Coronel Félix Bogado: Granadero de San Martín

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
José Félix Bogado

El coronel José Félix Bogado fue humilde hijo de las misiones guaraníticas que iniciara la carrera de las armas en San Lorenzo como soldado raso, y regresara del Perú en julio de 1826 como jefe del regimiento de granaderos a caballo, donde había servido siempre. Tal circunstancia especialísima mereció a Mitre en su “Historia de San Martín”, el siguiente comentario. “Para que ningún accidente dramático faltase a este pequeño aunque memorable combate de San Lorenzo, uno de los presos canjeados por el enemigo fue un lanchero Paraguayo José Félix Bogado, que en ese mismo día se alisto voluntariamente en el Regimiento de Granaderos a Aaballo. Este fue el mismo que trece años después fue elevado a la categoría de coronel, regreso a la patria con los sietes últimos granaderos fundadores del cuerpo que sobrevivieron a las guerras de la revolución desde San Lorenzo hasta Ayacucho”. ¿ Que suerte corrieron los demás que habían salido un día a realizar mandatos que le imponía la patria y de que era portador San Martín? Se los llevo la muerte que ellos desafiaron siempre sin un minuto de desmayo, a través de una vida de sinsabores y de gloria. Conducidos por estos restos gloriosos venían los sargentos traidores de la sublevación del Callao, Muñoz, Molina y Castro, y que la capitulación de Ayacucho puso en manso del ejército patriota, los que fueron ahorcados en la Plaza del Retiro el 25 de noviembre de 1825. “La Gaceta Mercantil” del 17 de enero los había saludado con estas palabras”.

“Tenemos el honor de haber recibido los restos del Ejercito de los Andes, conducidos desde el Perú por el coronel de granaderos a caballo D. Félix Bogado. Cerca de nueve años han pasado desde que estos valientes marcharon a libertar a Chile. En este largo periodo se pueden contar los días con gloria que han dado a la patria, por las veces que se han batido con nuestros enemigos. Nuestra gratitud será siempre demostrada a estos viejos solados de la libertas con las mas tiernas efusiones de nuestros corazones. Eternamente llenaremos de bendiciones a los héroes de Chacabuco y Maipo; si, a esos que han conducido en triunfo el pabellón argentino hasta Quito y que han sabido derramar su sangre por la libertad de la patria en Junín y Ayacucho. Nosotros al verles, siempre diremos con admiración: He aquí: esos sallaron con su sangre y sus espadas la libertad de su patria y sus nombres Irán de padres a hijos, de generación en generación”.

Bogado continuo figurando al frente de la División de los Andes hasta que fue disuelta por orden del gobierno nacional, pasando a principios del mes de julio de 1826 a la plana mayor. Con fecha 22 de julio del mismo año fue nombrado jefe en comisión del 4º regimiento de caballería de milicias en reemplazo del coronel D. Hipólito Videla, separándose de sus antiguos compañeros de armas con la siguiente proclama, sencilla y sincera:

