El Tambor de Tacuarí

Nació en 1798 en Yaguareté-Corá, pueblito correntino que hoy se llama Concepción.

A fines de 1810 pasó por allí Manuel Belgrano con su reducido ejército, rumbo al Paraguay. Según Francisco Atenodoro Benítez, citado por Enrique Mario Mayochi, Belgrano con alguno de sus oficiales se dirigió al oratorio para rezar ante la imagen de San Francisco de Asís, patrono del poblado. Al salir de la capilla para visitar la escuelita local, fue rodeado por varios paisanos que le pidieron los incorporase al ejército. Entre ellos estaba el niño Pedro Ríos, por entonces de doce años, quien insistía en que Belgrano lo incorporase a su tropa.

Manuel dudó en un principio, pero el padre del niño, Antonio Ríos, antiguo maestro rural, le dijo: "No sólo doy mi consentimiento, sino también le ruego que lo acepto, porque yo, con mis 65 años de existencia, soy un hombre anciano, y la entrega de mi hijo es la única ofrenda que puedo hacer a la Patria".

En el ejército de Belgrano había un comandante cuya visión estaba muy disminuida, quien pidió al general que aceptara al niño para que le sirviese de guía. Y así ocurrió.

Cuando llegaron al Paraguay, los patriotas debieron enfrentar la resistencia del gobernador Bernardo de Velazco. La primera batalla tuvo lugar en Paraguarí, donde Pedrito tomó a su cargo el tambor cuando el encargado del mismo ocupó un lugar como soldado.

El 9 de marzo de 1811 se desarrolló el duro combate de Tacuarí. Belgrano, con 250 hombres, debió enfrentar a 2.000. Siete horas duraron las acciones.

Pedrito, redoblando con los palillos el parche de su tambor, alentaba a los soldados de la Junta de Buenos Aires hasta que dos balas de fusil pusieron fin a su vida.

El tambor de Tacuarí no fue una leyenda sino una realidad. El niño-héroe debería ser recordado cada año en las escuelas, como dispuso el Consejo Nacional de Educación en 1912.

Hoy, al menos, lo honramos aquí. Estatua en su honor en su Concepción natal:




Artistas plásticos y poetas argentinos se han inspirado en “El Tambor de Tacuarí“, para perpetuarlo en la escultura, el cuadro, el poema; y cabe destacar la famosa composición de Rafael Obligado, que es uno de los poemas más difundidos en la Argentina.

Es un grupo de argentinos
el que marcha a combatir;
es la Patria quien los mueve
y es Belgrano su adalid.
Con la bala y con la idea
traen de Mayo el boletín;
y las selvas paraguayas
van abriendo al porvenir,
mientras juega con sus chismes
el Tambor de Tacuarí.

Nota de Adolfo González publicada en la Revista Villa Tranquila Nº 68 del 21 de marzo de 2001.
 
Excelente resumen Tambor en varios desfiles militares se lo recuerda con un niño aql frente tocando un tambor
 
Tambordetacuari, espero que no te moleste que agregue algunos datos al tema, que siempre me puso la piel de gallina. Esta extraido de la pagina de la escuela Tambor de Tacuari, en Ituzaingó, Buenos Aires (http://www3.abc.gov.ar/paginaescuela/0136PP0008/tamb.htm#El tambor)


El tambor de Tacuarí

La campaña libertadora del Paraguay tocaba a su fin. Emprendida la retirada hasta el río Tacuarí, en cuyas cercanías las fuerzas de Belgrano sostuvieron en el transcurso del día 9 de marzo de 1.811 diversos encuentros, una de las intrépidas columnas, compuesta de 235 soldados, se puso en movimiento sobre su enemigo, que en número de cerca de 2000 hombres con seis piezas de artillería, avanzaba con la arrogancia que le inspiraba la superioridad numéricay su reciente triunfo. La infantería, formada en pelotones en ala,marchaba gallardamente con las armas a discreción, al son del paso de ataque que batía con vigor sobre el parche un tamborcillo de doce años de edad, que era al mismo tiempo lazarillo del comandante Vidal, que apenas veía; pues hata los niños y los ciegos fueron héroes en aquella jornada. La caballería, dividida en dos pelotones de 50 hombres cada uno, marchaba sobre los flancos sable en mano, haciendo enarbolar la última enseña del ejército expedicionario al Paraguay. Los cañones con bocas ennegrecidas por un fuego de cerca de seis horas, eran arrastrados a brazo por los artilleros. Ibañez conducía el ataque, y el General Belgrano, observando con atención al enemigo, dirigía los movimientos de aquel puñado de soldados. Repentinamente cesó el fuego y disipándose las nubes de humo que oscurecían el campo de batalla, se vio a la línea paraguaya recogerse sobre sus costados, guarneciéndose en el bosque y abandonando, en el medio del campo, los cañones con que hacía fuego.

