Noticias de EE.UU.

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Como no va a haber un tema para la superpotencia mundial?


Informe interno: EE.UU. no está preparado para resistir un ataque nuclear



La Oficina Gubernamental de Contabilidad (GAO, por sus siglas en inglés), una agencia independiente que proporciona auditoría, evaluación y servicios de investigación al Congreso de EE.UU., concluye que el país no está preparado para hacer frente a un atentado terrorista nuclear y tampoco a un desastre natural a gran escala.


Falta una coordinación eficaz y en algunos casos las autoridades están a años de distancia de asegurar un adecuado refugio de emergencia y tratamiento médico, sostiene un informe de la GAO obtenido por Associated Press. El citado reporte se basa, entre otros, endocumentos internos del Departamento de Seguridad Nacional que supervisa la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias de EE.UU. (FEMA).

Según comenta la GAO sobre una posible amenaza nuclear, se necesita todavía entre uno y cinco años para elaborar una estrategia que permita determinar si la población fue expuesta a niveles peligrosos de radiación. Entre 5 y 10 años tomará idear un plan de respuesta médica completa. Tampoco existe un programa bien coordinado de edificación de refugios, proporción de otras necesidades básicas disponibles y los servicios que deberían permitir reaccionar de forma rápida y adecuada a un posible ataque.

En cuanto a las catástrofes naturales, la FEMA ya ha mostrado su ineficacia durante la supertormenta Sandy, sostiene el informe. El Departamento de Energía no coordinó efectivamente con las agencias estatales y el sector privado durante el huracán que mató a 182 personas y dejó unos 65.000 millones de dólares en daños. El documento denuncia, además, falta de coordinación entre diferentes agencias federales a la hora de decidir si enviar o no a las fuerzas del orden a la región afectada.

http://actualidad.rt.com/actualidad/161217-eeuu-preparacion-ataque-nuclear

 

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Dos armas secretas que EE.UU. desarrolla para una posible confrontación militar

Ante la tensa situación en la política mundial, los expertos del portal au.ibtimes.com revelan las dos armas con las que EE.UU. quiere contrarrestar las innovaciones de otros países en el ámbito militar.

Washington está desarrollando el arma secreta llamada Long Range Strike Bomber ('bombardero de impacto de largo alcance'), un cazabombardero diseñado para transportar ojivas nucleares a largas distancias, informa el portalau.ibtimes.com.

Actualmente los escuadrones de bombarderos modernos son pilotados, pero EE.UU. planea reconfigurarlos para que puedan usarse como drones, además de dotarlos de ojivas nucleares, lo que significaría que en el futuro se podrán realizar ataques a control remoto con proyectiles nucleares.

Otra novedad que quiere aplicar EE.UU. son sus nuevos modelos de balas de calibre 50. La innovación de estas balas consiste en que una vez disparadas serán guidas por un lásery podrán cambiar su trayectoria en el aire, lo que aumenta la precisión del impacto.

http://actualidad.rt.com/actualidad/161454-eeuu-armamento-carrera-drone-guerra
 

Grulla

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Exigen enjuiciar a Bush y Cheney por las torturas cometidas por la CIA

La Unión Americana de Libertades Civiles pide enjuiciar al expresidente de EE.UU., George W. Bush, y al exvicepresidente Dick Cheney por permitir y ordenar el uso de torturas entre el 2001 y el 2009. Analistas sostienen que EE.UU. ya no puede presentarse como un líder moral a nivel global.

En una misiva entregada al Departamento de Justicia estadounidense, la Unión Americana de Libertades Civiles solicita que se nombre a un fiscal especial para investigar lo que la organización cataloga como "una vasta conspiración criminal, con apariencia de legalidad".

Otro alto funcionario criticado por organizaciones de derechos humanos es Porter Goss,director de la CIA entre septiembre del 2004 a mayo del 2006. Según el informe publicado recientemente por el Senado estadounidense, el máximo agente mentía sobre la efectividad de lo que denominaba 'técnicas de interrogatorio forzado'. Como se llegó a conocer después de la publicación, casi toda la información valiosa se obtuvo sin el uso de dichas prácticas, lo cual contradice las afirmaciones del exdirector de la CIA.

