chavismo kirchnerista, plan militar y ausencia presidencial en un acto de homenaje
La muerte del pudor
por Pepe Eliaschev
La palabra “recursos” es estratégica en las preocupaciones del jefe del Ejército. Néstor Kirchner está convencido de que George W. Bush es un tigre de papel. Lo sacudirá de todos los modos posibles, pero se cuidará de que su mujer y su canciller cultiven el lado pro occidental del Gobierno. Sin embargo, la encendida defensa que ha hecho del mitin antinorteamericano encabezado por Hugo Chávez en Buenos Aires y su meditada ausencia del acto de recordación del 15º aniversario del bombardeo de la embajada de Israel en Buenos Aires, plantean problemas delicados que la Casa Rosada no termina de advertir.
El Gobierno se maneja con criterios paralelos en cuestiones estratégicas. El Ministerio de Defensa se vio obligado a desmentir que el Plan Ejército Argentino (PEA) 2025, formulado por el jefe del arma, teniente general Roberto Bendini, ya hubiese sido aprobado por el Presidente, pero la divulgación del mismo, hecha por la propia fuerza en su sitio de internet, trajo problemas, agravados por la irresponsabilidad retórica de operadores de Kirchner.
El Ejército dice plantearse un horizonte a veinte años, para detectar lo que denomina “las eventuales amenazas / riesgos a la Nación, así como las contribuciones / aportes que el Ejército podría efectuar al sistema de Defensa Nacional”. De allí surge el PEA 2025, cuyo enunciado aclara que los militares se proponen evitar que se descuide “la obligación de controlar y defender grandes espacios terrestres, dotados de abundantes recursos”.
La palabra “recursos” es estratégica en las preocupaciones de Bendini. Manifiesta este general kirchnerista que “un incompleto despliegue territorial, que no contribuye a mostrar la firme voluntad nacional por preservar los recursos naturales y los espacios vacíos geopolíticos terrestres”. Enfatiza su vieja obsesión geopolítica, al propiciar que el Ejército se convierta en “una Fuerza que –en el marco de una actitud estratégica general defensiva– tenga capacidad para disuadir o para preservar o recuperar el territorio nacional de cualquier apetencia extranjera”.
¿Con que objetivos? Bendini quiere “ocupar espacios geográficos homogéneos y más reducidos (una región), abarcando amenazas y posibilidades de contribución de similar naturaleza”. ¿Y cómo lo hará? “Está previsto desplazar los comandos de las futuras divisiones de Ejército a ciudades más próximas (…) Curuzú Cuatiá, Comodoro Rivadavia y San Luis. ¿Con qué mecanismos? Otra vez la obsesión: “organizar unidades más pequeñas y capacitadas, adicionalmente, para enfrentar una eventual ‘Guerra por los Recursos’”. Y si no hubiese quedado claro, el plan Bendini aclara que “procura, muy especialmente, mejorar el adiestramiento operacional; actualizar, desarrollar y nacionalizar la doctrina a la luz de los futuros riesgos y amenazas (especialmente desarrollar una doctrina adicional de la “Guerra por los Recursos”)”. La expresión “Guerra por los Recursos” aparece en mayúsculas en el original del documento militar.
El PEA 2025 enfatiza, incluso, que ya en 2006 la fuerza comandada por Bendini “experimentó la doctrina de la ‘“Guerra por los Recursos’”, pero no aclara cómo.
Tras anunciar que “una vez que se materialice la decisión política, se disolverán los Comandos de Cuerpos de Ejército y se conformarán los nuevos Comandos de Divisiones, estableciéndose la estructura orgánica según los espacios geoestratégicos de interés correspondientes a las Divisiones de Ejército Noreste, Oeste y Sur”, el proyecto militar sostiene que tiene “la finalidad de demostrar firmes intenciones de proteger los recursos naturales estratégicos”.
balas que pican demasiado cerca
Es claro que el proyecto Bendini no fue aprobado por Kirchner todavía, y ni siquiera ha sido convalidado por el Ministerio de Defensa. Pero el Presidente, mientras tanto, tiene quienes se ocupen de soliviantar los vínculos con los vecinos. Al divulgarse el plan militar empapado de preocupaciones geopolíticas (los “recursos naturales” son el dogma de Bendini, en la mejor tradición del nacionalismo castrense argentino del siglo XX), los ecos fueron inmediatos y nada positivos.
