Un Chinook En Apuros

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Con el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina del 1º de Mayo, la BAM “Cóndor”, fue victima de las primeras bajas de personal terrestre desplegado en las islas.
Un oficial y varios suboficiales, entre ellos, armeros y mecánicos; que se encontraban preparando un avión IA 58 Pucará en las inmediaciones de la pista, fueron alcanzados por bombas Beluga arrojadas por dos, de tres, Sea Harriers Británicos proveniente del portaaviones Hermes; que en vuelo rasante, sin medir las consecuencias de victimas humanas, no dudaron en disparar su mortífero armamento. La escuadrilla inglesa con el identificativo “Tartan”, estaba compuesta por los pilotos Frederisksen, Hale, y Mc Hars.
El teniente Daniel Antonio Jukic que se encontraba en el habitáculo del Pucará, falleció instantáneamente. Entre los suboficiales que ponían a punto la aeronave se encontraba el Cabo Primero Andrés Luis Brashich, que sobreviviendo a la explosión, se lo alistó para evacuarlo de urgencia al hospital de Puerto Argentino, con heridas sangrantes de extrema gravedad.
Los Primeros Tenientes Horacio Giaigischia y Julio Brouwer de Koning, estuvieron a cargo del traslado.
A causa de las fuertes pérdidas de sangre, y de su delicado estado de salud, el Cabo primero Brashich fue transportado con minucioso cuidado a bordo del pesado Chinook. En el vuelo hacia puerto Argentino el majestuoso helicóptero, cargado con un total de diecinueve heridos y su tripulación completa, fueron alertados por radar, sobre la presencia de una escuadrilla de aviones Sea Harriers, que se encontraba en las inmediaciones pretendiendo hacer presa fácil del noble transporte. Haciendo maniobras evasivas el pesado bi-motor zigzagueó para evitar ser derribado, posándose durante un tiempo sobre las laderas de los cerros que venían contorneando. Giaigischia y Brouwer debían rápidamente tomar la tremenda decisión de quedarse inmóviles sobre las montañas para pasar desapercibidos, o continuar con el vuelo para llegar al hospital de puerto Argentino, y poder salvarle la vida a Brashich y a los demás heridos.
Con profesionalismo, y un temerario coraje, los componentes de la tripulación no dudaron en proseguir con el vuelo, poniendo en riesgo su preciada carga, y hasta sus propias vidas.
Giaigischia y Brouwer, volaron a baja altura sorteando obstáculos en el terreno, procurando evadir, a los aviones enemigos, que los buscaban en el cielo para atacarlos. Los gritos de los heridos y de la tripulación, que a bordo del Chinook, en forma desesperada trataban de poner orden, transformaban el ambiente, en un enigmático desconcierto. Pero el coraje, el temple, y el excelente entrenamiento de los pilotos, superaron el temor, a ser derribados.
Al aproximarse a las inmediaciones de Puerto Argentino, el Primer Teniente Giaigischia tomó contacto de radio con el radar, para aterrizar en la pista de la Base Aérea Militar Malvinas, quien no le autorizó el arribo por estar bajo fuego naval. La indicación fue posar el pesado Chinook, sobre los montes que circundaban la ciudad a la espera de nuevas órdenes.
Desde ese lugar, divisaron con claridad, a tres buques que no paraban de cañonear teniendo a maltraer al personal de la BAM.
Giaigischia y Brouwer, procuraron mantener la calma, a pesar de escuchar constantemente los quejidos de los heridos que traían a bordo.
Minutos después, frente a sus narices, como relámpagos, vieron pasar tres Mirage V Dagger con proa hacia los buques incursores... Eran los “Tornos”. Giaigischia y Brouwer, quedaron estupefactos al ver como los tres aviones, se dirigieron sin vacilar hacia las naves enemigas. Con total claridad, apreciaron el ataque. En fracciones de segundo vieron a los tres Tornos escapando hacia el continente, como tres flechas que se abrían paso, entre los helados vientos del Sur...
Los tres buques incursores, de inmediato cesaron el fuego y apresuradamente, pusieron proa hacia aguas abiertas, alejándose de las costas para protegerse de futuros ataques.
Giaigischia, Brouwer y todos los integrantes de la BAM Malvinas, fueron testigos oculares de la retirada de los buques, del desmedido fuego y del humo negro que cubría al malogrado navío atacado. Al anochecer, los mismos testigos, volvieron a ver, en la misma dirección hacia donde se dirigieron los barcos, un gran resplandor de color anaranjado sobre el horizonte. Era evidente, que los británicos no habían podido controlar el incendio que se había provocado a bordo...
Cuando el fuego naval cesó, el radar Malvinas le indico al Chinook, que aterrice en el hipódromo de Puerto Argentino, ya que en la pista de la BAM Malvinas se corría riesgo de nuevos ataques aéreos. Brouwer aceleró a toda velocidad al pesado helicóptero, aterrizando sobre un lateral de la pista del hipódromo, mientras Giaigischia pedía desesperadamente por radio, ambulancias para los heridos que transportaba...
El Cabo Primero Laboratto, ese día, se encontraba embarcado en el Chinook como operador de carga, y fue quien recibió a los heridos a bordo del helicóptero. Laboratto era amigo personal y compañero de promoción del Cabo Primero Brashich, en la escuela de suboficiales de la Fuerza Aérea; siendo quien cuidó, de su delicado estado durante casi todo el vuelo.
Al aterrizar, mientras se abría la compuerta trasera del Chinook, el Primer Teniente Giaigischia se desprendió de los arneses de su asiento, y volteándose hacia el compartimiento de carga, procuró pasar entre los heridos con la intención de llegar hasta el final de la explanada. Cuando la rampa terminó de abrirse; en un extremo de la misma, apareció el Padre Fernández, capellán en Puerto Argentino; quien comenzó a darle la extremaunción a los heridos que venían a bordo. Giaigischia con toda su carga emocional y adrenalínica, sin reconocer al cura, fue directamente a increparlo diciéndole...

