'... Es casi el mediodía y el presidente Raúl Alfonsín aterriza en la Plaza de
Armas, a más de 400 metros de donde están los detenidos. Llega en un
helicóptero del Ejército, acompañado por Gassino, el ministro de Defensa,
Horacio Jaunarena, el vocero, José Ignacio López, el fotógrafo Víctor Bugge y
otros funcionarios que completan la comitiva.
Apenas posa un pie en el predio militar, lo rodean hombres de la Compañía
de Comandos 601, de uniforme verde, con los rostros pintados y armas largas.
Alfonsín no dice nada y sube a la camioneta Jeep, escoltado por los
carapintadas.
El Presidente, de traje claro de verano, recorre con Gassino y Arrillaga los
escenarios de los combates y contempla, en silencio, con cierta actitud de
recogimiento, los cuerpos destrozados de atacantes y militares. Cuando llegan al cuerpo del conscripto Leonardo Martín Díaz, un carapintada le apunta que “ fue rematado en el piso”. El olor a cadáveres y a pólvora impregna el aire...'
La Tablada, a vencer o morir
Felipe Celecia, Pablo Waisberg
Armas, a más de 400 metros de donde están los detenidos. Llega en un
helicóptero del Ejército, acompañado por Gassino, el ministro de Defensa,
Horacio Jaunarena, el vocero, José Ignacio López, el fotógrafo Víctor Bugge y
otros funcionarios que completan la comitiva.
Apenas posa un pie en el predio militar, lo rodean hombres de la Compañía
de Comandos 601, de uniforme verde, con los rostros pintados y armas largas.
Alfonsín no dice nada y sube a la camioneta Jeep, escoltado por los
carapintadas.
El Presidente, de traje claro de verano, recorre con Gassino y Arrillaga los
escenarios de los combates y contempla, en silencio, con cierta actitud de
recogimiento, los cuerpos destrozados de atacantes y militares. Cuando llegan al cuerpo del conscripto Leonardo Martín Díaz, un carapintada le apunta que “ fue rematado en el piso”. El olor a cadáveres y a pólvora impregna el aire...'
La Tablada, a vencer o morir
Felipe Celecia, Pablo Waisberg