En Montevideo, la hipótesis de conflicto exhibida por el Ejército argentino causó preocupación en los militares uruguayos, cuando ambos países viven en tensión por el conflicto por las pasteras, luego que España decidió postergar su mediación hasta abril.
El diario El País de Montevideo señaló que el gobierno de Tabaré Vázquez comenzó a analizar con preocupación la nueva doctrina militar argentina, que prevé una “guerra por los recursos naturales” en una hipótesis de conflicto armado con otros países. Al recoger lo declarado por fuentes oficiales y de la oposición, el matutino –que el 28 de febrero pasado ya había evocado la inquietud que en Uruguay suscitó el documento del Ejército argentino que hablaba de la alta probabilidad de conflictos por la posesión de recursos naturales–, informó que el comandante en jefe del Ejército uruguayo, general Jorge Rosales, puso al tanto de los pasos que están dando los militares argentinos al presidente Vázquez, quien el lunes 12 llevó el tema al Consejo de Ministros, reunión semanal que mantiene con su gabinete.
El alma gemela de Kirchner, Carlos Kunkel, creyó entonces oportuno salir a demoler al presidente uruguayo y lo hizo con la fina delicadeza que lo caracteriza. En una de sus cotidianas diatribas a través de los medios, Kunkel se internó por los caminos de la ironía, con resultados pedregosos: “Siempre hay dirigentes que cíclicamente olvidan su origen y terminan siendo funcionales a poderes económicos concentrados, traicionando sus doctrinas e ideales personales”, advirtió.
¿De quién hablaba? “Teníamos mucha esperanza en Uruguay, de acuerdo a los discursos de campaña del presidente Carlos Saúl Vázquez, perdón, no, es Tabaré Menem, no tampoco, es Tabaré Vázquez... Yo me confundo, porque tienen actitudes tan parecidas, que uno a veces se confunde en el nombre...”.
Bendini, como Kunkel, tienen todo el aspecto de salvavidas de plomo para Kirchner. Pero el Plan 2025 del jefe castrense no puede sorprender: además de seguir procesado por graves irregularidades administrativas que datan de cuando comandaba una brigada en Santa Cruz, punto de encuentro de su vínculo con el Presidente, Bendini protagonizó ya un oscuro episodio, expresivo de que sus obsesiones por los “recursos estratégicos” son viejas.
En septiembre de 2003, a poco de asumir la jefatura del Ejército tras ser nombrado por Kirchner, que decapitó hasta el hueso a toda la nomenclatura militar, la agencia Noticias Argentinas tuvo acceso a un documento en el que el general Bendini atribuía la crisis militar argentina a la “falta de hipótesis de conflicto”. Aseguraba que hay “diferentes naciones, organizaciones e individuos” con pretensiones sobre la Patagonia. Estas afirmaciones fueron formuladas por Bendini el 10 de junio de ese año, dos semanas antes que asumiera su cargo como jefe del Ejército y dos semanas después que asumiera Kirchner.
Aunque nunca pudo acreditarse de manera terminante la cita exacta, todo indica que Bendini mencionó a “pequeños grupos israelíes” cuando describió supuestos planes de potencias extranjeras para invadir la Patagonia, al dirigirse a alumnos de segundo año (con grado de capitanes) de la Escuela Superior de Guerra, en agosto de 2003.
El documento transcribía estas palabras de Bendini, luego de enfatizar la falta de hipótesis de conflicto: “Hay diferentes naciones, organizaciones e individuos” con pretensiones sobre la Patagonia. Existe un interés creciente por la Patagonia de parte de diferentes naciones, organizaciones e individuos. Este interés se basa en que este territorio constituye un espacio sin polución, con gran cantidad de recursos energéticos, alimentarios y de agua”. Estos son los conceptos del general kirchnerista que nunca pudieron ser fehacientemente aclarados.