“Amigos y compañeros de armas: Destinado por el Superior Gobierno de la Republica a mandar el regimiento Nº 4 de la campaña, vuestro coronel os dirige el mas tierno y afectuoso adiós. Esta es la primera vez que con el sentimiento mas profundo tengo que despedirme de un regimiento en que siendo uno de los simples soldados pundonorosos llegue a obtener el mando honroso de coronel sin que en trece años de servicios todos en campaña, os haya causado mi conducta el menor motivo de sentimientos. Mis amigos: la subordinación, valor, disciplina y confianza con que habéis excitado las admiraciones todas partes es lo único que os recomienda vuestro antiguo camarada. Estas son las cualidades que deben lisonjear a todos buen soldado y con las que descansan las glorias que adquirió nuestro cuerpo desde Montevideo hasta los Andes, y desde estos hasta el Chimborazo, en San Lorenzo, Putaendo, Chacabuco, Talcahuano, Maipo, Bio-Bio, Paso, Pisco, Mirave, Rió Bamba, Pichincha, Junín y Ayacucho, a mas de otros muchos en que se condujo de una manera siempre prodigiosa: y la consideración y aprecio del pueblo generoso a quien servimos y defendemos y en cuya libertad han tenido una gran parte nuestros esfuerzos. Adiós, mis amigos...Cualquiera que sea la distancia que nos separe, no olvidéis a vuestro coronel y ocupadle con aquella confianza que inspira un jefe que no reconoció otro estandarte que el que lleváis...Si este recuerdo me obliga a verter lagrimas, serán enjugadas con el consuelo de la obediencia y, lo que es mas, si consigue saber que merece vuestro aprecio y memoria”.
A fines del mismo año hizo la campaña del sur, contra los indios, bajo la dirección de Rauch, que dio tan buenos resultados, pasando enseguida con su regimiento a la guarnición de los pueblos de San Nicolás, Arrecifes, Salto, Zarate y San Pedro, donde mantúvose todo el año 1827, hasta mayo de 1828, que fue reemplazado bajando a Buenos Aires para revistar como coronel de la plana mayor general, por estar terminada su comisión.
Así permaneció hasta el motín del 1º de diciembre de 1828, formando entre los sublevados de ese día en la plaza de la Victoria. En seguida marchó con las fuerzas de Lavalle, Batiéndose el 9 de diciembre, contra el ejército del gobernador Dorrego. Después de la tragedia de Navarro, se separo de sus compañeros, permaneciendo en su casa hasta el 19 de mayo de 1829, en que fue nombrado comandante militar de San Nicolás “para la seguridad y defensa del referido punto y a fin de que hostilice al enemigo por todos los medios posibles, facultándolo ampliamente para ello, recomendándle, especialmente, que dedique su celo para establecer el orden publico”.

En San Nicolás sirvió hasta fines de septiembre de 1829, en que fue reemplazado por el comandante Cipriano Zeballos, en virtud de encontrarse enfermo. El coronel José Félix Bogado rindió su vida al servicio de la patria el 20 de noviembre de 1829 en San Nicolás de los Arroyos, donde sirviera destacadamente como comandante militar. Los últimos días de su vida fueron de homérica lucha. En efecto: en 1829 el general Estanislao López declaro la guerra a Lavalle, a raíz de la tragedia muerte de Dorrego, mandado a fusilar por su orden. Invade el territorio de Buenos Aires y derrota a Lavalle en el puente de Márquez (26 de abril de 1829). Toda la campaña se puso de parte de Estanislao López. El pueblo de Pergamino hizo lo propio al legar allí las tropas el 10 de abril de 1829, desconociendo al autoridad de Lavalle. Su milicia se incorporo al ejercito en numero de 71 hombres de tercerola y sable, bien municionadas y una carretilla cargada de pertrechos de guerra. Levo, presos además, al mayor ayudante del regimiento de milicias, al alcalde y al juez de paz del pueblo, quedando este a cargo del capitán de milicias del punto, Juan Bautista Martínez, con la misión de proteger a los pueblos de Rojas y Salto. El 11 de abril, Estanislao López se encontraba acampando en el Arroyo Ramallo y el 16 estableció su cuartel general en el Tala, partido de San Pedro, donde comunica a la Representación Nacional reunida en Santa Fe, que los pueblos de Salto, Arrecifes, Rojas, San Pedro Y Baradero, han tenido igual pronunciamiento que el de Pergamino, negando obediencia al general Lavalle. Uno de los lugartenientes de López Facundo Borda, puso sitio a la ciudad de San Nicolás, lo que resistió heroicamente a las órdenes del coronel Bogado, durante ocho meses, soportando la población con paciencia y heroicidad el hambre, las privaciones y los continuos incendios que arrasaron sus mejores edificios, sin que el enemigo pudiera rendirla, permaneciendo fiel a Lavalle. En esas circunstancia rindió su vida al coronel Bogado, de resultas de una enfermedad contraída en actos de servicios, de los “pulmones dañados”, dice la partida de defunción. Era, según el testimonio de un contemporáneo, el general Frías, de regular estatura, grueso, de color pálido, ojos negros y mirada muy viva, nariz recta, boca regular y cabello negro. Usaba la barba como casi todos los guerreros de la época es decir, bigote, mosquita y patillas a la española. Era lo que se llama un buen mozo y a pesar de ser grueso, su figura a caballo era gallarda, pues fue muy jinete.
Valiente, pundoroso, honrado, rígido y austero en el cumplimiento del deber, era generoso y desinteresado su corazón como su bolsillo, al decir del general Geronimo Espejo, que fue su biógrafo (1).

