Mejora la relación con el área militar
Se redefinen las hipótesis de conflicto
El intento de acercamiento fue evidente en los últimos días. La Presidenta Cristina Kirchner se mostró en el área militar como ningún otro mandatario en años. Tres actos casi consecutivos para sumar una decena de contactos directos con los militares en sus siete meses de gestión.
Para un área dejada en el lugar final de la consideración política, la nueva posición oficial aparece como un dato llamativo. En el análisis coyuntural podría señalarse que el ámbito castrense es uno de los pocos en el que hoy el Gobierno no suma problemas.
Pero algunas definiciones de la Presidenta alientan a apuntalar una mejor situación para las Fuerzas Armadas. "La defensa nacional no es un concepto meramente militar, sino político", dijo en su discurso en la cena de camaradería. No es poco para los oficiales acostumbrados por años a señalar su orfandad política, a contar con los dedos de una mano a los dirigentes que se interesaban en temas de defensa.
Los últimos ministros de Defensa, Ricardo López Murphy, Horacio Jaunarena, José Pampuro y la actual, Nilda Garré, escucharon y entendieron las necesidades -y urgencias- de un sistema militar colapsado. Los presidentes ni escucharon ni entendieron.
El interés de Cristina Kirchner en el área es un dato político relevante. Habló la Presidenta sobre hipótesis de conflicto. Un concepto que aterrorizaba a los actores políticos, a tal punto que hubo casi un pacto colectivo cívico-militar para hacer de cuenta que no existían más las hipótesis de conflicto. Así se fomentó la idea que las Fuerzas Armadas no son vitales para el país, por lo tanto podía disminuirse su presupuesto, desactivarse sistemas de armas, pagarse en negro -situación que continúa- a sus integrantes y fomentarse el traspaso a empresas civiles de especialistas militares, como pilotos. Pero existen las hipótesis de conflicto. Cristina Kirchner lo dijo concretamente.
Podrán no ser las de antaño, con esa mirada puesta en los vecinos con los que hoy avanza la integración regional. Sin embargo, la defensa tiene trabajo. La Presidenta apuntó a "los recursos naturales, los alimentos y la energía". Nada diferente a los análisis de escenarios posibles efectuados por las fuerzas.
Cambio de nombre
Aunque siguió la línea del presidente venezolano Hugo Chávez, la preocupación de Cristina Kirchner por la reactivación de la IV Flota norteamericana confirma el entusiasmo presidencial por los sucesos vinculados con la defensa, por más que en este caso las explicaciones dadas por el subsecretario del Hemisferio Occidental, Tom Shannon, ya habían sido entregadas al Gobierno por el jefe del Comando Sur, almirante James Stavridis, en su visita a Buenos Aires en mayo último.
La docena de submarinos atrapados a los narcotraficantes en viaje a los Estados Unidos fueron uno de los motivos para reforzar la presencia naval en la región. La Argentina participa, con observadores militares sólo y muy en silencio, de patrullajes en el Caribe. Y salvo Venezuela y Cuba, todos los países de América latina hacen anuales adiestramientos del Comando Sur, con los mismos barcos que hoy se integran como IV Flota. Sólo cambió la denominación del grupo naval. Es más, en los próximos días se realizará en la Argentina un ejercicio anfibio con buques de los Estados Unidos y de Brasil.
Por Daniel Gallo
De la Redacción de LA NACION
La Nacion.com
Saludos
Se redefinen las hipótesis de conflicto
El intento de acercamiento fue evidente en los últimos días. La Presidenta Cristina Kirchner se mostró en el área militar como ningún otro mandatario en años. Tres actos casi consecutivos para sumar una decena de contactos directos con los militares en sus siete meses de gestión.
Para un área dejada en el lugar final de la consideración política, la nueva posición oficial aparece como un dato llamativo. En el análisis coyuntural podría señalarse que el ámbito castrense es uno de los pocos en el que hoy el Gobierno no suma problemas.
Pero algunas definiciones de la Presidenta alientan a apuntalar una mejor situación para las Fuerzas Armadas. "La defensa nacional no es un concepto meramente militar, sino político", dijo en su discurso en la cena de camaradería. No es poco para los oficiales acostumbrados por años a señalar su orfandad política, a contar con los dedos de una mano a los dirigentes que se interesaban en temas de defensa.
Los últimos ministros de Defensa, Ricardo López Murphy, Horacio Jaunarena, José Pampuro y la actual, Nilda Garré, escucharon y entendieron las necesidades -y urgencias- de un sistema militar colapsado. Los presidentes ni escucharon ni entendieron.
El interés de Cristina Kirchner en el área es un dato político relevante. Habló la Presidenta sobre hipótesis de conflicto. Un concepto que aterrorizaba a los actores políticos, a tal punto que hubo casi un pacto colectivo cívico-militar para hacer de cuenta que no existían más las hipótesis de conflicto. Así se fomentó la idea que las Fuerzas Armadas no son vitales para el país, por lo tanto podía disminuirse su presupuesto, desactivarse sistemas de armas, pagarse en negro -situación que continúa- a sus integrantes y fomentarse el traspaso a empresas civiles de especialistas militares, como pilotos. Pero existen las hipótesis de conflicto. Cristina Kirchner lo dijo concretamente.
Podrán no ser las de antaño, con esa mirada puesta en los vecinos con los que hoy avanza la integración regional. Sin embargo, la defensa tiene trabajo. La Presidenta apuntó a "los recursos naturales, los alimentos y la energía". Nada diferente a los análisis de escenarios posibles efectuados por las fuerzas.
Cambio de nombre
Aunque siguió la línea del presidente venezolano Hugo Chávez, la preocupación de Cristina Kirchner por la reactivación de la IV Flota norteamericana confirma el entusiasmo presidencial por los sucesos vinculados con la defensa, por más que en este caso las explicaciones dadas por el subsecretario del Hemisferio Occidental, Tom Shannon, ya habían sido entregadas al Gobierno por el jefe del Comando Sur, almirante James Stavridis, en su visita a Buenos Aires en mayo último.
La docena de submarinos atrapados a los narcotraficantes en viaje a los Estados Unidos fueron uno de los motivos para reforzar la presencia naval en la región. La Argentina participa, con observadores militares sólo y muy en silencio, de patrullajes en el Caribe. Y salvo Venezuela y Cuba, todos los países de América latina hacen anuales adiestramientos del Comando Sur, con los mismos barcos que hoy se integran como IV Flota. Sólo cambió la denominación del grupo naval. Es más, en los próximos días se realizará en la Argentina un ejercicio anfibio con buques de los Estados Unidos y de Brasil.
Por Daniel Gallo
De la Redacción de LA NACION
La Nacion.com
Saludos