Simulador ‘Safo’ permite tiro virtual y economía real de la Artillería del Ejército
Equipamiento desarrollado por empresa española y militares brasileños proyecta escenarios y condiciones climáticas diferentes, hace desplazamientos de la tropa en helicópteros y evalúa desempeño al fin del ejercicio. Medida debe ahorrar R$ 40 millones por año en muni
Observador de binóculos mira la pantalla del Safo, que comenzará a ser usado para la instrucción de artillería en 2014 - Foto: Raphael Gomide
Raphael Gomide
Camuflado por la oscuridad y acostado en una elevación, el integrante de las Fuerzas Especiales del Ejército Brasileño, infiltrado en territorio enemigo, usa los binóculos de visión nocturna para localizar un conjunto de batirías de artillería adversario, que puede barrar el avance de las tropas.
Auxiliado por un especialista en comunicaciones, el observador da las coordenadas por radio para la artillería, a 15 km dali, atrás de la cadena de montañas, neutralizar el enemigo. Si el medio disponible fuera un bombardeo aéreo, el blanco podría ser marcado a la distancia con láser. En este caso, el observador evaluó que el blanco no justifica el alto coste de la munición aérea. Segundos después, se oye el disparo de los tiros y lo silbo de la granada antes de explotar precisamente sobre los blancos. Misión cumplida.
A partir de 2014, los militares podrán practicar misiones virtuales como esta antes de ir efectivamente a campo, en la Academia Militar de las Agujas Negras, en Resende y en el Centro de Instrucción Blindada de Santa Maria (RS). El Ejército tendrá el
Safo (Simulador de Apoyo de Fuego), uno de los más modernos del género en el mundo. El software del equipamiento, customizado para la artillería nacional, está en fase final de desarrollo conjunto, con la
empresa española de defensa Tecnobit.
Siguiendo las directrices de la Estrategia Nacional de Defensa, el contrato prevé la transferencia del 100% de la tecnología para el Ejército y compensaciones del mismo valor invertido,
13,98 millones de euros (o R$ 37,9 millones, al cambio del día 5).
El simulador va a ayudar en la instrucción de tiro de artillería, cuya munición real es muy cara y cuya práctica enfrenta restricciones debido al tamaño de áreas de entrenamiento. El Ejército estima una economía de cerca de R$ 40 millones en tiros de artillería por año, con la adopción del simulador.
“La guerra es cara. Un tiro de granada auto-explosiva cuesta más de R$ 2 mil. Si fuera con fumígeno, ese valor se eleva para R$ 5 mil, R$ 6 mil. El coste de una granada inteligente, entonces, varía de US$ 30 mil a US$ 70 mil. La artillería del Ejército dispara entre mil y 1,5 mil tiros por año, en presupuesto de la orden de R$ 49 millones. Un estudio estimó la economía con munición en R$ 40 millones por año, lo que paga un año la inversión en el simulador”, dijo el teniente-coronel Rubens Pierrotti, jefe del proyecto.
El nombre del simulador hace alusión al jargot militar “safo”, que describe alguien desembaraçado, descomplicado, con iniciativa. Por simular aún fuegos aéreos y navales – y no sólo de artillería – volcó la abreviação de Simulador de Apoyo de Fuego.
La Aman y el Centro de Instrucción Blindada de Santa Maria servirán como centros de simulación y práctica para los artilleros del Ejército y de la Marina de buena parte del País – comprenderá 76% de las unidades de Artillería y 85% de los establecimientos de enseñanza de la arma. La estructura física del primero, en Resende, ya está casi lista. En el segundo, el terreno pasa por terraplenagem.
Los simuladores serán instalados en complejos construidos para ese fin, con auditorio, salas de briefings, y un galpão para la instalación de los obuseiros de la llamada “línea de fuego” –– de grupos de artillería de campaña. Diferentemente de otros simuladores existentes, que tutéan sólo en la llamada “línea de fuego”, la punta, el Safo engloba todos los subsistemas de la compleja arma de Artillería: línea de fuego, topografia, observación, comunicaciones, dirección y coordinación, logística, búsqueda de blancos y meteorología.
Al lado del complejo que abrigará el Safo, habrá espacio para un campamento militar con 18 barracas – 15 para la tropa y tres para el “rancho” (refeitório) – y seis cuartos de baño. El objetivo es que los militares se sientan en el front durante el ejercicio. En Resende, toda la infraestructura de electricidad, agua y agoto y red de hebra ótica necesitó ser construida, y el coste total de instalación fue de cerca de R$ 6 millones.