Para el analista internacional Roberto Antonio Wagner, estos últimos hechos ponen en duda la autoridad moral de EE.UU. en el ámbito internacional. "Después de este reporte, queda demostrado claramente, no solo que las torturas fueron ineficientes, sino que fueron utilizadas de una forma sumamente criticable ", dijo el analista en RT. Por este motivo, EE.UU. no puede en este momento presentarse "como un líder moral a nivel internacional", agregó.

http://actualidad.rt.com/actualidad/161504-enjuiciar-bush-cheney-torturas-cia

 

Charly B.

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Rt tiene notas muy malas, pero esta última debe ser una de las peores en mucho tiempo.

0 objetividad a la hora de un análisis. Todo lo del oeste es malo, pésimo, desastroso... Nunca les he visto una crítica hacia adentro.
 

Grulla

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Rt tiene notas muy malas, pero esta última debe ser una de las peores en mucho tiempo.

0 objetividad a la hora de un análisis. Todo lo del oeste es malo, pésimo, desastroso... Nunca les he visto una crítica hacia adentro.

jajaja, es asi....pero alguno que se ponga las pilas y suba noticias de otras paginas pq suficiente tengo con entrar a RT, Sputnik, Janes, Floghtglobal y Aviation Week
 

Grulla

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Rt tiene notas muy malas, pero esta última debe ser una de las peores en mucho tiempo.

0 objetividad a la hora de un análisis. Todo lo del oeste es malo, pésimo, desastroso... Nunca les he visto una crítica hacia adentro.

Lo peor es escuchar a Mariano Saravia, periodista experto en temas internacionales que aparece en noticiero de canal 10 y Radio Universidad de Córdoba, citanto constantemente a RT y pintandolo como un portal independiente que muestra la otra cara de la moneda (ejem. Guerra en Franja de Gaza)
 
Por ahí se la mandan muy mal... pero digamos que los medios occidentales no son muy imparciales que digamos tampoco... Ruso = malo, siempre, propaganda para los intereses de USA las 24 hs, es lo mismo. SI hacemos como algunos que solo leen la BBC y ven CNN nos comeríamos que USA es el mejor país más bueno del mundo y todos son malos porque si.
 
Por ahí se la mandan muy mal... pero digamos que los medios occidentales no son muy imparciales que digamos tampoco... Ruso = malo, siempre, propaganda para los intereses de USA las 24 hs, es lo mismo. SI hacemos como algunos que solo leen la BBC y ven CNN nos comeríamos que USA es el mejor país más bueno del mundo y todos son malos porque si.

En términos generales estoy de acuerdo, lo que me parece que dominan mucho mejor los medios occidentales es que saben disfrazar bien de objetividad muchas notas, ya que entienden (y porque son parte) la cosmovisión y los valores que pretende defender la audiencia receptora -occidental, ahí también entramos nosotros- (democracia liberal, tolerancia, etc... todo esto en teoría) y además se sostienen en construcciones como por ej. que países como EEUU, el Reino Unido o la UE (pero siempre la anglósfera en primer orden), al fin y al cabo, son "democracias verdaderas", "the land of the free" y todas esas ilusiones -no quiero tampoco negarles virtudes reales, sino matizarlo-, que el resto del mundo estamos, mas o menos, en una etapa adolescente y otros directamente condenados al bananerismo (a menos que adoptemos sus formas), que Rusia es "naturalmente" un agresor (miran con horror Chechenia, Georgia, ahora Ucrania), etc... Entonces, presentan hechos de una manera sutilmente tendenciosa y sin el lenguaje de barricada de RT, Telesur y otros medios, que a veces ofenden la supuesta "seriedad" del lector occidental y los descarta de plano, aún cuando puedan esconderse verdades entre esas líneas torpemente redactadas...
 

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Estados Unidos se acostumbra a las guerras sin victoria y sin final
El fin de la misión de combate en Afganistán es simbólica: el conflicto contra los talibanes persiste y los norteamericanos seguirán hasta 2016 en el país centroasiático