(1) También publico su biografía D. Adolfo P. Carranza, en 1885.

Varón magnánimo y patriota fervoroso, partencia la escuela de San Martín y cayo en los mejores años de su vida ardorosa y lidiadora, cuando solo contaba 52 años. La patria le debe-dice José Juan Biedma- gratitud: la posteridad su justicia y el ejercito argentino, en que fue modelo de soldado, el amor y el respeto que inspira su gloriosa memoria.
Esbozada, así, a grandes rasgos, su figura, consideremos algunos episodios de su vida militar.
En junio de 1820, cuando ya el Ejercito Libertador se aprestaba para al gran campaña del Perú, Bogado recibe su nombramiento de capitán. El 8 de septiembre pisa el imperio de los Incas, y ya no tendrá descanso su caballo ni su espada hasta la jornada de Ayacucho, que acaba con la dominación española en América. Bajo las ordenes de San Martín entra en Lima libertada, se bate ante los castillos del Callao, anda por las sierras escarpadas; después, cuando el general se retira del Perú, hace las tristes jornadas de Torata y Moquehua y esta a punto de perder la vida, extraviado con trescientos granaderos, en las arenas del desierto de Pisco.
El mayor José Félix Bogado al frente de un escuadrón de granaderos sorprendente en Pisco una avanzada realista y después de batirlos, vuelve a su cantón con dos tenientes coroneles, tres capitanes, cinco oficiales y 90 soldados prisioneros. Poco después es reconocido como jefe del regimiento. En febrero de 1824, mientras guarnece Cañete, tiene lugar la sublevación del Callao. Los soldados de granaderos apresan a los jefes oficiales y se trasladan a unirse con sus camaradas. Cuando se dan cuenta de que se trata de una traición, los libran, correspondiéndole a Bogado salvar cien jinetes y llevarlos hasta Lima.
En el norte del Perú se preparaba el ejército de Bolívar. Allá fue Bogado con un centenar de granaderos, complementando un escuadrón con otros pocos que reunió el comandante Alejo Bruix. El 6 de agosto, la espada del “Guayreño” salió cubierta de sangre de la llanura de Junín.
Dos meses después del coronel Bruix se separa de los granaderos. Bogado, el paraguayo, es designado por Sucre para seguir al frente del escuadrón. Carga por última vez en la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824.
Dos hazañas de esta vida legendaria relata Leopoldo R. Ornstein, en la “Historia de la Nación Argentina”, tomo VI, Segunda Sección, Buenos Aires, 1947, pagina 107, ocurridas durante la campaña del sur de Chile de Talcahuano, realizada por O’ Higgins: “El 2 de agosto de 1817 se supo por un paisano que, durante la noche anterior, habían salido de Talcahuano dos botes para procurarse víveres en la costa de Penco. Con el objeto de explorar esa zona y sorprender a la tripulación de los mencionados botes fue destacado el alférez José Bogado con 30 granaderos a caballo. Este destacamento marcho a Penco, sin hallar vestigios de las embarcaciones denunciadas; pero el día 5 capturo a un comisionado español que efectuaba compras de víveres en ese lugar, para entregar, según se supo, a unos lanchones de la fragata” La Venganza”, que arribarían oportunamente y de acuerdo con señales convenidas de antemano.
