Pacto de exterminio al Paraguay

El protocolo reservado del 14 de diciembre de 1857 apuntaba básicamente a dos cosas; primero, conseguir que la Confederación reclamase junto al Uruguay la apertura del río Paraguay a la libre navegación; y segundo, establecer la posibilidad de cooperación entre Paraná y Río de Janeiro en caso de guerra con el Paraguay. Designaba un jefe aliado en caso de un conflicto bélico, en este caso seria Urquiza, y decía que si se concretase el conflicto la Confederación aportaría 6000 hombres y el Brasil lo haría con 8000 soldados, pero es importante destacar que no comprometía obligatoriamente a las partes a declarar la guerra al Paraguay o siquiera participar en ella (es decir, por ejemplo que no estaban obligados per se a aportar los hombres mencionados declarandose neutrales). El protocolo hablaba de que el gobierno de Paraná debería permitir en caso de que sucediera una guerra que las fuerzas imperiales atravesaran el territorio de Corrientes; por su parte, el Brasil se comprometía a utilizar su Marina para impedir un eventual ataque de Buenos Aires a la Confederación.
Hay que entender el contexto en el cual el protocolo fue firmado, Buenos Aires estaba separada del Confederación Argentina, Urquiza sabia que se avecina un conflicto con la “rebelde provincia” necesitando así toda la ayuda que le pudiera darle Brasil (de ahí el empréstito de 300 mil patacones a un interes del 65% anual)
Obviamente que el contrato que firma la Confederación con Irineu Evangelista de Souza (Barón de Maua) es consecuencia de la misión de Paranhos, pero en lo que consistía era en ser una autorización para instalar en el país un banco de depósitos al contado con el permiso para acuñar monedas de oro y plata, crédito que utilizo Urquiza para financiar su gobierno. Es claro que la ayuda brasileña no era altruista tenia una motivación meramente económica, ya que si la Confederación llegase a incorporar a Buenos Aires, tendría recursos suficientes para que el Imperio reciba el pago de los empréstitos otorgados a Paraná.
El protocolo de secreto no tenia nada, cuando Paranhos llega a Asunción en enero de 1858, ya Carlos López sabia del mismo, es mas esto llevo a López a adaptar su estrategia en función de aquel, adoptando una política mas prudente aceptando las pretensiones brasileñas sobre la libre navegación de ahí que se firma el 12 de febrero un convenio entre Brasil y Paraguay, que según Paranhos resolvia todas las cuestiones de de modo satisfactorio.
No seamos candidos, Carlos López nunca deseo la unificación Argentina y así se lo expreso a Varnhagen (representante brasileño en Asunción); si la unificación se llevaba cabo, argumentaba López, el vencedor se volvería contra Brasil y Paraguay, además dijo que el Paraguay además de estar preparado para la lucha la deseaba, pues era una forma de poner fin a esa situación de Paz armada que causaba enormes gastos.

¿Así que el Paraguay perdió 1.100.000 habitantes?
Richard Francis Burton visito Paraguay en 1869 y llego a la conclusión de que la población paraguaya no superaba las 400.000 o 450.000 personas cuando comenzó la guerra.
En 1988, la historiadora norteamericana Vera Blinn Reber publico un estudio donde teniendo en cuenta que el censo de 1846 había registrado 250.000 habitantes, la población paraguaya solo podría haber alcanzado la cifra de 1,3 millones de personas si hubiera habido un crecimiento demográfico anual del 17%. Utilizando la metodología de la historia demográfica, que esta basada en las tasas históricas del crecimiento población paraguayo, a partir de las cuales, el periodo entre 1846 y 1864 debe tener números anuales de entre 1,8% y 2,2% y comparándola con el resto de la Latinoamérica llego a la conclusión de que Paraguay tenia entre 285.715 y 318.144 habitantes.
Los historiadores Thomas L. Whigham y Bárbara Potthast publicaron en 1999 un nuevo estudio sobre el tema que crítica los cálculos de Reber (en cuanto a la tasa de crecimiento tomada como parámetro 1846-1864 que aparece como inferior al de 1792-1846) pero según este nuevo trabajo Paraguay tendría entre 420 mil y 450 mil habitantes.

