Mosquetes, Rifles de avancarga y pedernal

CAÑONES Y ARMAS DE FUEGO

El descubrimiento de la pólvora y de sus propiedades explosivas y propulsoras tiene una rápida repercusión en el campo militar del Occidente medieval, con la invención del cañón y de las armas de fuego portátiles a principios del siglo XIV.

El origen de bocas de fuego es incierto y confuso. Este invento capital proviene quizás de China, donde se desarrolla, desde el siglo XI, una gran variedad de armas de fuego que utilizan pólvora: bombas, granadas, cohetes, como también lanzallamas (huo qiang) fabricados con tubos de bambú.

¿Un invento occidental?

En todo caso, la mención de bocas de fuego se vuelve frecuente a partir del siglo XIV en Occidente, probablemente la verdadera cuna de su invención.

La tradición cuenta que fue obra de un tal Berthold Schwartz, llamado Berthold el Negro, un monje alemán del monasterio de Freiberg. Según una crónica de 1440, Schwartz habría echado una mezcla explosiva en una olla tapada, la que habría colocado sobre un fogón.

La explosión producida habría lanzado violentamente la tapa hacia el techo… y dado al monje la idea de la bombarda. Desgraciadamente, es imposible verificar esta historia ya que los archivos de Freiberg fueron quemados durante la Reforma.

Las primeras bombardas tienen la forma de vasijas o botellas de metal. Están sujetas a un zócalo macizo fijo y sirven para lanzar simples flechas. Su primera representación se encuentra en un manuscrito inglés de 1326, y uno de estos aparatos se conserva en el museo de Estocolmo (largo: 30 cm; calibre: 3.6 cm). También en 1326, aparecen los primeros tubos de cañón de metal, que son encargados por Florencia al ingeniero Reinaldo de Villamagna.

El primer uso de las bombardas con fines militares ocurre en 1334, en la defensa de la ciudad de Meersburg, sitiada por las tropas de Luis el Bávaro. También en la guerra de los Cien Años se ve la utilización de bombardas en el campo de batalla de Crécy, en 1346, y al año siguiente en Calais. Sin embargo, el uso militar de las bocas de fuego se generaliza recién en el siglo XV. La guerra husita, que opone en el corazón de Europa a los seguidores y adversarios del reformador pragués Jean Hus, se resuelve a fuerza de “cañón”, es decir, de bombardas montadas sobre una cureña de dos ruedas. La existencia de estos cañones es atestiguada por el Manuscrito de la guerra husita, nombre dado a un texto anónimo escrito alrededor de 1430, probablemente por un ingeniero militar, y que contiene numerosos dibujos técnicos de artefactos de guerra.

Nacimiento de la artillería

Algunos años más tarde, durante las guerras de Carlos VII contra los ingleses (1449-1461), asistimos al nacimiento de la artillería regular: grandes bombardas y culebrinas de menor calibre se reparten en “parques” de veinticuatro piezas, y se utilizan tanto para la defensa de las plazas fuertes como en los campos de batalla.

La importancia que toma a partir de ese momento la artillería se debe, según el historiador Fernand Braudel, “al descubrimiento de la pólvora en grano, hacia 1420, que produce una combustión instantánea y segura, a diferencia de las mezclas antiguas cuya materia compacta no permitía ninguna compenetración del aire”.
Hasta 1450, los cañones están hechos de barras de fierro forjado soldadas entre sí y sujetas por fuera con anillos de fierro. Lanzan balas de piedra, y su alcance es de algunos cientos de metros. Pero estallan después de 10 ó 12 lanzamientos, y el efecto de retroceso es destructivo para la cureña. Poco a poco, los tubos se alargan y los calibres aumentan. A partir de 1450, los tubos son de bronce fundido, lo que les asegura una mayor vida útil, las balas son de hierro, y los muñones aseguran la movilidad vertical y permiten ajustar rápidamente el ángulo de tiro.


Aparición del arcabuz

Paralelamente se empiezan a desarrollar las armas de fuego portátiles. Al principio, parecen cañones ligeros que se llevan bajo el brazo como lanzas en reposo. El Bellifortis del alemán Konrad Keyser (1405) entrega una presentación de estas armas. Luego, hacia fines del siglo XV aparece el arcabuz. Esta arma es muy efectiva, aunque su manejo es muy lento: se debe cargar y recargar, encender la mecha, etc. Habrá que esperar la aparición del mosquete para ver la pica y la ballesta destronadas. A partir de 1630, el mosquete es reemplazado a su vez por el fusil, de mayor perfeccionamiento, al que se le agrega la bayoneta a fines del siglo XVII.


