Noticias sobre el conflicto militar ruso-ucraniano

Hay muchas pruebas además de audios, están las fotos de políticos y senadores yanquis reunidos con los golpistas antes, durante y después del derrocamiento. Incluso una senadora participando del maridan. Es sólo cuestión de googlear un poco.
 
Además hay que ser ingenuo, sobre todo para un latinoMericano, ni que hablar de un argentino, que los países no tienen ninguna intervención en las revueltas que seven en otros. La historia misma de las independencia americana así lo demuestra. En el caso de Ucrania, soberanía es un concepto bastante discutible en los últimos tiempos.
 
Hay muchas pruebas además de audios, están las fotos de políticos y senadores yanquis reunidos con los golpistas antes, durante y después del derrocamiento. Incluso una senadora participando del maridan. Es sólo cuestión de googlear un poco.

les dieron armas, grandes cantidades de dinero, le mandaron gente ??? o solo apoyo politico
 
Además hay que ser ingenuo, sobre todo para un latinoMericano, ni que hablar de un argentino, que los países no tienen ninguna intervención en las revueltas que seven en otros. La historia misma de las independencia americana así lo demuestra. En el caso de Ucrania, soberanía es un concepto bastante discutible en los últimos tiempos.

En TODAS las manifestaciones hay intervencion determinante extranjera? vuelvo a lo mismo, no hay protestas genuinas ?
 
Antes de hablar de mi pais empeza hablar por tu pais.
Una falta de repecto de hablar de mi pais sobre esos tristes años ni sabiendo que pasaba en mi pais.

Parece ser que tu no has entendido nada, no criticaba tu país sino a los que pusieran aquellos generales borrachos en el comando del mismo!
También pusieran generales en el comando de mi país, mas temprano y ha durado mas tiempo que en el tuyo (64-85)

Sin embargo cuando veo como fue la dicta-dura de según que países del vecindario, me alegro mucho de que pese a intervención de USA en mi país
Hemos tenido mas bien una dicta-blanda, esa misma dicta-blanda que nos fue impuesta en el 64 y que por suerte no ha metido Brasil en ningún quilombo bélico con nadie y que nos han dejado muchas grandiosas obras de infraestructuras, que por increíble que pueda parecer han generado
mucho del potencial y del impuje que Brasil a usado para tener lo que tiene al día de hoy, todo se debe al trabajo hecho por esos militares (verdad sea dicha)

Aunque nada de eso cambia la realidad comentada por mi mas arriba.

De todas formas si quieres podemos abrir un otro tópico (si aún no existe) y profundizar sobre todas las dictaduras sudamericanas y su legado


Aunque mi comentario anterior va ligado indirectamente con ese tema.
Por lo tanto volvamos al tema.

El que habla de que EEUU vive metiendo su cuchara donde no debe.


 
Última edición:

Sebastian

Colaborador
JEF29, no lo sabias, toda manifestacion esta subencionada por los USA y la CIA. Son como el Estado Nacional y los transportes, pero del mundo! XD
O sea que toda manifestacion del pueblo para vos esta armada y financiada desde afuera. Eso me suena bastante totalitario al negar legitimidad a las protestas. Linda forma de negar el derecho a protestar

No todas....pero esta si.
Cuando vez a politicos de la UE/EE.UU que van a esas manifestaciones y las alientan, las apoyan..da para pensar.

Por ej:

Katherine Ashton, Representante de la UE para asuntos exteriores.
 
Última edición:

Sebastian

Colaborador
Pruebas serias?
O sera que cuando no nos gusta la decision soberana de un pais, automaticamente decimos que es titere de otro?
¿Que decisión soberana hablas?
Hubo un presidente que eligio firmar un acuerdo con Rusia y ahi empezo todo el lio...te pregunto ¿que decisión soberana?

les dieron armas, grandes cantidades de dinero, le mandaron gente ??? o solo apoyo politico
Por lo menos reconoces que apoyaron esas manifestaciones anti Yanukovich...
 
Última edición:

Sebastian

Colaborador
Aquellos que dicen que lo que sucedio en Ukrania fue un "golpe de Estado , o que el pais esta controlado por "una Junta Facista", o no pueden pnr delad sus sesgos, o intencionalmente dan una opinion tendenciosa.
¿Y que fue lo que sucedio desde noviembre en Ucrania?
Que hay ONG que son y fueron pantallas de diversos intereses gubernamentales, es verdad. Que todas las ONGs son 5ta columna, incluidas as que Putin expulso de Russia, es ya ponerse el sombrerito de papel aluminio e inscribirse a infowars.com
Depende quien las financie....

Los "rebeldes" son un grupo armado, que combate contra el gobierno legal dle pais, que ha tomado por la fuerza una territorio del mismo, y que ha amedrentado a la poblacion local con el uso de la fuerza. Eso cataloga de terrorismo, como las FARC en Colombia.
Y el Euromaidan:
¿grupo armado?
¿rebeldes contra un gobierno legíitimo?
¿ocupación de sedes del gobierno?[/QUOTE]
 
Última edición:

Nicolas Kasanzew

Corresponsal Veterano Guerra de Malvinas
La Crisis de Ucrania

Por Nicolás Kasanzew

En el sureste de Ucrania hay una guerra formal desatada. Una guerra entre hermanos, ucranianos contra rusos... cuando son esencialmente lo mismo. Idéntica etnia, idéntica religión, idéntica historia. Un conflicto que tiene su origen, como tantas otras desgracias, en la Revolución de 1917, en una de las bombas de tiempo que dejó plantadas Lenin.

Si nos remontamos en la historia, Rusia siempre estuvo compuesta de tres zonas: La Rusia Blanca, la Pequeña Rusia y la Gran Rusia.