El 8 de agosto fue avistado uno de los lanchones. Bogado hizo las señales correspondientes y embosco su tropa para intentar una sorpresa. La tripulación no desembarco como se esperaba. Solo bajaron a tierra cuatros hombres y botes. El lanchón navegaba por un lugar de aguas profundas; de modo que los caballos de los granaderos nadaban ya antes de alcanzar a aquel. Venciendo el oleaje, estros extraordinarios jinetes se aproximaron al lanchón y entablaron una curiosa lucha con los tripulantes, entre los cuales causaron grandes estragos, obligándolos a remar furiosamente para poder distanciarse. De regreso a la costa, Bogado se apodero de una considerable cantidad de víveres, que el comisionado capturado anteriormente había acopiado en ese paraje, y la envió a Concepción. En este combate, los patriotas no perdieron ni un solo hombre”.
Con respeto al combate del Cerro Manzano, la misma obra expresa: A principios de septiembre, O Higgins se entero de que el jefe enemigo destacaba, diariamente, fuertes partidas de exploración hacia el campo patriota. En algunas ocasiones, estas patrullas se aproximaban hasta el cerro de Los perales. Con el propósito de terminar con estas incursiones, el jefe de la División del Sur ordeno a Freire que, durante la noche del 9 de septiembre, marchase con el 3er. Escuadrón del Granaderos a Caballos que comandaba Escalada, a situarse en los medanos de San Vicente, aprovechando la oscuridad, y esperarse allí la salida de las fracciones enemigas para sorprenderlas, cortándoles la retirada a la plaza. Al amanecer del 10, Freire alcanzo el lugar indicando, donde se mantuvo oculto favorecido por la neblina que, generalmente, se asentaba en la zona de los pantanos.
A la hora acostumbrada, vióse salir de la fortaleza una partida de 25 hombres. Con todo sigilo, fue seguida a distancia por el alférez Bogado con 20 granaderos. Entretanto, Freire con el resto del escuadrón se emplazo detrás de las casas del Manzano, sin ser descubierto. Un ahora mas tarde, apareció una nueva fracción realista de 30 jinetes, las que, después de bordear el Manzano, se encamino hacia La Loma. En ese instante, el jefe patriota, que ya había adoptado sus disposiciones, dio la señal de ataque, Bogado cargo contra la primera partida adversaria. Escalada trepo por el cerro Manzano con la mitad del escuadrón y se lanzo sobre la segunda, frontalmente, mientras Freire con el resto del escuadrón se desplazo hacia un flanco y cargo, simultáneamente, sobre la retaguardia de esta última. Desde la plaza intentaron proteger a los jinetes españoles: pero todos los esfuerzos resultaron inútiles. A pesar del fuego que abrieron las baterías, los granaderos ultimaron a ambas partidas y se replegaron hacia Concepción”.
Y no era para menos. Se abrigaban doradas, promisorias esperanzas y se tenia un inmejorable concepto sobre los granaderos armas en San Lorenzo. De carta subscripta en Buenos Aires a 1º de septiembre de 1812, publicada en “Aurora de Chile”, Nº 33, el 24 de diciembre, tomamos del siguiente párrafo: “ El nuevo Regimiento de Granaderos a Caballo se incrementa aceleradamente y su nueva táctica y disciplina hasta hoy desconocida en América, concilia respeto y fixa dignas esperanzas. Las primeras familias se disputan ya el honor de ingresar en este cuerpo con preferencia a sus hijos” (1).
Realmente extraordinarias son las circunstancias en que Bogado desempeña la comandancia militar de San Nicolás. Transcurre penosamente el año 1829. Flageada la ciudad por la montonera; soporta el sitio con estoicismo.