- ¿¡¡¡Donde carajo están las ambulancias!!!?...
- ¡Yo pedí ambulancias!!! ¡No un cura!!!...el Padre Fernández le respondió.
-Ya vienen hijo, ya vienen...
Giaigischia desesperado descendió del Chinook, y en ese momento se hicieron presentes en el lugar las dos primeras ambulancias. Cuando los socorristas estaban terminando de evacuar el helicóptero, en un rincón del fuselaje, estaba el Cabo Primero Laboratto sentado en el piso con el cuerpo del Cabo Primero Brashich entre sus brazos; Giaigischia pretendió subir nuevamente por la rampa trasera del Chinook, cuando al intentarlo casi resbala sobre la plataforma por estar cubierta de sangre. La reacción del Primer Teniente fue escalofriante. La cantidad de sangre derramada, corría como si fuera un río cubriendo casi la totalidad de la rampa de embarque; fue una imagen que hasta estos días no ha podido olvidar...
Giaigischia trepo como pudo, hasta el lugar donde estaban tirados Laboratto y Brashich. Al llegar Laboratto le dijo...

- Se murió Señor, se murió en mis brazos...
Giaigischia le contestó acercándose a él - No se murió, no se murió...
Laboratto respondió - No Señor, se murió en mis brazos!!Giaigischia volvió a decirle mientras intentaba levantar a Laboratto del piso...
- No!!..., se va a salvar, se va a salvar, reíte...
El Cabo Primero Laboratto se encontraba en un estado de shock total.
Giaigischia sin saber que más decirle, le repitió.
- Reíte... reíte, la **** madre!!... reíte carajo!! al mismo tiempo en que sacudía el cuerpo de Laboratto.
Pero el Cabo Primero Laboratto no reaccionaba...
Giaigischia entonces le dio un trompazo en el pecho diciéndole.
- Reíte, miiiieeeerrrda!!...
Laboratto comenzó a esbozar una sonrisa, que terminó transformándose en una especie de “Llanto – carcajada”...
Mientras ambos se abrazaron fuertemente durante unos instantes, talvez, consientes de que en una guerra, no siempre hay distinción de grado o jerarquía.
Pero el destino de un héroe ya estaba marcado, y las tremendas heridas del Cabo Primero Brashich habían acabado con su joven vida en el trayecto final hasta Puerto Argentino.
Con tremendo dolor por haber perdido a otro camarada, el Primer Teniente Giaigischia y el Cabo Primero Laboratto ayudaron a los socorristas a bajar el cuerpo yaciente de Brashich.
De nada sirvió arriesgar tantas almas para salvarle la vida al joven Cabo Primero; poco tiempo después de evacuar a todos los heridos, un armero, el Cabo Primero Maldonado falleció en el hospital de Puerto Argentino. La guerra, ya comenzada, en toda su dimensión, seguía indefectiblemente cobrándose, nuevas víctimas.
En los ojos de la tripulación sólo quedaban reflejadas las lágrimas y el dolor. Pocas cosas reconfortaban al espíritu en ese momento, ¡habían salvado sus propios pellejos, y el del resto de los heridos!... además de haber hecho lo imposible por salvarle la vida a Brashich y a Maldonado.
Después de todo, el único consuelo, era saber que habían cumplido con su deber...