Artillería y caída del feudalismo

La artillería y las armas de fuego hacen doblar las campanas para la caballería y el sistema feudal. Las fortalezas hasta entonces inexpugnables, caen pulverizados por el efecto destrcuctor de las balas de cañón, y los arcabuceros vencen a los caballeros y sus armaduras. Y, como observa acertadamente el historiador L. Sprague de Camp, “destruyendo el castillo feudal, como lo había hecho con los muros de Constantinopla, el cañón abre paso a la era de los reyes Sol que reinan por derecho divino”.

Sin embargo, para enfrentar la atronadora entrada de la artillería en la historia, a partir del siglo XVI se inicia la construcción de fortalezas de baja elevación, con gruesas murallas de tierra donde los obuses se entierran en vano, y con la instalación de una artillería de defensa en lo alto de las murallas fortificadas.

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Galileo y la balística moderna

En 1633, Galileo sienta las bases de la balística moderna en sus Discursos concernientes a dos cincias nuevas, publicados en Holanda.

En esta obra, que funda la física moderna, Galileo estudia la trayectoria de los proyectiles propulsados por un movimiento horizontal y estando sujetos a la acción de la gravedad, tal como las balas de cañón.

El descubrimiento fundamental de Galileo es mostrar que “los movimientos horizontal y vertical se realizan independientemente el uno del otro, y (que) la posición de un objeto en un instante dado se determina considerando su movimiento hacia adelante y hacia abajo separadamente” (Morris Kline). Este descubrimiento es revolucionario, ya que desde Aristóteles se pensaba que, si un objeto está sujeto a dos fuerzas, éstas se confunden. En consecuencia, las teorías balísticas permitían hacer viajar una bala en línea recta, y luego hacerla caer verticalmente, una vez que todas las fuerzas a las que está sometida se agotaban.

Galileo descarta absolutamente esta interpretación y muestra que, por el contrario, el movimiento de un proyectil debe tener en cuenta la acción independiente de las dos fuerzas. A partir de estas observaciones, define la ley según la cual: “Un proyectil que realiza un movimiento compuesto por un movimiento horizontal uniforme y por un movimiento naturalmente acelerado hacia abajo describe una trayectoria semiparabólica”.

La aplicación de este principio genera el desarrollo de la balística moderna, en la medida en que permite determinar el ángulo de tiro correcto de cualquier cañón, una vez conocidas la velocidad de la bala y la distancia al punto de impacto.
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Fuente: Enciclopedia Larousse de los Grandes Inventos


Saludos
 
Armamento en los fortines antes de la Conquista del desierto (?)

Hola, soy nuevo en el foro y me inscribí para hacer una consulta, ya que veo muchos posts relacionados con la historia. Me pareció que este era el lugar para la pregunta ya que en la sección historia son mayormente relatos. Si no es así, pido disculpas.
Estoy haciendo una investigación en torno a la relación entre indios y militares en la decada de 1860 y, al tratar de reconstruir la vida en los fortines, me encuentro con muy poca información con respecto al armamento que se utilizaba. Tengo entendido que antes de la guerra de la triple alianza el armamento era bastante heterogeneo, y que la guerra obligó a modernizar las tropas, esto recién en 1865.

Se que hasta entonces, el ejercito usaba una mezcla de Brown Bess a chispa -como los capturados en las invasiones inglesas-, algunos fusiles españoles tambien de avancarga y un mosquetón Belga del que tampoco encuentro mayores datos. Pero no estoy seguro si este es el mismo armamento que se llevaba a los fortines, ni en "la guerra al malón" hay detalles de ésto.
La primer parte de la consulta, es si alguien tiene mayor precisión sobre los fortines o sabe donde puedo sacar esta información.

Por la guerra al Paraguay tengo entendido que se importaron los primeros Enfield Snider y otras conversiones a retrocarga.
La otra pregunta es si alguien conoce que modelos de retrocarga furon los primeros en circular por acá -antes de los famosos Remington Patria.

