarino atómico más moderno de la Flota del Norte, el “Kursk”, se hundió en las aguas del Mar de Barents durante unas maniobras. Dos explosiones en un intervalo de dos minutos enviaron el submarino al fondo del mar junto con los 118 miembros de la tripulación. 95 de ellos murieron en el acto, mientras que otros 23 tripulantes lograron sobrevivir a las dos explosiones, esconderse en el compartimiento de popa y sobrevivir 8 horas más.


Un niño junto a los retratos de las víctimas del submarino Kursk, en sus barracas, durante la ceremonia conmemorativa en el puerto Ártico de Vidiádevo. Las familias de las víctimas se reunieron en Vidáyevo para recordar a los 118 hombres que perecieron hace 15 años en el naufragio del submarino nuclear ruso Kursk. Fuente:Reuters

El país tuvo noticias del Kursk la mañana del 14 de agosto. “En el Mar de Barents ha ocurrido un accidente. Se ha hundido un submarino”, informaron las agencias de noticias. Ese mismo día, desde la comandancia de la Flota del Norte declararon que se había establecido comunicación con la tripulación y que, según los datos preliminares, se habían producido algunas averías. Durante los días siguientes, los equipos de rescate de profundidad intentaron acoplarse al Kursk, pero sin éxito. Adujeron como causas la fuerte corriente, la mala visibilidad y la inclinación del submarino.

Con la ayuda de especialistas extranjeros, la escotilla se pudo abrir tan solo el 21 de agosto. En 2002, se cerró el caso de responsabilidad penal por la catástrofe del submarino atómico Kursk y la muerte de sus 118 tripulantes, por falta de elementos constitutivos de delito. La investigación concluyó que se había producido la explosión de un torpedo defectuoso propulsado por peróxido de oxígeno y la subsiguiente detonación de las municiones a causa del incendio.

implemente se durmió»
“Si quiere saber a quién se parecía, mire: su copia total” dice Lidia, la madre del teniente primero Andréi Panarin, y señala a su hija Olga.

La familia de Andréi temía que, desde el ejército, fuese a parar directamente a Chechenia, Osetia o Abjasia. Las probabilidades eran altas, “eran tiempos revueltos”. Pero Andréi tuvo suerte: ingresó en la academia y, más tarde, fue destinado a la Flota del Norte, a Vidyáevo. Allí tenía su base y desde allí partió por última vez el submarino Kursk.

Los Panarin se enteraron de la tragedia por las noticias, cuando aún nadie se refería a ello como tragedia. Ni siquiera sabían que Andréi estaba en el Kursk.

“Estábamos convencidos de que estaba en el Voronezh, un submarino análogo al Kursk, pero más viejo” dice Lidia. “Pero llamamos y nos dijeron que Andréi no estaba allí. Y cuando supimos dónde estaba, lo dejamos todo y el 19 de agosto ya estábamos en Vidyáevo”.

“En realidad, fuimos allí con la esperanza de que realmente todos estuvieran vivos. Solo queríamos recogerlo, darle ánimos…” dice Olga.

El 25 de octubre de 2000, los buzos subieron a la superficie 12 cuerpos del noveno compartimiento del submarino, el de popa. Andréi Panarin estaba en el cuarto compartimiento. A él, junto con el resto de cuerpos, lo sacaron al cabo de un año. Están en paradero desconocido los restos de tres personas. Lidia fue al reconocimiento sola.

«Nos decían que estaban vivos»
Sofía Dudko está sentada en su piso de San Petersburgo y tiene en las manos el libro “Los recordamos a todos por sus nombres”. Para este libro reunió dinero durante varios años, y al final recibió ayuda de tripulantes veteranos de submarinos. “La memoria es lo más importante. Personalmente me esfuerzo por hacer todo lo posible para que los recuerden”, afirma convencida.

En las paredes de una habitación luminosa están colgadas las fotografías de su hijo Serguéi, adjunto primero al comandante. En el centro de las fotografías, el submarino en el mar. En el pasillo hay una maleta aún sin deshacer. Sofía y otras 17 personas acaban de volver de Vidyáevo, donde las recibieron con una orquesta. Algunos de los familiares de los fallecidos viven en edificios vecinos; por orden del presidente, a todos les dieron pisos de nueva construcción en San Petersburgo. Sofía recuerda agosto de 2000 de mala gana.

