fondef

¿Sirve? Si, sirve. ¿Es suficiente? No, seguro que no. Sin embargo el FONDEF puede ofrecer importantes beneficios que no van a ser palpables necesariamente en el corto plazo y que podrán materializarse con el devenir del tiempo, dentro de un país acostumbrado a lo pendular en cuanto a su política y a la montaña rusa en cuanto a su economía.

Partamos de algunas apreciaciones. En primer lugar, el Fondo Nacional de la Defensa ha calmado los espíritus de muchos actores ligados a la política de defensa y al rumbo de las distintas fuerzas armadas. Es que, puestas todas las fichas en la mesa por funcionarios decisores, la garantía de éxito y de demostración de gestión iba a estar atada necesariamente a la asignación de un presupuesto solido y constante como la que ofrecia el FONDEF. No había (¿o hay?) mayor margen de maniobra en este sentido: las necesidades de recambio de material, modernizaciones y proyectos eran francamente impagables con los magrisimos fondos asignados de manera anual en las sucesivas leyes de presupuesto. Sin presupuesto que apuntale una modernización tangible, lo único que iba a haber era una continuación de lo mismo, declamaciones, modificaciones normativas y proyectos en papel. Algo acostumbrado en la cartera de Defensa desde hace muchas décadas.

Como la Defensa Nacional no se constituye solo de papeles y documentos estratégicos, los fondos otorgan una bocana de aire sustancial para diversas prioridades que se prorrogan año a año y a que a fin de cuenta son la conclusión de la Defensa: fierros + desarrollo, una cuestión que no debería ser tomada como una mala palabra mientras se cumplan a rajatabla los principios que rigen nuestra vida democrática.

Otra apreciación recae en otro concepto necesariamente dialéctico y que tuvo sus matices desde que el proyecto del FONDEF fue presentado en la Cámara de Diputados, el consenso. El derrotero del plexo normativo logró un importantisimo apoyo por parte de todas las fuerzas políticas nacionales, que se expresaron llamativamente en mismos términos sobre la importancia de sacarle el polvo a la temática militar luego de décadas de omisión. Sin embargo es verdad que el ámbito de consensos por excelencia, el Senado, contrariamente a lo esperado, demostró su perfil mas sectario. Los discursos en torno al proyecto volvieron a hacerse para las tribunas mas intempestivas, entre “si este proyecto lo promovía la oposición yo no lo votaba” al desinterés simbólico de no participar en su debate por cuestiones que excedían esta agenda. Tribuna vs consensos dentro de un debate en una cámara alta que se alejó del profundo respeto y madurez política que demostró la cámara baja.

A partir de lo de ayer, y a la espera de su promulgación, el FONDEF va a cargar con algunos grilletes particulares. En primer lugar el lugar que ocupará este fondo dentro de la matriz presupuestaria de las fuerzas armadas. Con una patética carga de frustraciones, el presupuesto militar en la Argentina se esfuma para gastos corrientes, dejando muy poco margen para la inversión en capital, entrenamiento, ejercicios, despliegues, entre otras actividades. A su vez, la tendencia constante del porcentaje sobre el PBI destinado a defensa por debajo del 1% posiciona algunas dudas sobre el propio FONDEF. Tener un fondo para inversión y desarrollo mientras el presupuesto para la función defensa continua desangrándose no va a servir de nada… todavía estamos lejos de ese piso del 1% que pronunciaron tanto autoridades del Ministerio de Defensa como de las distintas instituciones castrenses.

Otro grillete recae en la practica, o mas bien, la no practica. No podemos dejar de traer al paño de discusión la implementación efectiva de otras leyes nacionales, sean tanto para el ámbito de la Defensa Nacional como para otras jurisdicciones. Un fondo bien pensado a futuro, planificado y con la mejor intención de mejora poco puede hacer cuando no se lo utiliza. Para ilustrar esta idea utilicemos un concepto: la Ley de Reestructuración de las Fuerzas Armadas, nacida también del consenso básico y con las mejores aspiraciones. Con un espíritu intachable y una praxis inexistente… nunca se llevó a cabo. El Fondo de Turismo, mencionado por un senador durante los debates de comisión, también oficia de ejemplo por haber surgido del consenso y de una proyección superadora, y luego haber fenecido en el archivo del Boletín Oficial.

