Malvinas por alguien que sabe

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
Malvinas 1982, lo que no fue

extracto del articulo: Malvinas 1982, lo que no fue
http://documentos.seineldin.8m.com/malvinas1982.htm

Hay un método que los historiadores detestan: el método Ollendorf. Consiste en narrar los hechos no como realmente sucedieron, sino como pudieron haber sucedido. Es un juego, que se aproxima a la ficción; un ejercicio un tanto vano, pero que, tomado con beneficio de inventario, puede ayudar al juicio histórico. Si para algo sirve, es para la prospectiva. Dado que la lección de la experiencia cuesta cara y llega tarde, no está de más tratar de extraerle al acontecimiento pasado todo el jugo que se le pueda exprimir.


Preliminares, 1981 La perspectiva bélica:

La acción armada inglesa en las Malvinas, denominada "Fortress Malvinas", estaba prevista para 1982. No son ciertos los argumentos corrientes acerca de un eventual desmantelamiento de la Royal Navy (en los que ha insistido con cierto exceso Virginia Gamba). Se iban a desprender de los portaaviones HMS "Hermes" y HMS "Invincible"; pero sólo para reemplazarlos por los más modernos HMS "Illustrious" y HMS "Ark Royal", que estaban en construcción. El único navío importante a desguazar era el rompehielos "Endurance". De modo que esa noción vulgarizada de una aspiración de su Armada desatendida por sus Gobiernos, no sirve para explicar nada. En todo caso, lo que importaba desde el punto de vista armamentístico eran las posibilidades argentinas para enfrentar con éxito la agresión británica. El problema era básicamente mental. Había que admitir que la guerra sería forzosa, en primer lugar. En segundo término, que Inglaterra era todavía una potencia militar y que, por añadidura, contaría con el auxilio norteamericano y sus títeres de la NATO. Además, debíamos esperar que el bloque socialista se abstendría de involucrarse en un hecho ajeno a sus intereses revolucionarios y contrario al deslinde de Yalta. Por último, que tanto Chile como algún otro vecino, intentarían sacar partido de la oportunidad en contra nuestra. En esa apreciación de estrategia política se equivocaba gruesamente el Gobierno Militar, al suponer una pasividad británica y una ayuda norteamericana. Todos los tribunales que han juzgado la conducta de la Junta de 1982 así lo han hecho notar. Acriminación que suscribimos, con la variante que el Grl. Mallea Gil, que fue quien trasmitió la "luz verde" supuesta del Pentágono y Thomas Enders, debió haber sido el principal acusado. Empero, lo que no han dicho esos sentenciantes es que, correcta o incorrecta la estimación de la posición estadounidense, lo mismo la Argentina debía enfrentar el combate. No ya el de "ocupar para negociar" del Grl. Galtieri, sino el de "luchar hasta morir", de nuestras mejores tradiciones bélicas. En este plano la incriminación debió ser para los miembros de los tribunales que -tácita o expresamente- sostenían que había que rendirse por anticipado, si los EE.UU. no nos auxiliaba. Y bien, para una empresa bélica de tal magnitud, la Argentina debía prepararse, sin optimismos o triunfalismos estólidos, pero también sin el pesimismo trascendental que se ha hecho ostensible en esta época de desmalvinización (como si nuestra Independencia no hubiera sido conseguida en guerra con España y sin el apoyo de nadie; y, menos, de Gran Bretaña que por el Tratado Apodaca-Canning de 1809, era aliada y socia de la metrópoli hispana). "Pocos o muchos, los argentinos siempre pueden con los extranjeros", decía el Grl. San Martín. Con una confianza realista, o, si se prefiere, con un pesimismo activo, debía emprenderse la tarea armamentista. Pasando, pues, a la concreción de este asunto, digamos que las previsiones debían ser completas y rápidas; y que debían apuntar tanto al orden interno como al externo. No se trata de hacer ahora un listado prolijo. Sería pura utopía querer agotar la enunciación de todos los actos posibles. Por eso, nos limitaremos a indicar algunos, que sirvan de ejemplo de lo que deseamos señalar. Había que comenzar por crear un Comando Conjunto de las tres Fuerzas, bajo el mando de un militar prestigioso (a nuestro entender, quien cumplía tal requisito era el Grl. Rodolfo Mujica). Si en esto se daba predominio al Ejército, esa distribución cesaba ahí mismo. La fuerza aeronaval iba a ser la principal en el teatro insular. Luego, toda la aviación argentina debía quedar bajo el mando del entonces comandante de la Aviación Naval, Calte. Carlos A. García Boll. El Estado Mayor del Comando Conjunto debía ser integrado por jefes de las tres fuerzas de probada capacidad y arrojo (vgr.: el Calte. Carlos Büsser, el Brg. González Castro, el Brg. Simari, el Cnl. Auel, el Cap. Frg. J. Colombo, el Tcnl. Seineldín, etc.). En cuanto a las unidades a emplear, es claro que debían ser, en primer lugar, las tropas de élite -Ca. de Cdos., con todos sus efectivos, los BIM 2, 3 y 5, con todos sus cuadros; el RI 25, de Colonia Sarmiento; la Brig. I Aert. IV; los "Albatros" de la PNA; los "Alacranes" de la GN; la Agr. Cdos. Anfibios, la Agr. Buzos Tácticos, y el Gpo. Cdos. Anfibios y Buzos Tácticos del ARA; el G7 COIN de la FAA; etc.-, y, en un segundo escalón las tropas de montaña de la VIII Brigada, las de Neuquén, Chubut y Santa Cruz. En estas últimas unidades, los conscriptos debían ir siendo reemplazados por cuadros de suboficiales traídos de otras unidades del país. Así configurada la Fuerza de Tareas, debía comenzar por un adiestramiento intenso. Reunida en un cuartel sureño, que podía ser de Rospentek, se la debía aclimatar, y entrenar rigurosamente en el combate nocturno; en la marcha a campo traviesa por terrenos inhóspitos, con mochilas bien cargadas; en el manejo de los misiles tierra-aire (Blow-Pipe, SAM 7 "Strela", Intalaza, etc.); en el uso de los visores nocturnos y detectores de calor; en el empleo de las moto-"cross"; en la fijación de blancos para el apoyo aéreo cercano y para el apoyo naval directo, etc. Un jefe casi ideal para todas esas labores era el Cap. Frg. Carlos Hugo Robacio, entonces comandante del BIM 5, quien en su extraordinario libro "Desde el frente. Batallón de Infantería de Marina nº 5", Bs. As., Instituto de Publicaciones del Centro Naval, 1996, cap. 2 "Preparación y adiestramiento en 1981", ps. 9-32- mostró con los resultados la importancia de una ejercitación adecuada. Como dijimos, la fuerza aeronaval debía ser unificada; quedando bajo mando único los 150 aviones de combate con que contaba el país y los 50 helicópteros disponibles. También aquí el adiestramiento era fundamental. La técnica del ataque masivo desde diversos azimutes, sorpresivo, y sobre buques de transporte y desembarco, con bombas "snakeyes" o con paracaídas de detención, debían ser sus tareas previas. Los pilotos debían ser alertados insistentemente en la inconveniencia de trabarse en combate con los buques o aviones de guerra del enemigo, siempre que ello se pudiera evitar. Es decir, que debía quedar muy en claro que nuestra anticuada fuerza aérea debería emplearse donde y cuando más le doliera al enemigo, sin establecer competencias desventajosas. En cuanto al ARA, dada su inferioridad manifiesta, debía adiestrar principalmente su división Corbetas 69. Esto, porque dada su pequeña y estrecha silueta, esas corbetas sólo eran detectadas por los radares enemigos a unas 20 millas náuticas; mientras que las corbetas podían detectar a los buques de gran porte ingleses (todos los de guerra) a 30 millas náuticas. Esto arrojaba una ventaja de 10 millas náuticas que, merced a la dotación de los MM-38 de 42 km de alcance, podía traducirse en éxitos insólitos. Esa división debía ser reforzada con las lanchas rápidas "Intrépida" e "Indómita", a fin de actuar en operaciones de aventura sorpresiva, con alto riesgo. En ese mismo tipo de operación debían operar los submarinos tipo 209. Los soportes subalares de nuestros aviones cazabombarderos debían ser acondicionados para la portación de torpedos y de bombas de napalm; y sus cañones debían de ser de 30 mm., reemplazándose los de 20 mm., para no dar ventaja a la artillería de los aviones enemigos. Con este asunto entramos en el terreno armamentístico propiamente dicho. Primeramente, había que intentar mejorar el stock de armamentos del país. Aprovechando el reciente levantamiento del embargo de armas de USA (enmienda Humphrey-Kennedy), había que proceder a comprar todos los repuestos necesarios para los A-4P; en función de la misma medida, la entrega por parte de Israel de los 14 "Skyhawk", comprados, pagados y retenidos (hasta el día de hoy). De igual manera, apresurar el embarque desde Marsella de los 9 SUE y sus respectivos AM-39. Si se ponía a punto este sistema de armas la Argentina podría contar con 14 "Super Etendard" y 18 "Exocet", bien decisivos en el combate aeronaval. También estaba ya contratada la compra de 6 submarinos diésel de la clase 209 (tipo "Salta"), y de 10 unidades de superficie con las firmas alemanas Thyssen y Blohm und Voss. Por lo menos, algunos de esos submarinos y algunas de las corbetas tipo 69 debían apurarse en su recepción. Si a pesar de la gestión (no burocrática rutinaria) de nuestros agregados navales, tales envíos se demoraban, había que tramitar la compra en la URSS de 3 submarinos diésel clase "Foxtrot" -cuyos torpedos eran más rápidos que el sonar de las fragatas inglesas-, a cambio de un canje por cereales. Nada de lo expuesto constituía un requerimiento desorbitado para nuestro presupuesto defensivo; ni tampoco llamativo de la atención de quienes seguían desde el exterior con interés nuestra evolución armada. Pongamos ejemplos menores. Comprar en el mercado internacional unos cientos de visores nocturnos, para uso de infantería, o unas docenas de antiparras iguales para los helicopteristas, no iba a despertar la alarma de nadie. Incluso se podrían adquirir dos helicópteros medianos, "Puma", haciéndolo pasar como reequipamiento ordinario. Claro que la tarea más ardua quedaba de cuenta de nuestra propia industria bélica. En ese sentido eran muchas las labores que había que emprender. Una, por ejemplo, la transformación en aviones cisternas (KC-130) de dos, por los menos, de nuestros transportes (C-130). Otra, la colocación de lanzas para el abastecimiento de combustible en vuelo a los M-IIIE y a los M-V; otra, modernizar la aviónica de los A-4P, M-IIIE y M-V, equipándolos a todos con aparatos de navegación Omega y IFF (medidas de apoyo electrónico) y ECM (contramedidas electrónicas). Esos equipos y el consiguiente "know-how" debían adquirirse discretamente en el mercado internacional (al fin de cuentas, se había hecho pública una gestión para comprar 29 aviones A-4B del sobrante de la Armada de USA que fracasó). Por supuesto que al respecto no cabía hacerse muchas ilusiones (los norteamericanos se habían negado a enviar 32 turbinas J 65, necesarias para la reposición en los "Halcones"). Por eso, había que dar prioridad a la industria nacional. Ésta estaba capacitada, por ejemplo, para reemplazar las ruedas de los camiones y jeeps por orugas; quedando los vehículos como algunos Unimog que ya existían, aptos para desplazarse en todo terreno, especialmente en la turba esponjosa. En nuestro comercio había suficiente cantidad de motocicletas "enduro"; como para que fueran adquiridas en seguida, y comenzara el adiestramiento de la infantería con ellas. A Fabricaciones Militares le cabían importantes tareas. Así, podía acelerar la fabricación de determinados armamentos que ya estaban en uso en el EA. Por caso: los morteros FM Cal. 120 mm LR (con proyectiles PEPA-LA, de 8.380 ms. de alcance), para apoyo de la infantería. También: los cañones 155 mm./L33 Citer FMK 1, para dotar convenientemente la artillería. Además: los cohetes SS Slam "Pampero" FMK 1; los AS similares con sus tubos lanzadores; el misil hiloguiado "Mathogo"; el sistema de lanzacohetes de artillería múltiple "Sapba", con un alcance de 17 km.; etc. Ciertas labores no eran demasiado complejas para nuestros técnicos, como la de equipar a todos los helicópteros medianos con ametralladoras MAG coaxial 60-40, que ya se usaban en la torreta de los tanques. El Comando Conjunto ya vería con cuál de todo ese material convenía equipar a la tropa y con cuál no. Lo que era inexcusable y que excedía la apreciación profesional, era la construcción de la prolongación de la pista de aterrizaje, apenas conquistado Puerto Argentino (Puerto Argentino). Para ese evento esencial, la pista metálica de aluminio de la Base Marambio debía estar ya alistada en el primer buque de transporte nacional que zarpara con destino a las Islas. Las planchas, junto con las grúas, aparejos respectivos; cables de frenado, cubierta AM2 de acero y caucho (para evitar los desplazamientos por las lluvias), y las retroexcavadoras, con sus respectivos operarios e ingenieros, debían estar tan aprestados como las tropas de la Fuerza de Tarea. Y esto debía ser así, necesariamente, porque de la prolongación de la pista de Stanley para que nuestros aviones de alta perfomance pudieran operar desde allí, manteniendo alejada de las islas a la "Task Force", dependería, en definitiva, la suerte de la guerra. Es decir, si éramos capaces de transformar a las Malvinas en nuestro gran portaaviones, o no. Podríamos continuar con el enunciado de medidas que estaban al alcance de unas FF.AA. que realmente se prepararan para la guerra contra el mayor enemigo histórico de la nación. Para que, vgr., después no se pudieran invocar pequeñeces, como la del entrenamiento con mochilas pesadas, para no efectuar los movimientos tácticos obligados. En fin que con algunas de esas medidas el poderío inglés hubiera quedado neutralizado. Y, en esta materia, hasta nos atreveríamos a sostener que con el solo alargue de la pista (con cables y cubiertas), las cosas podían haber sido de una manera totalmente distinta a como fueron en la realidad. Ése es el punto de toque, de lo que se pudo hacer y no se hizo.
 