Miles de veteranos de la Guerra del Golfo marchan sobre Broadway, en Nueva York, durante la celebración de bienvenida en 1991. / TIMOTHY A. CLARY (AFP)
Las guerras del siglo XXI acaban sin desfiles triunfales ni lluvias de confeti. Estados Unidos se retiró hace tres años de Irak sin cumplir los objetivos que se propuso en la invasión de 2003. Y esta semana ha concluido la misión de combate en Afganistán —la guerra más larga de la historia de EE UU, más que la Segunda Guerra Mundial y que Vietnam— con una ceremonia discreta en Kabul, un comunicado del presidente Barack Obama y los talibanes celebrando la derrota de los aliados. La era de las victorias de la primera potencia ha terminado.
“La guerra en Afganistán ha terminado en el mismo sentido en que terminó la guerra de Irak en 2011. Es decir,
en realidad no ha terminado”, dice el historiador militar Andrew Bacevich, veterano de Vietnam y padre de un soldado muerto en Irak. “Los americanos se marchan pero la guerra continuará. El resultado está por decidir”.
Desde el 1 de enero el objetivo de EE UU y los aliados de la OTAN en Afganistán ya no es combatir frente a los talibanes y otros grupos insurgentes: esta misión corresponde a las fuerzas armadas afganas. Los cerca de 11.000 militares norteamericanos tendrán una misión más limitada: entrenar a los afganos y participar en operaciones contraterroristas.
El temor a que una retirada brusca ofrezca vía libre a los talibanes para recuperar la capital, Kabul, 13 años después de la intervención de EE UU, ha llevado a Obama a ralentizar sus planes de ahora al 2016, la fecha que Obama ha fijado para la retirada final: mil soldados más de los previstos se quedarán en el país centroasiático y el contingente norteamericano dispondrá de un margen mayor para luchar contra los talibanes y Al Qaeda.
El Afganistán que EE UU empieza a abandonar no es un país estable. En 2014, murieron más de tres mil civiles afganos, la cifra más elevada desde 2008, cuando la ONU contó por primera vez las bajas civiles. Este mismo año, murieron unos 5.400 soldados y policías afganos, la cifra más elevada desde que comenzó la guerra.
EE UU empieza a digerir una década bélica con el regreso de los veteranos y el debate sobre la incapacidad para ganar del ejército más potente
Desde 2001 Afganistán ha dejado 2.224 militares norteamericanos muertos y 19.945 heridos. En Irak murieron, entre 2003 y 2011, 4.491 norteamericanos y 32.244 resultaron heridos. Más secuelas. “Depresión, ansiedad, pesadillas, problemas de memoria, cambios de personalidad, pensamientos suicidas: cada guerra tiene su posguerra, y así es con las guerras de Irak y Afganistán, que han creado unos quinientos mil veteranos americanos heridos mentales”, escribe el periodista David Finkel en el libro ‘Gracias por sus servicios’.
Tras la retirada, llega la hora de digerir la década y media de conflictos sin victoria. La avalancha de heridos engorda las listas de espera en los hospitales de veteranos. El regreso, como ocurrió después de Vietnam, no es fácil. Cerca del 7,2% de veteranos de Irak y Afganistán están en paro, por encima de la media nacional.
La diferencia con Vietnam es que, al contrario que entonces, los veteranos no encuentran en su país una recepción hostil. Vietnam marcó el fin del reclutamiento obligatorio. El carácter voluntario de las fuerzas armadas, desde 1973, las ha profesionalizado, pero también ha abierto un abismo entre los militares y el resto de la sociedad.
Menos del 1% de norteamericanos ha combatido en Irak y Afganistán. EE UU inició la llamada guerra contra el terrorismo como respuesta a los atentados de 2001, pero durante estos años EE UU no ha vivido como un país en guerra.
Los combates eran algo lejano, exótico. Unos meses después del 11-S, “aunque nominalmente estaba ‘en guerra’, la nación empezó a comportarse como si estuviese 'en paz'”, escribe Bacevich en su último ensayo, ‘Quiebra de la confianza. Cómo los americanos han fallado a sus soldados y a su país’.
“Es extraño, pero la relación [entre los norteamericanos y las fuerzas armadas] no ha cambiado realmente a pesar del largo periodo de guerra”, dice Bacevich en un correo electrónico. “Hoy, como era el caso antes del 11-S, los americanos pretenden preocuparse por los soldados, pero su preocupación no se amplía hasta el punto de impedir el compromiso en guerra innecesarias e imposibles de ganar”.
En un artículo titulado “¿Por qué los mejores soldados del mundo no dejan de perder?”, publicado en el último número de la revista ‘The Atlantic’, el periodista James Fallows vincula la distancia entre los civiles y los militares con el hecho de que EE UU se haya embarcado en “guerra sin fin que no puede ganar”.
La desconexión, unida a la veneración automática de los militares por parte de los ciudadanos, aisla a los militares de las críticas que reciben otras instituciones de EE UU, como el Congreso o Wall Street. A la larga, según Fallows, la ausencia de un escrutinio público perjudica a los militares, porque pierden incentivos para mejorar. La profesionalización de los ejércitos permite a los políticos embarcarse en guerras sin asumir un coste social: las consecuencias las sufre una parte ínfima de la población.
Esta es la “era del conflicto persistente”, según la frase acuñada en 2007 por el entonces jefe del Ejército de Tierra, el general George Casey. El concepto ‘ganar guerras’ queda obsoleto. “En este mundo no ‘ganaremos guerras’”, vaticinó en 2011 Anne-Marie Slaughter, jefa de planificación política del Departamento de Estado cuando Hillary Clinton era secretaria de Estado. “Tendremos un abanico de heramientas civiles y militares para aumentar nuestra posibilidades de convertir resultados malos y amenazantes en resultados buenos, o como mínimo mejores”.
El objetivo, en Irak y en Afganistán, ya no es ganar, sino evitar daños mayores. Y el plazo es flexible. En Afganistán es 2016. En Irak fue 2011, pero este verano los avances del Estado Islámico han forzado a EE UU a regresar. Si las guerras del siglo XXI acaban sin desfiles y confeti, es porque muchas jamás acaban del todo.
elpais.es
 

