El Conflicto Interno en Colombia

Sebastian

Colaborador
Colombia demuestra que poner fin a la guerra no es una utopía

Por Steven Pinker y Juan Manuel Santos 26 de agosto de 2016

El cese al fuego y el esperado Acuerdo Final de paz entre el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia marcan más que el fin de una guerra. Es un hito para la paz en el continente americano y el mundo.

La guerra entre el gobierno colombiano y las Farc es el conflicto armado más antiguo en el hemisferio occidental, además de ser el último que data de la Guerra Fría. Desde Alaska a Tierra del Fuego, la guerra, en el sentido clásico de un conflicto violento por el dominio de un territorio en el que por lo menos hay un ejército nacional combatiente, ha desaparecido. Aunque la violencia entre carteles del narcotráfico en América Latina continúa, el fin de los conflictos políticos armados en todo un hemisferio merece destacarse.

Basta examinar las décadas pasadas para darse cuenta de lo trascendental de este cambio. En Guatemala, El Salvador y Perú, al igual que en Colombia, fuerzas armadas de izquierda lucharon contra gobiernos respaldados por Estados Unidos, conflictos donde se perdieron cientos de miles de vidas. En Nicaragua ocurrió lo contrario: los rebeldes respaldados por el gobierno estadounidense lucharon para derrocar a un gobierno izquierdista. Estados Unidos y la Unión Soviética no escatimaron en su apoyo para mantener la intensidad de esas guerras. La “guerra sucia” en Argentina también se originó del enfrentamiento entre la izquierda y la derecha, y también murieron miles de personas.

En aquella época, las guerras entre países también eran comunes. Estados Unidos invadió Panamá y Granada para derrocar sus gobiernos. Gran Bretaña y Argentina se enfrentaron por la posesión de las Malvinas. Ecuador y Perú combatieron por establecer los límites de su frontera; y una controversia entre El Salvador y Honduras estalló en una guerra después de que los dos países se enfrentaron en un partido de fútbol.

La militarización llegó a la región debido a numerosos golpes de estado y juntas. En 1981, los países gobernados por dictaduras militares incluían a Guatemala, El Salvador, Honduras, Panamá, Surinam, Brasil, Bolivia, Paraguay, Chile, Uruguay y Argentina.

Hoy en día no hay gobiernos militares en el continente. Ningún país está en guerra con otro y ningún gobierno lucha contra un levantamiento importante.

Este avance hacia la paz en todo un hemisferio sigue el ejemplo de otras importantes regiones del mundo. Los siglos de guerras sangrientas en Europa Occidental, que desembocaron en las dos Guerras Mundiales, han dado lugar a setenta años de paz. Las últimas dictaduras militares en esa región, en Grecia y España, cedieron su lugar a gobiernos democráticos en los setenta. En el Extremo Oriente, las guerras de mediados del siglo XX cobraron millones de vidas, entre las conquistas de Japón, la guerra civil de China y las guerras de Corea y Vietnam. Sin embargo, a pesar de graves conflictos políticos, hoy el este y sudeste asiático están casi libres de enfrentamientos activos.

De hecho, las guerras en el mundo ahora se concentran casi exclusivamente en una zona que se extiende desde Nigeria hasta Paquistán, un área en la que solo habita una sexta parte de la población mundial. Lejos de ser un “mundo en guerra”, como mucha gente cree, vivimos en un mundo donde cinco de cada seis personas viven en regiones mayormente o totalmente libres de guerra. América Latina ahora puede unirse a las filas de la paz.

Por supuesto, esto no puede volvernos indiferentes ante la terrible violencia que vive un sexto del mundo. Solo que al resaltar los avances en algunas partes del mundo, podemos concentrar nuestra atención en aquellas partes que aún viven asoladas por la guerra. Así nuestros esfuerzos por llevar la paz a esas regiones pueden informarse y alentarse con el ejemplo de regiones como el continente americano. La guerra puede pasar de ser un medio generalizado para resolver conflictos a una rareza, pequeña en escala y fuera de las normas de comportamiento aceptable.

En América Latina son considerables los retos que prevalecen. Sigue habiendo demasiada violencia, pobreza y corrupción. Las sociedades de la postguerra permanecen frágiles y corren el riesgo de volver a la guerra. Los militares todavía son capaces de dar golpes de Estado, como ocurrió en Honduras en el 2009. Solo el esfuerzo, el apoyo y la vigilancia constantes pueden consolidar y expandir los logros alcanzados.