Hay distintas teorías sobre las razones del nombre “Rusia Blanca”, pero la más lógica tiene que ver con que se trataba de la Rusia noroccidental, que no cayó en manos de los tártaros, o sea que estaba “blanca”, limpia de estos nómades. La Rusia Pequeña, hoy denominada oficialmente Ucrania, era la Rusia central, con Kiev por capital, llamada “La madre de las ciudades rusas”. Y la Gran Rusia era la zona más alejada de Kiev, con centro en Moscú.

El gran príncipe Vladimir, quien en el 988 bautizó a su pueblo, era obviamente un autócrata ruso; el concepto de “ucraniano” demoraría todavía unos siete siglos en aparecer. ¿Pero porque hoy se contrapone lo ucraniano a lo ruso, qué ocurrió? Rusia tuvo siempre muchos enemigos y, una manera de combatirla - bien probada desde la época romana - era divide et impera”. Rusia ha sido objeto de innumerables invasiones por parte de tártaros, polacos, lituanos, alemanes, suecos, franceses… Y las naciones que competían con Rusia siempre buscaron la manera de debilitarla contraponiendo un segmento del país contra el otro. Sobre todo insistían en hacerlo con Ucrania. Ahora, los extremistas de Kiev, para justificar este nuevo Estado en que se encuentran viviendo a partir de 1991, avanzan en la fabulación histórica hasta extremos increíbles, llegando a decir que Vladimir era un príncipe “ucraniano”, que siempre existió una nación de los “ucros”, y delirios por el estilo. En realidad, hasta la misma palabra Ucrania (en ruso se dice “Ucraina”) viene de la palabra “Okraina”, que significa “el borde”, “la periferia”. Y fue el nombre con que llamaron a esa zona los polacos, en la época en que la dominaban. Es curioso que los ultra-nacionalistas ucranianos hayan adoptado para su país un mote, si se quiere, despectivo, impuesto por los colonizadores polacos.

Solzhenitsin, quien además de ser un gran escritor y pensador también fue un formidable historiador, cuenta que en 1848 el consejo representativo de los ucranianos de Galichina o Galitzia todavía se llamaba Rusca Rada, que significa parlamento ruso. Es decir que, por lo menos hasta 1848, en la zona que hoy es Ucrania, nadie se consideraba de nacionalidad ucraniana. Pero esa zona cambió de manos muchas veces y todos los invasores trataron de usarla como ariete contra Moscú. En ese afán de debilitar a Rusia, el imperio Austro-Húngaro, por ejemplo, alentó al movimiento separatista influyendo en la creación de un supuesto “idioma ucraniano”, la “mova”. Hasta entonces allí se hablaba en ruso, aunque claro, con variantes dialectales, regionales. Dado que se quería ahondar las diferencias entre estas dos ramas de rusos, se creó una suerte de idioma ucraniano con la inclusión de gran cantidad de palabras alemanas y polacas. Pero ni en esa época, ni al día de hoy, se ha convertido en un idioma popular. Muchos ucranianos étnicos no lo usan. En 1998 recorrí Kiev y otras localidades ucranianas, y no escuché ni a una sola persona que hablara otro idioma que no fuera el ruso.

Solzhenitsin era un ardoroso patriota ruso, no quería que se dividieran las tres ramas de su pueblo; la Rusia Blanca, La Rusia Pequeña y la Gran Rusia. El quería que se mantuvieran unidas, pero razonablemente decía ¡no por la fuerza! El célebre literato, con quien tuve el privilegio de mantener un intercambio epistolar por espacio de muchos años, y también de conocerlo personalmente, decía: Yo le deseo a los ucranianos la mejor de las suertes en su desarrollo independiente, pero no con este expansionismo a costa de tierras que nunca les pertenecieron. Se expresaba así, porque las tierras que ahora conforman el estado ucraniano, le fueron otorgadas por un decreto dictatorial de Lenin. De ahí que el huevo de la serpiente del presente conflicto esté en la Revolución rusa.

¿Qué había pasado? Luego de que los rojos triunfan en la guerra civil sobre el Ejército Blanco, Lenin dibuja (literalmente) dieciséis republicas socialistas soviéticas en ese territorio que antes fue el Imperio ruso. La idea de Lenin era hacer la revolución mundial. Hasta se acuñó una significativa expresión: en el futuro existiría La Republica Soviética del Globo Terráqueo. Pues bien, como primer paso ya tenían dieciséis republicas que eran las que antes ocupaban la geografía de la Vieja Rusia. Para ello, Lenin traza esas fronteras en forma totalmente artificial. A Ucrania le agregan tierras que jamás le pertenecieron. En parte, como compensación por la pérdida de su soberanía - porque Ucrania fue fugazmente independiente, de 1918 a 1920. Le suman una enorme zona, que incluye tambien territorios que pertenecían al ejército irregular ruso de los cosacos del Don, quienes durante la guerra civil habían combatido en masa contra los rojos. Era asimismo una manera de debilitar a sus enemigos jurados, los cosacos sobrevivientes.

Cuando uno traza contornos limítrofes artificiales, y ellos quedan consolidados, esto garantizará inevitablemente una futura inestabilidad. Eso es lo que vemos hoy en el conflicto de la zona de Donetz y Lugansk. También ha pasado en otras ex repúblicas soviéticas, por ejemplo, en Azerbaiyán y Armenia, donde Lenin tampoco se privó de dibujar artificialmente sus fronteras. A principios de la década del 90 hubo terribles matanzas en esa zona. ¿Por qué? Porque el dibujo bolchevique había dejado enclaves azerbaiyanos en Armenia y enclaves armenios en Azerbaiyán.