Aquí un interesante articulo de Thomas L. Whigham
http://nuevomundo.revues.org/index2074.html

Procer, permitime dudar del rol de inglaterra jugado en la guerra, yo tengo mis dudas, da para debatirlo bastante, lamentablemente ando con poco tiempo.

Saludos
 
Aqui les dejo una serie de articulos que en su momento ya habia subido al foro (perdonen que los copie aqui pero ese thread que fue correctamente cerrado no se puede seguir debatiendo):

“La guerra del Paraguay es uno de los hechos olvidados de nuestra historia; o es tratada por la histografia oficial, y, como tal, pierde interés, o no es tema de aquellos que se dedican a la revisión de nuestra formación histórica. Paradojalmente, cuando es recordada y abordada, causa inmediatamente polémica, Brasil es presentado como agente civilizatorio en la región o como agente del imperialismo ingles; nuestras tropas son las mas bravas o las mas cobardes; Paraguay era gobernado por un tirano o por un estadista esclarecido y antiimperialista; liberamos el Paraguay o exterminamos su población. El cuadro se presenta todavía mas complicado cuando sabemos que hasta recientemente Itamarati impidió el examen de los documentos sobre el conflicto.
Recientemente, diversos autores se han dedicado a demoler los mitos oficiales de la guerra del Paraguay (…)
El Paraguay sufría la influencia del imperialismo, diferentemente que sus vecinos de la región meridional de América del Sur. Debido a las peculiaridades de su formación histórica colonial, basada en las misiones jesuíticas, no se encontraba en el centro de las atenciones coloniales, ni tampoco mas tarde, en el centro de las atenciones imperialistas (…)
Por otro lado, la estructura económica basada en las misiones, el poder de centralización administrativa ejercido por la iglesia, o poco desarrollo de una clase dominante local criolla, propietarias de tierras o comerciante, permitirían que el Estado jugase un papel decisivo en la organización económica paraguaya después de la independencia. Fue a través de ese Estado que una parte de la clase dominante ejercía su poder económico sobre una masa de población organizada comunitariamente. Esa parcela de la clase dominante, de origen criollo, era, inclusive, dueña de grandes extensiones de tierra, mas allá de usufructuar, vía honras y regalías ligadas a las funciones publicas, de buena parte del excedente económico.
De hecho, mientras que Paraguay, en la primera mitad del siglo XIX, no era un país totalmente ajustado a las reglas del libre comercio que facilitaba la penetración de Inglaterra en las antiguas áreas coloniales ibéricas. Esto fue mas por sus particularidades históricas que por una opción de resistencia que penetraba en la región. Hay mucha especulación y mucha simplificación sobre el papel del imperialismo ingles, presentado como la mano oculta por atrás de las acciones de la Triple Alianza. Si es evidente que Inglaterra consideraba las practicas monopolistas del Paraguay perjudiciales a su comercio, es evidente también que su interés principal no estaba concentrado en esa área secundaria de la región platina.
Ver la guerra del Paraguay como una necesidad del imperialismo ingles para garantizar el libre comercio es, por un lado, sobreestimación grosera del nacionalismo paraguayo y de la codicia inglesa y, por el otro lado, una subestimación de los intereses propios de Argentina y de Brasil.”

