A través de la publicación de un comunicado de prensa, el gobierno de Suiza ha indicado que va a reducir el número de nuevos cazas furtivos F-35A que serán adquiridos a los EE.UU., argumentando que el aumento sostenido de costos no le permitiría avanzar en la compra de las 36 aeronaves originalmente prevista. Particularmente, la operación cuenta con un presupuesto de 6.000 millones de francos suizos (unos 7.500 millones de dólares) que ya fue aprobado por el electorado en un referéndum realizado durante el año 2020, límite que el actual gobierno planea respetar con un reajuste en la cantidad de aviones que finalmente serán incorporados y sin ampliarlo con créditos adicionales.
Ampliando en detalles, las autoridades suizas han notado el impacto que representa un aumento de 1.300 millones de francos suizos para llevar a cabo la compra, el cuál fue anunciado de forma unilateral por Washington y que tornaba inviable la operación en sus términos originales. Puesto en palabras de las autoridades del país europeo: “Debido a sobrecostes previsibles, mantener el número originalmente planeado de 36 F-35A no es financieramente viable.” Si bien se afirmó que se buscará sumar la mayor cantidad de aeronaves posibles dentro de los límites presupuestarios definidos, aún se carece de precisiones en materia de cuantos F-35 serían abarcados por el acuerdo, más aún considerando los costes asociados a la compra de armamento, apoyo técnico y obras para readecuar la infraestructura del país.

Según se afirma en reportes locales, el Ministerio de Defensa ahora deberá trabajar en una propuesta definitiva para ser presentada durante el mes próximo, evaluando cuáles son las principales prioridades del país para el 2026 y 2027; a partir de lo cuál se analizarán potenciales compras complementarias a futuro que deberán seguir el mismo complejo proceso de aprobación. Particularmente, cabe recordar que Berna mantiene un esquema que somete a sus compras de armamento por grandes montos a la aprobación tanto del gobierno como de la ciudadanía, lo que en el caso del F-35 ocurrió por un estrecho margen y con la aprobación de los montos a invertirse antes de que sea seleccionado el modelo de aeronave.
Resulta de utilidad recordar en este punto, que el proceso de adquisición hasta ahora aludido busca poder dotar a la Fuerza Aérea Suiza con nuevos cazas que le permitan sustituir a su antigua flota de aviones F/A-18 C/D Hornets y F-5E/F Tiger II, previéndose que estos últimos dejen de prestar servicio en el 2027; con cronogramas que sin embargo preveían la llegada de los primeros F-35 durante este año. Resulta interesante traer también a colación, que el F-35 enfrentó las candidaturas del caza Eurofighter Typhoon, del Dassault Rafale y del F/A-18E/F Super Hornet, siendo el modelo furtivo aquel que venció con sus cualidades técnicas y previsiones de costo que giraban en torno a los 5.480 millones de dólares al iniciarse la operación.

Por otra parte, el gobierno suizo también dio a conocer sus preocupaciones en lo relativo a los elevados costes que el F-35 trae consigo a la hora de garantizar su operatividad a lo largo de su vida útil, considerando además la mencionada necesidad de realizar trabajos en las bases donde vayan a ser albergados. En suma, existen debates en torno a la actualización conocida como Bloque 4, la cuál brindaría al avión importantes mejoras en sus capacidades tales como un nuevo radar y capacidades de guerra electrónica adicionales, entre otros elementos. A fechas actuales, las aeronaves configuradas a ese estándar están previstas para ser entregadas poco después de que Suiza incorpore su flota, lo que lleva a pensar en costos incluso mayores si el país tiene la intención de actualizar sus plataformas.
Si ampliamos la lente sobre los planes a mediano y largo plazo, es menester considerar también que ya en el año 2017, Berna daba a entender que sus fuerzas deberían poder contar con una flota de entre 55 y 70 aeronaves de combate modernos para satisfacer sus requisitos estratégicos. Viendo que se trata de un número considerablemente mayor al que se sumaría con la compra de los F-35, los analistas ya han comenzado a especular con que Suiza no sólo opte por reducir la flota a ser adquirida, sino que incluso opte también por un modelo de prestaciones menores para reforzar su flota; de forma similar a lo que ocurre en la actualidad con los F/A-18 y los F-5.

Otra de las posibilidades analizadas, pero ya descartadas por el gobierno suizo, ha sido la opción de abandonar sus pretensiones plasmadas en acuerdos de compensación industrial por la compra; lo que habría permitido reducir costes. Al entender de sus principales autoridades, este es un aspecto necesario para que el país no sólo logre impulsar a su industria local, sino que también, para aumentar su conocimiento del diseño y desarrollar capacidades propias para poder llevar a cabo su mantenimiento con mayor autonomía. Esto último también ha sido un punto débil de la adquisición para aquellos que prefieren optar por un caza de diseño europeo, en tanto se cree que existirían mayores facilidades para lograr acuerdos de esta índole, a la vez que se contribuye a la reducción de dependencia con equipos de origen estadounidense en momentos de frágiles relaciones entre los actores a ambos lados del Atlántico.
Por último, aunque no menos relevante, cabe recordar que Suiza no sólo está en proceso de negociar con los EE.UU. la compra de los cazas F-35 para reforzar su defensa aérea, sino que también pretende sumar nuevos sistemas Patriot como parte de un programa mas amplio conocido como Air2030. En detalle, Berna está a la espera de sumar cinco sistemas de lanzamiento de la variante PAC-3 junto al mismo número de radares del tipo AN/MPQ-65 y 72 misiles, para lo que debería invertirse un monto cercano a los 700 millones de dólares. Se trata de una venta ya aprobada por Washington, pero que a causa de la guerra de Ucrania, se encuentra demorada al igual que ha ocurrido con las adquisiciones de otros países.
*Imágenes empleadas a modo ilustrativo
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