La fuerza moral había triunfado sobre la fuerza numérica. El General Belgrano habiendo conseguido imponerse al enemigo, había obtenido la única victoria que era de esperarse; y aprovechándose del asombro causado por el valor de sus tropas, envió a su vez un parlamento al jefe paraguayo, quien lejos de pensar en hacer efectiva su arrogante amenaza de la mañana, sólo pensaba en precaverse de la derrota. Así consta en el mismo testimonio del enemigo.

Mientras el parlamento se dirigía al campo adversario, los soldados patriotas descansaban orgullosamente sobre sus armas, Belgrano, de pie en lo alto del "Cerro de los Porteños", pudo entregarse a la satisfacción viril de haber salvado con su fortaleza de ánimo la gloria de las armas revolucionarias, y con ellas, las últimas reliquias de su pequeño ejército.

¿Existió el Tambor de Tacuarí?

En la historia escrita del Tamborcito se deben analizar tres aspectos: a) el valiente comportamiento de un niño en la batalla de Tacuarí, b) su presunta muerte en acción, y c) su individualización como Pedro Ríos.

a) El valiente comportamiento de un niño
Mitre fue el primero que divulgó esta tradición. En su Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina editada por primera vez en 1857, unas escuetas líneas relatan el episodio: «La infantería, formada en pelotones de ala, marchaba gallardamente con las armas a discreción, al son de paso de ataque que batía con vigor un tamborcillo de doce años que era, al mismo tiempo, el lazarillo del comandante Vidal, que apenas veía: pues hasta los niños y los ciegos fueron héroes en aquella jornada". En ningún párrafo narra su muerte en acción.

La segunda persona que aparentemente se ocupó de esta historia fue Rafael Obligado. El vate era muy amigo de don Carlos Miguel Vega Belgrano, con quien se carteaba. Este señor era nieto del prócer, por lo que es posible que el poeta oyera de sus labios esta tradición. Además, Obligado recorrió el país con el fin de recoger cuentos, leyendas y tradiciones para usar como temas en sus poesías. Estuvo en Corrientes en 1897, y con motivo de ese viaje escribió A Corrientes, cuyos versos finales son muy significativos:

“¡Corrientes Tierra natal

de los héroes sin historia

de los mártires sin gloria,

de los dolientes hogares!

Dame sol, dame azahares,

dame asilo en tus memorias.


La poesía El Tambor de Tacuarí está fechada en 1909. Obligado, y especialmente Mitre, conocieron a muchos guerreros de la Independencia, alternaron con ellos, y escucharon de sus labios, o de los de sus familiares, numerosos episodios históricos. Mitre, al referirse a Falucho, dejó constancia que conoció cómo murió, gracias a un relato escrito y a varios orales, por lo que se debe aceptar que escuchó de alguien lo ocurrido en Tacuarí. En base a esto, considero que se debe admitir como cierto que allí un tamborcito se comportó heroicamente a pesar del fragor de la batalla.

Es evidente que durante varios años no se habló de que el muchachito hubiera muerto en acción. Podría ser una prueba de ello la resolución del Consejo Nacional de Educación del 8 de marzo de 19 1 2, que fijó las fechas para la conmemoración de los niños heroicos. En sus considerandos se dice lo siguiente: “Con el propósito de fijar dos fechas del año para que se recuerde en la escuela á los niños que merecieron por sus actos heroicos la gratitud de la patria, y considerando que entre los pequeños héroes argentinos cuya abnegación y valor exalta la historia, se destacan el "Tambor de Tacuarí" y las "Niñas de Ayohuma", por sus acciones gloriosas realizadas el 9 de marzo de 1811 y el 14 de noviembre de 1813, respectivamente...”