Bendini siempre fue de la opinión de que el territorio patagónico es un espacio sobre el cual el Estado argentino no ejerce control y, por lo tanto, es una “hipótesis de conflicto” a manejar por las Fuerzas Armadas. Se sabe que para él, la fuerza a su mando “perdió” iniciativa en esa cuestión por “motivos ideológicos y de la doctrina que niega la existencia de hipótesis de conflicto”.
Ya en 2003, mucho antes del Plan que ahora se conoce, el general sostenía que el Ejército debe contribuir a preservar los recursos naturales argentinos, para lo cual “se priorizarán los elementos de la Fuerza emplazados en zonas críticas del territorio nacional”.
las posibles causas de un faltazo
Quizá en estos episodios, que lejos de ser remotos recuperan ahora intensa actualidad, se encuentren las razones por las cuales el Presidente resolvió no quedarse en la Capital y retornar a la Patagonia el día del acto con las autoridades israelíes, en la plaza seca que recuerda que allí estaba la embajada demolida por el terrorismo el 17 de marzo de 1992.
Kirchner, con su filosa hipersensibilidad para la posibilidad de críticas o problemas insuperables, puede haber imaginado que alguno de los asistentes podría haberle preguntado por aquellos temores de su general Bendini, sobre la posibilidad de que “grupos israelíes” se quieran quedar con la Patagonia.
Sigue la nota en:http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0168/articulo.php?art=231&ed=0168
Independientemente de las consideracíones del cronista -a las que adhiero- no puedo creer que el Plan 2025 no haya sido examinado y aprobado por el MiniDef y el Ejecutivo Nacional, y que así y todo lo publiquen en la página Web oficial, es de no creer.
Y Bendini, más que temer por el sempiterno "Plan Andimia", la versión vernácula y remake de los "Protocolos de los Sabios de Sión", debería preocuparse por explicar un par de números y boletas que no cierran durante su paso por Santa Cruz.
Por Dios, en manos de quien estamos, ¿ahora se entiende porque estamos como estamos?
La muerte del pudor
por Pepe Eliaschev
La palabra “recursos” es estratégica en las preocupaciones del jefe del Ejército. Néstor Kirchner está convencido de que George W. Bush es un tigre de papel. Lo sacudirá de todos los modos posibles, pero se cuidará de que su mujer y su canciller cultiven el lado pro occidental del Gobierno. Sin embargo, la encendida defensa que ha hecho del mitin antinorteamericano encabezado por Hugo Chávez en Buenos Aires y su meditada ausencia del acto de recordación del 15º aniversario del bombardeo de la embajada de Israel en Buenos Aires, plantean problemas delicados que la Casa Rosada no termina de advertir.
El Gobierno se maneja con criterios paralelos en cuestiones estratégicas. El Ministerio de Defensa se vio obligado a desmentir que el Plan Ejército Argentino (PEA) 2025, formulado por el jefe del arma, teniente general Roberto Bendini, ya hubiese sido aprobado por el Presidente, pero la divulgación del mismo, hecha por la propia fuerza en su sitio de internet, trajo problemas, agravados por la irresponsabilidad retórica de operadores de Kirchner.
El Ejército dice plantearse un horizonte a veinte años, para detectar lo que denomina “las eventuales amenazas / riesgos a la Nación, así como las contribuciones / aportes que el Ejército podría efectuar al sistema de Defensa Nacional”. De allí surge el PEA 2025, cuyo enunciado aclara que los militares se proponen evitar que se descuide “la obligación de controlar y defender grandes espacios terrestres, dotados de abundantes recursos”.
La palabra “recursos” es estratégica en las preocupaciones de Bendini. Manifiesta este general kirchnerista que “un incompleto despliegue territorial, que no contribuye a mostrar la firme voluntad nacional por preservar los recursos naturales y los espacios vacíos geopolíticos terrestres”. Enfatiza su vieja obsesión geopolítica, al propiciar que el Ejército se convierta en “una Fuerza que –en el marco de una actitud estratégica general defensiva– tenga capacidad para disuadir o para preservar o recuperar el territorio nacional de cualquier apetencia extranjera”.
