El mundo asiste hoy a un importante cambio en el paradigma de las políticas concertadas sobre la solución de diferendos y desacuerdos de carácter internacional. La intención impulsada por la Organización de las Naciones Unidas desde 1945 era de promover las negociaciones diplomáticas a efectos de resolver las diferencias o conflictos por modos pacíficos. Una sana intención que ha quedado desdibujada ante la realidad de la invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa.

Las acciones iniciadas el 24 de febrero de 2022 tomaron por sorpresa a gran parte de la comunidad internacional, que descreía en gran medida que la amenazadora presencia de fuerzas militares rusas podría traducirse en una irrupción. Entre las muchas conclusiones que pueden obtenerse al respecto, se demostró nuevamente la importancia que posee la organización y el equipamiento de adecuadas Fuerzas Armadas para poder disuadir a un enemigo. Otra conclusión del desarrollo de estas acciones es la de demostrar la vigencia de la guerra como medio en las relaciones internacionales. Ello quedó totalmente evidenciado por el empleo del factor militar como la herramienta más apropiada a la situación conformada en función de la opción estratégica elegida por Vladimir Putin para la obtención del fin geopolítico ruso.

En contraposición a todo ello, vemos que en la Carta de las Naciones Unidas su artículo Nº 33 se sugiere la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección como métodos para evitar que una controversia entre partes o Estados pueda amenazar la paz y la seguridad internacional. A estas formas se pueden sumar los buenos oficios de un mediador, el cual constituye normalmente un medio de bastante aceptación internacional.

También, para otorgar más herramientas para lograr la paz, observamos que los artículos subsecuentes otorgan atribuciones al Consejo de Seguridad para poder efectuar recomendaciones (artículos Nº 36, 39 y 41) y decidir la aplicación de diferentes medidas que no impliquen el uso de la fuerza armada para hacer efectivas sus decisiones a efectos de restablecer la paz y la seguridad internacional. Para ello, debe instar a los diferentes miembros de las Naciones Unidas para que apliquen diferentes medidas, tales como la interrupción total o parcial de las relaciones económicas, las comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, radioeléctricas, etc., así como también la ruptura de las relaciones diplomáticas.

Aún más, si el Consejo de Seguridad aprecia que estas medidas son inadecuadas o no producen los resultados esperados (artículos 42 y 43), puede adoptar otras acciones que sean pertinentes, incluyendo el empleo de fuerzas militares para mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales. Dicha acción puede tomar la forma de demostraciones, bloqueos y otras operaciones ejecutadas por fuerzas aéreas, navales o terrestres pertenecientes a países miembros de las Naciones Unidas que aporten sus elementos de combate.

Pero todo este sistema colisiona o se empantana con la organización y el particular sistema de votación que este organismo posee. China, Francia, la Federación de Rusia (Ex URSS), el Reino Unido y los Estados Unidos son considerados como “miembros permanentes” del Consejo de Seguridad por haber desempeñado una función fundamental en la finalización de la Segunda Guerra Mundial y en el establecimiento de la organización de las Naciones Unidas. A este conjunto se le suman los representantes de diez  países con el carácter de “No permanentes” que son elegidos por el término de dos años. Cada país participante tiene un voto y las resoluciones se aprueban por mayoría pero, por la creencia que estos cinco países mencionados previamente seguirían desempeñando un papel importante futuro en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, a los “cinco grandes” les fue otorgado un poder de voto especial, que es comúnmente conocido como “Veto”. En el caso de que uno de estos cinco grandes vetara una resolución dentro del Consejo de Seguridad, la misma no se aprueba ni se aplica. Este particular mecanismo es considerado por muchos analistas internacionales como un método obsoleto para mantener el equilibrio de la Guerra Fría y actualmente solo sirve para contribuir a los intereses geopolíticos de las principales potencias del mundo.

Entonces, es allí donde vemos que se retrotraen todos los progresos alcanzados para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, al no existir una forma que pueda limitar o forzar a las fuerzas invasoras a abandonar el territorio ocupado a otro Estado. Además, todo estas circunstancias hacen reflexionar sobre la preparación adecuada que debe tener un país, retornando como consecuencia de lo acontecido, a una revalorización de los viejos axiomas de Si vis pace, para bellum (Si quieres la paz, prepárate para la guerra) y La ley del más fuerte como método para imponer la decisión.