Desde ya, muchas gracias y espero no haberme extendido demasiado.
 

tanoarg

Miembro del Staff
Moderador
cincez, te doy la bienvenida...
no se de donde sos, pero si sos de capital, no podes perderte el museo de armas de la nacion, en frente de la plaza san martin...tiene una excelente coleccion de armas de la historia.
un saludo

---------- Post added at 11:30 ---------- Previous post was at 11:28 ----------

fijate si te sirve...
http://www.fullaventura.com/elrincon/nota115138.php
 
Tanoarg, muchas gracias por la respuesta y el link, que es realmente muy detallado. En ese mismo site encontré también otra nota sobre armas del ejercito hasta 1890> http://www.fullaventura.com/armas/nota101269.php
Voy a darme una vuelta por el museo, vivo en capital y la verdad es que no se me había ocurrido, pasé infinidad de veces por deante, con las dos bolas de cañon que adornan la puerta...
Probablemente de la visita salgan más preguntas! Gracias...
 

Rober D

Moderador Intransigente
Miembro del Staff
Moderador
Cómo el mosquete reemplazó el arco largo...

Se debate con frecuencia sobre cómo las armas de fuego crudas substituyen la energía impresionante del longbow? Los mosquetes son inexactos y sólo pueden disparar unas cuantas veces por minuto, en comparación con los arqueros que podrían desencadenar 12 flechas por minuto. Seguramente el arco largo era un arma muy superior. Puede sorprender a la gente saber que la cuestión del arma de fuego contra el arco largo fue debatida ferozmente por los contemporáneos durante los siglos XV y XVI. Los autores militares del tiempo en donde escriben rápidamente los tratados opuestos y las refutaciones referentes a táctica del arma de fuego y del arco largo. El obispo inglés Hugh Latimer escribió que era "el instrumento de Dios" y "un regalo ... que nos ha dado para sobresalir de todas las demás naciones" John Smythe (fama de Pocahantas), famoso era otro partidario inflexible del arco largo. (Mientras que John Smythe es conocido principalmente por sus aventuras en Jamestown, fue un mercenario en Europa durante 20 años antes).

Entonces, ¿cómo el mosquete lento, pesado e impreciso reemplazar el arco de tiro rápido?
Bien dos razones principales:
1. Poder penetrante superior del mosquete contra la armadura
2. La facilidad de usar el mosquete y la carencia de arqueros expertos.

Aquí tenemos una pistola de ruedas(wheellock pistol) que dispara contra una placa de pecho. A pesar de que no penetra en la armadura, todavía hace una abolladura desagradable. Estas pistolas usualmente utilizadas por los jinetes, a quienes se les dijo que apuntaran a la visera del casco del enemigo.

Aquí tenemos un mosquete disparando contra la armadura del plato. Como pueden ver, pasa a través de la armadura.

La abolladura y el agujero del mosquete. La bola del mosquete pasa completamente a través. Una herida fatal. 'Un vollie del mosquete o del hargebuze va con más terrour, la furia, y la ejecución, que hace su vollie de las flechas' - Robert Barret, 1598

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Por supuesto, hubo intentos de hacer blindaje a prueba de balas. De lo que he leído, la armadura podría ofrecer protección razonable fuera de 100 yardas. Armadura a prueba de mosquetes fue creado, sin embargo, era muy pesado. El problema era que el acero en la armadura necesitaba ser suave para absorber el tiro del mosquete, pero esta suavidad lo hacía vulnerable a las armas de mano. La solución era doble e incluso armadura de triple capa. Sin embargo, éstos eran mucho más pesados que la armadura regular. La mayoría de la armadura era a prueba de pistola, pero por lo que he leído, sólo 1 de cada 10 corazas eran prueba de mosquete.

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A finales del siglo XVII, la mayoría de los ejércitos de Europa occidental habían abandonado la armadura, ya que resultó ineficaz contra las armas de fuego que avanzaban rápidamente. Aquí hay algunos soldados franceses de los años 1680 equipados totalmente sin corazas.

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En Europa del Este la armadura siguió usándose ampliamente. ¿La razón? El principal enemigo eran los turcos otomanos, que usaban principalmente arcos y armas cercanas. Los turcos habían estado arrasando a través de los Balcanes, Hungría y Austria a lo largo de los siglos XVI y XVII con ejércitos masivos. Asediaron Viena primero en la década de 1590, y otra vez en 1683. (Los otomanos utilizaron mosquetes, pero no en la medida de los europeos en este momento.) Tenían un estilo de guerra totalmente diferente a los europeos, pero eso es para un puesto diferente)

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Los húsares polacos cargancontra a los otomanos en 1683. Esta caballería fuertemente blindada demostró ser invaluable luchando contra los turcos, pero en 1683 quedaron obsoletos en Europa occidental. Una vez más su armadura pesada proporcionaba una excelente protección contra las flechas turcas, pero era de uso limitado contra las armas de fuego masivas.