Esas bombas de tiempo que dejó Lenin comenzaron a estallar apenas se disuelve Unión Soviética en 1991. Hasta ese momento el dibujo no era tan importante, por cuanto se ejercía una conducción férrea desde Moscú. Halagaba al sentimiento nacional de las pequeñas etnias, pero en la práctica no significaba nada. En 1991, al caer la Unión Soviética y proclamar todas estas repúblicas su independencia, naciones y etnias quedaron entremezcladas de manera absurda. De repente, 25 millones de rusos étnicos se convirtieron en extranjeros en su propia tierra, donde sus antepasados habían vivido por centurias. Es como si mañana se proclamara que Mendoza es chilena. Con el agravante de que se había creado un clima de hostilidad contra Rusia, alimentado por aquellas potencias extranjeras que competían con ella. Porque vale subrayar que no existe la inocencia en las relaciones internacionales. Da risa escuchar a un político o a un periodista que denuncia que detrás de tal o cual hecho internacional se observa “un doble estándar”. Lo único que existe en materia de relaciones internacionales es el doble estándar, no hay otra cosa. En el año 1915 un social-demócrata ruso de pseudónimo Parvus, (verdadero nombre, Israel Gelfand), quien era millonario y revolucionario a la vez, conectó al exiliado Lenin con el gobierno alemán. Este, para sabotear el esfuerzo bélico zarista en la Primera Guerra Mundial, hizo ingresar a Rusia a Lenin, junto con varios centenares de revolucionarios, en un tren blindado. Y ese mismo Parvus sostenía: “Hay que enfrentar a Ucrania con Rusia, para que esta colapse”.

Hoy en día el mismo objetivo lo persiguen los Estados Unidos, porque una vez más, no vale ser ingenuos: Rusia es un competidor de la gran potencia del norte, y contra un rival vale todo. A lo que se han dedicado, desde que se separaron de Rusia, los dirigentes ucranianos, es a hacerle el juego a los Estados Unidos. Aquí hago una salvedad: yo prefiero obviamente a la civilización occidental estadounidense, antes que la islámica, la china o la de Putin, quien está resovietizando a su país, pero eso no me hace perder de vista que los Estados Unidos quieren poner de rodillas a cualquier Rusia. Y la dirigencia ucraniana ha sido y es totalmente funcional a esa necesidad de los Estados Unidos, enceguecida con la utópica esperanza de que a cambio la van a incorporar a la Unión Europea. Es que, además, hay que entender que Ucrania, como todo organismo artificial, no es un país que pueda existir por sí mismo. Cuando en Kiev, a principio de este año, se produjo una revuelta contra el régimen de Yanukovich, si bien esta fue capitalizada por los extremistas ucranianos, gran parte de la multitud que se concentró en la plaza principal de Kiev, el Maidán, protestaba contra las penurias materiales que sufría. Económicamente inviable, Ucrania depende por entero del gas ruso, el cual no puede siquiera pagar.

¿Quiénes conforman la dirigencia ucraniana? Aquí vemos otra consecuencia de la Revolución rusa, porque tanto Putin y su camarilla, como quienes manejan Ucrania en este momento, son los ex-comunistas que se cambiaron el nombre y se aplicaron algunos afeites. Los factores de poder siguen siendo los de antes del colapso de la URSS: integrantes de la nomenklatura soviética devenidos en “oligarcas”, como son llamados comunmente. Tanto en Rusia como en Ucrania se ha impedido el desarrollo normal de la propiedad privada. Lo que se ha hecho es dividir la riqueza de la ex URSS entre una veintena de mega millonarios, puesto que para el poder es mucho más fácil controlar a 20 ricachones, que a varios centenares de miles de pequeños y medianos empresarios. En febrero, en la revuelta del Maidán, los ucranianos gritaban su bronca contra los oligarcas. El 25 de mayo hubo elecciones. ¿Y a quién eligieron? Al oligarca Petro Poroshenko, “el rey del chocolate”. Un multimillonario que monopoliza la producción de esta golosina en Ucrania.

Tanto en Rusia como en Ucrania, demasiada gente sigue teniendo una mentalidad soviética. Y en primer lugar esa mentalidad se observa en la persona de Putin, a quien en Estados Unidos presentan como un patriota ruso, cuando es todo lo contrario. Putin, un ex teniente coronel de la KGB, volvió a imponerle al ejército ruso la bandera roja, sistemáticamente reivindica a Stalin, conserva el mausoleo con la momia de Lenin, es aliado de China comunista, Cuba y Venezuela, controla férreamente los medios de comunicación.

Y una vez más, los medios informan de manera engañosa. Se habla de la anexión de Crimea. Pero es como si después de perder Mendoza, la Argentina hubiera logrado recuperarla. No sería anexión. Para Solzhenitsin Crimea le fue robada a Rusia. La península siempre fue un territorio ruso, porque en el siglo 16 la región era el llamado campo salvaje. Ahí merodeaban los tártaros, desde ahí realizaban sus incursiones contra los pueblos rusos. Catalina la Grande coloniza esas tierras con el famoso principe Potemkin y a partir de ese momento, la península de Crimea se convierte en una pieza clave de la defensa geopolítica de Rusia. Está generosamente rociada por sangre rusa, en combates contra numerosos invasores, incluyendo a Inglaterra, Francia, Turquía y Cerdeña que durante 11 meses asediaron la ciudad de Sebastopol a mediados del siglo 19. Se trata de una región emblemática para los rusos, que en numerosas ocasiones se convirtió en testigo de su gloria militar. Y fue además el último enclave del Ejército Blanco, que resistió heroicamente el avance de las hordas rojas, antes de tener que evacuarse desde Sebastopol al exilio, en noviembre de 1920.