Derruido

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Dos armas secretas que EE.UU. desarrolla para una posible confrontación militar

Ante la tensa situación en la política mundial, los expertos del portal au.ibtimes.com revelan las dos armas con las que EE.UU. quiere contrarrestar las innovaciones de otros países en el ámbito militar.

Washington está desarrollando el arma secreta llamada Long Range Strike Bomber ('bombardero de impacto de largo alcance'), un cazabombardero diseñado para transportar ojivas nucleares a largas distancias, informa el portalau.ibtimes.com.

Actualmente los escuadrones de bombarderos modernos son pilotados, pero EE.UU. planea reconfigurarlos para que puedan usarse como drones, además de dotarlos de ojivas nucleares, lo que significaría que en el futuro se podrán realizar ataques a control remoto con proyectiles nucleares.

Otra novedad que quiere aplicar EE.UU. son sus nuevos modelos de balas de calibre 50. La innovación de estas balas consiste en que una vez disparadas serán guidas por un lásery podrán cambiar su trayectoria en el aire, lo que aumenta la precisión del impacto.

http://actualidad.rt.com/actualidad/161454-eeuu-armamento-carrera-drone-guerra
No son capaces de evitar que les roben programas completos de armas y pretenden mandar drones con ojivas y a control remoto........... que no les salga el tiro por la culata.

Besos
 

Derruido

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Estados Unidos se acostumbra a las guerras sin victoria y sin final

El fin de la misión de combate en Afganistán es simbólica: el conflicto contra los talibanes persiste y los norteamericanos seguirán hasta 2016 en el país centroasiático

Marc Bassets Washington 2 ENE 2015 - 05:32 CET242


Miles de veteranos de la Guerra del Golfo marchan sobre Broadway, en Nueva York, durante la celebración de bienvenida en 1991. / TIMOTHY A. CLARY (AFP)

Las guerras del siglo XXI acaban sin desfiles triunfales ni lluvias de confeti. Estados Unidos se retiró hace tres años de Irak sin cumplir los objetivos que se propuso en la invasión de 2003. Y esta semana ha concluido la misión de combate en Afganistán —la guerra más larga de la historia de EE UU, más que la Segunda Guerra Mundial y que Vietnam— con una ceremonia discreta en Kabul, un comunicado del presidente Barack Obama y los talibanes celebrando la derrota de los aliados. La era de las victorias de la primera potencia ha terminado.

“La guerra en Afganistán ha terminado en el mismo sentido en que terminó la guerra de Irak en 2011. Es decir, en realidad no ha terminado”, dice el historiador militar Andrew Bacevich, veterano de Vietnam y padre de un soldado muerto en Irak. “Los americanos se marchan pero la guerra continuará. El resultado está por decidir”.

Desde el 1 de enero el objetivo de EE UU y los aliados de la OTAN en Afganistán ya no es combatir frente a los talibanes y otros grupos insurgentes: esta misión corresponde a las fuerzas armadas afganas. Los cerca de 11.000 militares norteamericanos tendrán una misión más limitada: entrenar a los afganos y participar en operaciones contraterroristas.

