La enseñanza de Sun Tzu en nuestra lucha por Malvinas

Debido a la nota de un forista “Clausewitz y la guerra aérea en Malvinas” http://www.zona-militar.com/foros/showthread.php?t=17155 he revisado mi archivo y les traigo éste escrito por demás interesante. Es algo largo, por lo que lo publicaré en partes.

La enseñanza de Sun Tzu en nuestra lucha por Malvinas​
Por el Com (R) Francísco Pío Matassi

Es probable que Sun Tzu no haya sido un militar chino, sino que se trata de “un ser histórico que representa un tipo de pensamiento militar chino” originado entre los siglos VI y V a.C. y moldeado en la “época de los estados guerreros” establecidos en distintas regiones de la actual China continental. Tales estados combatieron entre ellos con la importante consecuencia de lograr posteriormente la unificación territorial. El Arte de la Guerra, título que comprendía principios y enseñanzas de esa naturaleza, pareciera ser una recopilación de muchas observaciones y experiencias politico-militares de la época, aportadas por reyes y guerreros que han sido identificados (Sia Zhang, Zhou Ching, Han Sui, Dan Sung y Yuan Ming), y por documentos hallados posteriormente durante investigaciones arqueológicas.
Estos conocimientos son en la actualidad de un enorme valor cultural para los especialistas mundiales en defensa nacional y política de alto nivel, y creo que nos sirve a los argentinos contemporáneos que aún mantenemos frescas las vivencias de nuestra guerra de Malvinas (1982), para analizar nuestra antigua lucha político-militar con Gran Bretaña (UK) a la luz de un patrón de pensamiento que, como veremos, no fue ignorado por nuestro adversario. Esas ideas proveen un soporte fresco para nuestra meditación, que tiende a procurarnos enseñanzas útiles para el futuro.
Estos párrafos tienen exclusivamente este propósito y no el ánimo de censurar o pretender evaluar la participación de ningún compatriota que haya intervenido en esa epopeya. Como argentino, admiro a todos nuestros combatientes y los consideros ciudadanos históricos que fueron capaces de encarnar el ser nacional puro en un momento de definiciones que nos llevó a esa tremenda decisión. Ellos demostraron en 1982 que los argentinos aún creemos en los valores espirituales y estamos dispuestos a morir por ellos.

