Noticias de la Armada Argentina (ARA)

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nico22

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Fundación Histarmar

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Una inusual imagen de la cubierta de vuelo del Rompehielos ARA Alte Irizar. Vehículos a Rueda VAR LARC-5 en tránsito.
(Foto CMS)
 

Merchant Marine one

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30° aniversario del Servicio de Análisis Operativo, Armas y Guerra Electrónica​

La constante innovación es el desafío que incentiva la labor de este destino de la Armada Argentina.


DOMINGO 27, FEBRERO 2022




Créditos: Gaceta Marinera Digital
 

Merchant Marine one

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Moderador
Desde su génesis, en febrero de 1992, el Servicio de Análisis Operativo, Armas y Guerra Electrónica (SIAG) de la Armada Argentina ha mantenido su función principal como autoridad de coordinación y de evaluación de los aspectos doctrinarios y de alistamiento naval operativo relacionados con los Sistemas Automatizados de Comando y Control Operativo (SACCO), Sistemas de Armas y de Guerra Electrónica.
En estos 30 años, el SIAG ha realizado aportes transcendentales en el mantenimiento y desarrollo de los sistemas informáticos de las unidades operativas, y en el desarrollo de los adiestradores y simuladores en técnicas y tácticas que se utilizan en la instrucción del personal de la Armada.
Entre sus funciones complementarias, afrontó uno de sus mayores desafíos. Fue a partir de la interacción con otras instituciones, direcciones y universidades que se comenzó a explorar el área de desarrollo e investigación de nuevas tecnologías que solucionaran posibles inconvenientes de las unidades operativas. Nuevos desafíos operativos y la necesidad de información en tiempo cuasi real, fueron algunos de los primeros incentivos en esta área de trabajo.
El personal del Servicio –y de su mano, las instalaciones– debían actualizarse, instruirse en nuevas herramientas, capacitarse en nuevas tecnologías, adelantarse a lo que venía, adecuar los procedimientos de trabajo por otros en los que se aprovechara la labor en equipo y el esfuerzo conjunto.
Este cambio en la cultura organizacional se inició con la premisa de aprovechamiento del “know how”; recuperación de capacidades mediante ingeniería inversa; e incorporación y adaptación de nuevo hardware de uso comercial y costo accesible como prototipo de las soluciones a implementar. A esto se sumó la capacitación de todo el personal militar y civil, tanto de las áreas ingeniería como de programación, en nuevas herramientas de trabajo y de desarrollo.
Respecto del intercambio profesional, a partir de convenios con distintas universidades se dio mayor participación a los alumnos que trabajaban en pasantías y proyectos finales de carrera, acompañando distintas propuestas a través del Programa de Investigación y Desarrollo para la Defensa (PIDDEF).
También fue sustancial el aporte que realizaron los alumnos del Curso de Posgrado en Análisis Operativo para obtener la capacitación secundaria Analista Operativo. Muchos de los temas propuestos y analizados conformaron la documentación de inicio de proyectos ya concretados.
Han pasado 30 años de ininterrumpida labor del Servicio de Análisis Operativo, Armas y Guerra Electrónica, el avance tecnológico y el acceso a nuevas tecnologías conforman un reto diario, que son el incentivo que mantiene muy alto el espíritu de los hombres y mujeres, militares y civiles, que piensan, sienten y viven este Servicio.