Estructura interna
En la sala de simulación, los puestos de observación serán tres diferentes, en consonancia con el escenario escogido, proyectado en los telões al frente, de 180 grados: casamata (ya listo), trincheira y combate urbano, con áudio 5.1 alrededor, de modo que los militares se sientan efectivamente en el campo de batalla.
El instructor define en el simulador las variables del ejercicio – terreno, meteorológica, enemigo, etc –, que puede ocurrir en medio a una tempestad de nieve, granizo, de día o a la noche, dependiendo del objetivo. Los instructores observan la actuación de los alumnos por vidrios reflejados y cámaras, de la sala de control. El Safo funcionará con armamento real, con sensores, y los militares van manusear el obuseiro y disparar el tiro efectivamente, pero la munición no es real. “ES cómo se estuviera ejecutando el tiro, sólo que no destruimos el blanco de hecho”, explica Pierrotti.
El equipamiento es capaz de simular todos los tipos de obuseiro, apoyo de fuego a los niveles de batallón, región militar y división, apoyo de fuego adicional de artillería aérea e integra las maniobras con inteligencia. En la instrucción, el militar puede usar binóculos de visión nocturna, radios, brújulas, telêmetro láser – basta programar el material deseado para la instrucción. El observador se desplaza virtualmente en el terreno simulado a pie, embarcado en viatura, o en avión o helicóptero. Incluso un Vant (Vehículo Aéreo No-Tripulado) puede ser enviado para obtener informaciones.
“El simulador respeta las leyes de la física, de velocidad y sonido y condiciones meteorológicas. Si hubiera ventando, el humo va a balancear en consonancia con el viento, por ejemplo”, dijo el teniente-coronel Pierrotti.
El equipamiento es capaz de simular aún la respuesta del enemigo y la movimentação de las tropas, una vez alvejadas – y puede servir para probar doctrinas nuevas, como un “laboratorio operacional”. Al fin del ejercicio, que comprende todas las fases y componentes de un tiro real, el software hace la evaluación del ejercicio.
“Mejora mucho el adestramento, porque podemos repetir el procedimiento y evaluarlo. El Safo añade una etapa al adestramento: en vez de la instrucción técnica y del adestramento en la unidad militar, añadimos el simulador como tercera etapa, antes del ejercicio real, en el terreno. Cuando el militar llega a ese punto, ya consigue mejor desempeño, porque ya practicó en el simulador”, explica Pierrotti, que coordina desarrollo del proyecto y ya tuteó en el programa que resultó en el ordenador palmar militar de la Imbel.
Para insertar informaciones de nuevos terrenos para entrenamiento, basta un mapa en 2D, que el software lo transforma en un nuevo local de entrenamientos. Así, en caso de una misión real en la Amazônia, por ejemplo, los militares ya podrán familiarizarse y ambientar con el local exactamente retratado en la simulación.
Contrato
El contrato, en el valor de 13,98 millones de euros (R$ 37,9 millones) fue firmado en octubre de 2010, entre el Ejército y la española Tecnobit, responsable por el Simaca (Simulador de Artillería de Campaña) del Ejército español, plantilla con diez años de uso y menos sofisticado que el Safo, según la empresa y el Ejército.
“Desarrollamos un producto nuevo, con la doctrina del Ejército. No es un paquete cerrado, pero customizado y permitirá adaptaciones futuras, además de la tecnología ser transferida íntegramente para lo Brasil, que se hará teóricamente capaz de crear nuevos simuladores milites – entrando para un restricto grupo de países con esa capacidad”, dijo Marcus Obispo, ingeniero de sistemas de la Tecnobit.
El acuerdo de compensación comercial prevé inversiones de la empresa española en valor equivalente al del Ejército, inclusive con la instalación de un laboratorio de simulación en el CTEx (Centro Tecnológico del Ejército). Si el equipamiento sea vendido a otro cliente, lo Brasil tendrá derecho la royalties, dato el desarrollo conjunto.
Aunque aún esté en fase de implantación, el Safo en la Aman ya recibió visitas de militares de 11 países, como cadetes de West Point (Academia de formación de oficiales del Ejército de Estados Unidos), Colombia, Argentina, Chile y otros países de América Latina. Lo Brasil pretende usar el simulador para promover intercambio regional.
Linea de fuego con obuseiros conectados ao SAFO
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