Derruido
Colaborador
Chávez y Castro, bajo la lupa de un experto en la Guerra Fría
EE.UU. nombró un jefe de inteligencia para Venezuela y Cuba
WASHINGTON.- Mientras el Departamento de Estado extrema sus cuidados para evitar una confrontación con el presidente Hugo Chávez, a sólo días de la elección presidencial, una de las áreas más sensibles y polémicas de la administración Bush anunció el nombre de su primer director especial de inteligencia para Venezuela y Cuba.
Norman Bailey, un antiguo experto de la Guerra Fría, además de un tenaz crítico de Chávez y del presidente Néstor Kirchner, quedó al frente del área que el zar de la inteligencia norteamericana, John Negroponte, creó el 18 de agosto último, pero que hasta ahora era dirigida por un experto interino.
A los 75 años, Bailey se encontraba en un retiro parcial, aunque continuaba en esta capital, donde fue director senior del Consejo de Seguridad Nacional con el presidente Ronald Reagan, de quien también fue asesor especial, para luego ocupar cargos académicos centrados en economía, relaciones internacionales y América latina.
Su visión sobre Chávez es conocida desde hace años. En 1999, cuando éste llevaba un año como presidente, afirmó que quería convertirse en un "dictador civil". Y en 2005, tras la disputada Cumbre de las Américas de Mar del Plata, lo calificó de "incontrolable".
Hasta anoche, Caracas no había reaccionado al anuncio. Pero cuando se creó el área, en agosto, Chávez lanzó una andanada retórica. La nueva dirección, dijo, demuestra que "el imperio no se toma un respiro y está preparando un plan para diciembre", en alusión a este domingo.
Bailey asumió como uno de los únicos seis directores que responden a Negroponte en la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), una superestructura que procura coordinar a las 16 agencias de inteligencia civiles, militares y de seguridad de Estados Unidos.
Además de Cuba y Venezuela, sólo otros dos países acaparan direcciones especiales de la DNI, Irán y Corea del Norte, los pilares que encarnaron junto a Irak el "eje del mal" que trazó Bush en 2002. Las otras tres direcciones son temáticas: Contrainteligencia, Contraterrorismo y Contraproliferación.
Momento inoportuno
El anuncio se produjo en el momento menos indicado para el ala diplomática de la administración republicana. Su subsecretario para América latina, Tom Shannon, procura reducir los roces con Chávez para que no atraiga votos a su causa con una retórica anti-Bush.
En esa línea, el informe del respetado Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), que ayer publicó LA NACION, sugería que "todos los funcionarios norteamericanos del Ejecutivo deben secundar al Departamento de Estado en continuar moderando la retórica usada para caracterizar a Venezuela, a su jefe de Estado y a sus funcionarios".
El reporte, preparado por el editor de The Financial Times, Richard Lapper, también recomendó que Estados Unidos "deje muy claro que no tiene intención de intervenir por la fuerza en Venezuela, sea por la fuerza o de manera encubierta".
Horas después, no obstante, la DNI difundió la designación de Bailey para "integrar la recolección y el análisis [de datos], identificando las posibles fallas y planeando y asegurando la implementación de estrategias" hacia Caracas y La Habana.
Su labor no incluirá la ejecución de operaciones de inteligencia, aclaró la DNI, y contará con entre tres y cinco expertos bajo su mando para evaluar la información, centrada en el futuro de una Cuba sin Castro y una Venezuela con o sin Chávez.
En 2004, Bailey definió al mandatario como "un peligro dentro y fuera" de su país, y enumeró ocho motivos: proveer apoyo logístico a las FARC; promover "un eje populista-izquierdista" en la región, con Castro, Kirchner, Evo Morales y Tabaré Vázquez; utilizar el petróleo como un arma, en especial para financiar a Cuba; albergar "a terroristas islámicos en la isla Margarita y proveer guardias para sus cuarteles"; liderar la prédica antinorteamericana en la región; interferir en disputas bilaterales, como las de Bolivia con Chile; oponerse al ALCA; y financiar movimientos indígenas de izquierda en los países andinos.
Pero Bailey también destacó entonces que "desafortunadamente, el gobierno estadounidense está paralizado y espera que el Centro Carter, la OEA y otros actores puedan resolver la situación" en Venezuela. Y recomendó un límite: "Lo único que puede hacer Estados Unidos es insistir en que Chávez respete su propia Constitución".
Por Hugo Alconada Mon
Corresponsal en EE.UU.
