Los múltiples plantones le amargan la Cumbre a Cristina Kirchner
CARMEN DE CARLOS / MAR DEL PLATA
Día 04/12/2010
El efecto dominó de bajas en la Cumbre Iberoamericana concluyó ayer con la ausencia de Hugo Chávez y la aprobación de una cláusula democrática.
Finalmente, son seis los presidentes que han dejado sus asientos vacantes: Los de España, Venezuela, Nicaragua, Cuba, Bolivia y, por razones ajenas a su voluntad, Honduras (Porfirio Lobo no está invitado). La anfitriona, Cristina Fernández de Kirchner, recibió las excusas telefónicas de todos pero hubo una llamada, en teoría al margen de esta Cumbre, más esperada que otras: la de Hillary Clinton.
La secretaria de Estado intentó poner paños fríos en un clima caldeado por las revelaciones del «cable-gate» de Wikileaks. Según distintas fuentes, Clinton apeló a «la importancia de la amistad» con Cristina Fernández para que hiciera borrón y cuenta nueva. El objetivo era pasar página a un capítulo desagradable y evitar resentimientos en las relaciones entre ambos países pero también echar por tierra la pretensión de algunos mandatarios de intentar suscribir, en el marco de la Cumbre, un comunicado crítico con EE.UU.
La presidenta de Argentina aceptó las explicaciones de la mujer a la que consideraba una amiga y le garantizó que no habría ninguna declaración de «repudio» sobre las revelaciones de los cables diplomáticos confidenciales. Tarea muy sencilla una vez que se conoció la baja de Chávez. En los mensajes sobre Argentina se planteaba un intenso cuestionario sobre la estabilidad emocional de Cristina Fernández así como el oscuro origen y destino de la multimillonaria fortuna familiar o casos de corrupción y espionaje a políticos y periodistas. De un modo u otro, a todos los países de la Cumbre les salpica el efecto Wikileaks.
2007: «Por qué no te callas»
Las consecuencias en la Cumbre se interpretan con distintos acentos y uno de ellos es portugués. La presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseuff —pese a que estaba confirmada— también suspendió el viaje y se sumó a la lista de ausentes por voluntad propia como Evo Morales, Daniel Ortega, Raúl Castro, José Luis Rodríguez Zapatero y Hugo Chávez.
El presidente de Venezuela, por tercer año consecutivo, evita encontrarse con el Rey tras el incidente del «Por qué no te callas» de Chile en el año 2007. La versión oficial de su retirada apunta a los estragos de las inundaciones en Venezuela. Otra, extraoficial, sugiere su disgusto por la presunta colaboración de Cristina Kirchner con EE.UU. para mantener a raya a Evo Morales y la negativa de aquella a darle carta blanca para realizar una pseudocumbre paralela. Chávez —como hizo en la cumbre de las Américas en esta misma ciudad en 2006— pretendía protagonizar hoy un acto multitudinario en un estadio de fútbol.
Con los coletazos frescos del último amago de revuelta en Ecuador y el caso pendiente de Honduras, cuyo Gobierno —pese a salir de las urnas— no logra ser aceptado en Iberoamérica, los cancilleres dieron luz verde a la cláusula democrática. La propuesta, a imagen de la que figura en los estatutos de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), sufrió algunas matizaciones. Uno de los aspectos más discutidos apunta a las sanciones y el mecanismo de reincorporación de aquellos países que rompan el orden democrático. Los presidentes y jefes de Estado tienen hoy la última palabra en la sesión plenaria. Rafael Correa y Cristina Fernández son los principales valedores de la iniciativa.
En este contexto y con la permanente sombra de Wikileaks sobrevolando en la Cumbre,
la prensa argentina no da tregua a los escándalos de corrupción que vinculan al ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, con empresas españolas, públicas y privadas, a las que se presionaba para financiar campañas electorales del matrimonio Kirchner.
En rueda de prensa la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, salió al paso del escándalo que ocupa portadas de los periódicos locales desde hace diez días: «Lo que hay son intercambio de correos electrónicos pero, en ningún caso, prueban que (las empresas) hayan participado en cohechos o pagos. Las empresas españolas son serias y responsables».
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