Créditos: Gaceta Marinera Digital
 

Merchant Marine one

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En 1921 comenzó en Mar del Plata el primer curso de buceo que le permitió a la Armada Argentina adquirir esta capacidad. Fue el puntapié inicial para que, desde entonces, se realice la actividad de manera ininterrumpida.
Largo es el recorrido del actualmente denominado Servicio de Salvamento de la Armada (SISA) desde su creación, el 26 de febrero de 1992. Tres años más tarde, pasó a denominarse Servicio de Salvamento y Defensa QBN de la Armada, incorporando el Departamento QBN del Servicio de Análisis Operativo, Armas y Guerra Electrónica, a partir del 1º de agosto de 1995.
En septiembre de 1997, cambió nuevamente su nombre, esta vez por Servicio de Salvamento y de Protección del Medio Ambiente de la Armada. Ese mismo año, este servicio, dependiente del entonces Comando de Operaciones Navales, asume las funciones de asistencia a contingencias con derrames y todo lo atinente a la gestión de residuos peligrosos.
Por cambios en la organización interna de la Armada, en 2004 nuevamente cambia su denominación por la actual: Servicio de Salvamento de la Armada (SISA), dependiente del Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada.
Múltiples capacidades, numerosas misiones
Es un servicio con múltiples capacidades de respuesta, integrado por hombres y mujeres formados en diversas especialidades: buzos salvamentistas, de especialidad Mar, maquinistas, electricistas, electrónicos y de Sanidad.
Tiene su centro de operaciones en la Base Naval Puerto Belgrano, donde se concentran el grueso de personas y medios, y cuenta también con la Estación de Salvamento de Ushuaia y las estaciones de buceo de Mar del Plata y Buenos Aires, como otros puntos de despliegue.
La misión del SISA es planificar, organizar y conducir el empleo y el adiestramiento de los medios subacuos de salvamento y de control de polución, a fin de proveer el salvamento de personal y unidades de la Armada.
Versatilidad, potencial de despliegue, variedad de trabajos, capacidad de brindar apoyo a cualquier componente militar y a la comunidad, son algunos conceptos que ayudan a entender la función que cumple el servicio.
Además, tiene por misiones la investigación subacua y la colaboración en la investigación del área marítima y fluvial y, cuando sea requerido, el salvamento de buques y aeronaves, nacionales o extranjeros.
La capacidad más reconocida con que cuenta el SISA es la de realizar buceos de gran complejidad. Sus buzos están capacitados para realizar trabajos subacuos tales como soldar, cortar, reflotar y recuperar material, entre otros.
Por eso, en las tareas de salvamento, bucear no es el fin sino el medio. Para ello, desde el SISA se desarrollan técnicas, procedimientos y tecnologías especiales, que sumados a la diversidad de medios y el alto nivel de adiestramiento con que cuenta el personal, logran una óptima capacidad de respuesta ante necesidades reales de salvamento.
Acciones destacadas
El trabajo cotidiano de los buzos salvamentistas es mucho y muy variado. Entre las actividades de buceo que se destacaron a nivel nacional se cuentan: los buceos de saturación, desde 1976 a 1980, en la plataforma General Mosconi (YPF); un buceo de intervención a gran profundidad, identificación y filmación del buque pesquero “Altair” en 1997; y buceo de profundidad realizado con buzos de gran profundidad para la recuperación de cuerpos, inspección y filmación buque pesquero “San Antonino”, en junio de 1999.
Además, el buceo de profundidad con mezclas, realizado con buzos de gran profundidad para la recuperación de cuerpos, inspección y filmación del buque pesquero “Jesús del Camino”; y en 2006, buceos de inspección del buque pesquero “Rosario G”.
Asimismo, dentro de las actividades relacionadas con el medio ambiente es relevante el asesoramiento técnico y material de contención de hidrocarburos para mitigar el derrame y disminuir el impacto ambiental en las costas del Río de la Plata (ciudad de Magdalena) en enero de 1999.
En 1999 colaboró con la limpieza del Puerto de Mar del Plata, donde se realizó un trabajo conjunto con la Prefectura Naval Argentina para lo cual fueron asignados a la Armada Argentina el reflotamiento de los buques pesqueros “Santa Isabel”, “Primavera”, “Ana Cristina” y “Diana”. En tanto que se realizó también la limpieza de obstrucción de compuerta en la Central Hidroeléctrica de Futaleufú, en 2001.
El Servicio lleva adelante además tareas de adiestramiento anuales con otras Fuerzas y entes nacionales y provinciales relacionados al medio ambiente marino y control de la contaminación ambiental: el Viekaren en los canales fueguinos junto con la Armada de Chile; y los ejercicios Integración, Solidaridad y Respuesta Inmediata.
Además, en cada Campaña Antártica de Verano, un grupo de buzos salvamentistas son destinados a bordo de las unidades navales con la finalidad de atender las distintas contingencias que pudieran surgir relacionadas con accidentes de navíos y el control de la polución en esta zona.

Créditos: Gaceta Marinera Digital
 

Merchant Marine one

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Pinguin

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Lo veo bien..!