La defensa nacional
En el enfrentamiento que nuestro país sostuvo con UK en 1982 en el Atlántico Sur se pudo distinguir nítidamente la importancia, funcionalismo y precedencia que cada nación adjudica al problema de la defensa nacional. En UK, en 1976, ante indicios de nuestra intención en aquella región (la instalación de una estación científica en Thule, Sandwich del Sur, y el incidente con el buque oceanográfico RRS Shackleton en aguas malvinenses), el Ministerio de Defensa (MoD) le ordenó a la Comisión Conjunta de Inteligencia que preparase una apreciación sobre las posibles acciones que la Argentina pudiera realizar en la zona en disputa, en especial en las islas Malvinas.
Este documento sirvió de base a un estudio de EM realizado por la Junta de Jefes de EM de las tres FFAA que el 19Feb1976 propuso tres modos de acción posibles. Uno de ellos, el mas factible, se refería a la “recuperación británica de las islas”. Es decir, admitía en primer término que las Malvinas fueran ocupadas por la Argentina y luego fueran recuperadas por medios militares británicos. Eso implicaría en parte de Gran Bretaña “una operación anfibia de gran envergadura y a mucha distancia, cuyo transporte requeriría el empleo de todos los recursos anfibios de la Royal Navy y la organización de una Fuerza de Tarea (Task Force) considerable, incluyendo el portaaviones HMS Ark Royal…” (párrafos 44-77 del informe Franks sobre antecedentes de la guerra de Malvinas presentado a la Corona inglesa en Ene83). En UK, el MoD es muy efectivo y sus niveles superiores están dotados con funcionarios civiles estables y muy especializados que cuentan con la colaboración temporal de OOEEMM de las tres fuerzas que se han destacado en los cursos para oficiales y jefes de las Escuelas Conjuntas de Comando y Guerra de ese país. Hoy sabemos, por ejemplo, que desde 1974 estuvo destinado en el Dpto. Planes como Director Asistente el entonces capitán de navío John F. Woodward, que años después y con el grado de contraalmirante comandaría las fuerzas aeronavales británicas en el Atlántico Sur. En sus memorias (Los cien días, Ed Sudamericana, Buenos Aires, 1992, p.71) el alto oficial reconoció que ya entonces la probable defensa de Malvinas formaba parte de los planes militares británicos, tal como lo detalló oportunamente el Informe Franks.
Concluyendo, en UK el MoD centraliza las previsiones militares y con sus órgano ejecutivo, el Comité de Defensa presidido por el Primer Ministro, coordina todos los medios nacionales que intervienen en la consecución de los objetivos estratégicos fijados por el Gobierno. Este sistema incluido en la estructura del poder político británico ratificó la experiencia de ese Estado en la conducción de fuerzas militares en cualquier región del mundo. Paralelamente, los medios empleados en oportunidad adquirieron un grado de preparación que los habilitó para el combate específico en Malvinas y para ello contaron con un apoyo técnico y logístico de muy alta calidad. De ese modo obtuvieron una elevada aptitud y economía para la operación anfibia que se alistó en el mayor secreto.
Lamentablemente, en la Argentina ese sistema funcionó deficientemente porque prácticamente era inexistente y esa fue posiblemente la principal causa que abrió paso al éxito militar británico. La carencia de un sistema funcional de defensa nacional en nuestro país hizo que no se detectaran las intenciones y planes que UK lucubraba contra nuestro país desde hacía mas de seis años. Por eso se debieron modificar nuestros planes, poniéndoles fechas desaconsejables de ejecución debido a una presión indirecta y sutil del oponente, sin siquiera advertir y valorizar esa intención. Ante la reacción británica por la liberación de Malvinas el 02Abr82, no hubo unidad de comando, ek esfuerzo fue desordenado, y no hubo una industria específica que acompañara eficazmente el empeñamiento bélico. Hacia el final de las operaciones, no se apreció correctamente la capacidad operacional remanente del enemigo. De haber sucedido así, tal vez se podría haber emprendido alguna operación naval sorpresiva con nuestra flota de superficie y submarina; realizando ataques aéreos suplementarios sobre las fuerzas navales británicas sensiblemente debilitadas en su zona de estacionamiento a unos 470 km al oriente de Malvinas, o puesto en ejecución un plan de retardo para demorar la rendición de Pto Argentino. Recordamos que cada fuerza prácticamente planeaba su propia estrategia operacional y se acordaban apresuradamente nuevas responsabilidades ante la inminencia de las acciones bélicas.
En aquellos años, el problema Malvinas y su potencial evolución conflictiva no preocupaba al Ministerio de Defensa argentino y su vertiente militar sólo era analizada superficialmente. Nuestra Cancillería estudiaba ese conflicto desde el punto de vista diplomático, en tanto que el Ministerio de Economía se preocupaba por si el aspecto económico de la pesca y el eventual recurso petrolero podrían proveer nuevas contribuciones a las arcas del Estado. Pero la responsabilidad de diseñar, organizar y operar un sistema de defensa nacional es propia del poder político porque tiene la autoridad para establecer los requisitos a satisfacer por las FFAA. Esa pareciera se la intención de la reciente ley nº 24.948/98. Con referencia a esa norma legal, nuestro JEMGFAA en su discurso del 07Ago98 en El Palomar advirtió sobre el peligro de la instrumentación de la “mágica frase: más calidad y menos cantidad” y expresó textualmente que “…resulta totalmente sensato pensar que la satisfacción de particulares intereses, estrategias y políticas de un Estado, determinan el sistema de defensa y capacidad militar que con todo derecho se pretenda desarrollar”.
 