“Nos reunían constantemente en la Casa de Oficiales y continuamente decían que había comunicación con el submarino, que estaban vivos y que se les suministraba oxígeno…”

Las conclusiones de la investigación no la convencieron. Sofía sigue considerando que emplearon mucho tiempo en el salvamento, y que no se avinieron de inmediato a aceptar la ayuda extranjera (la aceptaron tres días después de que se la ofrecieran diversos países), “porque aquí tenemos la costumbre de proteger los secretos, y no a las personas”. Para ella, la pregunta de si aún se podría haber rescatado a alguien durante los primeros días está cerrada hace tiempo. “Por algo las notas de Andréi Borisov no le fueron entregadas a su viuda, aunque ella presentó una reclamación judicial. Pero yo me enteré de que las notas tenían fecha del 15 de agosto. Los muchachos estuvieron vivos hasta el 15 de agosto”, dice Sofía.

Operación de salvamento
Andréi Zviaguintsev, comandante del grupo de buzos del escuadrón expedicionario de rescate de las Fuerzas Armadas de Rusia, fue el primero en entrar en otoño de 2000 al casco del Kursk a una profundidad de 110 metros, y de allí extrajo los cuerpos de 12 miembros de la tripulación. También él, como parte de una brigada internacional, llevó el submarino a dique seco.

“Encontramos el Kursk en el tiempo que se había establecido para encontrarlo. Otra cuestión es que encontráramos un submarino ya sin vida. Pero eso no dependía de la velocidad de la búsqueda…” asegura Zvyagintsev.

Según él, la flota tenía los mejores buzos, pero no había medios técnicos para hacerlos descender a esa profundidad. En consecuencia, la operación para hallar el submarino se realizó con ayuda de barcos transportadores extranjeros y por medio de buzos noruegos. En otoño, como parte del grupo entraron también especialistas de Rusia, Escocia, Irlanda y EE.UU.

“Bajamos todos juntos en una cámara barométrica, a una profundidad de 110 metros, y vivimos allí 28 días, sin subir a la superficie. Se trata de condiciones extremadamente duras” explica.

Para subir el Kursk a la superficie, Rusia empleó unos 70 millones de dólares. Fue “la variante óptima” entre las ofrecidas, asegura Zvyagintsev. “Una operación única, nadie en el mundo había hecho nada así antes”, repite varias veces.

“Vivir de otro modo”
Según Zvyagintsev, lo que vio en el Kursk, a 110 metros de profundidad, coincide con las conclusiones de la investigación: “Para mí, esa versión (la explosión del torpedo) es más comprensible, y la considero correcta, porque vi la situación desde dentro, lo filmé todo. En cuanto al resto de versiones, se puede decir cualquier cosa, incluso hasta hablar del choque entre dos submarinos”.

En 2005, Román Kolésnikov, padre del fallecido comandante Dmitri Kolésnikov, presentó una denuncia colectiva ante el Tribunal de Estrasburgo, exigiendo que se realizase una investigación completa de la catástrofe del submarino. En aquel entonces, Irina, la mujer del capitán del Kursk, Guennadi Liachin, estaba en contra de la denuncia. “Es difícil de explicar” dice hoy Irina. “No había que hacer todo aquello en ese momento, de repente, cuando aún estaba todo en carne viva, cuando incluso no sabíamos cómo íbamos a vivir en adelante. Había que darle tiempo a los familiares para recuperarse. Por eso yo estaba en contra”.


Nota de despedida del comandante Dmitri Kolésnikov. Fue escrita en el interior del Kursk cuando este ya se hallaba hundido. Fuente: wikipedia

"Estoy escribiendo a ciegas. Parece que no tenemos esperanzas. Quizás un 10-20% de sobrevivir. Esperemos que esto por lo menos lo lea alguien. Aquí esta la lista de los tripulantes que se encuentran en el sector 9 y van a tratar de salir. Saludos a todos. No hay que desesperarse. Kolésnikov"