De hecho tuve que cambiar mi opinión sobre ésta clase de buques cuando subí a bordo de los dos primeros , Bouchard y Piedrabuena.

Sorprendentemente, a pesar del poco arrufo de éstos buques , se tienen muy bien en mar gruesa.

Abrazo!
Seria fabuloso ver la clase bonete en mar gruesa en el atlántico sur... ESO es lo que quiero ver... si las cuadernas se comportan como se estipulo, quilla firme y aletas de estabilización realmente funcionales....
Honestamente, no he leído mucho del COMPORTAMIENTO marinero de las OPV
Se que son tecnológicamente bastante avanzadas mas allá de lo que se muestra y que la operatividad es acorde y practica
Solo quisiera saber.
 
Seria fabuloso ver la clase bonete en mar gruesa en el atlántico sur... ESO es lo que quiero ver... si las cuadernas se comportan como se estipulo, quilla firme y aletas de estabilización realmente funcionales....
Honestamente, no he leído mucho del COMPORTAMIENTO marinero de las OPV
Se que son tecnológicamente bastante avanzadas mas allá de lo que se muestra y que la operatividad es acorde y practica
Solo quisiera saber.

Bueno, hasta Ushuaia llegaron sin problemas...
 

Merchant Marine one

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Combate Naval de San Nicolás: bautismo de fuego de la Armada Argentina​

Hoy se cumple un nuevo aniversario del primer combate naval de nuestro país. Fue un enfrentamiento memorable de un pueblo que reclamó su libertad ante la escuadra española.