Ni siquiera a Lenin se le había pasado por la cabeza otorgarle Crimea a Ucrania. Pero en 1954 el líder comunista Nikita Jruschov, de origen ucraniano, (algunos aseveran que después de una noche de borrachera), graciosamente le regala Crimea a Ucrania. En ese momento en la práctica no importaba, no cambiaba nada, pues todo seguía siendo controlado desde el Kremlin. Pero en 1991, cuando se separa Ucrania de Rusia, la situación se torna absurda. No sólo porque Crimea está poblada, densa y mayoritariamente por rusos étnicos, sino porque Sebastopol, sede de la flota rusa del Mar Negro, pasa a pertenecer a un país extranjero. Se pudo mantener esta extraña situación hasta el año pasado. Pero al asumir el poder en Kiev en febrero del 2014 los fanáticos ultra-nacionalistas ucranianos, se temía, con justa razón, que ellos no iban a seguir permitiendo que la flota rusa del Mar Negro operara desde Crimea. Y Putin, cuyos niveles de aceptación popular estaban por el suelo, vio la oportunidad de aumentar su rating reincorporando esa tierra al país, una medida apoyada por la inmensa mayoría de la población de la península. Si Putin realmente fuera un nacionalista ruso, no se hubiera frenado allí. Habría aprovechado el envión y también la anarquia reinante en Kiev, para recuperar de una vez, y sin disparar un tiro, toda la franja Oriental de Ucrania, que también es históricamente rusa. La llamada “Nueva Rusia” con ciudades como Melitópolis, Jerson, Odessa, y las regiones del Donetsk y Lugansk. Zonas pobladas por rusos étnicos en un ciento por ciento. Pero como Putin es un bolchevique de alma, para él son intocables las fronteras trazadas por Lenin. A él no le molesta la división soviética de Rusia, el desmembramiento del país, él solo quería tener de vecina a una Ucrania que no se plegara a los designios geopolíticos de los Estados Unidos. Nada más que eso. Y desaprovechó la oportunidad de devolver al país estas tierras rusas, que no están “pobladas por pro-rusos”, como desinforman los medios de comunicación, sino lisa y llanamente por rusos. Eso sí, en su juego político, amagó con apoyar a esos rusos para que proclamen su independencia de Kiev. Y estos lo hicieron, no sin antes convocar a un referendum.

Cabe señalar aquí cual fue la gota que rebalsó el vaso.

Ya en 1991, cuando se proclama la independencia de Ucrania, comienza una suerte de persecución a todo lo que sea ruso, empezando y sobre todo por el idioma. Una encuesta de los años anteriores a que esto sucediera, indicaba que el 60% de la población de Ucrania hablaba ruso, lo reconocía como su idioma materno. Y es que fue así por espacio de siglos. Mi abuelo paterno nació en San Petersburgo y mi abuela materna en Kiev; a la sazón no había absolutamente ninguna diferencia. Era la misma etnia, la misma fe, la misma historia. Pero cuando se quiere imponer una división, se empieza por el idioma. Lo podemos ver claramente también en el caso de los separatismos actuales en España.

A pesar de que el ucraniano es un idioma artificial, o en todo caso, un embrión de idioma, Kiev prohibe oficialmente el idioma ruso. Prohibe enseñarlo en las escuelas, utilizarlo en las radios y demás medios de prensa. La meta es reemplazar el ruso por el ucraniano. Pero el ucraniano es un idioma en desarrollo, todavía no alcanza para muchas cosas. En las universidades, tanto para el exámen de ingreso, como para presentar una tesis de doctorado, hay que utilizar el ucraniano. ¿Y si la terminologia es insuficiente? Pues, a jorobarse. Solzhenitsin decía: me parece perfecto que desarrollen su cultura ucraniana, los aplaudo, pero va a ser un trabajo enorme, porque hay muchísimos ucranianos nominales que no hablan ese idioma, entonces primero hay que ucranianizarlos lingüísticamente. Y al 60% que considera el ruso como su lengua materna, ¿también los van ucranianizar? Eso no va a ser posible sin aplicar la violencia. ¿Cómo se obliga a una persona que toda su vida habló en un idioma, a adoptar otro? Debería ser paulatino, debería permitirse el uso del idioma ruso, mientras en forma paralela se desarrolla el ucraniano, ya que este no sirve todavía para manejarse en las esferas de la cultura, la tecnología, la ciencia, las relaciones diplomáticas. Solzhenitsyn sostenía que desarrollar el ucraniano va a insumir más de un siglo y que era una locura, en el interín, prohibir el uso del ruso.

¿Y qué pasó tras la revuelta del Maidán? Lo primero que hizo la Rada o parlamento, ¡fue prohibir el ruso hasta como idioma regional!

Ya Solzhenitsin había instado a Kiev, cuando este se estaba separando de Rusia, a respetar la voluntad de quienes no querían ser ciudadanos ucranianos. El autor de “Archipiélago Gulag” sostenía: “No queremos que ustedes estén con nosotros por la fuerza, les deseamos el mejor de los éxitos, pero como está todo mezclado, ustedes no pueden hacer un país duradero si cooptan a todos los que viven en vuestras fronteras sin hacer una diferenciación. Hay zonas que son íntegramente rusas, y se debe hacer un plebiscito en cada una de ellas para ver donde quieren quedarse. Y hay que respetar esa voluntad popular”.

Este año los rusos de las regiones de de Donetsk y Lugansk convocaron a un referéndum, y este refrendó la decisión de independizarse de Ucrania. Se proclamaron estas dos repúblicas autónomas y se conformaron sus respectivos gobiernos. La “opinión pública internacional” puso el grito en el cielo.

