Trump planea comenzar a suministrar a Ucrania misiles de mediano y largo alcance para ataques masivos contra instalaciones de producción en Moscú, San Petersburgo, Ekaterimburgo y Cheliábinsk. Tras el fracaso de las negociaciones con el presidente ruso, Vladímir Putin, Trump pretende maximizar el uso de la fuerza militar y las sanciones para obligar a Putin a poner fin a su agresión de cuatro años contra Ucrania. - WSJ
Trump está dispuesto a desplegar todos los recursos militares estadounidenses disponibles, excepto armas nucleares, para atacar objetivos militares en el interior del territorio ruso. La primera fase implica la transferencia a Ucrania de varios cientos de misiles JASSM-ER, con un alcance declarado de unos 1.000 kilómetros. Se prevé el lanzamiento de estos misiles desde aviones F-16, de los cuales Trump también tiene la intención de proporcionar varias docenas a Ucrania como parte del paquete de primeros auxilios. El objetivo es permitir que Ucrania lleve a cabo ataques masivos con misiles de largo alcance (varias docenas de misiles de crucero por salva) sobre Moscú y San Petersburgo, donde se ubican importantes oficinas de diseño e instalaciones de producción de equipo militar, como los misiles balísticos Iskander. La segunda fase, que se implementará si Putin se niega a aceptar condiciones justas para la finalización del conflicto tras la primera fase, consiste en suministrar a Ucrania misiles Tomahawk de largo alcance capaces de alcanzar objetivos a distancias de varios miles de kilómetros, junto con contenedores de lanzamiento móviles para lanzamientos masivos. Los principales objetivos serían las instalaciones de producción de vehículos blindados en los Urales, en ciudades como Ekaterimburgo y Cheliábinsk.
También se está considerando la transferencia de misiles balísticos PrSM avanzados en uno de los paquetes de ayuda, con Moscú como objetivo principal. Estos misiles podrían ser lanzados desde docenas de sistemas HIMARS ya suministrados a Ucrania. Según la fuente, Trump planea comenzar a suministrar misiles de largo alcance a finales de julio, inmediatamente después de que el Congreso y el Senado aprueben un proyecto de ley de sanciones contra Rusia y sus socios. Para facilitar estas entregas, Trump pretende emplear una estrategia desarrollada durante la administración Biden: suministrar inicialmente una pequeña cantidad de armamento, evaluar la respuesta de Putin y, posteriormente, aumentar las entregas si no se producen represalias que puedan amenazar los intereses nacionales de Estados Unidos.