b) Presunta muerte
La primera referencia escrita que se encontró sobre la muerte del niño está datada el 9 de julio de 1924. Ese día, el historiador Gómez, en su discurso pro- nunciado en la plaza 25 de Mayo de Corrientes, dijo: “ ... cuando Belgrano cruzó la provincia (... ) en su marcha hacia el norte, cruzó el pueblo de Concepción, se enroló un niño, sereno como nuestro cielo y fervoroso en sus pasiones como la roja flor de los ceibales. Su nombre se ha perdido en el horror de la trajedia para inmortalizarse por el poeta, como el "Tambor de Tacuary" y su figura surge en el recuerdo entre el hierro del coraje y la metralla ( ... ), sino el redoblado jadeante y épico del heroico tamborcillo, recostado en la cureña doblada de un cañón, en el repecho ardiente de la colina, su ropa en harapos flamea como una bandera, su pecho abierto, sus cabellos revueltos por el beso de la gloria, su rostro jubiloso de heroísmo, ponen en la tarde la nota más grande del heroísmo. Y es recién cuando la metralla enemiga quiebra su vida como un lirio y cesa el redoblado estupendo de los parches ..." . Curiosamente, en el tratado de historia de su provincia natal no menciona el episodio, a pesar de que su obra se publicó cuatro años después de que el mismo Gómez gestionara el emplazamiento de un monumento al niño héroe en 1929.

Tampoco refiere el episodio otro autorizado comprovinciano, Manuel Florencio Mantilla, en su Croníca histórica de la provincia de Corrientes. Fue autor de numerosos trabajos históricos, algunos relacionados con conocidas tradiciones, como la del sargento Cabral y la de Falucho, y, sin embargo, en su vasta bibliografía no hay referencia alguna sobre el Tamborcito.

La segunda mención que se encontró sobre la muerte del niño está fechada en 1929, y pertenece a Francisco Atenodoro Benitez, autor del que nos ocuparemos más adelante. Dice textualmente: “El Tambor de Tacuarí redoblaba sin cesar el paso de ataque que le habían ordenado sus superiores, hasta que cayó en el puesto de honor y sacrificios...”. Posiblemente todas las referencias posteriores estén basadas directa o indirectamente en las afirmaciones de Gómez y Benitez. La nota de Enrique M. Mayochi, publicada en la revista de La Nación, es una mera versión resumida del trabajo del señor Díaz Ocanto sin verificación de las fuentes, según referencias verbales de los mismos Mayochi y Diaz Ocanto.

El 9 de marzo de 1974 apareció en el diario Época, de Corrientes, una nota de Ramón Juan Blaneo en la que se dice: “no obstante, años después, cuando era conducido enfermo desde Tucumán a Buenos Aires, en un descanso en suelo cordobés Manuel Belgrano recordó que a la fecha del combate librado en Tacuarí el niño había adquirido aceptable destreza en el Tambor. De otro modo no se justificaba el valiosísimo papel que asumió en la batalla final”. En otra parte agrega: “Lo recuerdo y me estremezco -decía el general Celestino Vidal hacia el mina¡ de su vida-; me parece estar viéndolo avanzar impasible a mi lado. Y lo he visto caer y abandoné la lucha para socorrerlo. Murió de dos disparos en el pecho. Estoy seguro de que su muerte fue mi salvación, porque al detenerme, no caí como cayeron casi todos los del ala donde estábamos nosotros”.

Las afirmaciones atribuidas a Belgrano documentarían su presencia en la batalla, las de Vidal, su muerte. Blanco me dijo que vio lo afirmado por Belgrano en una fotocopia que le mostró otro historiador, de una tradición relatada por Pastor Servando Obligado y publicada en una revista. En ella, Obligado contaba que un soldado, que acompañó a Belgrano en su último viaje a Buenos Aires, le oyó narrar eso al prócer. La revisión que se efectuó de los diez tomos de las tradiciones de Obligado no reveló la existencia de una narración semejante (ver notas 27 a 36), ni tampoco se encontró un tema vinculado en el índice de la segunda serie que nunca se editó. Cabe destacar que dicho autor publicó además sus escritos en revistas como Caras y Caretas, por lo que es posible que exista ese relato aunque no se lo haya podido encontrar.

Con respecto a lo afirmado por Vidal, esto surgiría de papeles que conservarían descendientes del general. En el Archivo General de la Nación existe un legajo con documentos de este militar, pero en el mismo no había nada relacionado con el Tamborcito. El parte elevado por Belgrano, ya mencionado, dice textualmente: “sólo cuento once muertos y doce heridos”. En el mismo no hay referencia al acto heroico del Tamborcito, pero cabe admitir que Belgrano no debió de informarlo a la Junta por considerarlo, quizá, uno de los tantos héroes de esa memorable jornada.

