Atentado en Afganistán contra el vicepresidente de EE.UU.

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Atentado en Afganistán contra el vicepresidente de EE.UU.

Dick Cheney, que visita una base aérea cercana a Kabul, resultó ileso tras un ataque perpetrado por un grupo de talibanes; murieron al menos 15 personas

BASE AEREA DE BAGRAM, Afganistán.- Un atacante suicida con bomba mató al menos a 15 personas en un atentado contra la principal base militar de Estados Unidos en Afganistán, donde había pernoctado el vicepresidente Dick Cheney tras una visita no anunciada.

Funcionarios estadounidenses confirmaron que Cheney no resultó herido en la explosión, que se produjo en las afueras de la base aérea de Bagram, situada a 60 kilómetros al norte de Kabul.

"El vicepresidente está bien", informó la portavoz de Cheney Lea Anne McBride.

Los talibanes, que ejercían el gobierno en Afganistán hasta que fueron derrocados tras una invasión liderada por Estados Unidos, reivindicaron la autoría del ataque.

Cheney llegó anoche a Afganistán procedente de Pakistán, y tuvo que pasar la noche en la base de Bagram debido a una fuerte nevada que le impidió viajar a Kabul, donde hoy se reunió con el presidente Hamid Karzai. Tras el encuentro, el vicepreidente se fue de Afganistán.

La sorpresiva y secreta visita de Cheney se produce en momentos en que Washington está advirtiendo que Al-Qaeda y sus aliados talibanes se están reagrupando en territorio pakistaní y afgano.

Estados Unidos tiene desplegados unos 27.000 soldados en Afganistán, donde dice que la derrota de los talibanes es vital para su propia seguridad.

Diversas informaciones contradictorias desde el exterior de la base situaban la cifra de muertos entre 10 y 20 personas, además de consignar la existencia de varios heridos.

El atentado. Haji Khawani, un oficial de policía en el lugar de los hechos, dijo que el suicida había hecho estallar un artefacto explosivo mientras deambulaba entre personas que hacían fila para hallar un trabajo en la base.

La visita de Cheney. Cheney arribó ayer a Afganistán proveniente de Pakistán, donde presionó al presidente Pervez Musharraf para actuar contra los talibanes y otros milicianos que usan su territorio para refugiarse y entrenarse.

El Gobierno afgano, sus aliados extranjeros y los insurgentes advierten de una ofensiva sangrienta con el inicio de la primavera boreal, cuando comience el deshielo en las próximas semanas.

Unas 4000 personas murieron el año pasado en combates, en el periodo más sangriento desde que los talibanes fueron derrocados en el 2001.

Reuters y AFP



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Fuente: LaRazón, España 26/02/07


¿Por qué va a estallar Afganistán otra vez?
El talibán resurge. Se veía venir desde hace tiempo pero nadie ha sabido pararlo. El deterioro es el fruto de las políticas fracasadas en la zona, tanto de EE UU como de la ONU y la OTAN. Ahora puede ya ser tarde...

Sin seguridad
La invasión nunca ocupó del todo el sur, bastión regional y religioso de los talibanes
El gran problema del despliegue militar en Afganistán fue que Washington nunca acabó de tomar posiciones definitivas antes de salir con prisa hacia Irak. Además, las tropas internacionales no se desplegaron en el sur del país en número suficiente para erradicar a los islamistas a pesar de que es su bastión religioso y centro de operaciones. Seis años después de la invasión hay poca presencia militar en esta región. Los talibanes han tapado los huecos en el despliegue de la OTAN con sus combatientes de forma lenta pero permanente.

Reconstrucción
Los países donates han dado más dinero a haití o Timor que a Afganistán
Afganistán ha recibido menos fondos para su reconstrucción que otros países levantados de los escombros tras conflictos bélicos apoyados por Occidente en los últimos años, como las repúblicas de la ex Yugoslavia, Haití o Timor Oriental. La falta de seguridad en la zona sur impidió que las agencias humanitarias de la ONU y las ONG locales llevasen la ayuda allí donde se necesitaba en realidad para desarraigar la cultura extremista que sembró Osama Ben Laden con sus campos de entrenamiento de terroristas en los años 90. Pero el verdadero drama fue que los países donantes decidieron no invertir sus ayudas estatales en programas de desarrollo de la agricultura, de la que depende el 70% de la población afgana y casi la totalidad de los moradores del sur. Esta decisión forzó a la mayoría de los campesinos a volver a plantar opio para poder comer.

Refugio
Los talibanes se han reagrupado en la región fronteriza con Pakistán
Los nuevos talibanes, al mando del mulá Dadullah, han encontrado un santuario en la región de Beluchistán, que penetra en Pakistán. Allí han establecido bases y campos de entrenamiento. También allí son libres de entrar en las madrasas (escuelas coránicas) para reclutar a sus nuevos combatientes. Los talibanes reciben ahora ayuda de Al Qaida y bandas criminales y de la droga sin interferencia de Kabul o Islamabad.

Narcotráfico
El negocio de la droga ha ocupado el tejido económico del país
Los cárteles de la droga han ofrecido incentivos mucho más suculentos a los campesinos pashtunes (el principal grupo étnico del país) que las agencias de ayuda internacional. Les proporcionan semillas de amapola, fertilizantes y el conocimiento de nuevas tecnologías de cultivo para maximizar las plantaciones. Además les ofrecen créditos a intereses bajos y les proporcionan y organizan la mano de obra para la recogida. No hay ninguna actividad económica distinta en el sur de Afganistán. El Gobierno de Kabul debería hacer un descomunal esfuerzo económico para sustituir este tejido del narcotráfico, pero los datos son muy elocuentes. Afganistán produce ahora unas 4.100 toneladas métricas de opio al año, en cifras muy similares a las de antes del 11-S y la invasión de Estados Unidos. En 1999 se llegaron a producir 4.600 antes de la prohibición total que impusieron los talibanes cuando llegaron al poder. Otro dato que da un escalofrío es el que revela que el opio es el responsable del 51% del Producto Interior Bruto de Afganistán. Es una situación similar a la que implantaron los grandes cárteles de la cocaína en partes de Colombia.

Corrupción
Kabul ha permitido que los señores de la guerra participen en la droga
El Gobierno del presidente Hamid Karzai, sólido aliado de EE UU en la región, ha permitido en los últimos seis años que los señores de la guerra depuestos por los talibanes regresaran a puestos de gobernadores o jefes de Policía. Si bien los de la Alianza del Norte se han comportado con corrección, los pashtunes del sur no han podido evitar caer en la tentación de los beneficios del opio. Muchos incluso han estado vendiendo a los talibanes las armas que ahora están exhibiendo. Algunos también han sido depuestos por Karzai.

Mauricio SÁNCHEZ RUBIO - LaRazón, España
 
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