Excelente ! quien tendrá este tipo de pensamientos y planes dedicados a la Defensa nacional desde un punto de vista integral? Alguien considera realmente como podremos dar batalla ante la próxima e inevitable contienda por los recursos naturales? Que haremos cada uno de los foristas ante una situación beligerante ?
 
segunda parte

Que decía Sun Tzu
Ya Sun Tzu manifestaba inteligentemente que “la defensa nacional es el mayor asunto de un Estado, la clave para su supervivencia o extinción. Debe ser minuciosamente evaluada y constantemente analizada”. Además expuso cinco factores o requisitos que había que contemplar en la estructura militar. De éstos, sólo analizaremos el primero y fundamental, pues en Malvinas tuvo una absoluta vigencia nacional. Sun Tzu la define como el Tao, o lo que a mi juicio es el espíritu de justicia de la causa, es decir, la causa justa que consideraron Santo Tomás de Aquino y San Agustín. Decía el maestro chino, “la causa justa (el Tao) logra que el pueblo comparta con el gobernante la decisión de luchar. Ellos estarán de acuerdo hasta morir con él, vivirán con él y no sentirán el peligro”.
De esas consideraciones podemos extraer una conclusión interesante. Si bien la Argentina valorizó erróneamente en la guerra de Malvinas la importancia vital que tiene el sistema de defensa para la supervivencia nacional -la principal deficiencia demostrada en la guerra de 1982, según mi apreciación- descubrimos casualmente un factor básico que es esencial para nuestra lucha por la recuperación soberana de las islas. Ese factor, que es la causa justa, durante la guerra constituyó una sorpresa estratégica que exhibió al pueblo argentino ante el mundo y tiene significativas proyecciones futuras. Por otra parte, ese mismo factor -que despertó una fuerte reacción popular- no había sido tenido en cuenta por los planificadores político-militares de ambos bandos, pero demostró ser la esencia del prestigio argentino y el soporte político indirecto de nuestra intervención militar en Malvinas.
Era el requisito que nos faltaba presentar al mundo para demostrar que los argentinos estábamos dispuestos a morir en unidad nacional por una causa justa. Pese a toda la campaña de desinformación con alcance mundial que UK puso en marcha y que ene nuestro país se conoce como “desmalvinización”, mediante la cual intentaba convencer de lo “absurdo” de esa guerra, sospecho que los argentinos hemos colocado una “pica en Flandes” de una gran solidez esta vez y que nos proporcionará a no demasiado largo plazo un importante rédito para recuperar la soberanía de aquellas ínsulas.

