En lo que constituye un duro golpe al desarrollo y consolidación de nuevas capacidades de combate, ataque y apoyo de fuego de largo alcance, a finales de la jornada de ayer, 9 de septiembre, el gobierno español confirmó oficialmente la anulación de los contratos para el desarrollo y adquisición de nuevos sistemas de artillería de cohetes SILAM y misiles anticarro SPIKE de origen israelí. La anulación de estos acuerdos se da en el marco de las cada vez más tensas relaciones diplomáticas entre España e Israel por la situación en la Franja de Gaza, impactando ahora en dos programas de gran relevancia para las Fuerzas Armadas del país ibérico.

Desde finales del pasado año, el gobierno español viene impulsando la suspensión de contratos y licencias con firmas israelíes, las cuales son algunos de los principales proveedores de las Fuerzas Armadas españolas en materia de sistemas de armamento, pero también de comunicaciones y otros equipos.

A finales de octubre de 2024 se confirmaban presiones desde diversos ámbitos y sectores para que España finalizara sus acuerdos de adquisición de equipamiento militar con empresas de Israel. Hasta la fecha, dos importantes programas parecían estar fuera de esta situación por su relevancia para la incorporación de capacidades en el Ejército de Tierra.

Más precisamente, el desarrollo del Sistema Lanzacohetes de Alta Movilidad (SILAM), basado en la plataforma PULS de Elbit Systems y destinado a recuperar, así como a expandir, capacidades de apoyo de fuego de artillería de cohetes perdidas con la baja sin reemplazo de los lanzacohetes Teruel.

Por el lado de las capacidades anticarro, el ejecutivo español había suscrito toda una serie de acuerdos con la empresa RAFAEL, a fin de ejecutar entre el periodo 2023 y 2027 la adquisición de nuevos SPIKE LR2, destinados a reemplazar a los antiguos MILAN y M47 Dragon.

La anulación de los contratos implica, a su vez, el final del desarrollo y consolidación de capacidades industriales locales, ya que ambos programas estaban listados para la participación de importantes empresas nacionales del sector, involucradas en cuestiones tales como el diseño, producción y provisión de los sistemas de artillería de cohetes y misiles para el Ejército de Tierra. Además, significa para la fuerza un duro revés en sus planes de reequipamiento en línea con los objetivos y metas fijados por el Plan Fuerza 2035.

Por último, con la anulación de los contratos oficializada, es presumible que desde el Ejército de Tierra y el Estado Mayor de la Defensa se inicien nuevos procesos de evaluación de candidatos y alternativas locales y europeas disponibles para el reemplazo del nonato SILAM y los misiles SPIKE LR2. No obstante, esto impactará en la incorporación de capacidades que, tal y como lo demuestra la guerra ruso-ucraniana, son indispensables para cualquier fuerza militar moderna que se precie de serlo.

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