El temor a que una retirada brusca ofrezca vía libre a los talibanes para recuperar la capital, Kabul, 13 años después de la intervención de EE UU, ha llevado a Obama a ralentizar sus planes de ahora al 2016, la fecha que Obama ha fijado para la retirada final: mil soldados más de los previstos se quedarán en el país centroasiático y el contingente norteamericano dispondrá de un margen mayor para luchar contra los talibanes y Al Qaeda.

El Afganistán que EE UU empieza a abandonar no es un país estable. En 2014, murieron más de tres mil civiles afganos, la cifra más elevada desde 2008, cuando la ONU contó por primera vez las bajas civiles. Este mismo año, murieron unos 5.400 soldados y policías afganos, la cifra más elevada desde que comenzó la guerra.

EE UU empieza a digerir una década bélica con el regreso de los veteranos y el debate sobre la incapacidad para ganar del ejército más potente

Desde 2001 Afganistán ha dejado 2.224 militares norteamericanos muertos y 19.945 heridos. En Irak murieron, entre 2003 y 2011, 4.491 norteamericanos y 32.244 resultaron heridos. Más secuelas. “Depresión, ansiedad, pesadillas, problemas de memoria, cambios de personalidad, pensamientos suicidas: cada guerra tiene su posguerra, y así es con las guerras de Irak y Afganistán, que han creado unos quinientos mil veteranos americanos heridos mentales”, escribe el periodista David Finkel en el libro ‘Gracias por sus servicios’.

Tras la retirada, llega la hora de digerir la década y media de conflictos sin victoria. La avalancha de heridos engorda las listas de espera en los hospitales de veteranos. El regreso, como ocurrió después de Vietnam, no es fácil. Cerca del 7,2% de veteranos de Irak y Afganistán están en paro, por encima de la media nacional.

La diferencia con Vietnam es que, al contrario que entonces, los veteranos no encuentran en su país una recepción hostil. Vietnam marcó el fin del reclutamiento obligatorio. El carácter voluntario de las fuerzas armadas, desde 1973, las ha profesionalizado, pero también ha abierto un abismo entre los militares y el resto de la sociedad.

Menos del 1% de norteamericanos ha combatido en Irak y Afganistán. EE UU inició la llamada guerra contra el terrorismo como respuesta a los atentados de 2001, pero durante estos años EE UU no ha vivido como un país en guerra.

Los combates eran algo lejano, exótico. Unos meses después del 11-S, “aunque nominalmente estaba ‘en guerra’, la nación empezó a comportarse como si estuviese 'en paz'”, escribe Bacevich en su último ensayo, ‘Quiebra de la confianza. Cómo los americanos han fallado a sus soldados y a su país’.

“Es extraño, pero la relación [entre los norteamericanos y las fuerzas armadas] no ha cambiado realmente a pesar del largo periodo de guerra”, dice Bacevich en un correo electrónico. “Hoy, como era el caso antes del 11-S, los americanos pretenden preocuparse por los soldados, pero su preocupación no se amplía hasta el punto de impedir el compromiso en guerra innecesarias e imposibles de ganar”.

En un artículo titulado “¿Por qué los mejores soldados del mundo no dejan de perder?”, publicado en el último número de la revista ‘The Atlantic’, el periodista James Fallows vincula la distancia entre los civiles y los militares con el hecho de que EE UU se haya embarcado en “guerra sin fin que no puede ganar”.

La desconexión, unida a la veneración automática de los militares por parte de los ciudadanos, aisla a los militares de las críticas que reciben otras instituciones de EE UU, como el Congreso o Wall Street. A la larga, según Fallows, la ausencia de un escrutinio público perjudica a los militares, porque pierden incentivos para mejorar. La profesionalización de los ejércitos permite a los políticos embarcarse en guerras sin asumir un coste social: las consecuencias las sufre una parte ínfima de la población.

Esta es la “era del conflicto persistente”, según la frase acuñada en 2007 por el entonces jefe del Ejército de Tierra, el general George Casey. El concepto ‘ganar guerras’ queda obsoleto. “En este mundo no ‘ganaremos guerras’”, vaticinó en 2011 Anne-Marie Slaughter, jefa de planificación política del Departamento de Estado cuando Hillary Clinton era secretaria de Estado. “Tendremos un abanico de heramientas civiles y militares para aumentar nuestra posibilidades de convertir resultados malos y amenazantes en resultados buenos, o como mínimo mejores”.

