¿Por que el F16 Block 70 para la Fuerza Aérea del Perú?
El Gripen E tal vez será un excelente caza cuando la experiencia operativa lo corrobore, hoy es la apuesta de solo 2 países, coincido en que la capacidad para operar en condiciones "austeras" —propias de la doctrina sueca— podría ajustarse al entorno operativo del Perú siempre y cuando se invierta lo suficiente como para aprovechar esa cualidad táctica y se trabaje en doctrina para convertirla en ventaja competitiva respecto a las otras fuerzas aéreas de la región.
La Fuerza Aérea del Perú podría emplear tácticas de "guerrilla aérea" en escenarios desfavorables donde los Gripen E se puedan dispersar en algunos puntos del territorio nacional. Pero ese es un escenario limitado y la realidad operacional global ha demostrado que siempre son necesarias las bases aéreas.
El F-16 Block 70 como opción para el Perú tiene razones de peso que trascienden lo técnico.
La Fuerza Aérea del Perúque necesita un empujón externo, una fuerte influencia, capaz de provocar un cambio drástico en la doctrina y estructura organizacional de la institución. Por peso geopolítico ni Suecia ni Francia están en capacidad ofrecernos esto, EE.UU. y la USAF sí.
La evidencia empírica dice que las organizaciones no se transforman solas, generalmente la acción proviene de agentes externos.
Hoy, la FAP no solo debe modernizar sus equipos, sino replantear su forma de operar y pensar, su estructura necesita reinventarse. La adquisición de nuestro caza de combate no debe reducirse a capacidades técnicas: detrás de cada avión hay un paquete de doctrina, logística, cultura operativa y gepolítica.
El F-16 ofrece algo más: una transformación interna obligatoria. La relación con la USAF impone estándares y prácticas modernas que nos obligan a evolucionar. Este tipo de transformación difícilmente provendría de una modernización interna gradual, sino de una influencia externa que imponga nuevos estándares. No se trata solo de recibir cazas de combate, sino de acceder a entrenamientos conjuntos, doctrinas probadas y participación en ejercicios internacionales de gran nivel.
Programas como el IMET (International Military Education and Training) permiten que nuestros pilotos y técnicos entrenen con algunas de las fuerzas más avanzadas del mundo, forzando una revisión de procesos y elevando el nivel profesional. Exponer a nuestro personal a estas experiencias es clave para empujar a nuestra institución militar a adoptar una nueva cultura organizacional que transforme la FAP por completo.
Además, la cercanía con EE.UU. garantiza una logística sólida y sostenida. Con varios países vecinos operando el F-16 (Chile, y posiblemente Colombia y Argentina), la interoperabilidad y disponibilidad de repuestos podrían ser más accesibles mas aún si podemos negociar compras conjuntas, lo que asegura operatividad a largo plazo. La cadena de suministro global del F-16 —a diferencia de la aún incipiente del Gripen E o la más focalizada del Rafale, representa una ventaja estratégica innegable.
Ciertamente el Gripen E ofrece beneficios como transferencia tecnológica y autonomía operativa. Pero seamos realistas: ¿cuánto puede influir Suecia o Brasil en la cultura organizacional de la FAP o en un proceso de reingeniería? . La relación entre Saab y Embraer es técnica y estratégica, de eso no cabe duda, pero responde a los intereses brasileños en la región . Con el F-16, en cambio, el cambio sería integral: planificación, mantenimiento y operaciones adoptarían estándares internacionales probados y conocidos, eficaces en tiempos de paz y en tiempos de guerra.
En un entorno regional inestable, a nivel político y geopolítico, el respaldo político y doctrinal de EE.UU tiene un alto valor para los intereses del país . El F-16 Block 70 no es solo un caza de combate; sería un catalizador de cambio.
Nuestra historia es clara: desde los 70 hasta hoy, hemos operado casi 300 cazas de combate, pero jamás alcanzamos la operatividad plena, tampoco logramos implementar programas de mejora de media vida mucho menos hemos logrado desarrollar procesos de Upgrade por responsabilidad propia y por conocidos problemas en la gestión institucional. Esto debe cambiar. EE.UU., con la USAF y el F-16 Block 70, pueden impulsar esa transformación que tantos exigimos para nuestra institución militar.
Este no es un tema de marcas ni de banderas. Es apostar por una FAP profesional, moderna y preparada. Quienes defendemos esta postura no lo hacemos por simpatía hacia un país, sino porque queremos lo mejor para el nuestro a pesar de que el F16 no sea el mejor caza de combate, pero si el más probado, el mas eficaz y tal vez el mas eficiente dada la magnitud de su red logística.
Es entendible que exista resquemores internos respecto a la "dependencia política", si bien el respaldo de EE.UU. es una ventaja, también implica una dependencia estratégica en diferentes grados, personalmente creo que los recelos mas fuertes provienen de un sector militar FAP acostumbrados a hacer lo que desean con la institución, de la población no lo creo y menos de la mayoría de los políticos.