Ricardo Salles
Guerra do Paraguay: Escravidão e Cidadania na Formação do Exército


Las causas de la guerra

"Uno de los aspectos más polémicos de la Guerra de la Triple Alianza es la identificación de sus causas, existiendo relevantes diferencias de interpretación. Algunos historiadores (el caso del británico Pelham Box, la corriente liberal argentina o el paraguayo Cecilio Báez) centran su análisis causal en la conducta del régimen de Francisco Solano López, presentándolo como un gobierno poco prudente respecto de su política en el Río de la Plata. De este modo, López sería el responsable del estallido de la Guerra de la Triple Alianza.
Otros, en cambio, (el revisionismo argentino con José María Rosa y Miguel Angel Scenna) responsabilizan de la guerra al Imperio del Brasil -y particularmente a los intereses ganaderos de Río Grande- por su política intervencionista en el Uruguay, causa eficiente del conflicto con Paraguay pues el intervencionismo brasileño en Uruguay, respaldado por la Argentina, afectaba el equilibrio del área rioplatense que el régimen de Solano López estaba dispuesto a defender. La línea de este razonamiento implica que López decidió intervenir en la crisis oriental temiendo una futura intervención conjunta argentino-brasileña en territorio paraguayo.
Otra causa alegada por el revisionismo es la existencia de problemas limítrofes pendientes de Paraguay con la Argentina y Brasil, disputas territoriales no solucionadas y que tenían clave económica (el reclamo argentino en Misiones y el Chaco Central, el del Imperio en el norte y noreste de Paraguay, áreas ricas en yerbales)- agravadas por el problema de la fortaleza de Humaitá para la libre navegación del río Paraná. También figura en el enfoque revisionista como factor causal de la guerra la presión de la diplomacia británica para que López abriera su economía, que llevó al ministro británico en Buenos Aires y Asunción, Edward Thornton, a dar luz verde a la política mitrista contra López y los blancos uruguayos.
Otro factor que aparece en los revisionistas argentinos y en historiadores como el oriental Luis Alberto de Herrera o el paraguayo Cecilio Báez como un detonante de la Guerra de la Triple Alianza es la crisis oriental, y, en el caso específico de Báez, el poder de sugestión de la diplomacia oriental sobre Solano López para que éste adoptase una actitud intervencionista en la crisis entre blancos y colorados, respaldando a los primeros en nombre de la defensa del equilibrio en el Río de la Plata. De acuerdo con esta línea argumental que centra su causalidad en la crisis uruguaya, ante la intervención argentino-brasileña a favor de los colorados, los blancos que estaban en el gobierno uruguayo decidieron ir en busca de López, quien intervino como garante del equilibrio amenazado en el área rioplatense. (1) Finalmente, Halperín Donghi y McLynn desechan las argumentaciones anteriores como causas directas de la Guerra de la Triple Alianza. Para ellos, el expansionismo brasileño, los recelos del régimen paraguayo de Francisco Solano López, la crisis interna oriental expresada en la lucha entre blancos y colorados, los intereses económicos de Río Grande, serían más bien factores estructurales que operaban en el panorama rioplatense. Pero el gatillo que hizo estallar el conflicto fue para ambos autores la actitud de la diplomacia mitrista respecto de Paraguay, vinculando la Guerra de la Triple Alianza con el proceso de formación y consolidación del Estado nacional argentino, objetivo éste al que Mitre apuntó. (2)


NOTAS

Ver Luis Alberto de Herrera, La diplomacia oriental en el Paraguay, Montevideo, Barreiro y Ramos, 1908, y Cecilio Báez, Resumen de la historia del Paraguay desde la época de la conquista hasta el año 1880, Asunción, H. Kraus, 1910. Un resumen de estas causas puede apreciarse también en el trabajo de Harris Gaylord Warren, Paraguay and the Triple Alliance. The Postwar Decade, 1869-1878, Institute of Latin American Studies, The University of Texas and Austin, University of Texas Press, 1978, p. 8.

T. Halperín Donghi, op. cit.; F.J. McLynn, "The Causes of the War of Triple Alliance: An Interpretation", Inter-American Economic Affairs, Vol. 33, Nº 2, Autumn 1979.

