El pasado2 de Agosto durante un vuelo de pruebas de un vehículo aéreo no tripulado (UAV) MQ-8 Fire Scout sobre Patuxent River, la US Navy perdió el control del mismo debido a una falla en su software. El helicóptero no tripulado se desvió de su curso y se dirigió directamente hacia el espacio aéreo restringido de Washington. Esto provocó una alerta en el Comando Norte de defensa aérea que notificó a la Administración Federal de Aviación (FAA) que procedió a liberar el espacio aéreo por el cual volaba el UAV si control.
Cuando la USAF se preparaba para lanzar dos cazas F-16 que deberían interceptar y derribar la aeronave, la US Navy logró reestablecer el contacto con el MQ-8 y llevarlo de regreso a la base. No han trascendidos más detalles de incidente pero ésta no es la primera vez que un vehículo aéreo no tripulado pierde el contacto con la estación terrestre y literalmente “actúa solo” con todo el riesgo que ello implica. El pasado 5 de Mayo, un UAV Searcher operado por la marina hindú también perdió contacto con el control terrestre mientras realizaba una misión de patrullaje marítimo. El Searcher no pudo ser interceptado tras cambiar abruptamente de rumbo precipitándose a tierra en una zona deshabitaba tras quedarse sin combustible
Un año atrás la USAF perdió el control de un MQ-9 Reaper al norte de Afganistán. En ésta oportunidad un F-15E Strike Eagle salió tras el UAV y lo derribó con un misil Sidewinder. En Marzo del 2009 se conoció un reporte de la USAF donde se mencionaba que la fuerza había perdido 70 Predators desde que éste modelo entró en servicio. De ellos nada menos que 55 se perdieron por fallas en su equipamiento y pérdida de control, unos 11 simplemente se perdieron sin saber qué les sucedió y 4 fueron derribados en Bosnia, Kosovo e Irak.
Según los últimos reportes, en todo el mundo hay más de 300 modelos de vehículos no tripulados en servicio o en desarrollo, muchos de ellos armados con munición convencional o guiada y se espera que para el 2020, superen en cantidad a todas las aeronaves tripuladas de combate y vigilancia. Sin embargo a la luz de los distintos incidentes, algunos países han comenzado a ver que éstos ingenios no son tan eficientes como se pensaba. La pérdida momentánea o total de los enlaces satelitales que les permiten controlar éstas aeronaves en algunos casos a más de 2.000 km de distancia es un serio problema ya que no todas están equipadas con mecanismos de autodestrucción y en muchos casos por su diseño y tamaño no son fáciles de detectar con radares de defensa aérea ni tampoco por parte de cazas.
El pasado Jueves, el almirante de la US Navy James Winnefeld, jefe del comando Norte de defensa Aérea de EEUU indicó que éstos incidentes demuestran la necesidad de disponer de aeronaves ligeras tripuladas, ello en clara referencia a los programas LAAR (Light Attack/Armed Reconnaisance) de la USAF y el “Inminent Fury” de la US Navy, considerando que estas aeronaves serán totalmente necesarias para combatir las amenazas que pueden representar para la propia seguridad nacional por parte de los vehículos aéreos no tripulados, helicópteros e incluso las aeronaves pequeñas utilizadas por la aviación general.
El Almirante mencionó además que en el caso de las intercepciones de aeronaves de aviación general, los cazas como los F-15, F-16 y Hornet tiene dificultades para poder mantenerse volando a su misma velocidad para establecer un contacto visual con sus pilotos e impartirles instrucciones sean radiales o por señas. Consideró que aún es temprano para hablar de una unificación de ambos programas (LAAR & Inminent Fury) para adquirir un solo modelo, el cual no sólo tendría funciones dentro del propio sistema de defensa interior norteamericano sino también para realizar una amplia variedad de misiones de reconocimiento, vigilancia y ataque en zonas de conflicto.
Aunque aún nadie se anima a sacar conclusiones, está muy claro que la ecuación “aeronave + piloto” sigue siendo la más confiable y segura. La tecnología militar en aeronaves no tripuladas avanza a un ritmo muy acelerado, pero todo parece indicar que el control sobre éstas máquinas no es tan estricto y perfecto como muchos quieren hacer ver. Los incidentes de pérdida de control van en aumento y aunque muchos de ellos no se dan a conocer, la situación en algunos casos se ha tornado preocupante y tal como sucedió en otras ocasiones, será el ser humano representado en éste caso por los pilotos, quienes le impondrán un límite a la misma tecnología que los quiso reemplazar.