Aclaremos que “opinión pública internacional”, es el pseudónimo de Estados Unidos, ya que en realidad no hay tal, solo existe la voluntad de Washington. Y a pesar del referendum, Washington no reconoce a los independentistas, que crean sus propios gobiernos y organizan una milicia de autodefensa compuesta exclusivamente por voluntarios. Kiev responde con una movilización general y asedia las zonas rebeldes disparando lanzamisiles Grad y atacando con cazabombarderos, lo cual provoca numerosas víctimas civiles, incluyendo mujeres y niños.

En realidad, las regiones de Donetsk y Lugansk, o Nueva Rusia, se habían animado a declarar su independencia, alentadas por las señales emitidas por Putin, que resultaron equívocas. Putin había declarado que no iba a permitir el derramamiento de sangre rusa en la zona y no se privó de lanzar alguna bravata: “Si llega a caer un sólo ruso, verán lo que va a ocurrir”. Pues han caido ya muchísimos y nada ha ocurrido. En Odesa fanáticos ucranianos quemaron vivos a 58 rebeldes rusos y Putin ni pestañeó. Es más, retiró sus tropas de la frontera con Ucrania, reconoció al nuevo presidente ucraniano Poroshenko, pero se negó a reconocer el resultado del referendum en Nueva Rusia. Dejó librados a su propia suerte a los rusos de la región. Estos directamente han acusado a Putin de traición.
¿Qué lecciones nos deja la crisis de Ucrania? Una de las más importantes tiene que ver con la hipocresía. Cuando se produce la sublevación del Maidán, Ucrania era gobernada por Yanukovich, un presidente pro Putin. Por supuesto era un miserable corrupto, pero había triunfado en elecciones democráticas; obtuvo unos 11 millones de votos contra unos 10 millones del candidato pro Washington. Durante el Maidán, los ucranianos sublevados tomaron edificios públicos y terminaron por derrocar al régimen democráticamente elegido de Yanukovich. ¡Y Estados Unidos aplaudió! ¿Cómo? ¿No era que la voluntad popular expresada en las urnas es intocable? Pues parece que no. O no siempre. Porque un par de meses más tarde, en la zona de Nueva Rusia, los rusos locales hacen lo mismo, toman edificios públicos, y son reprimidos con misiles y aviones, con el beneplácito de Washington. Obviamente, para los Estados Unidos la democracia es una vaca sagrada solo si sirve a sus intereses. Y fue especialmente patético escuchar que el Secretario de Estado, John Kerry, proclamaba en Ucrania que “no se puede permitir que Rusia, con cualquier pretexto, intervenga en los asuntos internos de otro país”. ¿Perdón?, ¿Qué han estado haciendo los Estados Unidos todos estos años, si no es intervenir por la fuerza en los asuntos internos de otros países?
Putin, por su parte, está en una situación difícil. No quiere apoyar eficazmente a los rebeldes de Nueva Rusia, pero si estos son derrotados, la OTAN lo va a presionar para que ceda Crimea. Y si lo hace, puede estallar la indignación popular en Rusia, forzándolo a abandonar el poder.
¿Qué ha hecho Putin ante esta situación? Evidentemente asustado por las acciones de los Estados Unidos, se ha lanzado a los brazos de China comunista, sellando con ella un acuerdo petrolífero de condiciones leoninas a favor de Pekín. Tan a favor, que sus cláusulas son secretas. Sin embargo trascendió que Putin ha garantizado gas a China por espacio de décadas, a precios irrisorios. Lo cual es nuevamente un grave traspié para el pueblo ruso, cuyo gobierno, en vez de buscar alianzas con naciones cristianas, se entrega atado de pies y manos a los comunistas orientales. Por miedo a quedar de rodillas ante Washington, Putin queda abrazado a las botas chinas, mientras que el pueblo ruso sigue sin poder sacudirse de encima la siniestra herencia de la Revolución de 1917.
 
Última edición:
excelente articulo el anterior........ sin embargo creo que se equivoca al final.......
Rusia hoy día es una gran oligarquía, sin embargo esa oligarquía esta controlada con puño de hierro por parte de putin..... y todo el dinero que posee esa oligarquía, no queda en Rusia, sino que esos capitales son fugados al exterior para comprar activos en Europa y otros países ( sobre todo Europa occidental), es por esto, que los rusos son muy importantes en la plaza financiera europea, ya que adquieren activos con voracidad........
es decir PUTIN en ves de usar tanques, utiliza a los empresarios oligarcas rusos, como embajadores comerciales del estado ruso, para conquistar Europa occidental.....
Rusia es una gran empresa y PUTIN es el dueño de la misma.......
 

Sebastian

Colaborador
Negociaciones estratégicas entre Moscú y Kiev
30 de julio de 2014 Guevorg Mirzayán, en exclusiva para RBTH
El 31 de julio en Minsk se celebrarán unas consultas trilaterales sobre la situación en Donbass. En ellas participará Rusia (representada por su embajador en Ucrania, Mijaíl Zurábov), Ucrania (representada por su expresidente Leonid Kuchma) y un representante de la OSCE que intervendrá como mediador. Sin embargo, los expertos dudan que estas negociaciones se conviertan en el final de la guerra civil en Ucrania: las partes del conflicto viajan a la capital bielorrusa únicamente para cumplir misiones estratégicas.


Las consultas en Minsk no podrán poner punto final a la guerra civil en Ucrania. Fuente: Reuters
Rusia planea utilizar estas negociaciones para protegerse de la presión por parte de Occidente. Estados Unidos y la UE acusan a Moscú de mantener una postura poco constructiva respecto a la cuestión ucraniana y el 29 de julio aprobaron un nuevo paquete de sanciones contra Rusia.

