Bush: Esta es una lucha por la civilización
Agencias EFE, AP, Colpisa y Télam
Nueva York, Washington. “Estados Unidos no pidió esta guerra y cada estadounidense desea que termine. Y yo también”, dijo anoche en un mensaje a la nación, el presidente norteamericano, George W. Bush. “Pero la guerra no ha terminado, y no terminará sino hasta que nosotros o los extremistas salgamos victoriosos”, manifestó en su discurso, pronunciado desde el Despacho Oval, al cumplirse el quinto aniversario del 11-S (poco después de las 22, hora argentina).
Bush sostuvo que la que él bautizó como guerra contra el terrorismo “fijará el rumbo de este siglo y decidirá el destino de millones de personas”.
“La guerra contra el terrorismo es una lucha por la civilización, en la que combatimos por mantener el estilo de vida que disfrutan los países libres”, sostuvo Bush, quien en otro párrafo hizo un llamamiento a la unidad de los estadounidenses, a los que recordó: “Tenemos un camino difícil por delante”.
“Ganar esta guerra requerirá los esfuerzos decididos de un país al unísono, dejar de lado nuestras diferencias, y colaborar para superar la prueba que la historia nos ha dado”, insistió Bush. El llamamiento a la unidad tuvo lugar cuando una encuesta difundida por la cadena CNN indicó que la cifra de estadounidenses que culpa al gobierno por los ataques terroristas del 11-S ha subido del 30 a casi el 50 por ciento en cuatro años.
“Derrotaremos a nuestros enemigos, protegeremos a nuestro pueblo y llevaremos el siglo 21 a una era brillante de libertad humana”, aseguró el mandatario republicano.
Bush volvió a defender la intervención en Irak, aunque el régimen de Saddam Hussein no tuvo relación con el 11-S, pero entrañaba “una amenaza y un riesgo que el mundo no podía correr”. “No nos iremos de Irak hasta que el trabajo esté terminado”, agregó.
El gobernante sostuvo que el combate no era contra una religión sino contra un pequeño grupo que ha secuestrado a esa religión. “Esta guerra es la lucha ideológica decisiva del siglo 21 y la misión de nuestra generación... Si no derrotamos ahora a esos enemigos, nuestros hijos encararán un Medio Oriente regido por estados terroristas y dictadores radicales armados con armas nucleares”, declaró.
“Los terroristas le temen a la libertad tanto como a nuestro poder de fuego”, dijo Bush quien prometió que tarde o temprano Osama bin Laden será llevado ante la Justicia.
Actos sentidos
Horas antes, de norte a sur y de este a oeste, se sucedieron ayer en Estados Unidos emotivos actos conmemorativos de los atentados del 11 de setiembre de 2001, con la participación de familiares, amigos y compañeros de los cerca de tres mil muertos que dejaron los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York, al edificio del Pentágono, en Washington, y la caída de un avión cerca de Pensilvania.
En cuatro ocasiones, los estadounidenses hicieron pausas mientras se hallaban en filas en aeropuertos, en iglesias y en silenciosas conmemoraciones.
En la llamada Zona Cero, donde estaban las Torres Gemelas, familiares de 2.749 personas que murieron ese día sostenían fotos de sus seres queridos y sollozaban en silencio.
Hubo silencio en cuatro ocasiones distintas en el sitio atacado: a las 8.46 de la mañana, y a las 9.03, cuando los aviones de American Airlines, vuelo 11, y de United, vuelo 175, se estrellaron contra las torres. Posteriormente, a las 9.59 y a las 10.29, el lugar volvió a sumirse en el silencio, para recordar el momento en que se derrumbaron las torres sur y norte del Centro de Comercio Mundial.
“Hemos retornado para recordar el coraje de aquellos que perdimos, aquellos que fueron a trabajar de manera inocente ese día, y esas almas bravías que cayeron tras ellos”, dijo Rudolph Giuliani, quien era entonces alcalde de la ciudad.
Los familiares en el lugar contemplaban sombríamente. Algunos sostenían carteles que decían: “Siempre estarás con nosotros”, “Nunca olvidaremos”.
“Cinco años han pasado, cinco años se han ido, y seguimos unidos sólidamente”, dijo el actual alcalde de Nueva York Michael Bloomberg. “Regresamos a este lugar para recordar este triste aniversario, y a cada persona que murió aquí, a quienes eran conocidos y a quienes no eran conocidos, cuya ausencia siempre nos acompaña”.
La dolorosa tarea familiar de leer los nombres de las personas que murieron en la destrucción de las Torres Gemelas recayó este año en los esposos, esposas y compañeros de las víctimas, que pasaron lista con desgarradores tributos a sus seres queridos.
Poco antes, Bush, taza de café en mano, compartía momentos con bomberos y policías que fueron ese día los primeros en acudir al lugar del siniestro. El mandatario y su esposa, Laura, aparecieron silenciosos, al conmemorarse la tragedia.
Cerca del sitio donde un avión de American Airlines se estrelló contra un ala del Pentágono, hace cinco años, el vicepresidente, Dick Cheney, y el secretario de Defensa, Donald H. Rumsfeld, se dirigieron hacia una plataforma de orador mientras se escuchaba una música sombría. Hubo un minuto de silencio a las 9.37 de la mañana, momento en que se estrelló el avión de American, vuelo 77. En total, 184 personas murieron.
En Shanksville, Pensilvania, en un día gris y ventoso, familiares llegaron al campo donde se estrelló otro avión que había sido secuestrado, para un acto en un monumento improvisado.