Otra duda a despejar surge de la implementación del fondo, particularmente en el “como”. Resulta fundamental enfocar el uso de recursos en necesidades genuinas establecidas en un nuevo PLANCAMIL que finalmente se materialice. Si un requisito esencial es volver a contar con aviones de combate, poco hará una camioneta militarizada para cumplir esta función. La arrogancia del ejemplo sirve como imagen para que se contemple la necesidad de congeniar bien las aspiraciones militares en civiles que muchas veces confunden un avión de entrenamiento con un avión multirol. Habrá que poner un manto de realismo también a esas aspiraciones de estrellas de la muerte o portaaviones en cada océano… tampoco hay dolares para esto.

De todas maneras la noticia es muy positiva y será realmente transformadora cuando finalmente se despejen estas dudas que hoy se posan, a un día de haber sido sancionada por el Senado. Hay que tener en cuenta que prácticamente toda la estructura de defensa y militar del país pone como totem de adoración a este nuevo instrumento presupuestario, posando a sus pies sus deseos, aspiraciones y frustraciones. Sobre este símbolo cuasi religioso hoy cuelga la esperanza de volver a contar con aviación de combate, desarrollo tecnológico y científico en el ámbito militar, medios de despliegue rápido como helicópteros o blindados a rueda, patrulleros, medios navales principales, entre corbetas modernizadas y buques “multiproposito”, y una infinidad de plataformas que buscan poder ensamblarse, cofabricarse o producirse en el país, fomentando el desarrollo y colateralmente generando puestos de trabajo.

Despejemos las dudas de este importante acierto en materia de Defensa Nacional, que haciéndolo le vamos a dar una esperanza genuina a la soberanía argentina.

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7 COMENTARIOS

  1. El FONDEF es un engaña pichanga que no asegura superar el 1% PBI para la jurisdicción Ministerio de Defensa, y mucho menos, para la función Defensa.
    Esta complicidad política hace presuponer que mantendrá al pais muy alejado por otros 4 años de alcanzar al esfuerzo minimo del 1.5% del PBI para Defensa identificado como necesario por esta misma corriente política en el Libro Blanco de 2010. A 10 años de aquel enunciado, mantener otros 4 años el 1% sería continuar la “liquidación” de las FFAA y aumentar el riesgo de la desintegración nacional.

  2. Me da la impresión Lacroix por un comentario entrecomillado y descolgado por cierto….. que te ofusca bastante que esto salió de este gobierno y no del anterior, puede ser….?, hasta donde yo se los liberales no lo votaron o si….?
    Ahora hablando de algo que valga la pena……., espero que la parte que se invierte en proyectos vaya para INVAP, VENG…., en aplicaciones para la defensa y no se desperdicie en los eternos desarrollos inconducentes de la Fuerza Aérea, ni para pagar sueldos o jubilaciones de generales….
    Saludos…..

  3. Eduardo,creo q me 1% Del PBI es poco,pero tampcoo atenta contra nuestra integración o soberanía…de hecho,con ese 1% alcanza para el manteniento del nuevo armamento q se incorporé,no nos olvidemos que en 3 años vamos a tener que empezar a pagar los vencimientos de deuda y van a sacar plata de todos lados.. es mejor q El prepuesto de defensa sea del 1% y no se ke preste atención y no que sea del 1.5%,le resten luego ese 0.5% y alla q reestructurar todo otra vez

  4. creo que el principio de la nota lo dice todo Sirve pero no Alcanza..230mill de usd no alcanzan para nada solo pueden servir para repuestos o para ejercicios pero no más. pensar que un solo FA50 sale puesto en pista unos 40 mill de usd

  5. Desconozco cuales van a ser los montos que el Fondef aportará, pero la Argentina necesita, por su tamaño e importancia, una inversión en equipamiento militar, de entre 2.500 y 3.000 millones de dólares anuales durante los próximos 15 años. Tiene que llevar su presupuesto de defensa como mínimo, al 1,5 % del PBI. Ideal 2 %.

  6. Exactamente sirve pero no alcanza, no olvidemos 12 años de kirchnerismo donde se perdieron 100 aeronaves y vidas de pilotos. Sirve para repuestos modernización de los Hércules (justo por el Covid), entregar los helicópteros remanentes comprados a Italia ex carabanieri, ver de terminar el tema de los SEM y Super Etendard que llevaría dos años, y algunas cositas más. Mínimo con esto se debe aumentar a 1,5 – 2,1 del PBI a defensa, con el 0,9 % se puede modernizar un poquito nada más.

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