A la pregunta de si ahora ha llegado el momento de presentar una denuncia en el tribunal internacional, Irina responde que, en cualquier caso, los que quieran hacerlo están en su derecho (Kolésnikov retiró la denuncia en 2009), pero no sabe si les hará sentirse mejor. Se pregunta a su vez: “¿Y cuál es el objetivo? ¿Comprender la verdad? ¿Castigar a alguien? ¿Cambiar algo?”. Irina tiene una opinión particular sobre la verdad; mejor dicho, no se hace ilusiones al respecto: “Para que usted lo entienda, mi padre es militar, mi marido era militar, mi hijo es militar, y es muy probable que las verdaderas razones del naufragio ni tan siquiera las lleguen a saber mis nietos. Para mí, lo más importante es que los muchachos no tuvieron la culpa de nada”.

Todos los familiares de los fallecidos con los cuales RBTH ha tenido la ocasión de hablar dicen más o menos lo mismo: la catástrofe del submarino atómico y la muerte de toda su tripulación supuso un punto de inflexión en la vida del país: el Estado volvió su atención al ejército, y la gente cambió un poco, incluso los que nunca habían hecho el servicio militar. “Simplemente se produjo un cambio en la cabeza de la gente. Incluyendo a nuestro gobierno. Entendimos que no se podía seguir así, que debemos vivir de otro modo” dice Sofía Dudko.
http://es.rbth.com/política-y-socie...nos-de-la-tragedia-del-submarino-kursk_383013
 

Sebastian

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Los secretos que se hundieron con el Kursk

12 de agosto de 2015 Iván Yegórov, Rossiyskaya Gazeta
El 12 de agosto, el submarino nuclear lanzamisiles Kursk, con 118 tripulantes a bordo, se hundió en el Mar de Barents mientras realizaba ejercicios de entrenamiento con la Flota del Norte rusa.


Fuente:Reuters

Sólo unos días después de que se hundiera el submarino más moderno y con una de las mejores tripulaciones del mundo, numerosos rumores y especulaciones comenzaron a surgir sobre las causas del accidente. 15 años más tarde, tanto la prensa occidental como la prensa rusa vuelven a hacer referencia a la pérdida del submarino nuclear y cuestionan una vez más los resultados de la investigación oficial de la Fiscalía General, en la que no se halló culpable alguno.

De modo que, ¿cuáles son los hechos indiscutidos? El 10 de agosto de 2000, el submarino Kursk de propulsión nuclear salió a efectuar un recorrido de entrenamiento con la Flota del Norte. Durante la mañana del 12 de agosto, lanzó un misil de crucero Granit de fogueo a la flota, que estaba liderada por el portaaviones Almirante Kuznetsov y el buque insignia, el crucero nuclear Petr Veliky (Pedro el Grande). Unas horas después, el submarino debía acabar con su supuesto adversario mediante torpedos de fogueo.

Sin embargo, a la hora fijada, en lugar del movimiento de un torpedo, el operador del sensor acústico del Petr Veliky registró una explosión, después de la cual la nave experimentó una fuerte sacudida. Tras escuchar el informe sobre la explosión, el comandante del Piotr Veliky, el coronel Vladimir Kasatonov, no consideró que el hecho fuera importante. El comandante de la Flota del Norte, Vyacheslav Popov, que también viajaba a bordo del crucero, preguntó qué había ocurrido. La respuesta que obtuvo fue: “Se encendió la antena del radar”.

En realidad, la turbulencia que se sintió en el crucero provenía de las explosiones del Kursk, que se encontraba a 40 kilómetros del Petr Veliky.

¿Cuáles son las versiones de lo sucedido? La versión oficial se basa en los resultados de la investigación de la Fiscalía General.

Según esta versión, un torpedo de entrenamiento que ya se encontraba dentro del tubo de lanzamiento de torpedos y estaba preparado para su lanzamiento, habría explotado. A consecuencia de la explosión, cuya potencia era equivalente a la de 300 kilogramos de dinamita, toda la tripulación del primer compartimento del submarino murió. La tapa de registro del lanzador de torpedos y su cola viajaron a una velocidad de entre 600 y 800 metros por segundo, destruyendo todo a su paso.