El objetivo, en Irak y en Afganistán, ya no es ganar, sino evitar daños mayores. Y el plazo es flexible. En Afganistán es 2016. En Irak fue 2011, pero este verano los avances del Estado Islámico han forzado a EE UU a regresar. Si las guerras del siglo XXI acaban sin desfiles y confeti, es porque muchas jamás acaban del todo.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/01/actualidad/1420094678_293384.html

Estados Unidos se acostumbra a las guerras sin victoria y sin final
El fin de la misión de combate en Afganistán es simbólica: el conflicto contra los talibanes persiste y los norteamericanos seguirán hasta 2016 en el país centroasiático

Miles de veteranos de la Guerra del Golfo marchan sobre Broadway, en Nueva York, durante la celebración de bienvenida en 1991. / TIMOTHY A. CLARY (AFP)
Las guerras del siglo XXI acaban sin desfiles triunfales ni lluvias de confeti. Estados Unidos se retiró hace tres años de Irak sin cumplir los objetivos que se propuso en la invasión de 2003. Y esta semana ha concluido la misión de combate en Afganistán —la guerra más larga de la historia de EE UU, más que la Segunda Guerra Mundial y que Vietnam— con una ceremonia discreta en Kabul, un comunicado del presidente Barack Obama y los talibanes celebrando la derrota de los aliados. La era de las victorias de la primera potencia ha terminado.
“La guerra en Afganistán ha terminado en el mismo sentido en que terminó la guerra de Irak en 2011. Es decir,
en realidad no ha terminado”, dice el historiador militar Andrew Bacevich, veterano de Vietnam y padre de un soldado muerto en Irak. “Los americanos se marchan pero la guerra continuará. El resultado está por decidir”.
Desde el 1 de enero el objetivo de EE UU y los aliados de la OTAN en Afganistán ya no es combatir frente a los talibanes y otros grupos insurgentes: esta misión corresponde a las fuerzas armadas afganas. Los cerca de 11.000 militares norteamericanos tendrán una misión más limitada: entrenar a los afganos y participar en operaciones contraterroristas.
El temor a que una retirada brusca ofrezca vía libre a los talibanes para recuperar la capital, Kabul, 13 años después de la intervención de EE UU, ha llevado a Obama a ralentizar sus planes de ahora al 2016, la fecha que Obama ha fijado para la retirada final: mil soldados más de los previstos se quedarán en el país centroasiático y el contingente norteamericano dispondrá de un margen mayor para luchar contra los talibanes y Al Qaeda.
El Afganistán que EE UU empieza a abandonar no es un país estable. En 2014, murieron más de tres mil civiles afganos, la cifra más elevada desde 2008, cuando la ONU contó por primera vez las bajas civiles. Este mismo año, murieron unos 5.400 soldados y policías afganos, la cifra más elevada desde que comenzó la guerra.
EE UU empieza a digerir una década bélica con el regreso de los veteranos y el debate sobre la incapacidad para ganar del ejército más potente
Desde 2001 Afganistán ha dejado 2.224 militares norteamericanos muertos y 19.945 heridos. En Irak murieron, entre 2003 y 2011, 4.491 norteamericanos y 32.244 resultaron heridos. Más secuelas. “Depresión, ansiedad, pesadillas, problemas de memoria, cambios de personalidad, pensamientos suicidas: cada guerra tiene su posguerra, y así es con las guerras de Irak y Afganistán, que han creado unos quinientos mil veteranos americanos heridos mentales”, escribe el periodista David Finkel en el libro ‘Gracias por sus servicios’.
Tras la retirada, llega la hora de digerir la década y media de conflictos sin victoria. La avalancha de heridos engorda las listas de espera en los hospitales de veteranos. El regreso, como ocurrió después de Vietnam, no es fácil. Cerca del 7,2% de veteranos de Irak y Afganistán están en paro, por encima de la media nacional.
La diferencia con Vietnam es que, al contrario que entonces, los veteranos no encuentran en su país una recepción hostil. Vietnam marcó el fin del reclutamiento obligatorio. El carácter voluntario de las fuerzas armadas, desde 1973, las ha profesionalizado, pero también ha abierto un abismo entre los militares y el resto de la sociedad.
Menos del 1% de norteamericanos ha combatido en Irak y Afganistán. EE UU inició la llamada guerra contra el terrorismo como respuesta a los atentados de 2001, pero durante estos años EE UU no ha vivido como un país en guerra.
Los combates eran algo lejano, exótico. Unos meses después del 11-S, “aunque nominalmente estaba ‘en guerra’, la nación empezó a comportarse como si estuviese 'en paz'”, escribe Bacevich en su último ensayo, ‘Quiebra de la confianza. Cómo los americanos han fallado a sus soldados y a su país’.
“Es extraño, pero la relación [entre los norteamericanos y las fuerzas armadas] no ha cambiado realmente a pesar del largo periodo de guerra”, dice Bacevich en un correo electrónico. “Hoy, como era el caso antes del 11-S, los americanos pretenden preocuparse por los soldados, pero su preocupación no se amplía hasta el punto de impedir el compromiso en guerra innecesarias e imposibles de ganar”.
En un artículo titulado “¿Por qué los mejores soldados del mundo no dejan de perder?”, publicado en el último número de la revista ‘The Atlantic’, el periodista James Fallows vincula la distancia entre los civiles y los militares con el hecho de que EE UU se haya embarcado en “guerra sin fin que no puede ganar”.
La desconexión, unida a la veneración automática de los militares por parte de los ciudadanos, aisla a los militares de las críticas que reciben otras instituciones de EE UU, como el Congreso o Wall Street. A la larga, según Fallows, la ausencia de un escrutinio público perjudica a los militares, porque pierden incentivos para mejorar. La profesionalización de los ejércitos permite a los políticos embarcarse en guerras sin asumir un coste social: las consecuencias las sufre una parte ínfima de la población.
Esta es la “era del conflicto persistente”, según la frase acuñada en 2007 por el entonces jefe del Ejército de Tierra, el general George Casey. El concepto ‘ganar guerras’ queda obsoleto. “En este mundo no ‘ganaremos guerras’”, vaticinó en 2011 Anne-Marie Slaughter, jefa de planificación política del Departamento de Estado cuando Hillary Clinton era secretaria de Estado. “Tendremos un abanico de heramientas civiles y militares para aumentar nuestra posibilidades de convertir resultados malos y amenazantes en resultados buenos, o como mínimo mejores”.
El objetivo, en Irak y en Afganistán, ya no es ganar, sino evitar daños mayores. Y el plazo es flexible. En Afganistán es 2016. En Irak fue 2011, pero este verano los avances del Estado Islámico han forzado a EE UU a regresar. Si las guerras del siglo XXI acaban sin desfiles y confeti, es porque muchas jamás acaban del todo.
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El Pentágono anuncia su salida de 15 bases militares de Europa, pero aumentará su presencia global