Brunner

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Durante la batalla, 1982 -Acción armada -a. Georgias del Sur:

No nos contamos entre los impugnadores a ultranza de la acción emprendida en las Georgias. Sin embargo, con Ricardo A. Paz pensamos que había que "saber esperar la ocasión oportuna", y con el Com. Rubén O. Moro, que no debía subordinarse "la idea principal (reconquista de las Islas Malvinas) al incidente coyuntural, Georgias del Sur, al adelantar apresuradamente su fecha de ejecución". En realidad, la Junta Militar fijó -el 26.3.1982- el 2 de abril como "Día D", impulsada por una actividad de desinformación adversaria. Ha sido el Alte. USA Harry Train quien ha explicado que el mando inglés difundió por TV una mentira: la zarpada del submarino nuclear HMS "Superb" hacia Malvinas. Con ello consiguió que el mando argentino estimara que en 15 días arribaría a Stanley, y que, en consecuencia, sería casi imposible entonces el envío de nuestra Fuerza de Tareas Anfibia 40, por los obvios riesgos de torpedeamiento de sus buques. Luego, se decidió el adelantamiento de la fecha antes prevista para la partida de la fuerza argentina. Ante esa decisión es muy difícil formular un juicio intelectual posterior. El examen de oportunidad que hizo la Junta, que implica un juicio prudencial, no es posible reconstruirlo ahora. Y la cuestión se centra en ese punto y no en otro. Es claro que a la Argentina le convenía esperar un tiempo. En julio contaríamos con buques, aviones y misiles adicionales. Pero la interdicción submarina sería también concluyente, cual lo demostraron después lo HMS "Splendid", "Spartan" y "Conqueror". En tal caso, el beneficio de la duda ampara al Gobierno; máxime que éste tuvo el notable mérito histórico de ordenar el "Operativo Rosario". Aunque los cálculos fueran erróneos, aunque el momento elegido no fuera el oportuno, aunque los propósitos del Operativo fueran equivocados, el sólo hecho de romper la inercia de un siglo y medio de parálisis política, lo justifica ampliamente ante la Historia. Por lo demás, esa Operación fue cumplida espléndidamente, de un modo intachable, con el heroico sacrificio de hombres como el Cap. Corb. IM Pedro E. Giachino (muerto en Malvinas), el Cab. IM Pedro Patricio Cuenca y los soldados Mario Almonacid y Jorge Néstor Aguila (muertos en Georgias). Sobre este punto, pues, nada cabe discutir ni añadir.

b. Hasta el 1º de mayo:

En lo sucedido -o no sucedido- entre el 2 de abril y el 1º de mayo de 1982, sí que cabe agregar bastante. Lo primero de todo, el retiro innecesario de la Fuerza de Tareas Anfibia 40, y su reemplazo por unidades militares no selectas. Es obvio que ese acto respondió a la errónea concepción de "ocupar para negociar", del primer momento, y a la de "ocupar para disuadir", de más adelante. Tal falla de la estrategia política pudo ser disculpable en el instante inicial. Mas, ya el 3 de abril con la Res. 502/82 del Consejo de Seguridad a la vista, con la noticia de la zarpada de los buques de la Royal Navy y la decisión de Mrs. Thatcher, sólo era posible una estrategia: "ocupar para combatir". En una previsión tal, el gobierno civil de las islas (que debía quedar a cargo de un civil bien informado sobre la disposición anglófila de los kelpers), era lo de menos. Lo importante en una guerra es la comandancia militar. Si el Calte. Carlos Büsser había acreditado su perfecta capacidad para la planificación y ejecución de la Operación Rosario, no se veía la razón para reemplazarlo. Es como si el Reino Unido, después del éxito de la Operación Sutton (de desembarco en San Carlos), hubiera postergado al Brig. Julian Thompson, que la llevó a cabo, porque era un Grl. de Infantería de Marina que mandaba paracaidistas del Royal Army. Sin embargo, entre nosotros, predominaron las torpes divisiones inter-armas, con celos y supuestas preferencias, que la Junta jamás debió atender. Pues, aquí se desplazó a la IM de la conducción de una operación insular, propia de su incumbencia castrense, en beneficio de un Grl. del Ejército, quien, para peor -como lo ha alegado en sus Memorias- se aplicó a la administración civil y no al mando militar. Además, siempre bajo la inspiración de la estrategia errónea, se alteró la calidad de los contingentes y su armamento. De ejemplo o botón de muestra de lo que decimos, bastaría con mirar el caso de la salida de los VAO a oruga de la IM, y su reemplazo -mal reemplazo- por vehículos del Ejército a rueda (Panhard), inaptos para desplazarse en el terreno turboso. Hubo equivocaciones más graves. El CAERCAS -que juzgó a los jefes argentinos, con criterio pacifista- ha señalado algunos de esos desaciertos. No obstante, omitió uno de los principales. Se trata de la apreciación de la ZEM (Zona de Exclusión Marítima, de 200 millas, dispuesta por Inglaterra el 7 de abril para regir a partir del día 12 de abril). Nuestra conducción suprema la confundió con la ZET (Zona de Exclusión total, adoptada el 26 de abril para regir desde el 30 de abril). El equívoco implicó que los buques argentinos de transporte con carga "no reemplazable" debieron suspender sus viajes a Malvinas, por el temor (infundado) de que fueran atacados. Esto generó un problema logístico insuperable. El peor: el del ELMA "Córdoba", que en sus bodegas transportaba todo el armamento pesado y las planchas de aluminio para la extensión de la pista de aterrizaje, que quedaron en Puerto Deseado (se ha hablado de un amotinamiento más o menos tolerado. Si fuera verdad, dichos tripulantes debieron ser juzgados por ley marcial). Se creyó que el transporte marítimo podía ser suplido por el aéreo. Se estableció el puente aéreo "Aries", con los C-130; sin advertir que eran necesarios 100 vuelos de los Hércules para transportar la carga del ELMA "Córdoba". Precisamente, los otros buques que eludieron el bloqueo y llegaron ilesos a Malvinas mostraron que la medida inglesa era puramente teórica, toda vez que hasta el 30 de abril ningún submarino nuclear recibió orden de torpedear naves argentinas. Los errores, como los aciertos, suelen engancharse uno con otro. En este caso, la grave equivocación sobre el alcance de la ZEM provocó otra más decisiva e inexplicable. Se trata del alargamiento de la pista de aterrizaje de Puerto Argentino con planchas de aluminio, que constituyó el problema central del conflicto en el entender de ciertos peritos extranjeros. Acerca de este tema ha recaído un velo de misterio o de sigilo increíble. Intentaremos despejarlo un poco. El asunto de la distancia entre el continente y el archipiélago fue cardinal. El Alte. USA Stansfield Turner ha observado que: "si las islas estuvieran situadas 100 millas más cerca de la Argentina, es muy probable que la victoria hubiera sido argentina". El jefe de personal de la RAF, Sir Michael Beethan, coincidía con él al decir: "la recaptura de las Malvinas no habría sido posible si las islas se hubieran encontrado más cerca del territorio argentino (sic)... hubiese sido una tarea más allá de nuestras posibilidades". Pero ese dato tenía solución (sin mentar acá la utilización de la Isla de los Estados, que no se hizo). El Comandante norteamericano del ejercicio "Ocean Venture" de 1981 le había hecho notar al Calte. Horacio Zariategui que las Malvinas "son dos fantásticos portaaviones fijos"; expresión que luego repitió el Ministro de Defensa inglés Sir John Nott. Para que las islas sirvieran de portaaviones se necesitaba una pista de despegue y aterrizaje de los aviones de alta "perfomance", más larga que la que existía en Stanley. Entonces la cuestión, en la visión de los británicos Arthur Gasvhon y Desmond Rice, se sintetiza así: "La Argentina disponía de pistas metálicas transportables. De haber instalado varias de ellas en distintas islas y llevado a ellas algunos o la mayoría de sus bombarderos de combate en vez de dejar que éstos operaran desde el continente al extremo de su alcance de vuelo, el centro de gravedad de la guerra se hubiera desplazado. Pero en los hechos esos materiales se usaron apenas para extender la pista de Stanley" ("El hundimiento del Belgrano", Bs. As., Emecé, 1984, p. 51). Desde el ángulo argentino, el profesor de la Escuela Superior de Guerra Dr. Juan Carlos Murguizur, compartía esa apreciación. Dice: "nuestra tremenda imprevisión respecto del transporte oportuno de los materiales necesarios para la construcción de una infraestructura aeronáutica en las islas, impidió basar en ellas los aviones de combate. Con ellos en las Malvinas, los desembarcos enemigos hubieran sido costosísimos si no impracticables". Eso está en claro. Pero el Alte. US Harry Train va más allá. Para él la principal causa de la derrota argentina estuvo en su fracaso "en prolongar la pista de Puerto Argentino para que pudieran operar los A4 y Mirage". Agrega que la FAA pidió el 2 de abril el transporte por mar de las planchas de aluminio, anotando: "Era entonces de crucial importancia dar alta prioridad a la provisión de artillería como a la de apoyo de movilidad en las islas, o proveyendo las planchas para construir las pistas y el equipo pesado para movimiento de tierra necesario para su posterior colocación. Las planchas solas eran inútiles" (op. cit., ps. 40-41). El no haberlo hecho, añade, "fue una falla fatal y tuvo profundo impacto tanto en la guerra marítima como en la terrestre". Más todavía: "Uds. podrán notar que el vuelco de una participación activa de los EE.UU. en el conflicto se produce cuando ya es imposible que se efectúe la prolongación de la pista de Puerto Argentino". Es que los norteamericanos tenían muy presente el precedente de Dien-Bien-Phu, en la guerra de Indochina. El campo francés se mantuvo mientras funcionó la pista metálica y, cuando fue destruida, Francia perdió la guerra. Por esta vía también nos enteramos que la ayuda pública de USA al Reino Unido no obedeció a ningún factor diplomático o sentimental. Fue este elemento material, la pista de aluminio, el que los inclinó a colocarse abiertamente con los previsibles vencedores. Pues, ese medio estaba a nuestro alcance. ¿Por qué lo que se pudo hacer no se hizo...? Comencemos la indagación por las chapas de aluminio. Ya sabemos que en el ELMA "Córdoba" quedaron las chapas en Puerto Deseado. De allí fueron siendo sacadas. ¿Por quién?, ¿cuándo?, ¿cómo...? El oficial retirado de la FAA Benigno Andrada ha referido que el jefe de la base de la FAA en San Julián, Com. Carlos A. Maiztegui, detectó que la pista de esa base no tenía calle para carreteo ni superficies de alternativa: "La solución consistía en construir nuevas superficies... Se decidió utilizar planchas de aluminio especiales, de forma rectangular, que se enganchan unas a otras hasta la medida necesaria". Hizo emparejar el terreno, y: "En poco más de una semana se compactaron los terrenos y se instalaron las planchas de aluminio que hacían falta, hasta totalizar ocho mil metros cuadrados de superficie" ("Guerra aérea en Malvinas", Bs. As., Emecé, 1983, ps. 71, 72). Muy buena iniciativa; que permitió el basamento de los A-4C de la IV Brig. Aérea y de los M-V Dagger de la VI Brig. Aérea (tal como se ilustra en una fotografía publicada en el fascículo nº 13 de "Malvinas. La guerra aérea", 1989, p. 199). Por cierto que mucho mejor hubiera sido que igual trabajo se hubiera hecho a 760 km., en Puerto Argentino, porque ésa habría sido la distancia que se habría avanzado con respecto a la Task Force. Sin embargo, no todas las planchas de Puerto Deseado las aprovechó el Com. Maiztegui. A las islas se llevaron algunas. Como informa el Com. Moro, con ellas se alargó en 80 m. la pista (50 m. dice el Com. H.L. Destri). En la BAM "Cóndor" de Pradera del Ganso (Goose Green) se emplearon unos 300 m. Otros se perdieron en la bodega del ELMA "Río Carcarañá" cuando fue atacado y hundido en el Estrecho San Carlos. Otras, conforme lo narra Nicolás Kasanzew, las usaron las fuerzas terrestres para reforzar sus trincheras. Entonces, la pregunta retorna: ¿por qué no se usaron todas las planchas para alargar la pista de Puerto Argentino...? El Cap. Nav. Siro de Martini anota: "existen constancias del asesoramiento técnico de la Fuerza Aérea Argentina sobre la imposibilidad de prolongar la pista... En base a ese asesoramiento, no se intentó alargarla". El encargado del tema en la FAA era el luego Brig. Héctor L. Destri, quien durante la guerra se desempeñó como jefe de la BAM "Malvinas". Él ha expuesto que: "Una prolongación mayor significaba una tarea titánica, prácticamente imposible de hacer debido a la falta de elementos y de tiempo (a los británicos, después de la guerra, les llevó meses y millones de dólares ampliar el aeródromo). De todas maneras, la pista fue descartada para que desde ella operaran aviones de combate del tipo Mirage o Skyhawk, porque, al carecer de un aeródromo de alternativa, en el caso de que resultara inutilizada en el curso de una salida, los cazas no tendrían dónde volver. "Era como un portaaviones, ejemplificó Destri, destruido el portaaviones, los aviones van al agua" ("La Guerra de las Malvinas", Ed. Fernández Reguera/Marshall Cavendish, 1986, fascículo nº 25, p. 386). Bien. Bien. Al fin tenemos la respuesta que buscábamos. Que, por supuesto, no nos convence en absoluto. La lógica de Destri es difícil de entender. Un portaaviones, aún para los no peritos, suele tener su utilidad, aunque pueda ser hundido. Los aeródromos patagónicos eran ya la alternativa planteada. El tiempo y los gastos que le demandaron al Com. C.A. Maiztegui instalar una longitud siete veces mayor a la que era necesaria en Malvinas, no fueron muchos (una semana), ni lo detuvieron en su empeño. Menos se retuvieron los británicos. Según cuenta Alan Hall, los ingleses usaron de nuestras planchas para el alargue de la "RAF Stanley", y, de inmediato, los "Phanton" pudieron aterrizar con gancho de frenado. Eduardo J. Costa anota que esos "Phanton" despegaban de allí a fines de junio de 1982, porque las tareas de extensión no les demandaron más de 10 días (op. cit., ps. 381-382). Luego, hay que concluir que no fue una "tremenda imprevisión", como decía el profesor Murguizur, sino una tremenda decisión, perfectamente premeditada, de ciertos jefes de la FAA, de la que nunca dieron cuenta ante ningún tribunal. Empero, lo más notable del caso es que, aún como estaba la pista podría haber servido. Dice el aludido E.J. Costa: "En el aeródromo de Puerto Argentino, los ingenieros del Ejército habían alargado, con placas de aluminio, casi trescientos pies la cabecera oeste de la pista. A pesar de ello, sólo podían utilizarla los aviones de alta perfomance en caso de emergencia. También se instaló una cadena con cable de enganche de cola de los aviones Skyhawk navales y de los Super Etendard, para el frenado durante el aterrizaje... Asimismo, los Mirage, los Dagger y los Skyhawk, de la Fuerza Aérea, podían usar esta pista con limitaciones en la carga transportada de combustible y armamento o en situaciones de emergencia. Sobre todo cuando soplaban vientos fuertes, que son los predominantes en la región, que incrementaban la velocidad relativa durante el despegue y el aterrizaje, permitiendo una mayor capacidad de transporte", (op. cit., p. 175). En efecto: el Cap. Nav. Luis Félix Anselmi, entonces jefe de la Estación Aeronaval Malvinas, ha explicado que el 26 de abril -gracias al esfuerzo del Tte. Nav. Pirrera y del personal de la Base Espora- se colocó el cable de frenado. A partir de ese momento, dicha base: "permitía considerarla como aeródromo de alternativa para aviones A 4Q y Super Etendard. Su prolongación con chapas de aluminio, si bien estuvo en el ánimo de todos, nunca pudo ser encarada con seriedad" (Boletín Centro Naval, nº 735, p. 124). Por su lado, el jefe de la 2ª Esc. Aeronaval de Caza y Ataque Cap. Frag. Jorge L. Colombo, ha escrito: "Sobre esta base (Puerto Argentino) tuvieron lugar las pruebas, cálculos y ensayos requeridos en el menor tiempo posible. Para ver la factibilidad de utilizar Puerto Argentino se efectuaron vuelos con pistas secas y húmedas, simulando la longitud correspondiente a la citada en condiciones reales, es decir, con el misil y los tanques suplementarios de combustible. Con pista seca se cumplieron los valores de las curvas de frenado, aunque con poco margen, pero éstos no se alcanzaron con pista húmeda" (Revista de Publicaciones Navales, 1983, nº 626, ps. 558-559). Una cubierta de acero y caucho era la solución para la pista húmeda. El cable de frenado beneficiaría los aterrizajes. Y, ni qué decir, si la longitud de la pista se hubiera prolongado. En los hechos, solamente existieron los intentos fallidos de los aviadores García Cuerva y Arca, para usar la pista en emergencia. Esto es lo conocido del asunto "pista". Esperemos que en el futuro se sepa mucho más. Porque allí se resolvió la suerte de la guerra. Hay, todavía, otros puntos vinculados al anterior. Uno es el de los aeródromos de alternativa en las islas. El Brig. Julian Thompson sostiene que habían 34 pistas utilizables para aviones livianos y helicópteros, y que "algunas de ellas podían aceptar C-130". Eran pistas de pasto, de uso civil y relativamente anegadizas. La más apreciada por los británicos era la de Port North, en la bahía Steveley, junto a la de Dunnose Head, ambas en el oeste de la Gran Malvina. La de Fitz Roy, en el este de Soledad, estaba balizada. En Puerto San Carlos también existía otra, que los ingleses equiparon con planchas de aluminio en 850 pies de largo -que denominaron "HMS Sheathbill" o "Sid´s Strip"-, con la plataforma anexa, para uso de los Harrier. De todas ellas los argentinos sólo usaron las de Pradera del Ganso (Goose Green) (BAM "Cóndor", de la FAA) y la de la bahía Elefante en la isla Pebble-Borbón (Base Aeronaval "Calderón", del ARA). Es posible pensar que la de Dunnose Head, acondicionada con planchas de aluminio, y con una adecuada defensa antiaérea, pudo haber servido de aeródromo de alternativa al de Puerto Argentino. Por supuesto que cualquier base aérea requería de un buen sistema defensivo. En tal sentido, no son pocos los autores, argentinos y extranjeros (Michael Vlahos, Gavshon y Rice, A. English y A. Watts, R. Roth, etc.), que piensan que la capital isleña se pudo haber defendido convenientemente con los 15 cañones de 6 pulgadas y alcance de 20 km del crucero ARA "General Belgrano", que debió ser encallado y usado como plataforma de tiro. Por nuestra parte creemos que con la mitad de los MM-38, de 42 km de alcance -de los cuales el ARA tenía 30 instalados en fragatas y corbetas-, montados en plataformas móviles y acompañados de sus respectivos radares, lo que se hizo con uno solo de ellos, el 12.6.82, sobre el HMS "Glamorgan", se podría haber multiplicado con amplitud. Otro tanto cabe decir de los cañones SOFMA de 155 mm, de 20 km de alcance, de los cuales el EA tenía 72 en uso; de ellos, sólo transportó 3 (uno, el 13.6.82, en reemplazo de otro dañado). Lo más sugestivo es que el primer cañón de ese calibre recién llegó el 13.5.82, aunque días antes una pieza había sido acondicionada a bordo de un Hércules en Santa Cruz; pero -registra el Com. Moro- "debió ser desembarcada al no ser autorizado su traslado por parte del General Menéndez" ("La guerra inaudita", 4ª ed., Bs. As., Pleamar, 1986, p. 289). Por ahí se ha invocado el problema de la movilidad de estos grandes cañones. Empero, como en las islas había 20 Unimog a oruga, la movilidad estaba asegurada. Y aún inmóviles, colocados, por ejemplo en la boca norte del Estrecho de San Carlos, con alguna fortificación en roca, esas piezas se hubieran hecho respetar. Nada de esto fue. De ahí que el CAERCAS destaque dos grandes falencias operacionales. La primera: "las limitadas características de la pista de Puerto Argentino, que había sido detectada desde un principio y cuya prolongación se preveía". La segunda: "que no se haya buscado intensificar la potencia del poder de combate en las islas". Lo primero, responsabilidad de la FAA; lo segundo, del EA. En cuanto al ARA, como lo han señalado Murguizur y Costa, debió tomar alguna iniciativa. La Fuerza de Tareas 79, en lugar de esperar a que la golpearan, pegar primero a la primera división de la Task Force 317, en especial, en sus buques logísticos. Eso era atenerse a los precedentes de Guadalcanal y Midway. Claro que no debía operar desde aguas abiertas, donde las posibilidades de subsistencia eran escasas. En cambio, desde las aguas protegidas del archipiélago, cuyos montes dificultaban los alcances de los radares y directores de tiro, al tiempo que por la menor profundidad disminuían la maniobra de los submarinos nucleares enemigos, algo podía intentarse.
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
c. Hasta el 23 de mayo:

Como aquello no fue, no cabía sino esperar que el enemigo se aproximara para efectuar su desembarco. La espera debía ser prudente. Sin malgastar ni buques ni aviones, ni desplegar tropas a la intemperie, hasta el momento preciso que comenzara la operación anfibia adversaria. Lo menos aconsejable para la defensa era adoptar posiciones estáticas para una guerra de trincheras tipo 1914. Además era casi obvio que los ingleses no iban a poner en riesgo completo su desembarco atacando la fortificada capital, por el mar, desde el sureste. Lo lógico y natural era que procuraran un desembarco tranquilo en algún puerto no muy distante, seguido de una campaña terrestre de aproximación a la capital desde el noroeste. ¿Cuál sería el sitio elegido por los británicos...? Eso no se podía saber. Pero, tampoco es cierto que los ingleses pudieran elegir entre veinte o cien lugares, de modo que resultara imposible fortalecer todos ellos. En verdad, sólo tres sitios eran los previsibles: Fitz Roy, Bahía de la Anunciación y San Carlos. El Grl. Brig. Alfredo Sotera, en el "Resumen Especial de Inteligencia" nº 7/82, II E, del 17 de abril, así se lo hizo saber al Grl. Menéndez. Esa prioridad fue compartida por el Cap. Nav. Moeremans, por el Calte. E. Otero, y por el propio jefe de Inteligencia del Grl. Menéndez, el My. C. Doglioli. En San Carlos desembarcaron el 21 de mayo. Ese puerto no había sido protegido convenientemente. En todo caso: ¿se trataría de una maniobra diversiva, mientras se reservaban su operación anfibia principal...? La respuesta a ese interrogante la dio el nivel E Op (Dpto. II-Cdo TOAS), el 22/23 de mayo. Le informó al Grl. Menéndez que: "los ingleses habían ejecutado su operación anfibia principal". En consecuencia, no cabían ya más especulaciones acerca de operaciones de diversión. Luego, la oportunidad del contraataque era ésa y no otra. Eso es lo que no se hizo; y los pretextos justificatorios de los jefes tácticos han sido casi infinitos. El Calte. Carlos Büsser juzga que: "Se perdió la oportunidad favorable y ella no apareció nunca más" ("Malvinas, la guerra inconclusa", Bs. As., Fernández Reguera, 1987, p. 247). Los británicos coinciden con él: "El error más serio de todos se cometió el 21 de mayo... el conflicto pudo haber sido ganado (o perdido) en esos días claves... los argentinos habían dejado pasar una de las mejores oportunidades de ganar la batalla terrestre" ("La guerra de Malvinas", cit., fascículos nº 18, ps. 287, 288, y nº 11, p. 172; cfr. Hastings, M. y Jenkins, S., op. cit., ps. 250, 205, 241, 252, 345; Bishop, Patrick y Witherow, John, "La guerra de invierno. Las Malvinas", Bs. As., Claridad, 1986, ps. 20, 84; Tompson, Julian, op. cit., ps. 75, 81, 115). Los peritos norteamericanos son del mismo parecer (Charles W.J. Koburger Jr., "Sea power in the Malvinas", N. York, 1983, p. 65; Norman Friedman, "The Malvinas War: Lessons and Mislearned", 1983; Bryan Perret, "Weapons of the Malvinas Conflict", 1983, p. 14). Militares de otros países sustentan ese criterio (Jorge Álvarez Cardier, "La guerra de las Malvinas. Enseñanzas", Caracas, 1982, p. 154; Abel Gamundi Insúa, "¿Qué sucedió en la Argentina?", Madrid, marzo 1983, p. 519; E.H. Dar, "Estrategia en la guerra de las Malvinas", 1983, ps. 476, 478). También adhieren a él los historiadores argentinos (Com. R.O. Moro, op. cit., ps. 330, 344; Isidoro J. Ruiz Moreno, "Comandos en acción. El Ejército en Malvinas", Bs. As., Emecé, 1986, ps. 101, 99, 178, 317-318; Vicente Gonzalo Massot y Alejandro Enrique Massot, "Malvinas. Análisis de una derrota", 1983, p. 12). Se podría estimar que ésos son juicios intelectuales formulados con posterioridad a los hechos. No obstante, la decisión operativa de contraatacar está ya contenida en la orden del CEOPECON, firmada por el Grl. Div. Olvaldo García, el 26.5.82. Y, por fin, existen los reiterados pedidos del jefe del BIM 5 Cap. Frg. IM Carlos Hugo Robacio para que se le permitiera atacar la cabeza de puente en San Carlos, que fueron denegados. A ese propósito ha escrito el ahora Calte. (R) Robacio que la idea del "desembarco anfibio y/o helitransportado" sobre la capital predominó "en forma casi obsesiva", y que tal postura gobernaría "toda la acción militar con sus lamentablemente magnificadas y negativas consecuencias". Ha indicado que con el Tte. Cnl. Villegas intentaron convencer al mando táctico de que estaba en un error, y que debía considerar como "uno de los lugares más probables y desprotegidos, San Carlos", como sitio de desembarco. A lo que añade: "Es conveniente aclarar que esta capacidad enemiga (la del eventual desembarco en San Carlos) no era un mérito ni descubrimiento nuestro, estaba claramente expresada, pero en último término, en las apreciaciones de los Comandos Superiores"