(1) Durante el paso de la Cordilleras, Bogado asistió el 6 de febrero al combate de Las Coimas, en que Necochea con 110 hombres batió a 300 que mandaba el coronel Atero, cuya tropa hallo su salvación bajo los fuegos de la artillería e infantería, posesionadas de los cerros de Las Coimas, pero dejando sobre el campo treinta muertos y varios prisioneros.

Este golpe decidió, según Mitre, la campaña preliminar del paso de los Andes, agregando que fue tal el pánico difundido por la gallardía de los granaderos que los derrotados contaban despavoridos haber sido acuchillados por unos hombres muy jinetes, con unos sables tan largos y tan afiliados que ni todo la caballería de Chile habría podido de tener su empuje”.
 

Brunner

Forista Sancionado o Expulsado
El 13 de febrero de 1823, luego de liberar a media América, regresó el último puñado del histórico Regimiento de Granaderos a Caballo, para depositar en un arcón sus sables. Eran 10 jefes, 32 sargentos y cabos y 44 soldados. Eran conducidos por José Félix Bogado, el antiguo botero paraguayo que se había incorporado casi niño al Ejército de San Martín. Moriría tres años más tarde de su regreso.

Carta de Eustaquio Frías a Adolfo P. Carranza donde le envía datos biográficos de José Félix Bogado. Archivo General de la Nación, Museo Histórico Nacional, Legajo Nr. 57

Eustaquio Frías , Buenos Aires, Abril 26 de 1883.

Sr. Secretario de la Delegacion Argentina en la República del Paraguay

D. Adolfo P. Carranza.

Estimado Señor y compatriota:

en contestacion a su atenta cartita de fecha 15, en la que me pide le suministre algunos datos sobre la vida militar del coronel D. José Félix Bogao, me es altamente satisfactorio referirle lo poco que se con respecto al valiente Gefe paraguayo.

El coronel D. José Félix Bogao sentó plaza militar en clase de soldado ralo en el célebre Rejimiento de "Granaderos á caballo" que organizaba en 1812 el ilustre general D. José de San Martín en el antiguo cuartel del Retiro. De esta ciudad salió á principios de 1813 bajo las órdenes de nuestro gran capitán para encontrarse en el célebre combate de "San Lorenzo" - 3 de febrero del mismo año.

Cuando el Gral. San Martín organizaba su ejército en la provincia de Mendoza para emprender su campaña libertadora a Chile, época en la cual ingresó al ejército el que suscribe (marzo de 1816) el coronel Bogao era ya alferez de Granaderos.

Se halló en la gloriosa batalla de "Chacabuco" - 15 de febrero de 1817.'

Hallóse también en los ataques y asaltos a las fortalezas de Talcahuano; también se encontró en la joctosa sorpresa de "Cancha Rallada" - 19 de marzo del mismo año, pero en cambio cúpole la gloria de ser uno de los héroes de la batalla mas grande que se haya dado en territorio chileno; de "Maipú" - 5 de abril de 1818.-

De teniente de Granaderos marchó a la campaña que dió por resultado la emancipación del Perú del poder español, encontrándose en la toma de Lima, en el memorable sitio de Callao, y sus asaltos - 14 de agosto de 1820.-

Formó parte de la expedicion á "Puertos Intermedios" bajo las órdenes del general D. Afrudecindo de Alvarado, encontrándose por consiguiente en las batallas de "Porata" y "Moquegua" - 19 y 21 de enero de 1823.-

Uno de los timbres mas gloriosos que atenta en su carrera militar el coronel D. José Félix Bogao, es la "Sorpresa de Pisco". Voy a referirle a Ud. cómo fué:-