Andrés Luis Brashich había sido recientemente ascendido al grado de Cabo 1° Con solo 21 años ofrendó su vida por lo que para él, era una causa justa...
El Teniente Daniel Antonio Jukic fue un señor oficial de la Fuerza Aérea Argentina, que no dudó en continuar con el alistamiento de su aeronave para ir al combate, a pesar de que la pista de la BAM “Cóndor” estaba siendo bombardeada por aviones enemigos. Perdió su vida a los 26 años.
El Cabo Primero José Alberto Maldonado dio la vida por su nación a la edad de 27 años.
En el ataque a la base aérea militar “Cóndor” también perdieron la vida:
El Cabo Principal Juan Antonio Rodríguez a la edad de 29 años; el Cabo Principal Mario Duarte a al edad de 27 años; el Cabo Primero Agustín Hugo Montaño a la edad de 25 años; el Cabo Primero Miguel Angel Carrizo a la edad de 23 años; y el Cabo Primero José Luis Peralta a la edad de 21 años.

El Primer Teniente Julio Brouwer de Koning llegó en la actualidad al grado de Comodoro, desempeñándose entre otros cargos como jefe del Círculo de Oficiales de la Fuerza Aérea Argentina sede Vicente López.
El Primer Teniente Horacio Giaigischia desempeñó diversas tareas en el escuadrón de helicópteros Chinook, entre otras actividades; llegando en la actualidad al grado de Brigadier en condición de retiro.

Como una “paradoja”, en el día del trabajo, los británicos habían cumplido con el suyo...
Pero el desenlace del conflicto recién comenzaba... días más tarde la Fuerza Aérea Argentina le demostraría al mundo que la sangre de esos bravos no habría sido derramada en vano...
 

Nesher

Colaborador
Brouwer de Koning fue mi jefe hasta hace 2 años atras y si bien sabía que fue piloto de Chinook y conto algunas de sus experiencias nunca supe de esta en particular. Realmente escalofriante.

El fue quien (junto a otros oficiales) trajo en vuelo a uno de los Chinook desde las islas hasta el continente.
 
Realmente se te paran los pelos al leer patriadas como estas. La verdad que es un orgullo tener en filas de las FAA tipos como estos.
 
Nesher dijo:
Brouwer de Koning fue mi jefe hasta hace 2 años atras y si bien sabía que fue piloto de Chinook y conto algunas de sus experiencias nunca supe de esta en particular. Realmente escalofriante.

El fue quien (junto a otros oficiales) trajo en vuelo a uno de los Chinook desde las islas hasta el continente.

Es raro que Brouwer largue el rollo a mi me dió una entrevista en un contexto muy particular

Abrazo
 

Buitreaux

Forista Sancionado o Expulsado
Lo podrias compartir Halcon? Tenes esa libertad, o tiene que ser de forma privada?
 
tremendo relato, leer esto solo te hace sentir un respeto y orgullo mas grande por los que combatieron.
 

Nesher

Colaborador
HALCONDELCIELO dijo:
Es raro que Brouwer largue el rollo a mi me dió una entrevista en un contexto muy particular

Abrazo

Hablaba bastante de Malvinas y sobre todo del Chinook, un día me pidio que le redactara y mandara una carta a la Boeing para informarles que fueron los primeros en el mundo en hacer un vuelo directo a la Antártida en ese tipo de helo, lo cual los de la Boeing no tenian ni idea y lo recibieron muy bien, muy contentos e inclusive dijeron que un alto capo de la Boeing lo quería conocer durante su pasaje por Buenos Aires. Despues si se concretó o no realmente no lo se, esto fue 1 mes antes de que el Com. Brouwer de Koning deje el destino donde yo me encuentro.

Saludos
 
S

SnAkE_OnE

incluso me parece que eran los primeros con el radar que se equiparon para la Antartida, creo que uno lo perdimos ahi
 
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