¿Con que objetivos? Bendini quiere “ocupar espacios geográficos homogéneos y más reducidos (una región), abarcando amenazas y posibilidades de contribución de similar naturaleza”. ¿Y cómo lo hará? “Está previsto desplazar los comandos de las futuras divisiones de Ejército a ciudades más próximas (…) Curuzú Cuatiá, Comodoro Rivadavia y San Luis. ¿Con qué mecanismos? Otra vez la obsesión: “organizar unidades más pequeñas y capacitadas, adicionalmente, para enfrentar una eventual ‘Guerra por los Recursos’”. Y si no hubiese quedado claro, el plan Bendini aclara que “procura, muy especialmente, mejorar el adiestramiento operacional; actualizar, desarrollar y nacionalizar la doctrina a la luz de los futuros riesgos y amenazas (especialmente desarrollar una doctrina adicional de la “Guerra por los Recursos”)”. La expresión “Guerra por los Recursos” aparece en mayúsculas en el original del documento militar.
El PEA 2025 enfatiza, incluso, que ya en 2006 la fuerza comandada por Bendini “experimentó la doctrina de la ‘“Guerra por los Recursos’”, pero no aclara cómo.
Tras anunciar que “una vez que se materialice la decisión política, se disolverán los Comandos de Cuerpos de Ejército y se conformarán los nuevos Comandos de Divisiones, estableciéndose la estructura orgánica según los espacios geoestratégicos de interés correspondientes a las Divisiones de Ejército Noreste, Oeste y Sur”, el proyecto militar sostiene que tiene “la finalidad de demostrar firmes intenciones de proteger los recursos naturales estratégicos”.
balas que pican demasiado cerca
Es claro que el proyecto Bendini no fue aprobado por Kirchner todavía, y ni siquiera ha sido convalidado por el Ministerio de Defensa. Pero el Presidente, mientras tanto, tiene quienes se ocupen de soliviantar los vínculos con los vecinos. Al divulgarse el plan militar empapado de preocupaciones geopolíticas (los “recursos naturales” son el dogma de Bendini, en la mejor tradición del nacionalismo castrense argentino del siglo XX), los ecos fueron inmediatos y nada positivos.
En Montevideo, la hipótesis de conflicto exhibida por el Ejército argentino causó preocupación en los militares uruguayos, cuando ambos países viven en tensión por el conflicto por las pasteras, luego que España decidió postergar su mediación hasta abril.
El diario El País de Montevideo señaló que el gobierno de Tabaré Vázquez comenzó a analizar con preocupación la nueva doctrina militar argentina, que prevé una “guerra por los recursos naturales” en una hipótesis de conflicto armado con otros países. Al recoger lo declarado por fuentes oficiales y de la oposición, el matutino –que el 28 de febrero pasado ya había evocado la inquietud que en Uruguay suscitó el documento del Ejército argentino que hablaba de la alta probabilidad de conflictos por la posesión de recursos naturales–, informó que el comandante en jefe del Ejército uruguayo, general Jorge Rosales, puso al tanto de los pasos que están dando los militares argentinos al presidente Vázquez, quien el lunes 12 llevó el tema al Consejo de Ministros, reunión semanal que mantiene con su gabinete.
El alma gemela de Kirchner, Carlos Kunkel, creyó entonces oportuno salir a demoler al presidente uruguayo y lo hizo con la fina delicadeza que lo caracteriza. En una de sus cotidianas diatribas a través de los medios, Kunkel se internó por los caminos de la ironía, con resultados pedregosos: “Siempre hay dirigentes que cíclicamente olvidan su origen y terminan siendo funcionales a poderes económicos concentrados, traicionando sus doctrinas e ideales personales”, advirtió.
¿De quién hablaba? “Teníamos mucha esperanza en Uruguay, de acuerdo a los discursos de campaña del presidente Carlos Saúl Vázquez, perdón, no, es Tabaré Menem, no tampoco, es Tabaré Vázquez... Yo me confundo, porque tienen actitudes tan parecidas, que uno a veces se confunde en el nombre...”.