El autor tiene la impresión de que una mala interpretación de algunos versos de la poesía de Obligado contribuyeron a la leyenda de su muerte en acción. Se basa para decir esto en la explicación que le daban sus maestros a algunas estrofas. Decían que el niño habla dejado de reir porque había sido herido; y que la frase “echa su alma sobre el parche” significaba que habla expirado porque su espíritu se había separado de su cuerpito.

Como bien se puede apreciar, la lectura de esas líneas indica algo completamente distinto: “ya no ríe, porque ve a sus compañeros caer muertos o heridos o, sim- plemente, porque está impresionado por el fragor de la batalla, pero el niño se sobrepo ne al temor o a la tristeza, y bate el parche con tal energía que lo lace hervir. Solamente las últimas estrofas podrían interpretarse forzadamente como indicando su muerte:

Y se cuenta que de ahí

por América cundieron

hasta en Maipó, hasta en Junín

los redobles inmortales

del Tambor de Tacuarí.

Lo antedicho es solamente una impresión personal sin ningún valor histórico. Sería interesante que si algún lector conociese algo más al respecto o supiese donde se puede consultar la tradición de Pastor S. Obligado, que trata sobre este episodio, o los documentos del general Celestino Vidal, lo comunique a la escuela.

c) Su individualización como Pedro Ríos

El doctor Francisco Benitez escribió(refiriéndose a la entrada de Belgrano en Yaguareté Corá, actual Concepción): «...Por esas tradiciones se sabe: que después de rezar sus oraciones, el general Belgrano, al salir del templo, se encontró en el atrio de la iglesia con algunos paisanos que solicitaron su incorporación a la campaña libertadora, y que entre estos apareció un niño de 12 años, lleno de decisiones, que pedía insistentemente ir con el ejército, para poner al servicio de la revolución el fervor de sus entusiasmos juveniles. Otras crónicas agregan que el general Belgrano dudó al principio de la conveniencia de llevar a este niño a sufrir los peligros y los azares de una expedición tan ardua, cuando el padre del valiente paisanito, allí presente (de apellido Ríos, y que en otros tiempos habla sido maestro de una escuela rural), dijo que no sólo prestaba su consentimiento, sino que rogaba que se lo aceptara, y que al entregar este hijo, era la única ofrenda que él como hombre ya anciano y enfermo podía ofrecer a la patria. Entonces el Comandante Don Celestino Vida¡, que llegó a ser más tarde general, hombre cegatón, que veía a muy corta distancia, pidió al general que se lo aceptara al niño para servirle de compañero y de guía en la campaña, y el futuro héroe fue incorporado a las filas del ejército». Decía además Benitez que el héroe ensayó en aprender el redoble del tambor, y que el pueblo de Yaguareté Corá «sólo tenía unas 40 o 50 casas». Evidentemente, fue Benitez el que recogió la tradición de la muerte en acción del niño y su individualización como Pedro Ríos. Vale la pena hacer algunos comentarios sobre el relato de Benitez. La incorporación de muchachos y aun niños como tambores y pífanos era común en los ejércitos de la época, así como el ingreso de muchachitos como grumetes en los buques de guerra o mercantes. Gesualdo cita un decreto de la Comandancia General de Armas de 1814, por el cual se disponía que la policía recogiera a los muchachos que vagaban por las calles para que reemplazaran la falta de músicos en los regimientos recientemente formados. Ya en las invasiones inglesas los niños fueron regimentados, y muchos de ellos fueron tambores. En 1851, por un decreto de Rosas, los niños de 12 años eran incorporados como tambores al ejército. El pedido del padre -un hombre viejo y enfenno que quizás ve próxima su muerte y con ella la posibilidad de dejar huérfano a su hijo, orfandad que generalmente se acompañaba de indigencia- es perfectamente lógico. El pobre hombre ve en el ingreso al ejército la posibilidad de que su hijo inicie una carrera, sin imaginar el desgraciado final.