La estrategia
Desde mi punto de vista, Sun Tzu ha dejado para la historia muchas reflexiones estratégicas (políticas y militares) que habrían tenido aplicación en la guerra de Malvinas. Por ejemplo, expresaba que, “en la guerra, las operaciones políticas y militares se nutren del engaño. Por lo tanto, aunque seaz capaz, muéstrate torpe. Cuando estés listo para emplear tus fuerzas, finge inactividad. Cunado tu objetivo esté próximo a ser alcanzado, aparenta que está distante, y cuando realmente esté lejos, crea la ilusión de su proximidad”. En otro momento de su escrito, analizando la estrategia operacional, propuso esta verdad genial, “para el combate, sea militar o político, lo mas difícil es transformar lo torcido en derecho, es decir, la adversidad en ventaja (o sea los factores negativos de la situación en positivos). Por lo tanto, si logras torcer la maniobra enemiga con alguna tentación, aunque inicies mas tarde tu propia maniobra, llegarás antes que tu adversario”.
En este aspecto particular hemos visto que UK consideraba seriamente la posibilidad de una invasión argentina a Malvinas, desde al menos mediados de los ‘70s. contrariamente a lo aconsejado por Sun Tzu, los argentinos dimos varios indicios de intenciones que confirmaban esa presunción. Por otra parte los británicos poseían información abundante y reservada sobre las probabilidades petroleras en la zona en disputa. Las investigaciones de lord Shackleton -de aquella época- habrían confirmado la presencia de una cuenca petrolífera estimada como “la mayor reserva del planeta”.
Estos antecedentes, mas otros no citados aquí, incitó al gobierno conservador de la Sra. Thatcher a contemplar la instalación de una fortaleza militar en Malvinas al viejo estilo del imperio, como Malta, Chipre y Bahrain para disuadir –en este caso a la Argentina- cualquier intromisión futura en la concepción y diseño de un fabuloso emprendimiento económico que ya desde entonces se preveía que sería privado, acompañando el estilo de la globalización naciente. Pero la implantación de una tal fortaleza no podía realizarse sin una razón justificada porque entre otras cosas el problema estaba siendo seguido de cerca por la ONU gracias a una inteligente gestión diplomática argentina.
Entonces se necesitaba “transformar lo torcido en derecho” con algún audaz acontecimiento. Ese modo de acción podría ser obligar a la Argentina a alejarse del paraguas legal protector que le acordaban las decisiones de las NNUU, que perdiera la calma e invadiera unilateralmente las ilas. Según el Informe Franks, así lo preveían los planes militares británicos desde 1976. La estrategia británica de aquel momento mostró que ese país supuestamente se “desinteresaba en dicha región” (“cuando seas capaz, muéstrate torpe”, Sun Tzu) para volcar su atención en otros problemas estratégicos aparentemente más importantes, donde “Malvinas tenía una prioridad muy distante”, según lo contó lord Carrington a nuestro canciller en Washington, DC, en 1981.
Esa tentadora confidencia le insufló ánimos a nuestros dirigentes nacionales y a los planificadores de las alternativas militares que empezaban a materializarse por entonces con la supervisión de la Junta Militar en un caso, y de la Armada y Cancillería por otro. Según el CA Horacio Mayorga (No vencidos, ed. Planeta, Bs. As., 1998, p.32), se trataba de la Operación Alfa, que contemplaba la sorpresiva instalación de una base naval científica como la de Thule en 1976, pero ahora en Pto. Leigh (Georgias del Sur). Los británicos, que probablemente estaban al tanto de nuestras intenciones gracias a un servicio de inteligencia de alta calidad, se daban cuenta que persistía un factor que afectaba a su propia estrategia. En el planeamiento argentino se preveía que la Operación Azul -recuperación de las islas Malvinas- no debía realizarse antes del 15 de mayo por cuanto el invierno llegaba puntualmente a aquella región (alrededor del 15 de junio).
Este factor meteorológico contribuiría a deteriorar la calidad de la reacción británica a partir del buen resultado de la sorpresa a lograr por nuestras fuerzas; el tiempo de reunión, reabastecimiento y navegación de la flota (alrededor de 20 días desde UK a Malvinas), y la operación anfibia consecuente. El comienzo del crudo invierno sureño generaría dificultades a los buques de la flota y los haría “tan vulnerables allí, como los ejércitos terrestres de Napoleón e Hitler lo fueron en Rusia (Woodward, Los cien días, Ed. Sudamericana, Bs. As., 1992, p.342). ese factor perturbador tenía que ser corregido haciendo que la fecha propuesta por las FFAA argentinas se adelantara para no después del 01 de abril. Por lo tanto incitaron nuestras apetencias comerciales y estratégicas (Mar82) en Georgias de Sur, que ellos conocían muy bien. A continuación actuaron desconsiderablemente para que los argentinos se sintieran agraviados y reaccionaran con indignación (“…si están enojados, pertúrbalos” aconsejaba Sun Tzu) y de esa manera adelantaran la operación de recuperación a la fecha que “casualmente” le permitiría a UK obrar con tiempo justo para llevar a cabo la reconquista antes de la entrada del invierno. Entonces nosotros comenzamos nuestra operación el 01Abr82 olvidando lo recomendado por Sun Tzu (“…si logras torcer la maniobra enemiga con alguna tentación y aunque comiences tarde tu propia maniobra, llegarás antes que él… Esto se logra conociendo como actuar con lo torcido y lo directo…” Tal vez el maestro chino nos miraba entonces desde los cielos con una mirada compasiva.
En otros momentos, el libro atribuido a Sun Tzu expresa con sutil inteligencia, “…por lo tanto, la excelencia de la conducción está en influir o instigar al enemigo y no ser inducido por éste. Si por el contrario deseas prevenir que el enemigo actúe, muéstrale las consecuencias peligrosas que tal acción traería (disuasión)”. Tomando en cuenta este enfoque, apreciamos claramente que las intenciones del Gobierno británico no eran practicar la disuasión, sino por el contrario, provocarnos para que diéramos el primer paso.

