Reducir el resultado del conflicto a la mera presencia del MiG-29 o del Su-25 es una simplificación peligrosa que distorsiona la historia y empobrece cualquier análisis, de paso acota peligrosamente los debates, los conduce inevitablemente a la "guerra" de bandos, donde no se concluye nada.
Cerrar la frontera —en el sentido real y estratégico del término— no fue obra de un sistema de armas aislado, fue el resultado de la acción combinada del poder nacional peruano: la participación de todas las Fuerzas Armadas, el esfuerzo diplomático de la Cancillería, la decisión política de la Presidencia de la República y la cohesión de un país que, objetivamente, superaba ampliamente a Ecuador en población, recursos, profundidad estratégica y capacidad de sostenimiento.
Y por sobre todo, la verdad estaba de nuestro lado.
Cuando se afirma que “el arma decisiva fue X”, y años después se corrobora con los hechos que ese mismo sistema es “irrelevante”, se incurre en una contradicción conceptual evidente.
Un arma no puede ser decisiva por sí sola si no está integrada en un sistema conjunto, doctrinal y logístico. Lo decisivo fue el conjunto, la suma de todos los factores que construyen el poder nacional, no los cazas por sí solos.
Tampoco es válida la analogía de que en esos años se enfrentaban “dos bloques”, uno occidental y otro soviético.
Eso confunde el origen del material con doctrina de empleo, y son cosas completamente distintas.
Perú compró armas soviéticas, eso todos lo sabemos.
Pero jamás fue capaz de integrar una doctrina soviética.
No existió una integración doctrinal real, tampoco la adopción estructural de un sistema logístico soviético completo, mucho menos una estructura de mando, apoyo, reservas y sostenimiento diseñada bajo ese concepto.
Y eso queda en evidencia precisamente en los hechos que hemos corroborado y sufrido a lo largo de décadas: soporte deficiente, falta de profundidad logística y por consiguiente la inexistencia del sistema de guerra para el cual esas armas fueron concebidas.
Las armas soviéticas están pensadas para operar como parte de un sistema estatal masivo, con alta tasa de consumo, reservas profundas y planificación previa. Nada de eso existía en el Perú de los años 90, ni en los 80´s ni en los 70´s, jamás existió. Las plataformas fueron operadas, en la práctica, bajo una lógica occidental improvisada, no como un bloque doctrinal soviético.
Por eso es incorrecto afirmar que se enfrentaron dos concepciones estratégicas globales.
No fue un choque OTAN vs Pacto de Varsovia.
Afirmar eso es no comprender la esencia de la guerra misma.
Fue un conflicto regional donde el poder nacional, no un avión específico, inclinó la balanza, ello explica el resultado final que ta todos conocemos.
La lección es clara y sigue vigente hoy. Los conflictos no se ganan con sistemas aislados, se ganan con integración, doctrina, sostenimiento y decisión política.
En el caso peruano, la sumatoria de todas esas variables fue decisiva para cerrar la frontera, no fue solo la presencia del MiG 29 y del Su 25, fue el poder nacional el que se impuso, sin necesidad de disparar más tiros ni cobrarse mas vidas humanas.
Hagamos un mea culpa, precisamente la falta de integración de sistemas es un error histórico que aún arrastramos, y que —esperemos— se corrija gradualmente en el tiempo.
Eso no es minimizar a nadie. simplemente encontrarle una explicación más integral, más holística a este tema y que nos permita entender la guerra como lo que realmente es, un fenómeno sistémico, no un catálogo de armas mucho menos la "mecha" entre fanáticos de equipos de fútbol.
Un saludo y felicitaciones a la totalidad de la nación Chilena. Optaron por ser racionales, esto animará a mi país, Perú, a optar por el camino correcto. Si bien es cierto que tomaremos mas tiempo que ustedes para llegar al desarrollo, ello será inevitable, su decisión es un impulso para evitar que se nos escapen, por que superarlos es inevitable.
Saludos