Mientras tanto en peroncholandia (aka Argentina)


En los últimos días, surgió una grave denuncia dentro del Astillero Río Santiago que ha generado indignación entre los trabajadores. Se señala que miembros de la conducción gremial de ATE Ensenada, incluyendo secretarios de comisión y referentes sindicales, habrían accedido a ascensos internos de manera irregular. Entre los casos mencionados, se destaca el otorgamiento de hasta seis categorías de ascenso de forma simultánea, favoreciendo a dirigentes que actualmente ocupan cargos como el de secretaría adjunta dentro de la organización gremial.
Este hecho resulta particularmente crítico en el contexto actual del Astillero. La empresa se encuentra atravesando una situación compleja: salarios que pierden poder adquisitivo día a día, condiciones edilicias y de seguridad deterioradas, falta de inversión estructural y una creciente preocupación por la paralización de proyectos productivos. Mientras la mayoría de los trabajadores lucha por llegar a fin de mes y sostiene la actividad pese a la falta de recursos, el presunto auto-ascenso de referentes sindicales es percibido como una falta de ética y de respeto hacia la base trabajadora.
Desde diferentes sectores del Astillero, se cuestiona no solo la legitimidad de estos ascensos, sino también el rol que debe cumplir una conducción gremial: representar y defender a los trabajadores, no beneficiarse personalmente del poder que les fue delegado. Por ese motivo, comenzaron a elevarse pedidos formales para que quienes se hayan visto beneficiados de manera irregular renuncien a sus cargos gremiales y revocan sus ascensos, y que además se investigue administrativa y legalmente cómo y quién autorizó esos movimientos internos.
Muchos trabajadores expresan que, en un Astillero con historia de lucha y solidaridad, decisiones de este tipo fracturan la confianza, ya que contradicen los principios de igualdad, transparencia y defensa colectiva que dieron identidad al movimiento obrero dentro de la empresa.
Lo que se exige es simple y legítimo:
Transparencia en los procesos de ascenso.
Respeto por la carrera laboral y la antigüedad.
Coherencia ética entre el discurso gremial y las acciones internas.
Prioridad para las necesidades reales de la planta y sus trabajadores, antes de los intereses personales.
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Es lo que hay