La batalla
Pero también los argentinos, aunque tal vez por simple intuición criolla más que por el conocimiento del pensamiento de Sun Tzu, demostramos poseer algo de la sabiduría china y la aplicamos exitosamente en ciertos aspectos de la guerra. Eso sucedió preferentemente en el campo táctico, durante la batalla que confiadamente nos propusieron los británicos partiendo de un supuesto erróneo. Creyeron que carecíamos de aptitud para el combate y de espíritu de lucha. Posiblemente desconocían las reflexiones del Tte. Gral. John Whitelocke ante el tribunal que lo juzgó en Londres por su derrota en Buenos Aires (1807): “no hay un solo ejemplo en la historia que pueda igualarse a lo ocurrido en Buenos Aires, donde sin exageración todos los habitantes, libres o esclavos, combatieron con una pertinacia que no podía esperarse ni del entusiasmo religioso o patriótico, ni del odio más inveterado e implacable”.
Ahora examinaré algunos sucesos protagonizados por la FAA -por cuanto son los que mejor conozco- en algunos momentos de la batalla y que enorgullecería al mismísimo Sun Tzu. “En consecuencia -expresó- si el enemigo está descansado, tu puedes fatigarlo. Si está bien alimentado, tu puedes hambrearlo. Si está quieto, tu lo puedes mover. Adelántate a posiciones a las que tendrá que apresurarse a defender; establece posiciones que el enemigo no pueda atacar. En cambio, la imagen que debemos dar de nuestro despliegüe debe ser la de parecer amorfos e imprecisos. Luego, si soy capaz de manejar el dispositivo enemigo mientras soy amorfo (ante sus ojos), puedo concentrar libremente mis fuerzas al tiempo que mantengo al enemigo fragmentado”. Precisamente así fue la batalla aeromarítima que la FAA condujo desde su comando táctico (FA Sur) en Comodoro Rivadavia, con sus unidades aéreas desplegadas en distíntos aeródromos de nuestra Patagonia que cambiaban constantemente. La FAA dispuso de unos 80 aviones de combate correspondiente a distintos sistemas de armas, algunos de los cuales fueron adaptados apresuradamente a las exigencias de los procedimientos aeromarítimos cuya competencia le había sido retirada a la FA en 1969. En menos de un mes hubo que alistar a tripulaciones y material aéreo para desarrollar operaciones aeromarítimas de ataque con plataformas y armas concebidas para uso contra objetivos militares terrestres. Con esos recursos y cumpliendo roles no habituales, la FAA logró producir al oponente los daños indirectos que aconsejaba Sun Tzu.
Además de usar inteligentemente los escasos y anticuados aviones a disposición, el Cdo. FAS puso en práctica una vieja idea que rondaba la mente en su EM: recurrir a aeronaves civiles de velocidad similar a los caza-bombarderos, con una guía militar, para confundir a los radares de la flota y simular ataques a buques. De ese modo harían despegar de los portaaviones a las patrullas aéreas de combate (PACs), integradas por Sea Harrier, única arma aérea de la flota. Ese propósito se logró utilizando aeronaves Lear en versión fotográfica de la FAA y aviones ejecutivos pilotados por tripulaciones civiles que entusiastamente se brindaron para volar esas salidas de diversión. Curiosamente, algunos de ellos eran veteranos argentinos de la RAF que, por ser de ascendencia británica, habían participado voluntariamente al servicio de UK en la II GM. En la FA, esa tarea también la cumplieron los cazas interceptores. En total, el escuadrón de paratos civiles, bautizado Fénix, realizó 118 salidas de ese tenor a lo largo de la guerra.
Esta maravillosa unidad, digna del arte de Sun Tzu, llegó a contar con más de 15 aparatos y con jefatura en Comodoro Rivadavia, el escuadrón fue desplegado en varios aeródromos patagónicos que alojaban a unidades de combate. Asimismo el escuadrón Fénix cumplió otras importantes tareas de exploración y reconocimiento, guiado de escuadrillas de ataque, y transporte de tripulaciones.
Durante los ataques aéreos a los buques británicos en los alrededores de Malvinas, uno de los obstáculos mas importantes a superar eran los Sea Harrier, de extraordinaria maniobrabilidad a alturas bajas y medias, y dotado con los AIM-9L facilitados por USA, que nos eran operativamente desconocidos. A estos se agregaban los SAMs y la AA de los buques. Por eso, para llegar hasta el objetivo incólume había que acudir a una ingeniosa táctica criolla. Ante estos interceptores tan bien equipados, nuestros caza-bombarderos armados con bombas PG para el ataque a los buques y sus cañones fijos para la defensa aire-aire, se encontraban en franca desventaja cuando eran interceptados. En tales circunstancias, las operaciones de diversión eran la única alternativa.
Por eso, los aviones del escuadrón Fénix decolaban formados como si fueran una escuadrilla de combate y se aproximaban a Malvinas por una altura que les permitiera su detección temprana por los radares de la flota para atraer a los Sea Harrier. Recordemos el pensamiento de Sun Tzu, “si está quieto, tu lo puedes mover. Adelántate a posiciones a las que tenga que apresurarse a defender, establece posiciones que el enemigo no pueda atacar”. Cuando el radar argentino en la Isla Soledad confirmaba el despegue de las PACs hacia los Fénix, éstos confirmaban el éxito de su tarea e invertían el rumbo para volver a su base a la máxima velocidad posible. En un cierto momento, calculado cuidadosamente por el Cdo.FAS, cuando los interceptores habían consumido mucho combustible como para empeñarse en procedimientos de combate aéreo, nuestros aparatos de ataque se aproximaban al ras del suelo y sorprendían a los buques seleccionados (“…si soy capaz de manejar el dispositivo enemigo mientras yo soy amorfo…”). Uno de los aparatos Fénix que cumplía una tarea aerofotográfica y era pilotado por el jefe de la unidad Vcom. R. M. de la Colina y cuatro tripulantes fue derribado el 07Jun82 con un SAM Sea Dart del destructor HMS Exeter.
Esas tareas, sumadas a los osados ataques de nuestros caza-bombarderos, forzaron varias veces al CA Woodward a retirarse a unos 470 km al este de las islas para luego aproximarse durante la noche y hacer fuego naval sobre instalaciones militares argentinas en la isla Soledad. Sus memorias están llenas de citas sobre el accionar aeromarítimo argentino. John Lehman, Secretario de Marina de USA, en su informe al Comité de Defensa del Senado norteamericano, dijo al respecto: “a pesar de los heroicos esfuerzos de los pilotos de Sea Harrier, los británicos nunca lograron algo que se aproximara a la superioridad aérea sobre las Malvinas. Incluso aviones argentinos de transporte fueron capaces de aterrizar en Stanley hasta la misma noche anterior a la rendición. Sin embargo y afortunadamente para los británicos, la guerra aérea circunscribió a horas diurnas…”
 