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La segunda gran razón por la que el arco fue sustituido fue la escasez de arqueros calificados "En lugar de largas horas de frío en las colillas que desarrollan su fuerza y mejorar su objetivo y la tasa de fuego, la nueva generación prefirió pasar su tiempo en las cartas, Pozos y otros "juegos nuevos y astuto". "Bien antes del reinado de Isabel, Latimer lamentó la renuencia de los jóvenes a entrenarse." En mi tío ", opinó el Obispo," mi pobre padre fue tan diligente para enseñarme En lo que respecta a aprender cualquier cosa, por lo que a otros hombres dyd thyr niños ... Tenía mi arco me compró de acuerdo a mi edad y la fuerza. "" Él vio la decadencia de la proa como parte de un deslizamiento social en la decadencia general. En un sermón pronunciado ante un joven Eduardo VI, se pronunció contra la manera en que los jóvenes se habían «adueñado de la prostitución en las ciudades, en lugar de disparar en los campos». Sí el clásico bonito. Justo como hoy nos quejamos sobre la generación más joven que consigue peor, en el siglo XVI se quejaron de la generación más joven también. Los jóvenes que no estaban entrenando en la proa eran un signo de declive moral entre los ingleses.

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Se necesitaron muchos, muchos años de entrenamiento para desarrollar la fuerza de disparar un arco, y para mantener un ritmo sostenido de fuego. No sólo esto, los arqueros necesitaban mucha comida para mantener su fuerza en la campaña. La debilidad del hambre o la enfermedad podría afectar severamente su capacidad de disparar. Un mosquetero por otro lado podría ser entrenado en una manera de semanas. Los manuales de técnicas de lucha como este proliferaron a través de Europa con la imprenta, lo que significa taladro podría ser fácilmente aprendido. Y los mosquetes no requerían mucha energía para ser utilizados, lo que significa que los soldados hambrientos o enfermos todavía podían luchar bien. Inspirado por los clásicos de la antigua Roma, los europeos organizaron su infantería en formaciones bien perforadas de lucio y tiro. La clave del éxito era manovering y la lucha como una unidad, en lugar de heroicos individuales.

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Aquí está otro manual de combate, básicamente mostrando qué hacer si tienes que enfrentar al enemigo en combate cuerpo a cuerpo!


Traducido del original en ingles posteado en imgur:
https://imgur.com/gallery/how-musket-replaced-longbow-ieAWO
 
Armas durante la época virreinal

En la época del virreinato, los criollos prácticamente no tenían armas. El virreinato del Río de la Plata no nace, desde el punto de vista militar, desde el Océano Atlántico, sino que nace y se extiende desde el Cuzco. Los conquistadores utilizaban mayormente las armas blancas y en combate cuerpo a cuerpo, porque los sistemas de armas de fuego eran muy escasos y poco útiles. Estas, simplemente sirven para asustar a los indígenas, pues no llegan al Río de la Plata en la cantidad y calidad necesarias. Tan es así que, en la época pre-invasiones inglesas, todavía se seguía utilizando el arcabuz, que así se llamaba al mosquete más pesado, apoyado en una horquilla.

Los hombres que habitaban nuestro territorio en la época colonial, no tenían grandes conflictos ni se empeñaron en grandes guerras. Por lo tanto, no necesitaban armamento muy sofisticado para la época.
Si se observa en nuestros museos, y se busca en nuestros archivos o se leen nuestros historiadores, se hallará especialmente en la pictografía, las armas de la época, que son simples estoques, o espadas de complemento.

Nuestro país no tiene armas en la época virreinal, hasta el momento en que Pedro de Cevallos, cuando surge un conflicto con Portugal por la Colonia del Sacramento, se ocupa de conseguirlas. Entonces sí, empiezan a venir algunas armas de fuego para combatir a los portugueses, pero quedan en poder del gobierno colonial y así son devueltas a España. A nosotros sólo nos quedan alabardas, picas y algunas espadas, porque el sable, que es un arma de origen oriental, no existía todavía en forma masiva en el Río de la Plata.