Agencias EFE, AP, Colpisa y Télam
Nueva York, Washington. “Estados Unidos no pidió esta guerra y cada estadounidense desea que termine. Y yo también”, dijo anoche en un mensaje a la nación, el presidente norteamericano, George W. Bush. “Pero la guerra no ha terminado, y no terminará sino hasta que nosotros o los extremistas salgamos victoriosos”, manifestó en su discurso, pronunciado desde el Despacho Oval, al cumplirse el quinto aniversario del 11-S (poco después de las 22, hora argentina).
Bush sostuvo que la que él bautizó como guerra contra el terrorismo “fijará el rumbo de este siglo y decidirá el destino de millones de personas”.
“La guerra contra el terrorismo es una lucha por la civilización, en la que combatimos por mantener el estilo de vida que disfrutan los países libres”, sostuvo Bush, quien en otro párrafo hizo un llamamiento a la unidad de los estadounidenses, a los que recordó: “Tenemos un camino difícil por delante”.
“Ganar esta guerra requerirá los esfuerzos decididos de un país al unísono, dejar de lado nuestras diferencias, y colaborar para superar la prueba que la historia nos ha dado”, insistió Bush. El llamamiento a la unidad tuvo lugar cuando una encuesta difundida por la cadena CNN indicó que la cifra de estadounidenses que culpa al gobierno por los ataques terroristas del 11-S ha subido del 30 a casi el 50 por ciento en cuatro años.
“Derrotaremos a nuestros enemigos, protegeremos a nuestro pueblo y llevaremos el siglo 21 a una era brillante de libertad humana”, aseguró el mandatario republicano.
Bush volvió a defender la intervención en Irak, aunque el régimen de Saddam Hussein no tuvo relación con el 11-S, pero entrañaba “una amenaza y un riesgo que el mundo no podía correr”. “No nos iremos de Irak hasta que el trabajo esté terminado”, agregó.
El gobernante sostuvo que el combate no era contra una religión sino contra un pequeño grupo que ha secuestrado a esa religión. “Esta guerra es la lucha ideológica decisiva del siglo 21 y la misión de nuestra generación... Si no derrotamos ahora a esos enemigos, nuestros hijos encararán un Medio Oriente regido por estados terroristas y dictadores radicales armados con armas nucleares”, declaró.
“Los terroristas le temen a la libertad tanto como a nuestro poder de fuego”, dijo Bush quien prometió que tarde o temprano Osama bin Laden será llevado ante la Justicia.
Actos sentidos
Horas antes, de norte a sur y de este a oeste, se sucedieron ayer en Estados Unidos emotivos actos conmemorativos de los atentados del 11 de setiembre de 2001, con la participación de familiares, amigos y compañeros de los cerca de tres mil muertos que dejaron los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York, al edificio del Pentágono, en Washington, y la caída de un avión cerca de Pensilvania.
En cuatro ocasiones, los estadounidenses hicieron pausas mientras se hallaban en filas en aeropuertos, en iglesias y en silenciosas conmemoraciones.
En la llamada Zona Cero, donde estaban las Torres Gemelas, familiares de 2.749 personas que murieron ese día sostenían fotos de sus seres queridos y sollozaban en silencio.
Hubo silencio en cuatro ocasiones distintas en el sitio atacado: a las 8.46 de la mañana, y a las 9.03, cuando los aviones de American Airlines, vuelo 11, y de United, vuelo 175, se estrellaron contra las torres. Posteriormente, a las 9.59 y a las 10.29, el lugar volvió a sumirse en el silencio, para recordar el momento en que se derrumbaron las torres sur y norte del Centro de Comercio Mundial.
“Hemos retornado para recordar el coraje de aquellos que perdimos, aquellos que fueron a trabajar de manera inocente ese día, y esas almas bravías que cayeron tras ellos”, dijo Rudolph Giuliani, quien era entonces alcalde de la ciudad.
Los familiares en el lugar contemplaban sombríamente. Algunos sostenían carteles que decían: “Siempre estarás con nosotros”, “Nunca olvidaremos”.
“Cinco años han pasado, cinco años se han ido, y seguimos unidos sólidamente”, dijo el actual alcalde de Nueva York Michael Bloomberg. “Regresamos a este lugar para recordar este triste aniversario, y a cada persona que murió aquí, a quienes eran conocidos y a quienes no eran conocidos, cuya ausencia siempre nos acompaña”.
La dolorosa tarea familiar de leer los nombres de las personas que murieron en la destrucción de las Torres Gemelas recayó este año en los esposos, esposas y compañeros de las víctimas, que pasaron lista con desgarradores tributos a sus seres queridos.
Poco antes, Bush, taza de café en mano, compartía momentos con bomberos y policías que fueron ese día los primeros en acudir al lugar del siniestro. El mandatario y su esposa, Laura, aparecieron silenciosos, al conmemorarse la tragedia.
Cerca del sitio donde un avión de American Airlines se estrelló contra un ala del Pentágono, hace cinco años, el vicepresidente, Dick Cheney, y el secretario de Defensa, Donald H. Rumsfeld, se dirigieron hacia una plataforma de orador mientras se escuchaba una música sombría. Hubo un minuto de silencio a las 9.37 de la mañana, momento en que se estrelló el avión de American, vuelo 77. En total, 184 personas murieron.
En Shanksville, Pensilvania, en un día gris y ventoso, familiares llegaron al campo donde se estrelló otro avión que había sido secuestrado, para un acto en un monumento improvisado.