aguanten que hay mas...

En relación con esta reflexión de Lehman sobre la operación de nuestros aviones, hay otro ejemplo de la astucia argentina respecto a la pista de Pto. Argentino. Allí funcionó desde el 02Abr la principal base aérea argentina en las islas y por consiguiente fue bombardeada el mismo 01May porque UK intentaba privarnos de esa base aérea logística para aumentar el efecto del bloqueo marítimo. La faja asfaltada quedó “aparentemente” inutilizada por una bomba de 450 kg lanzada por un solitario Vulcan procedente de Ascención, pero en realidad hizo un hoyo de 6 mts de profundidad sobre el borde izquierdo, dejando habilitada una franja algo mayor a la mitad del ancho de la pista. Los transportes militares, conducidos con habilidad, podrían aprovechar el largo total de la pista (1200 mts) en el despegue y el aterrizaje, y hasta los MB-326 de la ARA y los IA-58 de la FAA operaron allí sin dificultades.
Si el enemigo percibía su fracasom seguramente insistiría con sus ataques aéreos y navales para inhabilitar la pista remanente. Por eso el personal de la base simuló otros impactos en el segmento en servicio de la pista, aprovechando escombros de los alrededores y camiones del Gpo. Cons. I que trabajaba durante la noche. El ensayo fructificó y los británicos cesaron sus ataques a las instalaciones al examinar los “daños” informados por fotografías aéreas y satelitales. Durante la noche, los héroes anónimos del Gpo. Cons. I retiraba los escombros y limpiaba la franja para que operaran nuestros C-130H Hercules, en tanto las granadas navales explotaban a unos 200 mts del lugar. En ese momento, a pesar de la existencia de la zona de exclusión total, la FAA efectuó 33 operaciones con C-130 y la ARA 17 con F-28 y B-200, todo ello hasta el 13Jun82 por la noche cuando la pista estaba al alcance de los obuses británicos. Entonces los argentinos demostramos nuestra imaginación para engañar al enemigo, pareciendo “…amorfos e imprecisos…”.