Fundamentalmente, consideramos que la seguridad en el mundo actual dista mucho de estar cerca de la paz y observamos que está permanentemente a prueba por la existencia de numerosos conflictos intra-estatales e internacionales, así como también por la presencia de distintos tipos de amenazas transnacionales, que no reconocen fronteras de ninguna especie y pueden afectar el normal funcionamiento de un país y su pacífica subsistencia. La crisis, el conflicto y la guerra siguen siendo parte de una realidad peligrosa, tangible y que golpea particularmente de manera muy fuerte a aquellos que creen que un evento bélico constituye un suceso del pasado.

Al ser un asunto muy relacionado con las relaciones humanas, su origen y presencia se remonta con el tiempo a los primeros grupos humanos que pelearon por un mejor territorio, por agua, por las mujeres o distintos motivos. En función a como se fueron desarrollando y evolucionando a través de la historia, sus tácticas, sus técnicas, sus formas y materiales, observamos que se fue produciendo gran una transformación de este fenómeno a través de las distintas formas que posee, pero su esencia de imponer por la fuerza una decisión se sigue manteniendo intacta.

Los conflictos de tipo convencional parecían ser una cosa del pasado, pero los recientes y dramáticos sucesos muestran que esta forma y sus negativas consecuencias son temas que demandan gran atención por parte de nuestro país y una reformulación urgente de los esquemas pacifistas de indefensión que solo pueden generar más daños y gastos que los que intentan evitar.

Finalmente, la invasión y el ataque indiscriminado por parte de la Federación Rusa constituyen un preocupante motivo de preocupación para la comunidad internacional, pero nos muestra importantes lecciones. La guerra ruso – ucraniana es una evidente muestra que la seguridad y la defensa son actividades que no pueden ser soslayadas ni menospreciadas por ningún Estado en el mundo actual. Consideramos que aquel que descuide estos aspectos deberá pagar altos costos en vidas y materiales. La inacción de la ONU en este caso particular, sugiere la necesidad de ser corregida urgentemente por una conveniente modificación y actualización del mecanismo de votación del Consejo de Seguridad.

La guerra, en sus distintas formas, continúa siendo una pieza fundamental de la interacción humana en todos los continentes de la Tierra. Es un fenómeno universal e histórico que debe ser objeto de una particular atención, seguimiento y estudio no solo por cada país que es consciente de su situación, a efectos de poder adoptar medidas oportunas, sino también por todas las personas en general, dado que es un tema con un carácter integral que afecta a todos por igual. Por ello también es que resaltamos la importancia de la participación de la ciudadanía en general en temas y cursos de seguridad y defensa. Son temas cruciales en los que todos debemos participar y opinar, convenientemente preparados para ello.

Se debe conducir la guerra con la experiencia ajena, porque la propia es difícil poderla cosechar, cuesta cara y llega tarde”. Theodor Balk.

Bibliografía consultada

Clausewitz, K. (2010).  De la Guerra. Biblioteca Mundial Universal. Ed del Cardo. Madrid.

Escuela Superior de Guerra. (1994). “Bases para el pensamiento estratégico”. Ed Docencia. Buenos Aires.

Naciones Unidas. (2022). Carta de las Naciones Unidas. Nueva York.  https://www.un.org/es/about-us/un-charter/full-text

Rojo Lluch, V. (1953). La Guerra en sí. Ed Talleres Gráficos Bolivianos. La Paz- Bolivia.

Toffler, A y H. (1994). Las Guerras del Futuro. Plaza & Janes.

Van Creveld, M. (1991).  La transformación de la Guerra. Talleres Gráficos Plantie.

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Guillermo Castellanos
Coronel Retirado, Oficial de Estado Mayor, Analista en Programación Administrativa por el Instituto Superior Juan XXIII, Licenciado en Estrategia y Organización, Magister en Estrategia y Geopolítica por la Escuela Superior de Guerra. Se desempeña actualmente como profesor en la Universidad Siglo 21, y en el Centro de Estudios Internacionales "Córdoba Global".

3 COMENTARIOS

  1. Y ya hay una resolución de la ONU condenando la invasión Rusa y exigiendo la retirada de las tropas, y Argentina votó a favor de la resolución, pero claro para algunos del foro su opinión es más importante que la de Naciones Unidas.

  2. Excelente nota. Deja muy en claro cuales son los aspectos evidenciados en la estrategia empleada por Vladimir Putin. Considero que las vías diplomáticas siempre son la mejor opción para negociar un conflicto, implicaría menos perdidas económicas, sociales, en pocos términos, unos pocos que están al poder en Rusia, indirectamente dejaron a su población aislada del acceso a ciertos productos, marcas reconocidas internacionalmente… Probablemente pueda desencadenar en un conflicto interno.
    La nota toma bases muy reales y los argumentos son muy sólidos.

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