Reuters/Stephen Hird
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, ha anunciado la devolución de 15 bases militares situadas en Europa Occidental a los países en cuyos territorios se encuentran. Sin embargo, espera que aumenten las cifras globales de presencia de tropas estadounidenses.
La decisión afecta especialmente las bases de la Fuerza Aérea de Mildenhall, Alconbury y Molesworth, en el Reino Unido, de las que el Pentágono retirará al personal militar y sus familias este mismo año. Solo de la base de Mildenhall, en el condado de Suffolk, donde se encuentran aviones espía y aviones cisterna estadounidenses, habrá que evacuar a 3.200 personas.
El resto de las bases están distribuidas entre países como Alemania, Italia, Portugal, Bélgica y los Países Bajos.
El asistente de Hagel señaló a la agencia Reuters que el cambio es necesario para poder "incrementar al máximo nuestras capacidades militares en Europa para respaldar mejor a nuestros aliados y socios de la OTAN" y espera que la presencia global de tropas estadounidenses solo aumente. Además, el Pentágono calculó que la transferencia de las bases a las autoridades militares de los países aliados le permitirá ahorrar hasta 500 millones de dólares al año.
El secretario de Defensa no especificó si la retirada de estas bases significa una mayor concentración de la fuerza militar en Europa Central o los países Bálticos, más cerca de las fronteras de Rusia. Sin embargo, el Pentágono ya ha advertido en los recientes meses sobre 'rotaciones' más intensas de las tropas y la Fuerza Aérea en Polonia, Estonia, Letonia y Lituania.
http://actualidad.rt.com/actualidad/162722-pentagono-salida-bases-militares-europa
 
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