("Desde el frente. Batallón de Infantería de Marina Nº 5", Bs. As., Instituto de Publicaciones Navales, 1996, ps. 77, 79, 80). Para concluir: "Siempre que quisimos adelantar refuerzos y/o modificar el dispositivo, no se nos concedió; en caso contrario, tal vez se hubiera luchado mucho más eficazmente" (op. cit., p. 81). Por nuestro lado entendemos que la eficacia combativa se hubiera acreditado con una orden tajante y definitiva: la de jugarse el todo por el todo en San Carlos. Tal cual lo aconsejara el Mariscal Rommel frente al desembarco en Normandía. Luego, había que concentrar todo el poder de fuego argentino, combinado y masivo, para caer en el estuario de San Carlos, en procura de una definición completa. El ARA, con sus corbetas 69, con sus submarinos 209, con sus lanchas "Intrépida" e "Indómita", y con su fuerza aeronaval. La FAA, con los 100 aviones de combate (equipados hasta donde se pudiera con lanzas para tomar combustible, desde unos cuatro cisternas KC-130), con bombas con sus espoletas "snakeyes", con torpedos y con napalm, para lanzarse sobre los buques de transporte y lanchas de desembarco de tropas. Evitando -con un buen diseño de las avenidas de aproximación- el contacto con las líneas de piquetes y de escudo de las fragatas y destructores ingleses. Mientras esto sucedía, los SUE sacudirían sus Exocet contra los buques mayores de la Task Force, procurando averiar algún portaaviones. A su vez, los M-III-E, con sus misiles Magic 550, aunque en notoria inferioridad, deberían jugarse en función de caza protectora contra las PAC de Harrier. En ese contexto bélico, las fuerzas de tierra deberían avanzar hacia San Carlos. Los 50 helicópteros artillados (y los 3 Chinook) del EA deberían transportar, sin perder un minuto a las unidades de élite hasta los montes Sussex y cerro Bombilla, para impedir la consolidación de la cabecera de puente. Simultáneamente, el resto de la tropa debería emprender la marcha hacia Camila House, Douglas Paddock y Caleta Trullo (Teal Inlet). Lo importante, lo decisivo, es que entre la mañana del 21 de mayo y el atardecer del 23 de mayo, antes de la instalación de las baterías de Rapier en los cerros aledaños, la Argentina concentrara en esa zona un potencial bélico desequilibrante. Ahí se vería si podríamos o no ganar.