Cuando la USAF se preparaba para lanzar dos cazas F-16 que deberían interceptar y derribar la aeronave, la US Navy logró reestablecer el contacto con el MQ-8 y llevarlo de regreso a la base. No han trascendidos más detalles de incidente pero ésta no es la primera vez que un vehículo aéreo no tripulado pierde el contacto con la estación terrestre y literalmente “actúa solo” con todo el riesgo que ello implica. El pasado 5 de Mayo, un UAV Searcher operado por la marina hindú también perdió contacto con el control terrestre mientras realizaba una misión de patrullaje marítimo. El Searcher no pudo ser interceptado tras cambiar abruptamente de rumbo precipitándose a tierra en una zona deshabitaba tras quedarse sin combustible
Un año atrás la USAF perdió el control de un MQ-9 Reaper al norte de Afganistán. En ésta oportunidad un F-15E Strike Eagle salió tras el UAV y lo derribó con un misil Sidewinder. En Marzo del 2009 se conoció un reporte de la USAF donde se mencionaba que la fuerza había perdido 70 Predators desde que éste modelo entró en servicio. De ellos nada menos que 55 se perdieron por fallas en su equipamiento y pérdida de control, unos 11 simplemente se perdieron sin saber qué les sucedió y 4 fueron derribados en Bosnia, Kosovo e Irak.
Según los últimos reportes, en todo el mundo hay más de 300 modelos de vehículos no tripulados en servicio o en desarrollo, muchos de ellos armados con munición convencional o guiada y se espera que para el 2020, superen en cantidad a todas las aeronaves tripuladas de combate y vigilancia. Sin embargo a la luz de los distintos incidentes, algunos países han comenzado a ver que éstos ingenios no son tan eficientes como se pensaba. La pérdida momentánea o total de los enlaces satelitales que les permiten controlar éstas aeronaves en algunos casos a más de 2.000 km de distancia es un serio problema ya que no todas están equipadas con mecanismos de autodestrucción y en muchos casos por su diseño y tamaño no son fáciles de detectar con radares de defensa aérea ni tampoco por parte de cazas.
El pasado Jueves, el almirante de la US Navy James Winnefeld, jefe del comando Norte de defensa Aérea de EEUU indicó que éstos incidentes demuestran la necesidad de disponer de aeronaves ligeras tripuladas, ello en clara referencia a los programas LAAR (Light Attack/Armed Reconnaisance) de la USAF y el “Inminent Fury” de la US Navy, considerando que estas aeronaves serán totalmente necesarias para combatir las amenazas que pueden representar para la propia seguridad nacional por parte de los vehículos aéreos no tripulados, helicópteros e incluso las aeronaves pequeñas utilizadas por la aviación general.
El Almirante mencionó además que en el caso de las intercepciones de aeronaves de aviación general, los cazas como los F-15, F-16 y Hornet tiene dificultades para poder mantenerse volando a su misma velocidad para establecer un contacto visual con sus pilotos e impartirles instrucciones sean radiales o por señas. Consideró que aún es temprano para hablar de una unificación de ambos programas (LAAR & Inminent Fury) para adquirir un solo modelo, el cual no sólo tendría funciones dentro del propio sistema de defensa interior norteamericano sino también para realizar una amplia variedad de misiones de reconocimiento, vigilancia y ataque en zonas de conflicto.
Aunque aún nadie se anima a sacar conclusiones, está muy claro que la ecuación “aeronave + piloto” sigue siendo la más confiable y segura. La tecnología militar en aeronaves no tripuladas avanza a un ritmo muy acelerado, pero todo parece indicar que el control sobre éstas máquinas no es tan estricto y perfecto como muchos quieren hacer ver. Los incidentes de pérdida de control van en aumento y aunque muchos de ellos no se dan a conocer, la situación en algunos casos se ha tornado preocupante y tal como sucedió en otras ocasiones, será el ser humano representado en éste caso por los pilotos, quienes le impondrán un límite a la misma tecnología que los quiso reemplazar.