Según el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, “La Unión Europea estará dispuesta a cancelar su decisión de introducir las sanciones y a recuperar la cooperación con Rusia cuando esta comience a facilitar activamente y sin ambigüedades la búsqueda de una solución a la crisis ucraniana”. Y ahora que Kiev ha aceptado participar en las negociaciones, Moscú saldrá beneficiada con sólo participar en ellas.

Es muy poco probable que el Kremlin obtenga más beneficio que este, excepto la posibilidad de alcanzar algún acuerdo para cambiar algunos puntos del nuevo proyecto nacional ucraniano. “Rusia, evidentemente, se propone informar al gobierno ucraniano de la postura de los ciudadanos del este del país e intentará volver a sacar a relucir las cuestiones del federalismo y de la lengua rusa. Sin embargo, la postura de Rusia será bastante débil y es poco probable que la escuchen (en parte, debido a la debilidad del negociador que la representa)”, - explica a un corresponsal de RBTH el director de la filial ucraniana del Instituto de Países de la CEI, Denís Denísov. Algunos expertos aseguran que Mijaíl Zurábov posee estrechos vínculos comerciales con Petró Poroshenko (el oligarca ucraniano financió algunos eventos de la embajada rusa y Zurábov promovió los intereses de Poroshenko y sus fábricas en territorio de Rusia) y le consideran personalmente responsable de que Rusia ignorara el Maidán.

Kiev necesita tiempo para reunir fuerzas
Ucrania, por su parte, viaja a Minsk para conseguir una tregua temporal. A pesar de que el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, declaraba que los ucranianos “han propuesto un plan que incluye el diálogo con los separatistas con participación internacional”, los motivos del gobierno ucraniano son de una naturaleza más bien estratégica (Ucrania no tiene ni militares ni posibilidades financieras para continuar su operación antiterrorista).

“Tras ataque de las tropas ucranianas que se prolongó toda la semana pasada, especialmente del 26 al 28 de julio, Kiev ha perdido la mayor parte de su potencial de ataque y no se descarta la posibilidad de que los militares se vean obligados a abandonar los territorios ocupados. Una tercera movilización de las tropas podría contribuir a restablecer el potencial militar, pero esto no sucederá antes del 20-23 de agosto. Por esta razón Ucrania necesita este ‘proceso de paz’”, - aclara a un corresponsal de RBTH el politólogo ruso Dmitri Evstáfiev, profesor de la Escuela Superior de Economía.

Además, el presupuesto ucraniano está vacío y según el ministro de Finanzas de Ucrania, Aleksander Shlapak, “ a partir del 1 de agosto no tendremos con qué pagar a nuestros militares”. La mejor solución a esta situación, evidentemente, no será una tregua temporal para reunir fuerzas, sino la finalización definitiva de la operación antiterrorista, pero Kiev no quiere ni puede dar este paso. Petró Poroshenko se encuentra bajo una potente presión de los sectores radicales de la sociedad, que no aceptan otro modo de terminar la guerra que tomar Donbass y Lugansk.

El país anfitrión de las negociaciones, Bielorrusia, también prevé beneficiarse de ellas. “Si ambas partes logran sentarse ante la mesa de negociaciones, Lukashenko ganará ante todo una especie de poder simbólico, ya que Bielorrusia será percibida tanto en Rusia como en Ucrania y en la Unión Europea como una parte pacificadora”, - comenta al corresponsal de RBTH el politólogo bielorruso Alexéi Dzermant. Algunos expertos aseguran que Minsk y Kiev podrían incluso alcanzar un acuerdo sobre el tránsito de productos ucranianos (a los que Moscú ha impuesto un embargo) a través de territorio de Bielorrusia hacia el mercado ruso.

Por otro lado, las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk no viajarán a Minsk, ya que Kiev no las contempla como “partes del conflicto”. De todos modos, en estas repúblicas no reconocidas tampoco han hecho una tragedia de ello: según el vice primer ministro del gobierno de la República Popular de Donetsk Andréi Purguin, el estatus del encuentro de Minsk no es tan importante y en él se concentrarán solamente en la solución de algunas cuestiones concretas. “No se trata de unas negociaciones en toda regla, sino de unas consultas. La lo más importante es el intercambio de todos los prisioneros de guerra (unos 350 sublevados han sido capturados por los militares ucranianos, y este número puede incrementarse)”, - declara el político. Andréi Purguin no está convencido de que “el próximo paso pueda ser el comienzo de unas negociaciones para la finalización definitiva del derramamiento de sangre en Donbass”, ya que para ello Ucrania debería mostrar una voluntad política y una prudencia que hasta ahora no se han observado.
http://es.rbth.com/internacional/2014/07/30/negociaciones_estrategicas_entre_moscu_y_kiev_42275.html
 

Sebastian

Colaborador
Qué esperar de la nueva estrategia del Kremlin en Ucrania
30 de julio de 2014 Alexéi Fenenko, Russia Direct
Con el derribo del Boeing-777, la escalada de tensión en Ucrania podría estar alcanzando su desenlace, llevando a la revisión de la política a largo plazo del Kremlin sobre Ucrania.

Fuente: AP
Tres mitos sobre la política rusa
En los medios occidentales predominan algunos mitos sobre la postura de Rusia en el conflicto ucraniano. Estos mitos se han vuelto tan persistentes que han adquirido el estatus de opinión oficial sobre la política de Vladímir Putin en Ucrania.