El Gefe supremo del ejército de los Andes, Brigadier General D. Enrique Martínez (el General San Martín ya se habia retirado del Perú) dispuso que del Regimiento de Granaderos á caballo, se separase un esquadron al mando del Sargento Mayor Bogao, este Gefe picara la retaguardia de la division enemiga que habia tomado la costa del mar, al llegar á la plaza del pueblo de Pisco, el Mayor Bogao sorprendio al enemigo, tomandole prisioneros a dos tenientes-coroneles, tres capitanes, cinco oficiales subalternos, y noventa y tantos hombres de tropa. Me olvidaba decir que el resto del regimiento al mando de su Gefe el entonces coronel D. Juan Lavalle perseguia al resto del ejército enemigo que habia tomado en direccion a la sierra.

Habiendo terminado con tan feliz éxito su cometido el Mayor Bogao, regresamos a Lima (cúpome la suerte de pertenecer al esquadron que comandaba el espresado Mayor).

Aqui principia lo que se llamó "Segunda Campaña del Perú", teniendo por General en Gefe del Ejército Libertador al General D. Simón Bolívar, la batalla más notable que dió dicho General, fué la de "Junín" - 6 de agosto de 1824.- Fué esta batalla digna de tiempos antiguos, donde no se oyó un solo disparo de arma de fuego, pues se combatió á arma blanca (lanza y sable) y en la cual el teniente coronel Bogao se distinguió por su bravura y pericia militar, era entonces segundo Gefe del Regimiento de "Granaderos á caballo".-

Terminada la anterior campaña y habiéndose hecho cargo del comando del Ejército el Mariscal D. Antonio José de Sucre, tuvo lugar la decisiva batalla que se dió durante la Guerra de la Independencia, la gran batalla de "Ayacucho" - 9 de diciembre de 1824- en la cual se selló con nuestra sangre la emancipacion de casi todo el continente sud-americano. Cábele la gloria al Coronel Bogao de haber sido ascendido al rango de coronel en el campo de batalla y habérsele dado entonces el mando del histórico regimiento que formó uno de los mas ilustres capitanes de nuestro siglo. Terminada la guerra de la Independencia en el campo de "Ayacucho", el Coronel Bogao al mando de su bravo regimiento regresó a Chile, repasó los Andes y llegó a esta ciudad (Buenos Aires) en el año de 1826, en la cual por orden del gobierno fue disuelto el cuerpo en que Bogao habia ascendido desde soldado ralo hasta coronel. Despues de esto el Coronel Bogao fué nombrado Gefe Superior de las Milicias del norte de la Provincia de Buenos Aires, cuyo cargo ocupó hasta el año 1830, época en la cual (si mi memoria no me es infiel) fallecio en la ciudad de San Nicolas de los Arroyos. -

En cuanto á sus méritos personales como militar, debo declararle a Ud. en honor de la justicia que el Coronel D. José Félix Bogao fué valiente entre los valientes, militar fervoroso, honrado, regido y austero en el cumplimiento de su deber como pocos gefes habran habido. Desinteresado y generoso, su corazon como su bolsillo siempre estuvo abierto á todo el que tuvo necesidad de él. Fue en fin, Don José Félix Bogao, un excelente soldado como un cumplido oficial y uno de los gefes distinguidos que tuvo el Ejército de los Andes.

Con respecto á su físico se lo describiré á Ud. á grandes rasgos: -Era el Coronel Bogado un hombre de regular estatura, grueso, de un color blanco-pálido, de ojos negros y mirada muy viva, nariz recta, boca regular, cabello negro, la barba la usaba como casi todos los guerreros de aquella época, es decir, bigote, mosquita y patillas a la española. Era en fin lo que se puede llamar un buen mozo y de ser grueso su figura á caballo era gallarda, pues fué muy ginete. Espero que estas maltrazadas líneas puedan servirle á Ud. de algo, me despido de Ud. su Affmo.

Eustaquio Frías.

Monumento al coronel Félix Bogado- Plaza República del Paraguay, Bs. As.
 
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