Bendini, como Kunkel, tienen todo el aspecto de salvavidas de plomo para Kirchner. Pero el Plan 2025 del jefe castrense no puede sorprender: además de seguir procesado por graves irregularidades administrativas que datan de cuando comandaba una brigada en Santa Cruz, punto de encuentro de su vínculo con el Presidente, Bendini protagonizó ya un oscuro episodio, expresivo de que sus obsesiones por los “recursos estratégicos” son viejas.
En septiembre de 2003, a poco de asumir la jefatura del Ejército tras ser nombrado por Kirchner, que decapitó hasta el hueso a toda la nomenclatura militar, la agencia Noticias Argentinas tuvo acceso a un documento en el que el general Bendini atribuía la crisis militar argentina a la “falta de hipótesis de conflicto”. Aseguraba que hay “diferentes naciones, organizaciones e individuos” con pretensiones sobre la Patagonia. Estas afirmaciones fueron formuladas por Bendini el 10 de junio de ese año, dos semanas antes que asumiera su cargo como jefe del Ejército y dos semanas después que asumiera Kirchner.
Aunque nunca pudo acreditarse de manera terminante la cita exacta, todo indica que Bendini mencionó a “pequeños grupos israelíes” cuando describió supuestos planes de potencias extranjeras para invadir la Patagonia, al dirigirse a alumnos de segundo año (con grado de capitanes) de la Escuela Superior de Guerra, en agosto de 2003.
El documento transcribía estas palabras de Bendini, luego de enfatizar la falta de hipótesis de conflicto: “Hay diferentes naciones, organizaciones e individuos” con pretensiones sobre la Patagonia. Existe un interés creciente por la Patagonia de parte de diferentes naciones, organizaciones e individuos. Este interés se basa en que este territorio constituye un espacio sin polución, con gran cantidad de recursos energéticos, alimentarios y de agua”. Estos son los conceptos del general kirchnerista que nunca pudieron ser fehacientemente aclarados.
Bendini siempre fue de la opinión de que el territorio patagónico es un espacio sobre el cual el Estado argentino no ejerce control y, por lo tanto, es una “hipótesis de conflicto” a manejar por las Fuerzas Armadas. Se sabe que para él, la fuerza a su mando “perdió” iniciativa en esa cuestión por “motivos ideológicos y de la doctrina que niega la existencia de hipótesis de conflicto”.
Ya en 2003, mucho antes del Plan que ahora se conoce, el general sostenía que el Ejército debe contribuir a preservar los recursos naturales argentinos, para lo cual “se priorizarán los elementos de la Fuerza emplazados en zonas críticas del territorio nacional”.
las posibles causas de un faltazo
Quizá en estos episodios, que lejos de ser remotos recuperan ahora intensa actualidad, se encuentren las razones por las cuales el Presidente resolvió no quedarse en la Capital y retornar a la Patagonia el día del acto con las autoridades israelíes, en la plaza seca que recuerda que allí estaba la embajada demolida por el terrorismo el 17 de marzo de 1992.
Kirchner, con su filosa hipersensibilidad para la posibilidad de críticas o problemas insuperables, puede haber imaginado que alguno de los asistentes podría haberle preguntado por aquellos temores de su general Bendini, sobre la posibilidad de que “grupos israelíes” se quieran quedar con la Patagonia.
Sigue la nota en:http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0168/articulo.php?art=231&ed=0168
Independientemente de las consideracíones del cronista -a las que adhiero- no puedo creer que el Plan 2025 no haya sido examinado y aprobado por el MiniDef y el Ejecutivo Nacional, y que así y todo lo publiquen en la página Web oficial, es de no creer.
Y Bendini, más que temer por el sempiterno "Plan Andimia", la versión vernácula y remake de los "Protocolos de los Sabios de Sión", debería preocuparse por explicar un par de números y boletas que no cierran durante su paso por Santa Cruz.
Por Dios, en manos de quien estamos, ¿ahora se entiende porque estamos como estamos?


(De la nota que subiste, que está muy buena, no dicen "El mindef rechaza el proyecto PEA 2025, si no ¿cómo empiezan los traslados sin su aprobación)