El comandante del arma, Juan Miguel Fuente-Alba Poblete, dijo sentir "pena y tristeza" por los apenas 30 ex miembros de su fuerza condenados y encarcelados por crímenes y torturas durante la sangrienta dictadura de Augusto Pinochet.
El comandante en jefe del Ejército de Chile, general Juan Miguel Fuente-Alba Poblete, salió ayer en defensa de los militares detenidos por las atroces violaciones de los Derechos Humanos cometidas durante la cruenta dictadura cívico-militar que comandó el general Augusto Pinochet. Fuente-Alba habló pocas veces públicamente de las desapariciones, asesinatos y torturas que ejecutaron sus camaradas en los años del régimen (1973-1990), pero en declaraciones al diario derechista El Mercurio dijo ayer que siente "pena y tristeza" por los apenas 30 ex miembros de su fuerza condenados y encarcelados, y por los poco más de 100 procesados por crímenes de lesa humanidad.
"Lo único que nos apena es la situación por la cual atraviesan algunas personas que habiendo pertenecido a las filas de nuestro ejército y que hoy tienen avanzada edad o padecen situaciones médicas complejas (…), viven tanto en lo personal como en lo familiar situaciones muy complicadas", declaró el alto jefe castrense. Fuente-Alba intercedió sólo por los responsables de hechos aberrantes que pertenecieron a las filas del ejército. Los condenados y detenidos en cómodas cárceles construidas especialmente para violadores de los Derechos Humanos, ex uniformados de las fuerzas armadas y de la policía, son unos 70, y los procesados en cerca de un millar de juicios son menos de 200 (ver aparte).
Dirigentes de las agrupaciones de familiares de las víctimas denuncian que ni el ejército, ni la armada, ni la fuerza aérea han colaborado en la búsqueda de la verdad. Además, de los 1200 desaparecidos por agentes de la dictadura sólo se han ubicado los restos de unos 200, y nada se sabe del otro millar. En muchos casos sólo se encontraron fragmentos de huesos o ropas, porque en 1978 Pinochet puso en práctica la "Operación retiro de televisores", que implicó desenterrar a las víctimas y hacer desaparecer sus cuerpos por segunda vez. En algunos casos, los restos fueron dinamitados o lanzados al Pacífico.
Una comisión cívico-militar cerró sus labores en el año 2000 con una declaración del entonces jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre, en la que admitió las violaciones de los Derechos Humanos cometidas por los militares. En ese momento, se divulgó una lista de 200 desaparecidos, entregada por las fuerzas armadas al entonces presidente Ricardo Lagos. De los 200, reconocieron que 151 fueron lanzados al mar. Los restantes 49 fueron enterrados en fosas clandestinas. Investigaciones judiciales concluyeron que en seis casos los restos fueron removidos antes del año 2000 y otro supuestamente lanzado al mar apareció en una tumba clandestina en terrenos militares.
Para Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, pese a los procesos vigentes y los 70 condenados y en prisión, la impunidad sigue vigente. Los tribunales de justicia están aplicando cada vez con más frecuencia condenas que consideran el tiempo transcurrido desde que se cometieron los crímenes, lo que implica rebajas de penas y decenas de casos en que los violadores no ponen un pie en la cárcel porque los jueces los castigan con penas "remitidas", es decir, que las cumplen en libertad. «
Ap y Ansa
sólo 70 encarcelados
Según cifras oficiales, los 70 militares chilenos encarcelados y los 200 procesados, más otros que aún permanecen en las tinieblas –la gran mayoría de los violadores de los DD HH–, son los responsables de la muerte de 3095 opositores políticos, de los cuales hicieron desaparecer los restos de 1200, y de 36.948 torturados o detenidos. El tema de las violaciones cobra mayor vigencia a medida que se acerca el 11 de setiembre, 40º aniversario del golpe de Estado que derrocó al gobierno democrático de Salvador Allende. Es en ese marco que El Mercurio entrevistó a José Miguel Fuente-Alba Poblete. El militar dijo que el ejército "ha dado todos los pasos que tenía que dar, mis antecesores han hecho todo lo que tenían que hacer en su debido momento y, gracias a eso, hoy el ejército puede estar dedicado a mirar un plan estratégico hacia 2026 y no estar fijado a algo que ocurrió hace 40 años".
