La Fuerza Aérea de Ucrania intensifica el despliegue de sus cazas F-16 en operaciones de combate, según confirmó el jefe del Comando Europeo de EE.UU.

Después de un mes de marzo rodeado de incertidumbre, a raíz de la suspensión y posterior reanudación de la provisión de inteligencia, los cazas F-16 de la Fuerza Aérea de Ucrania están demostrando una creciente operatividad en el campo de batalla, conforme aumenta la familiarización con la nueva plataforma y la entrega de nuevos ejemplares por parte de los aliados europeos. Así lo ha reportado recientemente el general Christopher G. Cavoli, jefe del Comando Europeo de los Estados Unidos (EUCOM) y comandante supremo de las Fuerzas Aliadas en Europa, en el marco de una audiencia ante el Comité de Servicios Armados del Senado estadounidense.

“Vuelan todos los días; han neutralizado una gran cantidad de amenazas de misiles de crucero y también han llevado a cabo numerosas ofensivas, en particular ataques de bombardeo en el este”, indicó el general Cavoli, añadiendo —sin brindar ni siquiera una estimación del tamaño actual de la flota de cazas F-16 de Ucrania— que, por el momento, los aviones de combate corresponden a ejemplares transferidos por Dinamarca y los Países Bajos.

Esto último no es un dato menor, ya que tanto el gobierno danés como el neerlandés, a través de sus respectivos ministros de Defensa, han informado de los avances en la transferencia de parte de sus flotas de cazas F-16, las cuales están siendo reemplazadas con la incorporación de los aviones de quinta generación F-35.

A principios del pasado mes de marzo, Dinamarca confirmó que había concretado la transferencia de 12 cazas F-16 del total de 19 aeronaves comprometidas, mientras que, por su parte, los Países Bajos informaron en octubre de 2024 que habían iniciado el proceso de entrega de 24 aeronaves, confirmando el arribo a Ucrania de los primeros ejemplares en febrero pasado.

No obstante, al día de la fecha no ha sido reportado si la Fuerza Aérea Ucraniana ha recibido ejemplares provenientes de los otros dos países de esta coalición, a saber: Noruega y Bélgica.

En el caso del país escandinavo, que ya ha concretado la baja de sus F-16 —siendo el primer país socio del programa F-35 en recibir la totalidad de sus aviones furtivos ordenados—, según se desprende de reportes del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EE. UU., el país europeo estaría autorizado a transferir hasta “… 22 F-16 Block 10/15, motores, equipo de apoyo, bancos de prueba, herramientas, material para mantenimiento, simuladores, piezas de repuesto, manuales y documentos técnicos”.

Por su parte, Bélgica ha comprometido hasta un total de 30 de sus cazas F-16 para el esfuerzo de guerra ucraniano. No obstante, recientemente reportó que las entregas de sus aviones de combate se demorarían hasta el próximo año, según lo informó el propio primer ministro Bart De Wever.

Más allá de estas cuestiones, y retomando las declaraciones del alto mando estadounidense, los F-16 ucranianos están demostrando un mayor grado de operatividad, ya no solo en misiones de cobertura aérea sobre la capital —donde han sido valiosos para interceptar drones y misiles de diverso tipo—, sino también en operaciones de ataque contra objetivos terrestres en el este del país.

Tal y como fuera reportado previamente, a mediados del pasado mes de febrero, los F-16 ucranianos han sido observados portando diverso armamento aire-tierra provisto por los Estados Unidos, entre el cual destacan las bombas planeadoras GBU-39 SDB. No obstante, para la realización de operaciones en el este del país —donde la proliferación de sistemas de radar y defensa rusos es sustancial—, los aviones se encuentran equipados con los pods de contramedidas electrónicas ALQ-131, complementados —en el caso de los Fighting Falcon transferidos por Dinamarca— con pilones ECIPS+ (Electronic Combat Integrated Pylon System with Missile Warning System) y PIDS+ (Pylon Integrated Dispenser System with Missile Warning System).

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