Son los ingleses los que nos proveen de armas para la Revolución de Mayo. En la época colonial, en la Armería Real, existían muy pocas armas, y estaban controladas y en poder de los regimientos fijos de Buenos Aires.

Cuando los criollos enfrentaron a los invasores ingleses, que habían planeado muy bien el contexto geopolítico en el cual iban a desarrollar sus acciones, tal como lo describe el almirante Destéfani en su libro “Los marinos en las invasiones inglesas”, tuvieron que defenderse de la táctica empleada que les llegaba desde el agua. Pero éstos, que habían preparado prolijamente su estrategia, previamente hicieron contacto con algunos criollos y pulsaron la situación, interpretando el fermento de libertad que anidaba en la mayoría. Los patriotas, que no tenían armas ni posibilidades de adquirirlas, pensaron que los ingleses les iban a entregar las mismas para lograr la tan ansiada independencia. Entre quienes así opinaban se contaba Pueyrredón, por lo que se entrevistó con Beresford cuando éste desembarcó, esperando recibir de él las armas necesarias para equipar a los hombres con los que había conseguido formar una tropa pobremente armada. El jefe inglés, como es de imaginar, le negó la entrega de armas, haciendo que Pueyrredón comprendiera que sin éstas, los criollos solamente cambiarían de amo, puesto que los ingleses no venían como aliados sino como conquistadores. Pese a la precariedad de los medios de que disponía, Pueyrredón enfrentó a los invasores con los Húsares en la Chacra de Perdriel, y fue fácilmente derrotado por la superioridad en armamento del enemigo.

Pero, producida la derrota de los ingleses, y rendidos sus jefes y hechas prisioneras sus unidades militares, nuestros hombres capturaron un excelente botín de guerra, lo cual dio origen a que en el virreinato, los criollos, y fundamentalmente la Legión de Patricios, pudieran contar con las primeras armas de fuego realmente efectivas. Entre las capturadas, se encuentra nuestro primer fusil de uso militar en mano de unidades formadas por hijos del país. Este es el fusil de chispa Brown-Bess. Aquí conviene aclarar el error popular que hace que a esta arma se la denomine “Tower”, porque en su platina derecha se hallan grabadas una corona y la palabra Tower. Pero aquí radica el error de la denominación, porque en Inglaterra todas las armas militares eran propiedad del rey, de ahí la corona, e ingresaban al arsenal real, que era la Torre de Londres, cualesquiera fueran su marca o el origen de su fabricación.

Este fusil Brown-Bess tuvo para nosotros el inconveniente de que no poseíamos el elemento más importante que necesitaba su sistema de fuego, y que consistía en una piedra que se colocaba en lo que hoy se llamaría “percutor”, que se denomina pedernal.

Esta dificultad subsistió a través del tiempo, y es la que, alcanzada nuestra libertad, y en las luchas empeñadas para consolidarla, hace decir a Belgrano en Tucumán, en documento dirigido al Primer Triunvirato, que los fusiles allí fabricados se le doblaban al primer disparo y además, carecían de su elemento más valioso, el pedernal, sin el cual estas armas eran prácticamente inservibles, reclamando a Buenos Aires su pronto envío.

En resumen, el arma más importante que pudimos utilizar, y con la cual enfrentamos a los bien pertrechados y disciplinados soldados invasores, fue el coraje. El coraje hizo que ofreciéramos resistencia a sus modernas armas, pues el 95% de los “riflemen” utilizaban el “Baker”, modernísimo rifle para la época, puesto que era de ánima rayada.

Pocas eran las armas de combate que poseíamos en la época del virreinato, y ello se debía a que los españoles no les interesaba mucho que las poseyéramos.El almirante Destéfani, al referirse a este tema en su obra ya citada, contabiliza, en la época posterior a la primera invasión inglesa y los preparativos para la Defensa, sólo “3.661 fusiles entre los españoles y los tomados a los ingleses”.

Saavedra, que pasa a ser el comandante de la Legión de Patricios, criollos veteranos de las invasiones, es el receptor para su unidad, de la potencia de fuego que nos habían dejado los ingleses, decidiendo por ello a nuestro favor la Revolución de Mayo.