El primer mito es que Rusia quiere ocupar o dominar Ucrania. Pero, en realidad, si esa fuese su intención, el Kremlin sin duda habría dado ya los pasos adecuados a finales de febrero. El Estado ucraniano estaba paralizado tras los eventos de Maidán. A resultas de las reformas de 2010-2012, el país prácticamente no tenía unas fuerzas de seguridad dignas de tal nombre. En una reunión en Járkov el 22 de febrero, el Partido de las Regiones, del destituido Víktor Yanukóvich, decidió que los ayuntamientos locales debían asumir todos los poderes. El presidente legítimo, Víktor Yanukovich, estaba en Rostov del Don y presionaba a Rusia para que suprimiese el Euromaidán. Si el Kremlin lo hubiese querido, apenas se pueden imaginar unas condiciones mejores para una marcha sobre Kiev.

El segundo mito: el Kremlin ya había preparado hacía tiempo la separación de Novorrosiyaa (Nueva Rusia) de Ucrania. Expertos estadounidenses aseguran que el Gobierno ruso empezó a organizarlo en 2010 o incluso antes, en 2004. Si esto fuera así, entonces las ciudades de Ucrania oriental y sudoriental habrían estado preparadas con mucha antelación, con grupos de activistas prorrusos y militares no inferiores a las “Fuerzas de Autodefensa de Maidán”. En realidad, los movimientos para la federalización de Járkov, Zaporozhie y Odesa eran débiles, debido a las crecientes diferencias entre los diversos partidos y su incapacidad para alcanzar un compromiso.

El tercer mito es que el Kremlin estaba asustado por las sanciones occidentales. Las sanciones económicas no son plato de gusto para los negocios en Rusia, aunque su escala es algo exagerada. Por ejemplo, EE UU se niega a cooperar con la industria militar rusa, cooperación que, en primer lugar, jamás ha existido. Al mismo tiempo, Moscú sigue teniendo medios de tomar represalias contra los EE UU en la esfera político militar.

En el arsenal de la política rusa, podríamos incluir un conjunto de herramientas como el cese completo de la cooperación con la OTAN en Afganistán, la negativa a llevar astronautas de la NASA a la Estación Espacial Internacional y la ruptura de acuerdos sobre desarme, que podría llegar hasta el tratado START-3. Sin embargo, el Kremlin nunca ha amenazado oficialmente con utilizar estas armas.

Parece que la política del Kremlin sobre Ucrania nunca ha sido una estrategia cohesionada, sino una respuesta a las diferentes circunstancias tal y como se iban desarrollando. Hasta mediados de febrero aproximadamente, Moscú creía que la posición de Yanukóvich era estable.

Hasta mediados de abril, el Kremlin creía en una rápida federalización de Ucrania. La llegada al poder de las fuerzas prorrusas en Crimea resultó ser un regalo geopolítico para Moscú, del que sacó ventaja hábilmente. La euforia del éxito en Crimea y las percepciones de la debilidad de las autoridades de Kiev alumbraron un nuevo plan de actuación.

La estrategia de abril
En esencia, la política del Kremlin en Ucrania quedó reducida a tres posturas.

En primer lugar, Rusia está tratando de reconciliarse con Occidente. En su aparición en televisión en abril, el presidente Vladímir Putin no realizó ningún ataque verbal contra los EE UU y nunca amenazó a Washington con tomar medidas o represalias. Para los que recuerden el famoso discurso de Putin en Múnich, un movimiento así parece raro. Rusia lo dejó claro: Crimea es un caso especial y no debe utilizarse para agravar el conflicto.

En segundo lugar, el presidente ruso usó el nombre étnico Novorossiya (Nueva Rusia). Después de que la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk firmasen un acuerdo estableciendo Novorossiya el 24 de mayo, este término fue considerado como un gesto de apoyo de Moscú al separatismo ucraniano.

Sin embargo, en abril las conversaciones se centraron en la federalización de Ucrania y no su división. Rusia dejó claro que una Ucrania federal servía mejor a los intereses de Moscú que un estado unitario con un régimen que no fuese de su agrado.

Por último, Moscú apremió a la UE a dialogar sobre el problema ucraniano. La idea era colocar la crisis ucraniana en el contexto de la seguridad europea, y no fue casual que ese mismo día se iniciase el proceso de paz de Ginebra. Moscú esperaba que París y Berlín mediasen entre Rusia y los EE UU.

Una Ucrania federal, con fronteras como las establecidas el 17 de marzo de 2014, interesaba a Rusia. Por un lado, Ucrania, con sus disputas territoriales y sus conflictos, sería imposible de integrar en la OTAN. Por otro, Ucrania podría convertirse en un estado colchón entre Rusia y la OTAN. La meta de Moscú era evitar que las fuerzas políticas y militares de Ucrania occidental y central, que el Kremlin considera nacionalistas, tomasen el control del potencial militar e industrial de las regiones al sudeste del país.

Obstáculos para Moscú
Sin embargo, la implementación de la estrategia de abril de Rusia encontró tres obstáculos. El primero derivó de la negativa de Rusia de responder a las sanciones estadounidenses. El Gobierno ruso esperaba que Occidente apreciase este gesto conciliador. Quizá si Rusia, en respuesta a las sanciones, hubiese cesado de colaborar en Afganistán y se hubiese retirado del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT), las cosas habrían cambiado.

El segundo obstáculo fue la rápida consolidación de Ucrania sobre la base de sentimientos antirrusos y la falta de apoyo a los partidarios de la federalización de Ucrania. Los pogromos en Odesa el 2 de mayo, en los que murieron más de 40 personas, en lugar de consolidarlos, asustaron a los que apoyaban un estado federal y las protestas en la cuenca del Donetsk quedaron desacreditadas.