MIÉRCOLES 2, MARZO 2022

Un día como hoy pero de 1811 se libró el primer combate naval de la historia de nuestro país. El Combate de San Nicolás es una historia de coraje, honor y de lucha incansable por la libertad, tratándose de un enfrentamiento naval librado en el río Paraná entre fuerzas fluviales españolas del Apostadero de Montevideo y la primera escuadra creada por la Junta de Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Cuando se produjo la Revolución de Mayo en 1810, los marinos, en su gran mayoría españoles y realistas, se establecieron libremente en Montevideo con sus naves de guerra para dominar las aguas. En consecuencia, las primeras escuadrillas argentinas tuvieron que enfrentarse a esta superioridad con base en Montevideo.
Fue una acción naval que culminó con la destrucción de la escuadra que representaba a la Junta Grande y con la posibilidad de aliviar el aislamiento logístico y táctico del Ejército que realizó la expedición al Paraguay. Cinco días después, la Junta ordenó al Ejército dar por terminada la campaña y abandonar la provincia del Paraguay rumbo a la Banda Oriental.
Combate naval
La apatía de los criollos por las cuestiones del mar hacía extremadamente difícil la organización de una escuadra que se opusiera al foco realista de Montevideo o brindara el apoyo necesario a las expediciones, como la del General Manuel Belgrano al Paraguay.
La primera escuadrilla, nacida gracias a la iniciativa del diputado por Salta y veterano de Trafalgar, Francisco de Gurruchaga, contó en su formación con la colaboración de una mayoría de marinos de origen francés. A fines de 1810 la Junta de Gobierno entregó al Teniente Coronel de origen maltés Juan Bautista Azopardo el mando de la primera Armada Nacional cuya misión sería proteger el avance de la expedición comandada por Manuel Belgrano.
Tres barcos constituyeron la Primera Escuadrilla: la goleta «Invencible» de 12 cañones y 66 hombres, comandada por Azopardo; el bergantín «25 de mayo» de 18 cañones y 108 hombres al mando de Hipólito Bouchard; y la balandra «Americana» compuesta por 3 cañones y 26 hombres al mando de Angel Hubac. Estos buques pequeños fueron equipados con la escasa y anacrónica artillería con que se contaba en ese momento; un total de 200 hombres de la más diversa procedencia y 33 cañones para hacer frente a la Armada Española.
El 10 de febrero de 1811 se puso en marcha la expedición río arriba por el Paraná, cumpliendo con la orden de abatir a todo buque procedente de Montevideo. La escuadrilla llegó hasta la altura de San Nicolás de los Arroyos donde fondeó; a los pocos días siete naves españolas habían entrado al Paraná en su persecución y al no encontrar vientos favorables para ir más allá de San Nicolás, se resolvió defenderse en ese puerto, armando una batería en tierra.
Los realistas, en tanto, habían seguido los movimientos de la escuadrilla mediante un eficaz servicio de espionaje, además contaban con naves de guerra superiores a las de su rival. Estas fueron los bergantines «Belén» de 14 cañones y «Cisne» de 12 cañones, y los faluchos «Fama» y «San Martín» de un cañón cada uno, acompañado y comandado por marinos de carrera adiestrados en el mar y tripulaciones veteranas y experimentadas.
En la mañana del 2 de marzo, los tres barcos se enfrentaron en proximidades del pueblo de San Nicolás de Arroyos con la mejor escuadra española comandada por Jacinto de Romarate, quien tras un combate desigual logró desbaratar el empeño de los nacionalistas.
La escuadra realista salió de Montevideo y enfiló el Paraná al encuentro de las naves patriotas. En su derrota consiguieron zafar de la varadura que los envistió y se retiraron, pero horas más tarde volvieron decididamente al ataque; ametrallaron a la “Invencible” e intentaron abordar al “25 de mayo” cuya inexperta tripulación, presa de pánico, se desbandó. Por su parte, la tripulación de la “Americana” con un rumbo en la proa y la bodega anegada, había abandonado el buque, de modo que solo resistía la “Invencible” contra todos los buques realistas, aún después de ser abordada.
Al ver la batalla perdida, Azopardo intentó volar la santabárbara, pero lo disuadieron los heridos que había a bordo y resolvió entregarse con un total de 60 combatientes patriotas que se encontraban en cubierta de la nave, entre muertos y heridos. Los tripulantes y parte de los oficiales fueron tomados prisioneros y llevados a Montevideo junto con los buques, en tanto Juan Bautista Azopardo debió permanecer en prisión hasta 1820 en España. Debido a una insurrección que estalló en la península ibérica, consiguió ser liberado y regresó a Buenos Aires, donde el Gobierno lo reincorporó al servicio con el grado de Teniente Coronel de Marina.
Azopardo murió en 1848 y sus restos descansan en San Nicolás de los Arroyos, en un monumento ubicado en calle Pellegrini y la Barranca. El sitio está indicado con una columna erigida en su memoria para homenajear la Batalla Naval de San Nicolás, tiene 26 metros de altura y está revestida en mármol; y sobre sus laterales norte y sur están plasmados textos en bajo relieve que exaltan las acciones navales allí ocurridas.
Este combate significó el bautismo de fuego de la incipiente Marina de Guerra de nuestro país. La derrota no dejó dudas en cuanto a su contundencia; tampoco respecto de la necesidad de dominar las aguas para tener oportunidad en la causa emancipadora. Además, el Combate Naval de San Nicolás dejó el sentimiento que caracteriza a la Argentina en las luchas por la libertad: es mejor perder la vida antes que no luchar.


Créditos: Gaceta Marinera Digital
 

Merchant Marine one

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Moderador

Almirante Guillermo Brown: prócer de todos los argentinos​

El Gran Almirante, padre de la Armada Argentina, luchó por nuestra Patria desde la época de la Independencia.