La estrategia futura
La sabiduría china también deja algunas enseñanzas para una estrategia que puede ser útil para la futura recuperación de las islas. “En la antigüedad, los grandes guerreros eran inconquistables antes que nada y además eran capaces de esperar el momento en que el enemigo era conquistable. Ser inconquistable (ser más, diría Paulo VI) depende de ti mismo, pero que el enemigo sea conquistable, también depende de él mismo”. En otras palabras, “el arte de la conducción consiste en hacerse inconquistable, aunque con esto no se logra necesariamente que el enemigo sea conquistable. La estrategia para vencer a un oponente puede ser diseñada, pero puede que no sea posible que sea ejecutada”. Más adelante Sun Tzu, para reafirmar este concepto básico, nos aclaró que, “los que verdaderamente eran admirados por nuestros antepasados, en realidad conquistaban a aquellos que eran fáciles de conquistar. Las victorias de aquellos triunfadores no se distinguían por su fama, sabiduría o valentía. La verdad del arte de la guerra está en vencer a aquellos que ya están vencidos. El secreto es lograr primero una posición donde no se puede ser vencido y desde allí desechar la oportunidad de vencer al enemigo”.
¿Cómo nos haremos inconquistables los argentinos? Fundamentalmente, reafirmando la unidad nacional, esa misma que sabemos expresar con orgullo y fortaleza en determinadas circunstancias históricas que nos ponen a prueba. Ese efecto es el producto de una correcta organización pública en pos de objetivos nacionales acordados con uniformidad de criterios, dándole al sistema de defensa de la comunidad toda la importancia que Sun Tzu le atribuía. Para ello requerimos el diseño de una estrategia interna y externa que resuelva los problemas políticos y económicos, fundada en la educación nacional que sigue valores históricos y religiosos tradicionales en preservación del ser nacional.
Desde el comienzo del siglo XIX las nacientes comunidades hispanoamericanas fueron atacadas con la estrategia de “dividir para reinar” y si bien no lograron anexarnos a ningún imperio, lograron desmembrar los virreynatos, especialmente el del Río de la Plata, y nos vimos atados a los intereses comerciales globales de UK. Aquella estrategia histórica ha dejado de beneficiar a la nación británica y no responde a los intereses populares; hoy ha sido reemplazada por la estrategia de la globalización. En 1982, los argentinos no alcanzamos a percibir el tremendo potencial, especialmente sicológico, de ese adversario que, cuanto menos, había perdido el lustre tradicional del ex imperio y que nos había ambicionado territorialmente a comienzos del siglo pasado. Ahora existen nuevas fuerzas, fundamentalmente privadas e internacionales, que están más interesadas en riquezas explotables en la región.
Entonces salimos a combatir con armas históricas vernáculas, como la heredad y la justicia, por amor a nuestras islas. Son pretenderlo, dimos al mundo un testimonio de dignidad al estilo de Don Quijote que ya no es frecuente en el planeta y para nuestra gran sorpresa descubrimos que, ante objetivos claros y justos, éramos capaces de refrendar la unidad nacional y causar al oponente coyuntural daños que nunca había imaginado: siete buques hundidos y muchos mas dañados con distinta profundidad. Esas bajas produjeron en UK un costo de mas de US$ 2 Millardos, que a nosotros nos hubiera permitido adquirir teóricamente unos 1000 aviones tipo Skyhawk (Francisco P. Matassi, Probado en combate, Colección Aeroespacial Argentina, vol.58, Bs. As., 1995, p.126).
En palabras de Sun Tzu, aun quedan cosas torcidas que debemos enderezar. Pero como nos aconseja, debemos empezar por hacernos inconquistables en el territorio continental donde aún existen muchos problemas por resolver. El pontífice León XIII nos advirtió en su encíclica Libertas Praestantisimum, “la razón demuestra y la historia confirma este hecho: la libertad, la prosperidad y la grandeza de un Estado está en razón directa a la moral de los hombres”. A su vez Sun Tzu sigue ofreciendo sus lecciones que creo serán útiles en el futuro, “en colusión, disuade al enemigo con daño potencial, tiéntalo con algunas ganancias, y lo verás abandonar el campo de batalla en búsqueda de los beneficios. Pero no confíes en que el enemigo no vendrá, sino que depende de la capacidad que tengamos para esperarlo. No confíes en que no nos atacará, sino que depende de cómo nos fortifiquemos en nuestra oposición”. Hoy la estrategia británica nos tienta con algunas ganancias, como el 3% de las regalías petroleras descontable de la deuda externa, pero simultáneamente continuará fortificando su posición. Nosotros podemos recurrir a la misma opción, pero tenemos que ser inconquistables. Poseemos condiciones espirituales y humanas para ello, y hasta para esperar pacientemente. La causa justa (el Tao) está de nuestro lado.
El 02Abr95 el R. P. Rodriguez Casey decía en Río Gallegos con motivo de una homilía en memora de los combatientes de Malvinas: “la Argentina atraviesa un período muy difícil de su historia. El camino que estamos recorriendo es duro y arduo. Podemos buscar causas de los males en diversas etapas vividas, perder el tiempo examinando a presuntos culpables, podemos empeorar las heridas hurgando indefinidamente el pasado, podemos profundizar así la división existente entre los argentinos, o en cambio podemos recordar emocionados el sacrificio generoso de todos nuestros jóvenes soldados -en Malvinas- y aunar nuestros esfuerzos, superar los recuerdos amargos y unirnos en la consecución de un gran ideal, del proyecto de una Argentina grande y fuerte”. “Inconquistable”, diría Sun Tzu.
 