El tercer obstáculo fue que el Consejo de la Federación (equivalente al Senado) recordó la decisión, tomada en marzo, sobre la posibilidad de usar las Fuerzas Armadas rusas en Ucrania. Anteriormente, Kiev había actuado con cautela en lo que respecta a operaciones militares en la cuenca del Donetsk, ya que temía una intervención rusa. Desde finales de junio, esta amenaza ya no existe. En Occidente, este gesto quizá se ha interpretado como una señal de la voluntad del Kremlin de retirarse.

Finalmente, la crisis ucraniana en general y la catástrofe del Boeing-777, en particular, han hecho que se cuestione si es posible que los países de Europa occidental (Alemania y Francia) estarían dispuestos a enfrentarse con EE UU por causa de Rusia.

Los ajustes de julio
El discurso de Putin el 22 de julio es una prueba de que Rusia está empezando a revisar su estrategia ucraniana. En esencia, se resume en tres puntos. En primer lugar, actualmente no existen amenazas contra la soberanía y la integridad territorial de Rusia, pero podrían surgir en el futuro. Segundo, es necesario buscar una estrategia para contrarrestar las sanciones. Tercero, la OTAN está empezando a movilizar infraestructura militar muy cerca de las fronteras rusas.

La primera víctima de estos movimientos será, por su propia naturaleza, “Acta Fundacional sobre las Relaciones, Cooperación y Seguridad Mutuas” firmada por Rusia y la OTAN, que estipulaba las reglas del juego en la región del Báltico y el Mar Negro. Rusia necesitará encontrar una respuesta adecuada.

En los próximos meses, las tareas pendientes de la política rusa parecen obvias: mantener el control sobre Crimea, encontrar cómo responder a las sanciones y contrarrestar el fortalecimiento de las posiciones de la OTAN. Al mismo tiempo, es preferible que Moscú restaure el mecanismo del “Grupo de Contacto” que incluye a Alemania y Francia.

Por lo que respecta al presente, el principal problema de Rusia en el conflicto ucraniano es la falta de tiempo. La estrategia diplomática de Moscú, basada en alcanzar un compromiso con la UE, necesita tiempo para ser implementada. La situación en la cuenca del Donetsk, sin embargo, es más favorable para Kiev por el momento. El Kremlin está pensando cómo evitar la eliminación de los militantes prorrusos para ser capaz de obligar a Kiev y la UE a negociar con Novorossiya.

Artículo abreviado. Publicado originalmente en inglés en Russia Direct.

Russia Direct es una publicación internacional de análisis centrada en política internacional. Sus servicios premium, como informes mensuales o Libros Blancos trimestrales, son gratuitos pero están disponibles solo para nuestros suscriptores. Para más información sobre la suscripción, visite russia-direct.org/subscribe.
http://es.rbth.com/politica/2014/07..._estrategia_del_kremlin_en_ucrania_42269.html
 

Sebastian

Colaborador
Expertos rusos advierten del peligro de recesión en Rusia por sanciones
30/07/2014, 19:03 EFE
Expertos rusos advirtieron hoy del peligro real de que Rusia entre en recesión económica ya este año como consecuencia de las sanciones adoptadas por Estados Unidos y la Unión Europea contra Moscú por su apoyo a los separatistas prorrusos en el este de Ucrania.

En un pronóstico incluso más pesimista que el ofrecido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), Yevsey Gúrvich, jefe del centro analítico ruso Grupo Económico de Expertos, próximo al Kremlin, dijo que "estas sanciones son suficientes para que la economía de Rusia entre en recesión este año o el próximo".

El mayor peligro para la economía, sin embargo, es la perspectiva de nuevas oleadas de sanciones contra Moscú, advierte la mayoría de los expertos rusos.

El economista jefe del grupo empresarial "Sistema", Yevgueni Nadorshin, reconoció que todo el crédito ruso sufrirá grandes dificultades ante el cierre de los mercados financieros de EEUU y la UE a los bancos públicos de Rusia.

"El efecto para la economía rusa puede ser muy rápido, porque los bancos son la locomotora del crédito para la economía y para ellos será muy difícil atraer financiación", subrayó Nadorshin, cuyo grupo empresarial aglutina compañías en los más diversos sectores, entre ellos el bancario.

Tanto Washington como Bruselas han limitado a los bancos estatales rusos el acceso a los instrumentos de financiación a medio y largo plazo, es decir, todos aquellos cuyo plazo de vencimiento supera los 90 días.

Otros expertos ven algunos aspectos positivos en las sanciones a pesar de reconocer que la economía rusa sufrirá graves consecuencias.

Las sanciones permitirán que "la mayoría de los ciudadanos tomen conciencia de que el modelo de desarrollo económico de los últimos 20 años no se ha justificado", dijo a Efe Serguéi Valentéi, doctor en ciencias económicas de la Universidad Rusa Plejánov.

"El principal recurso para el desarrollo de la economía nacional debe ser la industria y los recursos humanos propios", subrayó Valentéi.

Advirtió también de que las sanciones limitarán la importación a Rusia de tecnologías avanzadas fundamentales para las empresas que quieren competir en un mundo globalizado.

"La limitación a la importación de tecnologías contemporáneas puede ser clave para que las empresas rusas se reorienten al mercado interior. Esto incrementará las inversiones en el desarrollo de la industria rusa y favorecerá al desplazamiento de los productos importados desde los países europeos", señaló Valentéi.

Estados Unidos y la Unión Europea acordaron el martes sanciones de calado económico a Rusia por no hacer lo suficiente para rebajar la tensión en la crisis ucraniana y por el derribo con un misil de un avión de Malaysia Airlines por parte de rebeldes prorrusos en el este de Ucrania.

Las sanciones se dirigen contra los bancos públicos rusos, el sector de la defensa y también el petrolero.
 
Arriba