Dado que hemos avanzado tanto, sabemos que podemos avanzar aún más. Donde las guerras han terminado, otras formas de derramamiento de sangre, como la violencia entre pandillas, también pueden reducirse (en solo veinticinco años, por ejemplo, Colombia ha reducido su elevado índice de homicidios un sesenta por ciento). Dado que el continente americano se ha apartado de la guerra, sabemos que puede suceder lo mismo incluso en las regiones más obstinadamente violentas. Los avances hacia la paz son lentos e inciertos, pero los impulsan la determinación, el ingenio, la voluntad de millones y la comprensión de que la paz no es un ideal utópico sino un resultado eminentemente asequible.

Steven Pinker es profesor de Harvard y autor de "The Better Angels of Our Nature: Why Violence has Declined". Juan Manuel Santos es presidente de la República de Colombia.
http://www.nytimes.com/es/2016/08/26/colombia-demuestra-que-poner-fin-a-la-guerra-no-es-una-utopia/
 

Caballero Negro

Colaborador
Farc: niños que están en las filas no fueron reclutados, están en situación de protección

Así lo aseguró el jefe negociador de la guerrilla, Jesús Santrich, quien manifestó en su cuenta de Twitter que "no los entregaremos para que sean judicializados".

Tras haber alcanzado un acuerdo final y a pocas horas de que se dé el anuncio del cese al fuego definitivo por parte de las Farc, esa guerrilla se refirió a los menores que aún están en su poder.

El negociador de ese grupo subversivo, Jesús Santrich, aseguró en su cuenta de Twitter que no entregarán a los menores porque no fueron reclutados sino que se encuentran en "situación de protección".

Santrich escribió su mensaje en la red social citando un trino de Noticias RCN a manera de una respuesta. "No hay menores reclutados, los hay en situación de protección y no los entregaremos para que sean judicializados".

La noticia a la que hace referencia es la respuesta de la enviada especial de la ONU para los niños en conflicto armado, Sharon Riggle, organismo ante el cual las Farc y el Gobierno llegaron a un acuerdo sobre los menores de edad en las filas de la guerrilla en mayo paso. La funcionaria le dijo a Noticias RCN que desconoce cuándo los menores serán reintegrados a la vida civil.

El debate inició el jueves en La Habana después de que el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, reconociera que no hay claridad sobre el regreso de los menores de edad.

El tema de los menores de edad no está consignado en el acuerdo final de manera concreta. Según los estándares internacionales, el reclutamiento de niños es un delito que no puede ser amnistiado.

Por su parte, Cristina Plazas, directora del Instituto de Bienestar Familiar, exigió "la liberación inmediata de todos los niños, niñas y adolescentes que han sido reclutados por las Farc".

En un comunicado, la funcionaria aseguró que el reclutamiento de menores en el conflicto "es un crimen inadmisible".

NoticiasRCN.com
 
Saludos, dejo por aquí el siguiente enlace:

http://www.fuerzasmilitares.org/proceso-de-paz/7030-paz-jimenez.html

En el mismo se puede consultar una entrevista que me realizó el webmaster del sitio fuerzasmilitares.org en función de brindar mi opinión sobre el proceso de paz entre la guerrilla y el gobierno colombiano.

Espero sea del agrado de los integrantes de esta comunidad.

 
Nota compartida por DLopez en américamilitar.com.

Ejército activa nueva arma y especialidad de Fuerzas Especiales
Autor: Dario López
lunes 9:49

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Bogotá. En medio de una imponente ceremonia militar desarrollada en el campo de paradas de la Escuela de Infantería, presidida por el señor Comandante del Ejército Nacional, General Alberto José Mejía Ferrero, la cúpula militar y familiares de los comandos, hoy se celebró la activación de la nueva arma y especialidad de Fuerzas Especiales en la capital del país.


El acto protocolario inició sobre las horas de la tarde con los honores a la Bandera de Guerra de Colombia y, posteriormente al señor Comandante del Ejército Nacional, así mismo todos los asistentes al evento elevaron sus plegarias al todo poderoso con un minuto de silencio como un homenaje a los héroes caídos en cumplimiento de su deber.

De igual manera, en la guarnición militar se realizó la lectura de la resolución ministerial y la orden administrativa de personal por medio de la cual se hizo el cambio al Arma de Fuerzas Especiales a un personal conformado por 32 oficiales y 55 suboficiales quienes desde hoy portaran en su pecho la insignia de las flechas cruzadas. Entre tanto, el señor general Alberto José Mejía Ferrero se refirió al día de hoy como histórico para la capacidad de las operaciones especiales del Ejército de Colombia: "Quiero darle gracias a Dios por poder contar en los últimos 52 años de historia con hombres del talante, del coraje y del valor de la Fuerzas Especiales, ustedes son la fuerza vital de los logros trascendentales de nuestro país, ustedes tomaron una decisión de servirle a Colombia de por vida hasta la muerte, significado profundo que marca una luz de esperanza en este momento."