Link permanente: http://www.lanacion.com.ar/863057
EE.UU. nombró un jefe de inteligencia para Venezuela y Cuba
WASHINGTON.- Mientras el Departamento de Estado extrema sus cuidados para evitar una confrontación con el presidente Hugo Chávez, a sólo días de la elección presidencial, una de las áreas más sensibles y polémicas de la administración Bush anunció el nombre de su primer director especial de inteligencia para Venezuela y Cuba.
Norman Bailey, un antiguo experto de la Guerra Fría, además de un tenaz crítico de Chávez y del presidente Néstor Kirchner, quedó al frente del área que el zar de la inteligencia norteamericana, John Negroponte, creó el 18 de agosto último, pero que hasta ahora era dirigida por un experto interino.
A los 75 años, Bailey se encontraba en un retiro parcial, aunque continuaba en esta capital, donde fue director senior del Consejo de Seguridad Nacional con el presidente Ronald Reagan, de quien también fue asesor especial, para luego ocupar cargos académicos centrados en economía, relaciones internacionales y América latina.
Su visión sobre Chávez es conocida desde hace años. En 1999, cuando éste llevaba un año como presidente, afirmó que quería convertirse en un "dictador civil". Y en 2005, tras la disputada Cumbre de las Américas de Mar del Plata, lo calificó de "incontrolable".
Hasta anoche, Caracas no había reaccionado al anuncio. Pero cuando se creó el área, en agosto, Chávez lanzó una andanada retórica. La nueva dirección, dijo, demuestra que "el imperio no se toma un respiro y está preparando un plan para diciembre", en alusión a este domingo.
Bailey asumió como uno de los únicos seis directores que responden a Negroponte en la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI), una superestructura que procura coordinar a las 16 agencias de inteligencia civiles, militares y de seguridad de Estados Unidos.
Además de Cuba y Venezuela, sólo otros dos países acaparan direcciones especiales de la DNI, Irán y Corea del Norte, los pilares que encarnaron junto a Irak el "eje del mal" que trazó Bush en 2002. Las otras tres direcciones son temáticas: Contrainteligencia, Contraterrorismo y Contraproliferación.
Momento inoportuno
El anuncio se produjo en el momento menos indicado para el ala diplomática de la administración republicana. Su subsecretario para América latina, Tom Shannon, procura reducir los roces con Chávez para que no atraiga votos a su causa con una retórica anti-Bush.
En esa línea, el informe del respetado Consejo de Relaciones Exteriores (CFR), que ayer publicó LA NACION, sugería que "todos los funcionarios norteamericanos del Ejecutivo deben secundar al Departamento de Estado en continuar moderando la retórica usada para caracterizar a Venezuela, a su jefe de Estado y a sus funcionarios".
El reporte, preparado por el editor de The Financial Times, Richard Lapper, también recomendó que Estados Unidos "deje muy claro que no tiene intención de intervenir por la fuerza en Venezuela, sea por la fuerza o de manera encubierta".
Horas después, no obstante, la DNI difundió la designación de Bailey para "integrar la recolección y el análisis [de datos], identificando las posibles fallas y planeando y asegurando la implementación de estrategias" hacia Caracas y La Habana.
Su labor no incluirá la ejecución de operaciones de inteligencia, aclaró la DNI, y contará con entre tres y cinco expertos bajo su mando para evaluar la información, centrada en el futuro de una Cuba sin Castro y una Venezuela con o sin Chávez.
En 2004, Bailey definió al mandatario como "un peligro dentro y fuera" de su país, y enumeró ocho motivos: proveer apoyo logístico a las FARC; promover "un eje populista-izquierdista" en la región, con Castro, Kirchner, Evo Morales y Tabaré Vázquez; utilizar el petróleo como un arma, en especial para financiar a Cuba; albergar "a terroristas islámicos en la isla Margarita y proveer guardias para sus cuarteles"; liderar la prédica antinorteamericana en la región; interferir en disputas bilaterales, como las de Bolivia con Chile; oponerse al ALCA; y financiar movimientos indígenas de izquierda en los países andinos.
Pero Bailey también destacó entonces que "desafortunadamente, el gobierno estadounidense está paralizado y espera que el Centro Carter, la OEA y otros actores puedan resolver la situación" en Venezuela. Y recomendó un límite: "Lo único que puede hacer Estados Unidos es insistir en que Chávez respete su propia Constitución".
Por Hugo Alconada Mon
Corresponsal en EE.UU.
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