Los torpedos restantes estallaron 136 segundos después. Luego, la tripulación de los compartimentos delanteros del submarino murió debido a la onda expansiva de la explosión y a la entrada de agua del exterior. Se debe tener en cuenta que de haberse producido una explosión similar en el aire, el cielo habría quedado cubierto por una nube de humo de por lo menos el tamaño de una cancha de fútbol. En este caso, la onda expansiva de la explosión entró en el submarino como un pistón, lo que rompió la sólida mampara como si fuera de papel.

Comencé a investigar la larga lista de coincidencias en la destrucción del Kursk desde el momento en que se emitió el informe oficial del 13 de agosto, que indicaba que "el navío se encuentra en el fondo del mar", hasta el momento en que se recuperaron los restos del portamisiles y fueron almacenados en el muelle Roslyakovo.

A lo largo de todo este tiempo, he actualizado el sitio web oficial Kursk.strana.ru, con la información más reciente sobre las operaciones de rescate. Más tarde, me dediqué a escribir, durante un año, para otra publicación, sobre los avances de la investigación. En el año 2004, me sugirieron, lo que supuso una gran sorpresa, que escribiera un guión para una película basada en el libro del Fiscal General Vladimir Ustínov Pravda o Kurske (La verdad acerca del Kursk). Durante nuestra primera reunión, le confesé al fiscal que no creía totalmente en la versión oficial de los hechos, según la que no se había identificado a ningún responsable de la catástrofe, y que creía que la Fiscalía escondía algo.

El Investigador Senior de los Casos de Alta Prioridad de la Fiscalía Militar Principal (GVP), Artur Egiev, no intentó convencerme de nada en absoluto, pero me facilitó los 118 expedientes del caso y dos docenas más de archivos con videos y dijo: "Esto es todo, puede analizarlo y sacar sus propias conclusiones”. Me mostré nuevamente escéptico, ya que la investigación del caso podía haber sido adulterada. Sí, podría serlo, reconoció Egiev, pero sólo si hubiera estado a cargo de una sola persona. En el caso participó un equipo de casi 50 investigadores, cientos de peritos de diversas organizaciones – tanto militares como civiles – realizaron inspecciones, y casi 1000 testigos debieron prestar testimonio. Si alguien hubiera mentido acerca de algo, tarde o temprano la verdad habría salido a la luz.

A partir de entonces, efectué visitas diarias a la Fiscalía Militar Principal: leí los expedientes del caso, miré los videos y saqué mis conclusiones. Cabe destacar que los archivos, clasificados como "confidenciales", no se relacionaban de forma alguna con los secretos de la investigación ya que incluían información naval “ordinaria” relacionada con detalles sobre el entrenamiento que normalmente se clasifican como confidenciales.

Inicialmente, se abrió un caso penal de acuerdo con el artículo sobre violación de las reglas de navegación, hecho que habría causado la colisión y pérdida de la nave. Sin embargo, hacia finales de agosto resultó evidente que el navío ruso más cercano se encontraba a 40 kilómetros de distancia del Kursk. Otras 18 versiones persistieron, incluida una en la que se sostenía que se había lanzado un torpedo desde una embarcación extranjera o que se había producido una colisión con una embarcación extranjera; otra en la que se aseguraba que una mina inactiva desde la Segunda Guerra Mundial había explotado, y una de las versiones más recientes, que sostenía que había habido una situación de emergencia a bordo, aunque nadie la tomó en serio.

La versión más potente era la estadounidense. La respaldaba el hecho de que unas semanas antes, el Kursk había regresado de efectuar operativos militares en el Mar Mediterráneo. En ese momento, la OTAN desarrollaba la campaña de bombardeo contra Serbia. El Kursk no sólo logró cruzar el Estrecho de Gibraltar inadvertido dos veces – literalmente cargado de equipos antisubmarinos –, sino que además logró monitorear la flota transportadora estadounidense en el momento en que se encontraba justo debajo de su portaaviones. Tras estos sucesos, un grupo de comandantes navales estadounidenses fueron despedidos. Ellos sostienen que el Kursk y el Comandante Lyachin estuvieron a punto de convertirse en enemigos personales de la Armada de Estados Unidos. Por ello, era lógico concluir que se trataba de una venganza contra los rusos.