A esto cabe agregar lo que se afirma en la nota de Epoca “la falta de constancia sobre la época de su nacimiento. Yaguareté Corá (que así se llamó Concepción) contaba con una capilla, de reciente construcción, que dependía del curato de San Roque. Es tradición que los bautizados allí durante mucho tiempo no fueron anotados. Por ello tampoco figura en los libros parroquiales de San Roque. La única referencia existente sobre su nacimiento fue la que dejó el general Celestino Vidal, el militar que más conversó con el niño, quien, a poco de incorporado, le recordó que hacia 2 meses había cumplido doce años. De modo que el nacimiento debe ubicarse en septiembre de 1799”. Belgrano había entrado a Yaguareté Corá el 26 de noviembre de 1810. En el mismo periódico se afirma que es tradición que el niño se llamaba Pedro, y el padre, Antonio, y que el tambor cumplió un papel relevante en el ataque al campamento enemigo de Yuquerí, el 19 de enero de 1811, que desembocó en el drama conocido como batalla de Paraguarí. El pequeño tuvo la misión junto a setenta soldados y catorce peones de fortificar las carretas del parque de armas y el hospital de campaña. Esta noticia la habría dado, en 1816, el mismísimo Vidal.

La falta de constancia del nacimiento del niño es otro hecho habitual de esos años. Es que en los medios rurales de antaño era frecuente esto, ya por haraganería de los sacerdotes o por ignorancia o incapacidad de los mismos.

Según Blanco, el historiador Federico Palma encontró en Concepción, en el censo de 1859, un Pedro Ríos que, de acuerdo a la edad declarada, habría nacido en 1799. Si bien puede tratarse de un homónimo, especialmente si se considera que Ríos es un apellido relativamente común, este hallazgo arroja serias dudas a la individualización como Pedro Ríos del Tamborcito de Tacuarí.

La tradición oral

Como se dijo antes, los historiadores contemporáneos omiten las referencias al acto heroico del muchachito, basados en la falta de información documental, información que a lo mejor existe, pero que no se ha podido confirmar. Esa actitud es errónea. Los que ya estamos entrados en años hemos recibido de nuestros mayores una riquísima tradición oral que hoy día casi se ha perdido. Antes era frecuente --en las veladas o durante las comidas-- escuchar cuentos, anécdotas y viejas historias. Personalmente recogí de ese modo valiosos datos que me han permitido orientarme en algunas de mis investigaciones.

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Toda la información existente sobre el Tamborcito de Tacuarí proviene aparentemente de una tradición oral. No debe haber dudas sobre la presencia del niño en el combate. Surge de Mitre y Obligado, personas que recibieron información directade guerreros de a independencia o de sus familiares.

Su presunto deceso surge de una fuerte tradición correntina; es perfectamente lógico admitir que si un niño se encuentra en medio de un combate pueda caer herido de muerte por una bala.

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Con respecto a la individualización como Pedro Ríos, el hallazgo de Federico Palma plantea serias dudas.

Creo que es un error despreciar una tradición porque no se la pueda confirmar con pruebas documentales que, por otra parte, tal vez existían.

Como resultado de esta investigación se puede llegar a las siguientes conclusiones:

a) Que el conocimiento del valiente comportamiento de un niño en Tacuarí proviene de una transmisión oral recogida por Mitre y, tal vez, Rafael Obligado;

b) Que no pudieron encontrarse pruebas documentales sobre el episodio, pero existen referencias de ellas en la bibliografía consultada;

c) Que la información sobre su muerte en acción y su individualización como Pedro Ríos proviene de un autor correntino, Francisco Benitez, quien la recogió de sus ancestros.

d) Que cabe admitir su muerte en Tacuarí, pero existen dudas de que el Tamborcito haya sido Pedro Ríos;

e) Que la tradición oral es una importante fuente histórica que no debe ser despreciada, pero que, dentro de lo posible, debe confirmarse con pruebas documentales, y

f) Que la tradición del Tamborcito de Tacuarí no es un mito que se haya abierto paso en la maraña de los orígenes históricos sin partida de nacimiento.

Legitima las tradiciones el investigar recuperando pruebas documentales y la historia oral. Así, este personaje heroico -que muchos conocimos a temprana edad, en el paso por la escuela primaria- confirma su existencia desde el lugar de los mitos de aquella etapa fundacional de la Nación.

AUTOR: Quiroga Micheo, Ernesto, Revista “Todo es Historia” N° 368, pag. 20 a 28.

BIBLIOGRAFIA:

Mitre, Bartolomé, Obras Completas, Honorable Congreso de la Nación, Buenos Aires, 1940.

Obligado, Rafael, Poesías, Espasa Calpe Argentina S.A. Buenos Aires-México, 1941.

Consejo Nacional de Ecucación, Conmemoración de la Niños Heroicos, Monitor de la Educación Común, año XXX, Tomo XL. N° 471 del 31 de marzo de 1912.