Para corroborar la escasez de armas existente, basta con tomar en cuenta el bando militar número 2, firmado por Cornelio Saavedra, Mariano Moreno, y todos los integrantes de la Primera Junta el 28 de mayo de 1810, en el que, para poder armar a los nuevos regimientos criollos, se manda requisar a todos los vecinos propietarios de armas, sean éstas blancas o de fuego. Como la mayoría de aquéllas se encontraban en manos de españoles, por pertenecer las mismas al Rey, la Junta ordena y manda que todo particular que tenga uno o más fusiles, pistolas, sables o espadas, los entregue a la Comandancia de Armas, dentro de un muy perentorio plazo de cuatro días, pasados los cuales se castigaría a quienes así no lo hicieran. También ofrece una gratificación del orden de cuatro pesos por fusil, dos por pistola y uno por arma blanca, sea ésta sable o espada.

Esto no debe haber dado mucho resultado, y puede atribuirse a dos razones: la primera, a que no eran demasiadas las armas existentes, y la segunda, a que los españoles eran propietarios indiscutidos de las armas hasta ese momento, y no tenían ningún interés en entregárselas a quienes iban a ser sus opositores en venideros conflictos guerreros. De ahí que, poco tiempo después, el 14 de junio, por un nuevo bando se ordena que toda arma que no se halle en manos de autoridad militar sea entregada sin que se tenga en cuenta fuero, excusa ni privilegio alguno, y esta vez en el perentorio término de 24 horas de publicado. Además, se agrega la pena del destierro para quienes ocultaran las armas y se gratificaba con 25 pesos al que denunciare a quien las retuviera. La mitad se le entregaba al denunciante, y el resto pasaba al en ese entonces Real Fisco.

En cuanto a las pistolas, las recompensas se ofrecían, ya fueran éstas de charpa o de arzón. Las primeras eran las que se portaban en un tahalí, que hacia la cintura llevaba unido un pedazo de cuero con ganchos para colgar pistolas regulares de chispa. Las segundas correspondían a pistolas, también de chispa, pero de mayor tamaño y longitud de cañón, y que se llevaban en unas pistoleras colocadas en el fuste delantero de la silla de montar.

Acuciante era la necesidad de armamento, heredada por nuestros patriotas de la época del virreinato, los cuales, para aumentar las fuerzas que se necesitaban y suplir la falta de armas de fuego, ordenaron por medio de la Junta a Miguel de Azcuénaga, el 10 de agosto de 1810, que con maderas buenas hiciera enastar las alabardas que usaban las tropas españolas, y formara con estas armas blancas dos compañías de alabarderos de cien hombres cada una, en la provincia de Tucumán, considerando que ésta era una excelente “caballería” para las tropas destinadas al Perú, aumentando así las fuerzas para reemplazar la falta de armas de fuego. Simultáneamente, la Junta acuerda que todos los sargentos del Ejército usen alabarda, para que los fusiles puedan ser usados por otros tantos soldados.

La penuria por obtener armas debe haber sido muy grande para nuestros hombres de Mayo, porque casi dos años después de los bandos a que se hizo referencia, un decreto firmado por Chiclana, Sarratea y Paso, sigue solicitando la entrega de toda arma de chispa o blanca que se halle en manos de particulares, sean éstas de propiedad privada o del Estado (desde luego del Rey) y aplicando esta vez hasta la pena de muerte a quien las ocultare. Nuevamente el fisco vuelve a quedarse con la mayor parte de los quinientos pesos de gratificación que se otorgaba a quien descubriese al que tenía armas, pues esta vez el denunciante sólo se llevaba un tercio de dicha suma y el resto quedaba para el Estado.

Como se ve el virreinato no contaba con armamentos suficientes para empeñarse en acciones de guerra de alguna importancia. Fundamentalmente, esto se debió a dos razones; primero, conflictos de importancia no existieron, fuera del de Colonia de Sacramento, al que ya se hizo referencia, y luego no interesaba al poder real el dar armas a los más ilustrados hijos de España, como eran los criollos que vivían en Buenos Aires y sus zonas de influencia.

La metrópoli mantenía el centro de gravedad del poder militar en el Perú; por lo tanto, las armas que arribaban al Río de la Plata en los buques, o iban hacia el norte, o regresaban a Europa en esos mismos buques.

La verdadera arma que logra la grandeza de un país es la fuerza empeñada en el esfuerzo común por el corazón de sus habitantes, hacia un objetivo también común que le haga alcanzar la grandeza que ellos pretendan darle.

Fuente
Fontanarossa, José – Armas blancas y de fuego durante la época virreinal – Bol. Del Centro Naval – Buenos Aires (1976).
 
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