¿Cómo respondieron los investigadores de la Fiscalía General? Cuando se trasladaron los cuerpos a la superficie, algunas partes de la primera sección del submarino también fueron transportadas, entre ellas, algunas toneladas de restos del submarino, en los que no se encontraron piezas de embarcación, torpedo o material explosivo extranjero alguno. La versión de la colisión persistió: el submarino estadounidense Memphis, que claramente había sufrido daños, apareció en Noruega el 18 de agosto: “[Es comparable con] una colisión entre un Zaporozhets y un KAMAZ”, comentó el diseñador del Kursk, Igor Baranov. El tonelaje del submarino en cuestión era dos veces mayor que el del submarino estadounidense, con lo cual, de haberse producido una colisión, el Memphis no habría sufrido daños: se habría desmoronado por completo. Además, la estructura del Kursk había sido diseñada para soportar una pequeña explosión nuclear, por lo que, desde luego, podía también resistir el lanzamiento de un torpedo común y corriente.

Después de que el submarino fuera llevado a la superficie, todos pudieron ver el contundente agujero ubicado cerca de la cuarta sección. Esto llevó a la conclusión de que ese era el lugar en el que habría impactado el torpedo. Después de las inspecciones, se reveló que no se había producido un impacto externo en la estructura, y que el agujero había sido el resultado de una gran explosión que había provocado que el casco de presión se plegara como una armónica. Debido a esta deformación, las embarcaciones de rescate enviadas desde Rudnitsky no pudieron adherirse al registro de emergencia del noveno sector, y quedaron flotando en el agua entre el mar abierto y la cabina.

En cuanto a la versión de que los tripulantes sobrevivientes del sector noveno vivieron varios días y podrían haber sido rescatados, los investigadores y peritos forenses dieron una respuesta definitiva: esto no habría sido posible.

Tras la explosión, 23 personas sobrevivieron en la popa de la nave, comandados por el capitán teniente Dmitry Kolésnikov. Junto con los demás supervivientes, tomó una decisión: continuar en el noveno compartimento, ya que éste no había perdido su simetría, y esperar a que acudieran en su ayuda. “Parece que no tenemos grandes posibilidades. Un 10 o 20%”, escribió Dmitry Kolésnikov en la oscuridad. La última entrada escrita data del 12 de agosto, a las 15:15, es decir, cuatro horas después de la explosión. ¿Por qué no lograron salir? Los investigadores sostienen que lo más probable es que no tuvieran suficiente tiempo. Otro hecho trágico también tuvo lugar en el noveno compartimento: la placa de regeneración, que convierte el dióxido de carbono en oxígeno, explotó al entrar en contacto con el agua. Esto ocurrió en las manos de Kolesnikov, que murió en el acto. Según los peritos forenses, los demás oficiales murieron segundos más tarde intoxicados por la inhalación de monóxido de carbono.

El caso penal incluía otras cuestiones cuya adulteración resultaba imposible. Por ejemplo, ¿por qué la boya de emergencia no subió a la superficie y por qué no se rescató al Kursk inmediatamente? Lo que ocurrió fue que el dispositivo de activación de la boya, ubicado en una de las columnas internas del submarino, se encontraba inactivo porque nunca había sido instalado. La mayoría de los investigadores pusieron todas sus esperanzas en las bitácoras y los registros a bordo. Las bitácoras pudieron hallarse, aunque ninguna de ellas hacía mención alguna sobre el accidente. También se halló un dañado grabador Snegir: la denominada caja negra del Kursk. Los peritos lograron lo imposible: pudieron reconstruir la cinta, que había permanecido un año bajo el agua a una profundidad de 100 metros.

La última grabación consistía en un informe acerca de disparos exitosos efectuados con los Granit. Más adelante, el carrete de la cinta contenía grabaciones de música y sonidos de orcas que se habían transmitido en el sistema de comunicación interna en lugar de tener (como debía ser) grabaciones de todas las órdenes que se daban a bordo. Se identificaron muchas otras pequeñas y grandes violaciones aunque, según los investigadores, ninguna de ellas guardaba relación alguna con la catástrofe ni habían tenido efecto alguno sobre ella. Por este motivo, nadie culpó a la tripulación.