Ap
El comandante en jefe del Ejército de Chile, general Juan Miguel Fuente-Alba Poblete, salió ayer en defensa de los militares detenidos por las atroces violaciones de los Derechos Humanos cometidas durante la cruenta dictadura cívico-militar que comandó el general Augusto Pinochet. Fuente-Alba habló pocas veces públicamente de las desapariciones, asesinatos y torturas que ejecutaron sus camaradas en los años del régimen (1973-1990), pero en declaraciones al diario derechista El Mercurio dijo ayer que siente "pena y tristeza" por los apenas 30 ex miembros de su fuerza condenados y encarcelados, y por los poco más de 100 procesados por crímenes de lesa humanidad.
"Lo único que nos apena es la situación por la cual atraviesan algunas personas que habiendo pertenecido a las filas de nuestro ejército y que hoy tienen avanzada edad o padecen situaciones médicas complejas (…), viven tanto en lo personal como en lo familiar situaciones muy complicadas", declaró el alto jefe castrense. Fuente-Alba intercedió sólo por los responsables de hechos aberrantes que pertenecieron a las filas del ejército. Los condenados y detenidos en cómodas cárceles construidas especialmente para violadores de los Derechos Humanos, ex uniformados de las fuerzas armadas y de la policía, son unos 70, y los procesados en cerca de un millar de juicios son menos de 200 (ver aparte).
Dirigentes de las agrupaciones de familiares de las víctimas denuncian que ni el ejército, ni la armada, ni la fuerza aérea han colaborado en la búsqueda de la verdad. Además, de los 1200 desaparecidos por agentes de la dictadura sólo se han ubicado los restos de unos 200, y nada se sabe del otro millar. En muchos casos sólo se encontraron fragmentos de huesos o ropas, porque en 1978 Pinochet puso en práctica la "Operación retiro de televisores", que implicó desenterrar a las víctimas y hacer desaparecer sus cuerpos por segunda vez. En algunos casos, los restos fueron dinamitados o lanzados al Pacífico.
Una comisión cívico-militar cerró sus labores en el año 2000 con una declaración del entonces jefe del Ejército, general Juan Emilio Cheyre, en la que admitió las violaciones de los Derechos Humanos cometidas por los militares. En ese momento, se divulgó una lista de 200 desaparecidos, entregada por las fuerzas armadas al entonces presidente Ricardo Lagos. De los 200, reconocieron que 151 fueron lanzados al mar. Los restantes 49 fueron enterrados en fosas clandestinas. Investigaciones judiciales concluyeron que en seis casos los restos fueron removidos antes del año 2000 y otro supuestamente lanzado al mar apareció en una tumba clandestina en terrenos militares.
Para Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, pese a los procesos vigentes y los 70 condenados y en prisión, la impunidad sigue vigente. Los tribunales de justicia están aplicando cada vez con más frecuencia condenas que consideran el tiempo transcurrido desde que se cometieron los crímenes, lo que implica rebajas de penas y decenas de casos en que los violadores no ponen un pie en la cárcel porque los jueces los castigan con penas "remitidas", es decir, que las cumplen en libertad. «
Ap y Ansa
sólo 70 encarcelados
Según cifras oficiales, los 70 militares chilenos encarcelados y los 200 procesados, más otros que aún permanecen en las tinieblas –la gran mayoría de los violadores de los DD HH–, son los responsables de la muerte de 3095 opositores políticos, de los cuales hicieron desaparecer los restos de 1200, y de 36.948 torturados o detenidos. El tema de las violaciones cobra mayor vigencia a medida que se acerca el 11 de setiembre, 40º aniversario del golpe de Estado que derrocó al gobierno democrático de Salvador Allende. Es en ese marco que El Mercurio entrevistó a José Miguel Fuente-Alba Poblete. El militar dijo que el ejército "ha dado todos los pasos que tenía que dar, mis antecesores han hecho todo lo que tenían que hacer en su debido momento y, gracias a eso, hoy el ejército puede estar dedicado a mirar un plan estratégico hacia 2026 y no estar fijado a algo que ocurrió hace 40 años".
Ap