d. Hasta el 11 de junio:

No se hizo aquello. Toleramos, plácidamente, el establecimiento de la cabecera de playa británica. Sin embargo, la guerra todavía no estaba perdida. Si se hostilizaban las fuerzas invasoras, o se impedía o demoraba su avance hacia Puerto Argentino, la suerte del lance entraría en la balanza. Con base de partida en Darwin, por el SO, y en Caleta Trullo (Teal Inlet), por el NE, se podía bloquear y desarticular la vanguardia enemiga. No se hizo. Por lo cual el jefe de la 3ª Brig. Cdo. RM, Julian H. Tomson escribe: "A esta altura de la operación era inconcebible para cualquier integrante de la Brigada que los argentinos no montaran por lo menos un ataque de hostigamiento" (op. cit., p. 115). El "Informe Oficial" del EA, el Grl. Brig. (R) J.T. Goyret, el Cnl. F. Cervo, el Grl. Div. M.B. Menéndez y el Grl. Brig. Oscar Luis Jofre, han explicado largamente los motivos que tuvo el Cdo. de la GMM para no operar ofensivamente. En un artículo de síntesis como es éste, no podemos efectuar un análisis pormenorizado de esas exposiciones. Limitémonos a consignar que ninguno de esos argumentos nos resultan convincentes. Un buen resumen, al que adherimos, es el que dio el Alte. US Harry Train, cuando aseveró: "Yo creo que Uds. (los argentinos) podrían haber vencido en Pradera del Ganso, y si hubiera sido así, se habría frenado el avance británico. Podrían haber destruido las segundas tropas aerotransportadas en Fitz Roy, si los líderes del Ejército no hubiesen decidido retener a la infantería de Marina. Si se hubiese hecho cualquier cosa para frenar el avance de los británicos, los británicos hubiesen perdido, porque la Flota había agotado su capacidad de autosostén, en función del Ejército que estaba luchando en las Islas... Durante la guerra, los dos hechos claves fueron la capitulación en Pradera del Ganso (Goose Green), y el no atacar los argentinos en Fitz Roy... La rendición de las tropas argentinas en Pradera del Ganso (Goose Green) se produjo justamente cuando el jefe británico se consideraba en el límite de su capacidad para seguir combatiendo" (op. cit., ps. 76, 53). El más neto de esos sucesos es el de Fitz Roy, luego que la aviación argentina descalabró al B 1 Welsh Guards en Bahía Agradable. Anota el Calte. C. Büsser: "el éxito logrado por los aviones argentinos no pudo ser aprovechado como lo indica la doctrina militar... En consecuencia, los británicos pudieron recuperarse" (op. cit., ps. 304-305). Apunta el Com. R.O. Moro: "Si las fuerzas del General Menéndez no se hallaban en condiciones de atacar a una desorganizada y desarticulada cabecera de playa británica, distante menos de 20 km de sus líneas de avanzada, muy difícilmente podrían defenderse a sí mismas cuando sobreviniese el ataque final" (op. cit., p. 467). Por su parte, el Cap. Frg. C.H. Robacio ha contado cómo peticionó combatir con su BIM 5 a los ingleses desarticulados en Hoya Chasco (Bluff Cove), y cómo le fue denegado el permiso (op. cit., p. 185). Cuando menos, se debió mover las dos piezas de SOFMA 155 mm., con sus Unimog a oruga, por el camino asfaltado desde Sapper Hill hasta Pony´s Pass, desde donde quedaban en alcance (16 km) sobre Hoya Chasco (Bluff Cove), sitio desde donde operaban el B 2 Scots Guards y la mitad salvada del B 1 Welsh Guards. Nada de eso se hizo, y las dos cabeceras de playa quedaron afianzadas, convergiendo en pinzas la IIIª y Vª Brig. Británicas sobre Puerto Argentino.

