El día que cayó un avión Gloster Meteor en Castelar

Shandor

Colaborador
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Muchas veces sentimos que la historia es algo ajena a nosotros. Sin embargo los detalles, anécdotas, sensaciones y emociones nos logran acercar a ella. Y de repente sentimos que todo hace un vuelco.

Un ejemplo de ello fue cuando Ricardo me preguntó si conocía la historia del avión Gloster Meteor que cayó en Castelar en 1958.

El 10 de marzo de ese año, a las 11.45, su suegra, Catalina Mena, estaba en su casa cuando tocó el timbre el cobrador de la luz, fue a buscar las llaves para salir a pagarle, en eso se escuchó una violenta explosión, el avión de combate se había precipitado a tierra causando una verdadera tragedia y, cuando ella volvió a asomarse por la ventana, el cobrador ya no estaba y nunca más se supo de él… sólo había restos metálicos quemados y esparcidos por toda la cuadra, el motor del avión apareció en la otra esquina, además del material bélico que llevaba, municiones y bombas.

Cuando fui a sacar esta foto en donde cayó el avión, grande fue mi asombro al descubrir que allí vive actualmente un amigo de mi hijo.


Sucedió que aquel día de 1958 el piloto Cesar Raúl Piñón, del Grupo Caza Interceptora, a poco de haber despegado de la Base Aérea de Morón con un avión Gloster Meteor, perdió altura y cayó en la esquina de Av. Libertador y Maisón, impactando contra dos casas. La nave destruyó el primer piso de una de las viviendas -donde quedaron el fuselaje y un ala- y continuó su recorrido en llamas a lo largo de tres cuadras, incendiando otras casas hasta detenerse en la esquina de Maisón y Dardo Rocha.

La comunidad de Castelar comenzó a movilizarse y reclamó que se suspendieran los vuelos militares sobre las zonas pobladas, organizando, a los pocos días, una colecta para asistir a las familias de las víctimas. Como consecuencia de las manifestaciones vecinales, la Fuerza Aérea dispuso que, a partir de entonces, las máquinas despegaran en dirección a zonas que estaban despobladas.


Gentileza Instituto y Archivo Histórico Municipal del Morón

Todos tienen anécdotas, esto me sucede cuando voy a buscar las fotos que ilustran este post y me encuentro con Mariela Rameta, investigadora del Instituto y Archivo Histórico Municipal de Morón. “La historia me toca muy de cerca, ya que aquel día mi padre, que tenía 13 años, regresaba de anotarse en la escuela secundaria a esa hora y fue testigo de lo que se vivió esa mañana, esas imágenes debieron ser demasiado fuertes para su edad”, afirmó.

Testimonio de Horacio Speratti

“Al escuchar el terrible estruendo y la explosión salgo corriendo de la escuela, corro por Maisón, donde cae el avión, y veo el casco del piloto junto a la cabina, enseguida llegan los militares y nos retiran del sitio. También recuerdo un albañil que estaba frente a la escuela trabajando en la calle, la turbina, en su voraz paso, lo salpicó de cemento fresco, todos pensaban que había fallecido, sin embargo, logro salvarse casi por milagro.”

“Si bien la Fuerza Aérea confirmó que en el hecho murieron 10 personas, y quince heridos para nosotros fueron muchos más, ya que mi familia tenía un negocio en la zona y desaparecieron 19 clientes.”

“En el momento de la explosión, mi padre convenció a amigos míos de que entrasen en el negocio, sin embargo, uno de ellos no corrió la misma suerte, ya que partes que se iban desprendiendo en el camino lo alcanzaron a él y a su bicicleta, perdiendo la vida al instante.”

Otra vecina que prefiere no dar su nombre me cuenta que cuando ocurrió la tragedia ella tenía 7 años.

Su casa se destruyó casi completamente y salvó su vida milagrosamente. Su padre, también aeronáutico, tuvo que irse siete años a Italia para poder reconstruir su casa. Cuenta que ellos pudieron hacerlo, pero muchas familias no, ya que no recibieron los subsidios prometidos por el Estado.


Existen dos hipótesis sobre el accidente: se habló de una falla en las turbinas y de una acrobacia arriesgada por parte del piloto, lo que generó que el avión perdiera altura y se estrellara. Hasta el día de hoy se desconocen las causas reales que provocaron la caída del Gloster Meteor.

El accidente sucedió minutos antes de que los chicos de la Escuela N° 17 de Castelar saliesen en su primer día de clases.

La historia ha sido recreada en el cuento Nafta de avión y aceite quemado, del periodista Leandro Fernández Vivas: “A los chicos los velaron en la escuela, no había dónde llevarlos y eran muchos, las mujeres más viejas del barrio decían que era demasiada pena para que esté toda junta, que tenían que velarlos por separado. Y capaz que tenían razón porque empezó a llover mucho ese día. Llovió mucho, y como era calle de tierra no los podían llevar, era como si el cielo se sintiera culpable porque uno de sus habitantes, un avión, haya causado tanto dolor”

Fue una tragedia absurda, sin explicación posible, sin lógica, tal vez el hecho de Meteor forme parte del nombre sea una respuesta…


Videos:

http://blogs.lanacion.com.ar/archiv...l-dia-que-cayo-el-gloster-meteor-en-castelar/
 
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