JUEVES 3, MARZO 2022

Guillermo Brown, figura ejemplar de nuestra historia naval, nacido en Foxford, Irlanda, el 22 de junio de 1777, vivió en esa tierra hasta los 9 años cuando su padre decidió emigrar hacia Filadelfia, Estados Unidos.
Fue allí donde, ya huérfano, despertó a muy temprana edad su pasión por el mar, embarcándose a las órdenes de un capitán norteamericano.
Llegado en 1809 al estuario rioplatense se radicó en Montevideo, dedicándose al comercio a través de un servicio de transporte entre Buenos Aires y la Colonia, derrota que cumplía en un buque que había adquirido en sociedad: la fragata “Industria”. Fue justamente el apresamiento de esta fragata por parte de un buque español y las medidas que adoptó después, los que pintaron desde un inicio la determinación y el espíritu indoblegable que caracterizaron su personalidad.
Cuando el 1º de marzo de 1814 el Director Supremo Gervasio Antonio Posadas firmó el decreto por el que se lo designaba Teniente Coronel y Jefe de Escuadra, Brown contaba con 37 años y llevaba navegando 25.
Llegaba así a desempeñar este alto cargo con un profundo conocimiento de la organización y régimen interno de los buques de las Marinas de la época y una gran experiencia y acabado conocimiento del Río de la Plata y aguas circundantes.
Este nombramiento marcó el inicio del glorioso destino de nuestra Marina de Guerra y de quien sería, a partir de ese momento y para siempre, su Almirante inmortal.
La toma de Martín García significó su bautismo de fuego. Siguieron a Martín García, duros y cruentos combates como El Buceo, Arroyo de la China y Montevideo, que sirvieron para acabar con el dominio hispano en aguas del extremo sur del continente.
Requerido nuevamente en 1825, dio más muestras de su ingenio y de su brillante capacidad de organización, formando casi de la nada una nueva escuadra para enfrentar al Imperio del Brasil.
Es así como durante más de tres años defendió nuestras fronteras con inquebrantable vocación de servicio, férreo tesón y valor, en numerosas batallas, tales como Los Pozos, Sarandí, Quilmes, Juncal y Monte Santiago.
Sin embargo, no fue ésta la última vez en que el gran Almirante se puso, desinteresadamente, a las órdenes de las causas patrias. Entre 1841 y 1845 fueron solicitados, una vez más, sus servicios, interviniendo en acciones navales destinadas a frenar la intromisión de potencias extranjeras en nuestras aguas.

Grandeza ética y moral​

A esta reseña de su actividad al servicio de nuestro país, que ya de por sí demuestra la obra de un hombre que sobresalió sobre sus contemporáneos, hay que agregarle, para ser justos a su memoria, el hecho de haberla realizado en una época muy difícil de nuestra nacionalidad.
Las carencias y el cúmulo de dificultades que debió afrontar para cumplir con sus obligaciones, hubiesen doblegado o desalentado a más de uno.
Se luchaba por la libertad de nuestra incipiente Patria, con divisiones internas, asediada por un enemigo poderoso, con graves carencias de medios materiales e incluso de hombres que estuviesen preparados para combatir en el mar. Asimismo, Brown luchaba contra la incomprensión de todos aquellos que no valoraban la importancia del mar, no sólo como escenario de lucha, sino también como factor determinante del futuro.
Se sobrepuso a todas estas adversidades y con decisión, coraje y voluntad no solo organizó y preparó nuestros buques sino que enfrentó con éxito a enemigos superiores en medios y número.
Así como nunca desoyó el llamado de la Patria, cuando ésta lo necesitó, nunca aceptó intervenir en las luchas internas de la Nación, siendo su palabra tan respetada en la paz como su arrojo y valentía en la guerra.
Su impronta ha quedado grabada a fuego en la Armada, signando con su ejemplo el estilo y los valores esenciales que desde entonces marcaron el rumbo de todas las generaciones de marinos hasta nuestros días.
Su obra sigue siendo un ejemplo, obra lograda por un hombre de carne y hueso, pero que poseía una firme determinación, una voluntad inquebrantable y una grandeza ética y moral, puestas sin reservas al servicio de la República.
“Irse a pique antes que rendir el pabellón” fue la orden de Brown en la mañana de Quilmes, en la que sólo la “25 de Mayo” al mando de Espora, con el Almirante a bordo, protegida apenas por el único cañón giratorio de Rosales en la goleta “Río de la Plata”, enfrentaron una flota imperial de veintiún naves. La “25 de Mayo”, desarbolada, era un pontón al terminar el día; pero había cumplido su misión y los realistas del Brasil no avanzaron más allá, por respeto al bravo valor de los marinos argentinos.
El 3 de marzo de 1857 falleció al mediodía el Almirante Brown, pero su impronta sigue viva en la Armada que fundó. Puede descansar en paz y seguro de que, mientras haya hombres y mujeres capaces de enfrentarse con la muerte en defensa de la Patria, de sus instituciones y de su territorio, dando todo de sí, hasta la vida, para cumplir la severa orden de irse a pique sin arriar el pabellón, la integridad nacional estará asegurada.

Créditos: Gaceta Marinera Digital
 
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