Díaz Ocanto, Juan Carlos, El niño héroe era correntino, Instituto Belgraniano, Corrientes, 1991.
 
Exelente! es una pena que siendo correntino y haber hecho toda mi primaria y secundaria aca jamas escuche esa historia en la escuela,tuve que enterarme de la misma por otro lado y años mas tarde recordarla aqui en ZM. Saludos
 
Gracias Pablo01 !!! tenemos muchos héroes de los que no sabemos nada, por suerte libros como " MALVINAS Los Halcones no se lloran" del Comodoro Pablo M. Carballo nos recuerdan aquellos que tenemos cerca en el tiempo, pero de los demás se sabe poco y nada.

Alejandroctes: nuestra historia militar, la correntina, es muy rica en personajes y ejemplos de entrega por la Patria, busquemos y difundamos !

Saludos
 
En la revista Soldados de Noviembre de 2005, que salió con motivo del décimo aniversario de la publicación, aparece la historieta referida al Tambor de Tacuarí, está muy buena como material didáctco.
Aldo
 

DSV

Colaborador
DECLARACIONES OFICIALES

Ley 26.753
Declárase el 9 de marzo día del “Niño Heroico Pedro Ríos, Tambor de Tacuarí”. Sancionada: Junio 27 de 2012. Promulgada: Julio 25 de 2012.

El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc. sancionan con fuerza de Ley:

ArtIculo 1º — Declárase el 9 de marzo de cada año el día del “Niño Heroico Pedro Ríos, Tambor de Tacuarí”.
ARTICULO 2º — Invitar al Consejo Federal de Educación a incluir dicha fecha en los calendarios escolares de la República Argentina.
ARTICULO 3º — Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional. DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, EL DIA VEINTISIETE DE JUNIO DEL AÑO DOS MIL DOCE. — REGISTRADO BAJO EL Nº 26.753 — AMADO BOUDOU. — JULIAN A. DOMINGUEZ. — Juan H. Estrada. — Gervasio Bozzano.
 

nestorboca

MALVINAS... VOLVEREMOS..!
Colaborador
Un aporte mas sobre Pedro Rios, El Tambor de Tacuari...




El tambor de Tacuarí, Pedro Ríos, forma parte de la constelación de héroes que Corrientes dio a la Patria. El intendente de Santa Rosa Juan José Encinas, dispuso que el 9 de marzo sea feriado comunal y se festeje a el 'Tambor de Tacuarí', ahora esta tras sus restos en el Paraguay, a sabiendas de que no sera una tarea facil.

El Tambor de Tacuarí (de Juan Carlos Díaz Ocanto)

El tambor de Tacuarí, Pedro Ríos, forma parte de la constelación de héroes que la Provincia de Corrientes dio a la Patria. La figura de José de San Martín, otro ilustre correntino, libertador de Argentina, Chile y Perú, es tan relevante que hace que los perfiles de los demás próceres se desdibujen. Sin embargo, es muy importante rescatar el heroísmo de Pedro Ríos, un niño de 12 años que acompañó a Belgrano en la Expedición al Paraguay, dando muestras de valentía y patriotismo, y perdiendo la vida en el combate de Tacuarí.

Pedro Ríos era un niño nacido en Yaguareté-Corá, que significa "corral de tigres" en guaraní, actual ciudad de Concepción, y cabecera de dicho departamento. Este pueblo es uno de los más antiguos de la provincia de Corrientes, fundado en el año 1796, con una base de 58 pobladores entre los que se contaban 32 españoles y 26 nativos, que se hallaban avecindados desde hacía varios años en torno al Oratorio de San Francisco de Asís, existente en el lugar, dependiendo éste del Curato de San Roque. En 1870, cambia el pueblo y departamento de Yaguareté –Corá por el actual de Concepción.

En 1810, el entonces coronel Manuel Belgrano se encontraba al mando de la Expedición Libertadora del Paraguay enviada por el gobierno de la Junta Gubernativa. Se proponía llevar la revolución al Paraguay.

La incorporación y la actuación de Pedro Ríos al Ejército de Belgrano fue durante muchos años un hecho poco conocido. Tal es así que existen datos equivocados en la película “El Tambor de Tacuarí” filmada en 1948, donde se lo llama Gregorio o Goyo, y aparece como incorporado al Ejército de Belgrano en Buenos Aires y en un diálogo afirma haber nacido allí, aunque llevado desde muy niño a Corrientes.