e. Hasta el 14 de junio:
Consentida aquella aproximación enemiga, la batalla de cerco es lo que restaba. A tal efecto, el mantenimiento de la primera línea de alturas del arco concéntrico montañoso, con perno clave en el monte Kent (cerros Estancia, Challenger y Wall), era fundamental. Si esa línea se perdía por los argentinos, sostiene el Brg. J. Thompson, "el enemigo estaría copado en Puerto Argentino" (op. cit., p. 160). "Parecía imposible -añaden Hastings y Jenkins- que los argentinos no respondieran a esta amenaza a su seguridad". No lo hicieron, y los ingleses lograron "un dominio estratégico decisivo" (op. cit., ps. 286, 288). En lugar de esas alturas, de un promedio de 350 m., se bajó a una segunda línea montañosa (Montes Harriet y Dos Hermanas (Two Sisters)), de 250 m. de promedio de altura. Se han aducido diversos motivos para ese desafortunado movimiento táctico. Uno, el problema de transitabilidad y aprovisionamiento. Sobre este punto anota Robacio: "No estamos de acuerdo en la exagerada intransitabilidad del terreno, puesto que había dos vías al norte y al sur (caminos secundarios, pero consolidados) y terreno adyacente que permitía efectuar desplazamientos de vehículos livianos" (op. cit., p. 186). Otro argumento nace del alcance de nuestros cañones 105 mm., que obligaría a no alejarse demasiado de su protección. Sin embargo, dice Robacio: "Para colmo de males, este último aspecto (el déficit de alcance) se incrementó, pues ambos grupos de artillería (influenciados por las carencias de movilidad) se ubicaron en la última posición posible, en proximidades de la localidad, lo que sólo les permitiría llegar a no más de 500 metros delante de los Montes Harriet y Dos Hermanas (Dos Hermanas (Two Sisters)), con máxima carga... En realidad, la artillería durante el combate se debe adelantar para ganar espacio y alcance..." (p. 166). Atrasada la artillería, todo se atrasó, y se perdió el dominio de las alturas. Para el comando táctico eso no tenía mayor importancia, desde que no creía que el ataque viniera del noroeste, sino del sureste. Ya en su momento lo había anunciado Robacio de esta forma: "El concepto de acción anfibia, combinado con la posibilidad de un ataque vertical en proximidades de Puerto Argentino, fue la idea obsesiva e inalterable hasta el desenlace final" ("El Batallón de Infantería Nº 5 en las Malvinas", Bol. Centro Naval, nº 735, p. 145). Tres regimientos, de los seis de que se disponía, se sacrificaron a esa quimera de la operación helitransportada y anfibia por el sur. Las operaciones reales inglesas fueron, como era lógico, maniobras clásicas de dominio del terreno y de concentración de la potencia de fuego sobre los puntos débiles de la defensa, y no la fantasía de ciencia-ficción que imaginaba el comando argentino. Ahora insiste Robacio: "...hicimos una guerra vieja, esperando a pie firme, abroquelados, esperando, siempre esperando ser atacados, en lugar de ir al encuentro del enemigo... El dispositivo defensivo del área de Puerto Argentino fue previsto para rechazar una capacidad concretamente anfibia del enemigo, pensando además que la misma se desarrollaría en horas de luz. Resultó una verdadera sorpresa para el Mando Superior el desembarco del enemigo durante la noche y en una zona no prevista. Prácticamente, el oponente avanzó hasta establecer el cerco sin resistencia... ...lamentablemente se mantuvo el mismo dispositivo, las Unidades que debían haber adelantado e intentado la ocupación del Kent y el Challenger, que estaban a una distancia de 16/18 kilómetros, tramos de terreno relativamente corto para hacerlo a pie. Además, no es cierto que no se contara con vías de acceso adecuadas para alcanzar esos lugares... ...se le regaló al enemigo todo el terreno lindante" ("Desde el frente", cit., ps. 445, 449, 451, 456). En esas condiciones empezó la batalla. La primera fase de ataque (11.6.82) se efectuó en tres puntos: 1º) Mte. Logndon, donde el B Par 3 (+ 600 efectivos) luchó contra la Ca B del RI 7 (278 hombres). 2º) Mte. Dos Hermanas (Two Sisters), donde el B 45 Cdo RM (+ 600) enfrentó a la Ca C RI 4 (200 hombres). 3º) Mte. Harriet, donde el B 42 Cdo RM (+ 600) combatió contra la Ca B RI 4 (300 hombres). Es decir, que alrededor de 4.000 británicos atacaron a sólo 800 argentinos. ¿Por qué...? Porque los RI Mec 3, RI Mec 6 y el RI 25 continuaron desplegados en reserva, a la espera del supuesto desembarco anfibio y helitransportado por el SE... Como apunta el Com. R.O. Moro: "sólo combatió menos del 50 % de los efectivos terrestres argentinos desplegados a Malvinas, mientras que las fuerzas terrestres británicas fueron empleadas en su totalidad, marcando una diferencia no simplemente cualitativa, sino cuantitativa" (op. cit., p. 501). Todavía, con un despliegue neto hacia el NO las tres unidades que combatieron pudieron haber frenado al enemigo. Pero el sistema de puntos fuertes a 360 grados, impidió que se concentraran los defensores en el sitio de ruptura. Así, en el Monte Longdon, los 600 paracaidistas británicos cargaron contra los 40 hombres de la sección primera de la compañía B del regimiento 7 de infantería, mandada por el subteniente Juan Domingo Baldini, quien con sus tropas aguantó el embate hasta morir. Algo similar aconteció en la 2ª fase (12/13.6.82) del ataque. Pero, aquí hubo una gran diferencia, constituida por el BIM 5. El hecho ocurrió en el Monte Tumbledown, cuya ocupación estaba a cargo de la Guardia Escocesa. Fue tal la derrota que padecieron inicialmente los británicos allí que el Tte. Robert Lawrence, que quedó lisiado, narró que el Cap. James Stuart lo instó a que abandonara el asalto al monte y que disparara contra cualquiera que les impidiera retirarse de la batalla. Con ese libreto se hizo un guión de televisión pasado por la BBC; que fue objeto de censura oficial, cortándose cien palabras del texto original, para evitar que el mito de la invencibilidad británica se hiciera añicos (ver: "Después de la batalla. Tumbledown", Bs. As., REI, 1989). Pasada la noche del 13 de junio, el comandante del BIM 5 decidió el repliegue hacia el monte Sapper Hill, para planificar el contraataque. A ese efecto reclamó al Comando Malvinas municiones y refuerzos. Por dos veces se le ordenó cesar en el combate. A la tercera, armas al hombro, el BIM se retiró hacia Puerto Argentino. Pero, todavía a las 14.15 hs. del 14 de junio, la retaguardia del repliegue tomó contacto con una formación enemiga de 8 helicópteros. El jefe de esa retaguardia, guardiamarina Alejandro Koch, ordenó abrir fuego. Murieron 3 de sus conscriptos y uno quedó herido. Los británicos tuvieron alrededor de 40 muertos y 2 helicópteros abatidos. Ahí terminó la batalla. Es importante hacer notar que mientras el BIM 5 se replegaba en orden, el Comando de Malvinas ya se había rendido. En efecto, y tal como lo ha documentado Armando Alonso Piñeiro ("Historia de la guerra de Malvinas", Bs. As., Planeta, 1992, p. 207), a las 09.50 del día 14 de junio el Comandante insular había dado la orden de deponer las armas; a las 10.00 hs. se había producido la conferencia entre los Grls. Moore y Menéndez; a las 10.30 se había reiterado la orden de rendición; y a las 13.40 se había izado la bandera británica en el mástil de la Gobernación. Con esa cronología, no controvertida, se explica muy bien esta anotación del Cap. Nav. Siro de Matini: "En el mes de junio de 1982 el General Menéndez, que fuera Gobernador y máxima autoridad militar en Malvinas, solicitó por intermedio del Comandante en Jefe del Ejército, General Nicolaides, una sanción para el Comandante del BIM 5 por "haber continuado combatiendo cuatro horas, a pesar de haber recibido la orden de deponer las armas" (Bol. Centro Naval, cit., p. 96). El empeño en el combate fue objeto de sanción disciplinaria. La conducta de ambas partes en el conflicto armado ha sido juzgada por personas bien competentes para ello. El Alte. US H. Train ha escrito que los británicos: "habían agotado sus armas antisubmarinas, habían agotado sus armamentos para la guerra antiaérea, habían agotado la mayoría de las municiones de sus cañones, y comenzaban a sufrir fallas mecánicas... El Alte. Sandy Woodward le dijo al Comandante de la Fuerza Terrestre (Grl. J. Moore) que debía llegar a Puerto Argentino para el 14, y si no, lo iban a sacar de la Isla. Entonces cualquier cosa que hubiese frenado este avance, hubiese ganado la guerra" (op. cit., ps. 79, 76). Los dos jefes ingleses aludidos por Train, lo han corroborado. El Alte. "Sandy" Woodward escribió en su diario, el 13 de junio: "Estamos ya al límite de nuestras posibilidades, con sólo tres naves sin mayores defectos operativos... De la fuerza de destructores y fragatas, el cuarenta y cinco por ciento está reducido a capacidad cero de operar... Ninguno de los tipo 21 está en condiciones... Todos están cayéndose a pedazos... Francamente, si los argentinos pudieran sólo respirar sobre nosotros, ¡nos caeríamos! Tal vez ellos están igual. Sólo cabe esperar que así sea, de otra manera, estamos listos para la carnicería" (op. cit., ps. 339-340). Y ahora formula un juicio categórico. Dice estar agradecido "por la incompetencia de su defensa", y: "No habría significado un gran esfuerzo de su parte estirar la campaña durante unos diez días más, y eso habría terminado con nosotros, no con ellos" (op. cit., p. 345). El Comandante de la Land Force, Grl. RM Jeremy Moore, declaró lo siguiente: "Entramos raspando... Si los argentinos resistían cinco minutos más, nosotros no podíamos resistir esos cinco minutos... Todavía sigo sin entender por qué se rindieron. Yo no esperaba que la rendición se diera en el momento que se dio. Al finalizar los combates muchos de mis cañones más grandes tenían menos de 20 proyectiles cada uno... El duque de Wellington afirmó después de la batalla de Waterloo: "¡Nos hemos salvado por un pelo!" ¿Puede decirse lo mismo de esta campaña? - Sí, realmente lo hemos logrado por un pelo" ("La Nación", Bs. As., 27.6.82, p. 2; Robert Fox, "Reflexiones de Posguerra", en: "Gente", Bs. As., nº 891, 19.8.82; "Los ingleses hablan de la guerra", 1983, p. 18). En suma, dijo Moore, él fue a parlamentar con Menéndez "como quien va a jugar al póker con una mano pobre de naipes" ("La Prensa", Bs. As., 1.4.86, p. 7). No se resistió lo suficiente, y se perdió. Si se hubiera resistido... Pero eso es lo que no fue.
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
Leelo de pe a pa! es un un alto jefe del EA, veterano de Malvinas....
Saludos
Kirchitos Ergo Scum!
 

Willypicapiedra

Miembro del Staff
Moderador
En partes me hace acordar la pelea Firpo-Dempsey, los trompeamos y los tiramos del ring, pero al final ganaron.
Por desgracia hubo profecionales que no estuvieron a la altura de su cargo, pero por suerte hubo otros cuyos cerebros vivian en comunión con sus bolas y los resultados fueron excelentes.
Es muy bueno el análisis de la nota !!!
¿ el oficial es ahora Tte Cnel o lo fué en Malvinas ?
Saludos
Willy
 

Cocker

Colaborador
Colaborador
Empiezo por cuestionar el titulo del topic "Por alguien que sabe", sí efectivamente en algunos temas entiende y mucho, pero en otros se nota que no.

Ej: los que saben (especialistas de la FAA) hicieron los cálculos necesarios para utilizar la pista de Puerto Argentino y esos cálculos determinaron que no era posible. No es una cuestión de voluntarismo es una cuestión de respetar a los profesionales en el tema.

Por otro lado no se trata solo de la longitud de la pista, sino de todo el apoyo logístico necesario para operar con aviones caza desde la misma Ej: provisión de combustible, depósitos de bombas, etc. o acaso sobraba el combustible en las Islas? Donde harían los arreglos o el cambio de un motor, había espacio? había hangares?

Sobre el no empleo de tropas más calificadas en las islas, pareciera que el autor desconoce la amenaza potencial/real de las fuerzas armadas de Chile, esto distrajo a las tropas calificadas en resguardo de esa amenaza. También distrajo unidades de la Armada.