Salud!
El Gripen E tal vez será un excelente caza cuando la experiencia operativa lo corrobore, hoy es la apuesta de solo 2 países, coincido en que la capacidad para operar en condiciones "austeras" —propias de la doctrina sueca— podría ajustarse al entorno operativo del Perú siempre y cuando se invierta lo suficiente como para aprovechar esa cualidad táctica y se trabaje en doctrina para convertirla en ventaja competitiva respecto a las otras fuerzas aéreas de la región.
La Fuerza Aérea del Perú podría emplear tácticas de "guerrilla aérea" en escenarios desfavorables donde los Gripen E se puedan dispersar en algunos puntos del territorio nacional. Pero ese es un escenario limitado y la realidad operacional global ha demostrado que siempre son necesarias las bases aéreas.
El F-16 Block 70 como opción para el Perú tiene razones de peso que trascienden lo técnico.
La Fuerza Aérea del Perúque necesita un empujón externo, una fuerte influencia, capaz de provocar un cambio drástico en la doctrina y estructura organizacional de la institución. Por peso geopolítico ni Suecia ni Francia están en capacidad ofrecernos esto, EE.UU. y la USAF sí.
La evidencia empírica dice que las organizaciones no se transforman solas, generalmente la acción proviene de agentes externos.
Hoy, la FAP no solo debe modernizar sus equipos, sino replantear su forma de operar y pensar, su estructura necesita reinventarse. La adquisición de nuestro caza de combate no debe reducirse a capacidades técnicas: detrás de cada avión hay un paquete de doctrina, logística, cultura operativa y gepolítica.
El F-16 ofrece algo más: una transformación interna obligatoria. La relación con la USAF impone estándares y prácticas modernas que nos obligan a evolucionar. Este tipo de transformación difícilmente provendría de una modernización interna gradual, sino de una influencia externa que imponga nuevos estándares. No se trata solo de recibir cazas de combate, sino de acceder a entrenamientos conjuntos, doctrinas probadas y participación en ejercicios internacionales de gran nivel.
Programas como el IMET (International Military Education and Training) permiten que nuestros pilotos y técnicos entrenen con algunas de las fuerzas más avanzadas del mundo, forzando una revisión de procesos y elevando el nivel profesional. Exponer a nuestro personal a estas experiencias es clave para empujar a nuestra institución militar a adoptar una nueva cultura organizacional que transforme la FAP por completo.
Además, la cercanía con EE.UU. garantiza una logística sólida y sostenida. Con varios países vecinos operando el F-16 (Chile, y posiblemente Colombia y Argentina), la interoperabilidad y disponibilidad de repuestos podrían ser más accesibles mas aún si podemos negociar compras conjuntas, lo que asegura operatividad a largo plazo. La cadena de suministro global del F-16 —a diferencia de la aún incipiente del Gripen E o la más focalizada del Rafale, representa una ventaja estratégica innegable.
Ciertamente el Gripen E ofrece beneficios como transferencia tecnológica y autonomía operativa. Pero seamos realistas: ¿cuánto puede influir Suecia o Brasil en la cultura organizacional de la FAP o en un proceso de reingeniería? . La relación entre Saab y Embraer es técnica y estratégica, de eso no cabe duda, pero responde a los intereses brasileños en la región . Con el F-16, en cambio, el cambio sería integral: planificación, mantenimiento y operaciones adoptarían estándares internacionales probados y conocidos, eficaces en tiempos de paz y en tiempos de guerra.
En un entorno regional inestable, a nivel político y geopolítico, el respaldo político y doctrinal de EE.UU tiene un alto valor para los intereses del país . El F-16 Block 70 no es solo un caza de combate; sería un catalizador de cambio.
Nuestra historia es clara: desde los 70 hasta hoy, hemos operado casi 300 cazas de combate, pero jamás alcanzamos la operatividad plena, tampoco logramos implementar programas de mejora de media vida mucho menos hemos logrado desarrollar procesos de Upgrade por responsabilidad propia y por conocidos problemas en la gestión institucional. Esto debe cambiar. EE.UU., con la USAF y el F-16 Block 70, pueden impulsar esa transformación que tantos exigimos para nuestra institución militar.
Este no es un tema de marcas ni de banderas. Es apostar por una FAP profesional, moderna y preparada. Quienes defendemos esta postura no lo hacemos por simpatía hacia un país, sino porque queremos lo mejor para el nuestro a pesar de que el F16 no sea el mejor caza de combate, pero si el más probado, el mas eficaz y tal vez el mas eficiente dada la magnitud de su red logística.
Es entendible que exista resquemores internos respecto a la "dependencia política", si bien el respaldo de EE.UU. es una ventaja, también implica una dependencia estratégica en diferentes grados, personalmente creo que los recelos mas fuertes provienen de un sector militar FAP acostumbrados a hacer lo que desean con la institución, de la población no lo creo y menos de la mayoría de los políticos.
Salud!