Los historiadores pudieron comprobar que nació en septiembre de 1798 en yaguareté-corá. En ese momento este pueblo contaba con una capilla que dependía del Curato de San Roque. Los bautizados allí durante mucho tiempo no fueron anotados. Por ello tampoco figura en los libros parroquiales de San Roque. La única referencia acerca de su nacimiento la proporciona el general Celestino Vidal, el militar que más contacto tuvo con el niño, quien a poco de incorporado, le recordó que hacía dos meses había cumplido doce años. Por lo cual su nacimiento debe ubicarse en septiembre de 1798.

El extinto doctor Francisco Atenodoro Benítez, nacido en la localidad de Concepción, en su libro Homenaje justiciero, la estatua al Tambor de Tacuarí, editado en 1930, nos ofrece datos certeros relativos a la entrada de Belgrano al citado pueblo y a la incorporación del Niño Héroe a las filas del Ejército Libertador.

En la mañana del 26 de noviembre de 1810 se produjo la entrada del Ejército de Belgrano en Concepción. Belgrano, penetró en las calles del pueblo, y acompañado de parte de su plana mayor, se dirigió a orar al oratorio, arrodillado ante el patrono de Yaguareté –Corá, que era entonces San Francisco de Asís. Al abandonar el oratorio para ir a visitar la escuela de primeras letras del pueblo, se encontró en el atrio con algunos paisanos, quienes le solicitaron incorporarse a las filas del ejército patriota, encontrándose entre ellos un niño de 12 años, Pedro Ríos, quien pedía insistentemente entrar al ejército. Belgrano dudó al principio de llevar a ese niño a una expedición militar, pero el propio padre, llamado Antonio Ríos, dijo: "No solo doy mi consentimiento, sino también ruego que lo acepte, porque yo, con mis 65 años de existencia, soy un hombre anciano y la entrega de mi hijo es la única ofrenda que puedo hacer a la Patria” (1)

El Comandante Celestino Vidal, que llegó a ser posteriormente general, hombre medio ciego, le solicitó a Belgrano que aceptara al niño para servirle de guía y compañero en la Campaña Libertadora del Paraguay, y por lo tanto, Pedro Ríos fue incorporado al Ejército Patriota.

La marcha del ejército de Belgrano demandó grandes sacrificios por las características del terreno, dado que existían numerosos ríos, arroyos, lagunas, esteros y bosques, que eran difíciles de cruzar por la carencia de caminos y de poblaciones de abastecimiento.

El 19 de diciembre se efectuó el cruce del Alto Paraná para ingresar a territorio paraguayo. Pedro Ríos no tuvo mucho tiempo para ejercitarse en el uso del tambor, debido que batir el parche en zona enemiga hubiera significado delatar la posición del ejército a los espías realistas. No obstante eso, años después cuando Manuel Belgrano era conducido enfermo desde Tucumán a Buenos Aires, en un descanso en tierra cordobesa, recordó que a la fecha del combate de Tacuarí, el niño había adquirido una destreza aceptable tocando el tambor. Lo consideraba Belgrano junto a las Niñas de Ayohuma, como los recuerdos más hermosos de su vida militar, puesto que estos niños en circunstancias adversas no claudicaron.

La primera noticia de una intervención de Pedro Ríos se produjo en el ataque al campamento enemigo de Yuquerí, el 19 de enero de 1811, que desembocó en la Batalla de Paraguarí, derrota para las fuerzas patriotas. En esa ocasión, Pedro Ríos tuvo la misión junto a 70 soldados y 14 peones de fortificar las carretas del parque de armas, como así también el hospital de campaña. En las escaramuzas de Itapúa, estuvo lejos de las acciones con el grueso del ejército. La batalla de Paraguarí tuvo lugar el 19 de enero de 1811, y aunque los patriotas lucharon denodadamente, el agotamiento de las municiones contribuyó a que éstos sufrieran su primer derrota en territorio paraguayo, pudiendo retirarse en orden y fortificarse en las proximidades del río Tacuarí, al sur del Paraguay. Cuando Belgrano advirtió que 120 de sus hombres quedaron encerrados en la capilla de Paraguarí, ordenó tocar reunión para auxiliarlos, produciéndose el bautismo de Pedro Ríos como tambor, al concedérsele al titular, ocupar posiciones de soldado en reemplazo de los que estaban en el oratorio.