Entonces, ¿cuál fue el motivo de las muertes, si ni los estadounidenses ni la tripulación fueron los responsables? La razón fue la explosión de un torpedo de práctica de 650 milímetros o, para ser más precisos, de un tanque oxidante. ¿Por qué están tan seguros los investigadores de que esto fue lo que ocurrió? Porque se encontraron los fragmentos de la parte trasera de este nefasto torpedo y el tanque oxidante roto, en el que ocurrió la explosión inicial. Durante el transcurso de varios meses, el Instituto Forense del Servicio Federal de Seguridad (FSB) llevó a cabo pruebas de explosión. Se lanzó un torpedo similar desde grandes alturas hacia losas de hormigón, con fuego por debajo. Se colocaron varios kilos de explosivos debajo del tanque oxidante. Los resultados fueron los mismos: no se produjo ninguna explosión. Los peritos concluyeron que el tanque no podría haber sido afectado desde el exterior, dado que la explosión sólo pudo ocurrir en el interior.

Así las cosas, ni los investigadores ni los peritos pudieron responder el principal interrogante: qué causó la explosión. Las presunciones efectuadas estaban relacionadas con el factor humano: el Kursk nunca utilizó el torpedo desde el momento en que se sumergió. Sin embargo, cuesta imaginar que la tripulación no haya controlado el caprichoso torpedo y que haya olvidado utilizar peróxido de hidrógeno, especialmente teniendo en cuenta que había una pequeña división de tripulantes de submarinos insignia a bordo que conocía al torpedo como la palma de su mano. Quizá haya sido un defecto de fabricación. Tal vez, algo salió mal durante las maniobras de carga del lanzador de torpedos. El misterio del 12 de agosto de 2000 continuará sin respuestas en el fondo del Mar de Barents.

Información desclasificada
Hace 15 años, cuando la investigación todavía estaba en curso, se hizo pública cierta información sobre tres situaciones de emergencia que experimentaron tripulantes que participaban en la operación para trasladar a los oficiales y al submarino de vuelta a la superficie.

Hoy, se pueden revelar las tragedias que por poco tuvieron lugar en las profundidades del mar. No muchos saben esto, pero durante la misión de rescate, tanto en las tareas de izado del submarino fuera del agua como en las inspecciones en el muelle Roslyakov, la estropeada nave casi se lleva las vidas de muchas más personas.

La primera vez que sucedió fue cuando los buzos trabajaban en el caso del Kursk. Cuando comenzó la operación para traer los cuerpos a la superficie y resultó evidente que los buzos no cabían en el registro del noveno compartimento, se tomó la decisión de cortar un agujero de acceso en el octavo sector a través del cual podría entrar el bote. La primera persona que descendió al Kursk fue el comandante del destacamento expedicionario 328º de las Fuerzas Navales, Héroe de Rusia, Andrey Zvyagnitsev. Durante el procedimiento de corte bajo el agua, una pequeña burbuja de oxígeno estalló repentinamente.

Aparentemente, si bien no se trata de un episodio grave, esta pequeña explosión fue suficiente para dañar la cápsula respiratoria del casco de buceo. De inmediato comenzó a entrar agua de mar en el casco, a una profundidad de 100 metros y a una temperatura de aproximadamente 4 grados centígrados. Cuando el agua le llegó al nivel de los ojos, Zvyagintsev logró nadar hasta la campana de buceo. Cinco minutos más tarde, tras reparar la cápsula, el buzo regresó al Kursk. Los colegas extranjeros a bordo del bote de rescate estaban alucinados.

Las tareas de limpieza de los restos de los compartimentos casi acaba en tragedia. Nadie podía imaginarse que después de una explosión tan grande aún había partes de torpedos sin detonar en el Kursk. Un especialista en bombas del Servicio Federal de Seguridad observaba, casualmente, cómo los investigadores limpiaban el camino delante de ellos y empujaban con sus pies algunos restos del submarino que se veían como si fueran de espuma. Se dio cuenta rápidamente de que eran explosivos. Los trabajos se detuvieron de inmediato. Efectivamente, se encontraron varias docenas de kilos de explosivos. Al día siguiente, se halló una cabeza de 250 kilos con un juego de ignición. Los investigadores se salvaron porque no estaba cargada.
http://es.rbth.com/articles/2010/08/25/los_secretos_que_se_hundieron_con_el_kursk04721
 
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