Luego sigo.
 

pacote

Forista Sancionado o Expulsado
muy cierto lo de la armada y las tropas pofesionales ahora no estoy de acuerdo con lo de la pista si se la alrgaba por lo menos ya podria servir para aterrizajes de emrgencia y otra cosa en casi un mes si se puede construir unos Hangares de aluminio para guardar algunos aviones y bombas por lo cual un escuadron de Daggers podria operar en las islas
 

tanoarg

Miembro del Staff
Moderador
Ej: los que saben (especialistas de la FAA) hicieron los cálculos necesarios para utilizar la pista de Puerto Argentino y esos cálculos determinaron que no era posible. No es una cuestión de voluntarismo es una cuestión de respetar a los profesionales en el tema.
la propia FAA intento (repito "intento") atacar a los buques en las georgias con los camberras y a la vuelta "debian aterrizar en puerto argentino, recargar combustible y seguir al continente"...
estamos hablando de un canberra, un avion que tiene mayor carreteo para despegar y aterrizar que un a4b/mirage.
un abrazo
 

tanoarg

Miembro del Staff
Moderador
estimado pacote... me parece que no entendiste a lo que apuntaba yo.
te mando un abrazo
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
Cocker dijo:
Empiezo por cuestionar el titulo del topic "Por alguien que sabe", sí efectivamente en algunos temas entiende y mucho, pero en otros se nota que no.

Ej: los que saben (especialistas de la FAA) hicieron los cálculos necesarios para utilizar la pista de Puerto Argentino y esos cálculos determinaron que no era posible. No es una cuestión de voluntarismo es una cuestión de respetar a los profesionales en el tema.

Por otro lado no se trata solo de la longitud de la pista, sino de todo el apoyo logístico necesario para operar con aviones caza desde la misma Ej: provisión de combustible, depósitos de bombas, etc. o acaso sobraba el combustible en las Islas? Donde harían los arreglos o el cambio de un motor, había espacio? había hangares?

Sobre el no empleo de tropas más calificadas en las islas, pareciera que el autor desconoce la amenaza potencial/real de las fuerzas armadas de Chile, esto distrajo a las tropas calificadas en resguardo de esa amenaza. También distrajo unidades de la Armada.

Luego sigo.
Pues he leido articulos y topicos porprofesionales que no llegan a tocar el tema tambien-y sin mas discutir no argumentar; Sabe porque ESTOVO alli , no habla por boca d eganso y pone las cosas en su debido sitio.Y el autor no desconoce nada. Todo por el contrario..
 

Cocker

Colaborador
Colaborador
Brunner dijo:
Pues he leido articulos y topicos porprofesionales que no llegan a tocar el tema tambien-y sin mas discutir no argumentar; Sabe porque ESTOVO alli , no habla por boca d eganso y pone las cosas en su debido sitio.Y el autor no desconoce nada. Todo por el contrario..

El autor se llama Enrique Díaz Araujo y no sé si estuvo en la Guerra de Malvinas, también estuvieron otros 10.000 hombres y el hecho de que hayan estado allí no los convierte en expertos en habilitar y operar una base aerea.

Dejo un artículo de alguien que sí sabe del tema:
El Arte Operacional y los Requisitos de la Pista de Aterrizaje

Por el Teniente Coronel Price T. Bingham, USAF

La disponibilidad y operabilidad de bases aéreas durante una campaña es, en muchos casos, determinado por los requisitos de las pistas para aviones de combate/ataque.


"La disponibilidad y operabilidad de las bases aéreas durante una campaña es, en la mayoría de los casos, determinada por los requisitos de las pistas de aterrizaje para las aeronaves de caza-ataque. Cuando las aeronaves tienen requisitos muy exigentes para las pistas de aterrizaje (largo, ancho, dureza, lisura) resulta muy probable que habrán menos pistas de aterrizaje disponibles en el teatro. Si el número de bases aéreas accesibles es pequeño, su importancia para una campaña es posible que aumente, haciéndolos blancos más lucrativos y aumentando sus problemas operativos.

Naturalmente que los problemas de disponibilidad y operabilidad creados por los requisitos de las pistas de aterrizajes no son los únicos que afligen una base aérea durante una campaña. El mantenimiento de aeronaves, abastecimiento de combustibles y municiones y el mando y control pueden también crear serias dificultades. Sin embargo, muchas veces estos problemas son resueltos más fácilmente. Para comprender porque esto es así, tan sólo necesitamos comparar lo que se necesita para resolver estos problemas con el gran número de personas, gran cantidad de equipos, material de construcción y recursos de transporte que son necesarios para la construcción de una pista de aterrizaje (sin contar con el espacio para llegar a la pista y la rampa) para las aeronaves de caza/combate contemporáneas. Desgraciadamente, una razón mucho más importante se hará aparente durante una campaña, cuando podremos ver claramente el valor del tiempo que se requiere para construir o reparar una pista de aterrizaje."

http://www.airpower.maxwell.af.mil/apjinternational/apj-s/1990/2trimes90/bingham.html
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
El autor se llama Enrique Díaz Araujo y no sé si estuvo en la Guerra de Malvinas, también estuvieron otros 10.000 hombres y el hecho de que hayan estado allí no los convierte en expertos en habilitar y operar una base aerea.

El heco de que en LLV hubiera 10.00 hombres no es relevante;las conclusiones a las cual arriba el autor si: pues apesar de los errores de novato que cometieron las FFAA argentinas, lo relevante lo verdaderamente relevante es que el articulo se1ala claramente que de haber continuado resistiendo en Ganso verde y en algunos otros combates, el resultado hubiera sido otro..
 

Cocker

Colaborador
Colaborador
Bruner, estamos discutiendo cosas distintas, lo que dice el artículo sobre la inoperancia de Menendez en casi todo lo que hizo y no hizo y el valor de los hombres del BIM 5 lo comparto 100 %.

Puntualmente no comparto:

1- cuando dice que se hubiera podido operar con aviones cazas desde las islas, esto fué estudiado por gente de la FAA y se llegó a la conclusión que no se podía hacer por varios motivos, casi todos de índole técnicos y logísticos.

2- cuando dice que tropas más experimentadas podrían haber combatido, sin tener en cuenta que había una seria amenaza desde Chile. Argentina combatió ante un frente real al este y una amenaza potencial al oeste.
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
Cocker, ma salla de la inoperancia de MEnendez (cuya mano rehuse estrechar en el II Congreso de Huistoria Militar) de la entrega de las FFAA, la FAA inclusive llego a cargar una pista metalica para aklargar la de Puerto Argentino-pero esta nave quedo en el continente por el bloqueo inges. LA FAA,desde mi punto de vista fallo en el blanco de sus ataques: date cuenta que el hundimiento del Atlantic Conveyor le scauso serios problemas logisticos a los ingleses.Imaginate que si en vez de atacar a las fragatas, atacaban al Canberra, o ar QU2?..y en eso estoy totalmente de acuerdo con el autor, ya que me vego preguntando eso mismo desde 1982..
Argentina combatió ante un frente real al este y una amenaza potencial al oeste.
En esto concuerdo ocmpletamente
 
Cocker dijo:
Sobre el no empleo de tropas más calificadas en las islas, pareciera que el autor desconoce la amenaza potencial/real de las fuerzas armadas de Chile, esto distrajo a las tropas calificadas en resguardo de esa amenaza. También distrajo unidades de la Armada.

Sinceramente, yo creo que nuestras mejores tropas debieron enfrentarse con el enemigo más duro y experimentado: los ingleses. No tiene punto de comparación...
Los chilenos podrían haberse controlado de muchas maneras, pero jamás distrayendo a nuestras mejores tropas. Uno de tantos graves errores....como lo muestra este excelente informe.
 

CONDORPLT

Colaborador
Montero dijo:
Sinceramente, yo creo que nuestras mejores tropas debieron enfrentarse con el enemigo más duro y experimentado: los ingleses. No tiene punto de comparación...
Los chilenos podrían haberse controlado de muchas maneras, pero jamás distrayendo a nuestras mejores tropas. Uno de tantos graves errores....como lo muestra este excelente informe.


Estoy de acuerdo. De todas maneras era una Batalla que NECESARIAMENTE íbamos a perder desde el punto de vista estratégico, se improvisó sobre la marcha luego del incidente del ARA "Grl Belgrano" (Gloria a esos héroes de la Nación!!!), la conducción política de ese momento (eran Generales, Brigadieres y Almirantes, pero cumplián una función política, desde una visión real, por más uniforme que usaran, dejaron de ser soldados para transformarse en gobernantes..) no supo o no pudo, evitar que los hechos se desmadraran, cuando había todavía posibilidad de controlarlo medianamente a través de la politica exterior (se acuerden del preacuerdo con HAIG de las tres banderas???). Ojo, estoy convencido que Galtieri fue una tragedia para el País, yo era cadete y estaba formado en la ceremonia del Día del Ejército del 29 de Mayo de 1981 cuando en su discurso dijo "Las Urnas están bien guardadas"...maldito borracho de mierd@, su inoperancia nos costó tantas jóvenes vidas, tantos camaradas, tantos amigos...Lo lamento foristas me dejé llevar por los recuerdos...:(
 
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