En la batalla de Tacuarí, que tuvo lugar el 9 de marzo de 1811,se destacó la figura de Pedro Ríos.Guía del comandante Celestino Vidal y también batía los parches de su tambor. En cumplimiento de esas funciones en pleno desarrollo de las operaciones bélicas, fue alcanzado por dos proyectiles de fusil en el pecho, cayendo herido de gravedad y falleciendo minutos después, con heroísmo en el campo de batalla. El general Celestino Vidal decía hacia el final de su vida: “Lo recuerdo y me estremezco. Me parece estar viéndolo impasible avanzar a mi lado. Yo lo he visto caer y abandoné la lucha para socorrerlo. Murió de dos disparos en el pecho. Estoy seguro de que su muerte fue mi salvación, porque al detenerme, no caí como cayeron casi todos los del ala donde estábamos nosotros”(2)

En la batalla de Tacuarí finalizó la vida de este heroico niño correntino llamado Pedro Ríos, “Mártir de la Campaña Libertadora del Paraguay”. Su patriotismo y valentía debe servir de ejemplo a la niñez y juventud argentina.

Según Mitre: ”En la batalla de Tacuarí, la infantería argentina al son del paso de ataque que batía con vigor sobre el parche un niño de doce años, el lazarillo del comandante Celestino Vidal (que apenas veía), pues los niños y los ciegos fueron héroes en aquella jornada” (3)

En el centro de la Plaza 25 de Mayo de Concepción se encuentra emplazada una estatua del Niño Héroe, donación del personal directivo y docente de la Escuela Graduada J. Alfredo Ferreyra de esa localidad. Esta estatua fue inaugurada en el año 1929, durante la gobernación del doctor Benjamín S. González. La estatua es una réplica de la existente en el Colegio Militar de la Nación, obra del escultor Luis Perlotti, y fue fundida en el Arsenal de Guerra. Está montada sobre un pedestal de mampostería y tiene una placa homenaje del Círculo Militar, con la siguiente inscripción: " El Círculo Militar al Tambor Pedro Ríos, Muerto en el Combate de Tacuarí-9 de marzo de 1811” (4).

Existe un monolito recordatorio en su solar natal ubicado dentro del establecimiento agropecuario “San Eugenio”, sito en el paraje “Lomas de Verón”, en la 1ra. Sección Rural del Territorio Departamental de Concepción, a una distancia de dos kilómetros al noreste de la planta urbana de la localidad homónima, cabecera de dicho departamento. La Dirección Nacional de Educación del Adulto, Delegación Corrientes, a iniciativa del delegado provincial de esa época, Máximo Ricardo Dacunda Díaz, rindió homenaje a la memoria del Niño Héroe en ese lugar. El monolito tiene dos placas: la primera con la siguiente inscripción: "Pedro Ríos, Tambor de Tacuarí, Homenaje al Héroe correntino en su Tierra Natal, Concepción. Dirección Nacional de Educación del Adulto Delegación Corrientes. 14 de marzo de 1972”. La segunda fue un homenaje de la Municipalidad de Concepción con la siguiente leyenda: “Al Héroe Correntino (Tambor de Tacuarí) Pedro Ríos. Concepción. 14 de marzo de 1972”. (5)fmlacueva

FUENTE... http://www.fmlaruta.com/noticias/ver_nota.php?id=7049


A 15 kilómetros de Encarnación, en Carmén del Paraná, hallaron indicios de la batalla,donde perdió la vida el niño.
En el lugar buscarán los restos de Pedro Ríos, quien fue reconocido por la historia como "Tamborcito de Tacuarí".

La empresa fue iniciada por funcionarios del departamento de donde es oriundo Tamborcito de Tacuarí, Concepción. Sin embargo, en paralelo, los propietarios de una estancia de la zona, en conjunto con el Ejército Argentino, hallaron restos de la batalla donde el niño perdió la vida.

Fue en Paraguay, en Carmen del Paraná, a 15 kilómetros de Encarnación. “Fue hallado el lugar donde se produjo el encuentro y murió Pedro Ríos”, dijo el jefe comunal de Santa Rosa, Juan José Encinas, según comunicó un parte oficial.
En lugar se encontraron indicios de la batalla, así como una fosa común donde enterraron a los caídos en acción. “Creemos que encontramos el lugar donde se produjo el encuentro”, dijo Encinas.
Pedro Ríos habría participado de la campaña libertadora del Paraguay bajo las órdenes del general Manuel Belgrano.



FUENTE... http://www.folklorerosario.com.ar/s...uari-&catid=24:universidad-folklore&Itemid=30
 
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