Fuente: Historia General de las Relaciones Exteriores de la Republica Argentina de Andres Cisneros Y Carlos Escude
http://www.cema.edu.ar/ceieg/arg-rree/6/6-003.htm


"En cuanto al Paraguay, exhibía una situación interna ordenada y homogénea. Sometido a regimenes autoritarios, desde que en 1811 se había apartado de la autoridad de Buenos Aires, paso a un completo aislamiento durante la cruel dictadura del doctor Gaspar Rodríguez Francia. Esa situación de apartamiento de las peleas que sacudían a algunos de sus vecinos, de cohesión lograda por el terror y de prosperidad dentro de un esquema económico primario pero autosuficiente, le había permitido desarrollar diversos emprendimientos tras la muerte del Supremo. Luego de un interregno gubernativo asumió la presidencia Carlos Antonio López. Sin renuncias a un autoritarismo que no conocía limites, el mandatario actuó con sagacidad e inteligencia frente a sus vecinos e incluso ante las potencias extranjeras. Mantuvo razonables buenas relaciones con la Argentina y con el Brasil, supo ser enérgico frente a las presiones de los Estados Unidos a raíz de un conflicto en el que actuó como mediador el entonces presidente Urquiza, y dio a su hijo Francisco Solano –quien debía remplazarlo en la conducción del Paraguay cuando muriera y asumió el mando el 16 de octubre de 1862– un consejo que no cumplió: que arreglase los problemas limítrofes con la pluma y no con la espada. Mientras el resto de los países del Plata sufrían las consecuencias de sus permanentes disensos fraticidas, el Paraguay creció mediante la explotación de sus principales productos: el tabaco, la yerba mate y la madera. Construyo un ferrocarril, tendió un telégrafo, abrió una fundición de hierro y fabrico papel y tejidos. Por otro lado, suministraba, una mas que aceptable instrucción a sus habitantes y contaba con un ejercito de casi 20.000 hombres. Distaba, eso si, de ser una potencia militar incontrastable, como se ha afirmado tantas veces, según lo demostró fehacientemente Efraim Cardozo.
Algunos autores sostuvieron a fines de los años 60 y 70 de este siglo que la clave ultima para comprender la Guerra del Paraguay estaba en el imperialismo ingles. Argumentaron que hacia 1860 la crisis amenazo a la rama fundamental de la industria textil británica: la algodonera, a raíz de que la guerra civil de Estados Unidos la había privado de su principal proveedor de materia prima. Con el fin de evitar en lo sucesivo la dependencia de una fuente preponderante en el suministro de productos básicos –señalaban– la diplomacia británica busco en el ámbito de la cuenca del plata un aprovisionamiento alternativo de cereales en las llanuras pampeanas y uruguayas, y de algodón en el Paraguay y el nordeste argentino. Para lograr ese propósito contaba con aliados locales dispuestos a organizar las economías vernáculas en función de las necesidades de la “metrópoli”. En ese contexto era preciso eliminar el mal ejemplo del Paraguay estatista de economía cerrada, autosuficiente y proteccionista y por tanto serio obstáculo al “librecambismo civilizador”: la guerra habría sido financiada por los empresarios ingleses para dejar a los países miembros de la Triple Alianza mas endeudados y dependientes que antes.
Si bien puede admitirse que esta pudo haber sido la consecuencia final de la guerra, parece falto de sustento atribuir a Gran Bretaña la responsabilidad del conflicto. Si se tiene en cuenta que su política tradicional fue impedir el dominio hegemónico de la cuenca del Plata por alguna de las dos naciones sudamericanas que lo disputaban, nada hubiese sido mas incoherente que alentar la tendencia del Imperio de Pedro II a expandir su influencia sobre Paraguay, luego de haberla acrecentado sobre la Republica Oriental del Uruguay a partir de Caseros.
No es preciso buscar instigadores foráneos. La guerra fue el producto de la acción consciente de los gobiernos de los países involucrados. Que los resultados no respondieran a sus expectativas y a la postre afianzaran el control financiero británico, es otra cuestión."

Paginas 17 y 18
Fuente: "La Guerra del Paraguay" de Miguel Angel De Marco, editorial emece

Saludos
 
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