Este grupo de Fuerzas Especiales tendrán que llevar la Espada de Honor y de la justicia contra los grupos ilegales más importantes, bandas criminales y contra los retos que se imponen ante los crímenes transnacionales, al igual que la defensa la frontera nacional y sus funciones consagradas en el artículo 217 de la Constitución Nacional.

http://cgfm.mil.co/visor-noticias/-/asset_publisher/QdWT1pDd5moH/content/ejercito-activa-nueva-arma-y-especialidad-de-fuerzas-especiales/pop_up?_101_INSTANCE_QdWT1pDd5moH_viewMode=print
 
Colombia: la paz a cualquier precio?. Por Julio Cirino

30 agosto, 2016

Hoy, 29 de Agosto de 2016 entró en vigencia el tan esperado acuerdo de paz en Colombia. En teoría al menos, se pone así fin a un conflicto interno (con fuertes ramificaciones internacionales) que llevaba más de 50 años en desarrollo y costó centenares de miles de vidas.
Desde el primer día que comenzaron las negociaciones, me provocó curiosidad, el por qué se eligió a La Habana como sede de las mismas, un lugar tan cuestionable en cuanto a su objetividad en el conflicto. Por qué no Costa Rica, Zúrich o Uruguay; todos países que no tienen una historia de involucramiento en apoyo a uno u otro bando; particularmente cuando las acciones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) siempre, enfrentaron a gobiernos democráticamente electos, la democracia Colombiana, se hizo fuerte a partir de 1958.
Pero, al parecer todo esto queda hoy para el juicio de la historia. No alcanza esta nota para explicar ni una mínima porción de los temas que quedan por resolver. La primera impresión es que el presidente Santos concedió todo lo que las FARC demandaron para obtener más que nada, una “foto política”.
Por ejemplo, qué pasará con las multimillonarias ganancias que las FARC obtuvieron, y obtienen, del narcotráfico. En esta misma página, y en http://smallwarsjournal.com ,el especialista Douglas Farah nos explica que las FARC distribuyeron ya, no menos de 1.600 millones de dólares entre El Salvador, Nicaragua y Panamá, en un sofisticado entramado de sociedades más o menos fantasmas y con el guiño cómplice de los respectivos gobiernos.
La existencia en Colombia de poderosas bandas narcotraficantes (que pueden o no tener conexión con las FARC) no hace sino complicar más el panorama. En primer término por su interés en intentar reclutar a los mejores combatientes de las FARC para aumentar su fuerza; en segundo lugar porque son potenciales compradores del armamento que la organización deberá entregar, pero del cual, obviamente no existe un inventario, por lo que podrían entregar “fierros viejos” y vender aquello de valor. Finalmente porque es muy probable que esas bandas se lancen a ocupar las áreas de cultivo de coca más productivas hoy en manos de las FARC, lo que va a mantener elevados los niveles de violencia, que afectan en mucho a la población civil; que ya sufrió una cifra de alrededor de dos millones de personas desplazadas.
Quedan a dilucidarse en la práctica dos asuntos relevantes: Las FARC podrán colocar en el parlamento 10 representantes, sin pasar por el proceso electoral, si bien es cierto que los mismos no tendrán, por el momento, derecho a voto. Sin embargo se sienta el precedente de parlamentarios que entran “por la ventana”.
Tanto o más importante será lo que suceda con los crímenes cometidos por las FARC, asesinatos, secuestros, atentados explosivos, reclutamiento de niños, a más de todos los vinculados con el narcotráfico. La creación de un tribunal especial y una especie de confesión o “autocrítica” serían el paso inicial, pero no queda demasiado claro cuáles serán las penas de cumplimiento efectivo y si las FARC llegado el momento se avendrán a ello. De hecho uno de los frentes de la organización ya anunció que no ingresará al proceso de paz.
La otra cara de la moneda es que como sucede en otros países de la región, más de 15.000 miembros de las fuerzas armadas están bajo proceso y al menos 1700 se encuentran ya en prisión. Tampoco queda claro si los miembros de las FARC sufrirán el mismo tratamiento o si por el contrario, como parece deberían realizar tan solo “tareas comunitarias”. Informaciones provenientes de Colombia señalan que existe desde hace tiempo un importante flujo de dinero de las FARC que llega a algunos miembros del poder judicial del país; de confirmarse este rumor, daría que pensar que la ecuanimidad de la justicia estaría comprometida en un grado difícil de establecer.
Ciertamente que la paz es deseable, pero para ser duradera, debe primero ser justa y, al menos a primera vista, no parecería serlo en demasía....
 
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