final

Finalmente, el general chino nos envía desde la antigüedad otras claves para que las aprovechemos en nuestra lucha por Malvinas. “Ten fe en ti mismo y no tanto en las alianzas. Aplica tu imaginación y astucia contra el enemigo y triunfarás. El arma más importante del conductor constituye el hombre; a su vez los hombres valdrán por su espíritu. Cuando este se mantenga elevado, los hombres pelearán; cunado la moral se les caiga, desertarán. Cuando debas reunir y organizar un ejército, concéntrate en estimular su espíritu. Cunado comiences un nuevo despliegue y reorganices tus tropas, concéntrate en ella y agudiza su espíritu. Cuando te acerques al campo de batalla y estés cerca del enemigo, concéntrate en reforzar su espíritu. Cuando haya sido fijado el día D, ocupa tu tiempo remanente en hacer decisivo su espíritu”. Creo que en 1982 teníamos precisamente a esos hombres, aunque -como hoy- no lo notáramos. Tengamos pues confianza y no temamos a nuestro futuro. Somos, gracias a Dios, una nación que trata de ser fiel a su misión histórica.
Ya hemos sobrevivido casi dos siglos pese a los infinitos e ingeniosos ardiles para dividir y sojuzgar a los hispanoamericanos, en particular a la nación argentina. A pesar de nuestras dolorosas heridas en el Alto Perú, las misiones jesuíticas, la Banda Oriental, el Beagle, aún conservamos un precioso territorio con dones humanos y materiales para hacernos inconquistables y recuperar lo único que aún nos hiere, nuestras islas Malvinas. El próximo milenio augura acontecimientos que mantienen nuestras esperanzas. El Derecho de las Naciones, La civilización del Amor y la carta Apostólica de Nov94, todos pregonados y encabezados por el papa Juan Pablo II, nos hablan del jubileo cristiano (inclusive de la remisión de las deudas) y de la esperanza de conducirnos por el camino de ser inconquistables.-

Nota de autor: todos los conceptos de Sun Tzu han sido traducidos por el autor del libro de Ralph D. Sawyer, Sun Tzu, The Art of War, Barnes & Noble Inc., USA, 1994.

Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea RESGA
 
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